El activo femenino

15/03/2006
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
El trabajo doméstico no se paga, por desgracia para muchas mujeres, a precios de mercado. Ni siquiera forma parte del Producto Interior Bruto (PIB) de un país. Si se le pusiese precio, es probable que en muchos países de Asia o África, donde es difícil que la mujer aspire a puestos de trabajo remunerados, se tuviese un mayor aprecio por las niñas y se evitasen los abortos selectivos. China. El dragón asiático despierta poco a poco, pero con una gran desigualdad entre hombres y mujeres. Entre otros motivos, la política del hijo único ha hecho que nazcan unos 117 niños por cada 100 niñas, cuando en el resto del mundo son unos 107 por cada 100. En el país asiático, los varones aseguran la permanencia del apellido familiar y son un sustento más seguro que las mujeres para la vejez de los padres. Además, tienen un papel preponderante en las tradiciones y ritos chinos. Por ello, los abortos selectivos están a la orden del día. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU), en China se producen cada año entre 300.000 y 700.000. Aunque este tipo de abortos a la carta son ilegales, en muy pocas ocasiones son perseguidos por las autoridades. Ya hay un 10% de diferencia entre el número de niños y el de niñas en el país, lo que se está convirtiendo en un granve problema. Pero las familias no saben de alta política, y pueden gastar sin apenas dudarlo un 10% de sus ingresos mensuales para conocer el sexo del feto. Se trata de un problema cultural pero también económico. De hecho, en India, hay carteles en algunos municipios que aseguran que conocer el sexo del feto antes del nacimiento puede ahorrar grandes cantidades de dinero en el futuro. Otro gran país emergente y asiático con desajustes en el número de nacimientos de niños y de niñas. En octubre, el FPNU advirtió de que los abortos selectivos e infanticidios pueden tener graves consecuencias sociales para India. En este país también son fundamentales las tradiciones y la cultura para justificar esta aversión a las niñas. En primer lugar, la manutención de los padres en su vejez, imposible para la mayoría de las mujeres, que pasan a depender de la familia de su marido. Además, cuando una mujer se casa en India, su familia debe pagar a la de su futuro esposo una dote sustanciosa. Una vez casadas, la mayoría de las mujeres tienen que volver a pasar por el mismo calvario que sus madres. En muchos casos no son del todo aceptadas por la familia del marido hasta que no tienen un hijo. Por ello están dispuestas a hacerse todo tipo de pruebas y abortar si es necesario. Las normas sociales mandan. Según la revista The Lancet, en los últimos 20 años se han practicado en India unos 10 millones de abortos selectivos de niñas, aunque en teoría las interrupciones del embarazo por motivos de género son ilegales desde 1994. En torno a medio millón de niñas no han emitido el primer llanto cada año desde hace veinte. Ya es duro que, como denuncia Amnistía Internacional, 36 países mantengan leyes discriminatorias contra la mujer. Pero no lo es menos pensar que muchas ni siquiera llegan a nacer por motivos culturales y económicos. Cambiar las tradiciones es complicado, pero es algo más fácil con dinero en el bolsillo y las necesidades básicas cubiertas. Por ello, los gobiernos chino e indio quieren promocionar la igualdad de sexos a través de, entre otras medidas, una ayuda económica anual a las familias con hijas cuyos padres tengan más de 60 años. Valga como primer paso, pero no es suficiente. La incorporación masiva de la mujer al mercado laboral es el verdadero reto y la solución más duradera para acabar con el desequilibrio entre nacimientos de hombres y mujeres que podría acabar en tragedia. En los países donde ha sucedido, no sólo se ha reducido la desigualdad, sino que también ha disminuido el crecimiento de la población, otro grave problema para ambos países. Si el trabajo doméstico sigue sin ser retribuido, al menos hay que dar a las mujeres educación para que lleven a cabo otro tipo de actividades. Las mujeres son un gran activo. Modificar las tradiciones para que su papel sea reconocido es uno de los grandes retos de futuro para estos países asiáticos emergentes. - Sergio Rodríguez, Periodista. Centro de Colaboraciones Solidarias
https://www.alainet.org/es/articulo/114602?language=en

Del mismo autor

Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS