La filosofía ad usum delphini (1)

26/05/2006
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En estos días estamos recibiendo información acerca de una especie de renacer de la filosofía para la gilada diría un reo. Así, desde hace unos quince días viene siendo promocionado por el diario Página 12, vocero de la izquierda progresista, un curso de filosofía ha publicar todos los domingos por Juan Pablo Feinmann, seguramente el más popular filósofo de nuestra generación. Y hoy en La Nación diario, uno de los voceros más renombrados de los policías del pensamiento único, Umberto Eco, viene a escribir también sobre el tema afirmando: “se están multiplicando los lugares y las ocasiones en que el gran público se vuelve a proponer la filosofía”(2). ¿Qué es lo que pasa? De golpe descubrieron la veta de la filosofía para seguir lucrando a costilla del popolo crasso. No, claro que no, si estos “filósofos”, como los viejos sofistas griegos hace rato que sólo filosofan si se les paga. Y les pagan muy bien, por cierto. La razón es otra: Es que el pensamiento progresista en todo el mundo, la variante argentina es un remedo, una mala copia, se ha quedado sin relatos. El fracaso rotundo y evidente del discurso de la modernidad les hace buscar otras alternativas. Se agotó, por contradictorio, el ideario igualitarista de la democracia liberal. Porque se mostró con toda su fuerza en estos comienzos del siglo XXI aquella sagaz observación de Platón en El Político cuando afirma: “la democracia se corrompe cuando quiere establecer la igualdad en aquellas las cosas que son de suyo desiguales”. Volver a la filosofía siempre es bueno, sólo resta saber cómo se vuelve. Es bueno, porque la filosofía es un saber que intenta establecerse sin supuestos y pretende una cierta validez universal, porque se pregunta por las últimas razones y sentido de las cosas, del hombre, el mundo y sus problemas. La cuestión es desde dónde nos preguntamos. Para nosotros es desde América y más específicamente desde Suramérica. Como afirmara el mayor metafísico argentino, Nimio de Anquín,: para nosotros el ser debe ser visto desde América (3). No sé cual va a ser el malabarismo intelectual de Feinmann, siempre ocurrente, para pensar este tiempo que vivimos, pero seguramente algún conejo de la galera sacará. Lo que sí es lamentable, es lo que acaba de hacer Eco, proponiendo un plan de lectura totalmente inconexo y de mínima utilidad para los legos. Y así propone comenzar con el Critón de Platón y seguir luego con la poética de Aristóteles, el maestro de San Agustín, sobre el hombre de Pico della Mirándola, el discurso del método de Descartes, el ensayo sobre el entendimiento humano de Locke, el cándido de Voltaire, la antropología de Kant para terminar con el Tractatus filosófico de Wittgenstein. Una especie de popurrí filosófico que pretende recorrer toda la historia de la filosofía, aun cuanto realiza un salto de mil años, de Agustín a Pico, y donde lo que se destacan son las lecturas racionalistas, iluministas e ilustradas que han conformado el pensamiento moderno, que es el que acaba de fracasar y del que paradójicamente nos quiere sacar Umberto Eco. Para intentar salir de esta atolladero en que nos encontramos mas bien tendríamos que plantearnos la resolución de los problemas que en forma de disyuntivas nos plantea nuestra época. En nuestro criterio las mismas son, grosso modo: Homogeneización o identidad, Mundo único o regiones mundiales(One world o comunidad suramericana de naciones); Crisis o decadencia; Derechos humanos o derechos de los pueblos; Multiculturalismo o interculturalismo; Pensamiento único o pensamiento disidente; Metapolítica o progresismo cultural; Pluralismo y unidad: la idea metafísica de participación(la superación de una falsa disyuntiva postmoderna). Y entonces allí se podrá hablar de una serie de autores de los que casi no se habla y menos se lee: MacIntayre, Cacciari, Cau, de Benoist, Veneziani, Trías, Piccone, Sloterdijk, Aquilino Duque, Cardini, Nolte, Jünger para limitarnos de los contemporáneos. Y de allí arrancar hacia los textos clásicos que ofrecen verdaderamente una respuesta al discurso monocorde de una modernidad agotada que nos hizo desembocar en este estado actual de cosas. Textos como El resentimiento en la moral de Max Scheler, El concepto de lo político de Carl Schmitt, La gaya ciencia de Nietzsche, el hombre político de Althusio, sobre las criaturas espirituales de Tomás de Aquino; La ciudad de Dios de San Agustín, La metafísica de Aristóteles y La República de Platón. Cualquier filósofo de profesión que con seriedad plantee un curso de filosofía para pensar en profundidad nuestro tiempo no le puede esquivar el bulto a esta bibliografía. Puede edulcorarla, puede suavizarla, pero no puede obviarla. - Alberto Buela es filósofo. Escuela de Gobierno Provincia de Buenos Aires Notas 1.- Se emplea esta expresión irónicamente para señalar publicaciones expurgadas y acomodadas al entendimiento de Delfín, el hijo de Luis XIV rey de Francia, y por extensión a todos aquellos que como niños se inician en el estudio de la filosofía. 2. La Nación diario, 27-5-06, p.37 3.- De Anquín, Nimio: Ente y Ser, Madrid, Gredos, 1962, pp.51 a 67.-
https://www.alainet.org/es/articulo/115374
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