EE.UU. en la Triple Frontera:
Cuando el enemigo duerme al lado
01/08/2005
- Opinión
El desembarque de militares de los Estados Unidos en la Triple
Frontera -área estratégica por la presencia de Itaipú y del
acuífero Guaraní- es la consolidación de un sueño que viene
desde los atentados del 11/9. A pesar de las negativas, el
hecho puede consolidar la permanencia definitiva de los
militares norteamericanos en Paraguay.
Emergencia de movimientos sociales
América del Sur vive, en los últimos años, un periodo de
actividad permanente de los movimientos sociales. En algunos
momentos, la acción de los movimientos sociales ha sido más
intensa. En otros, más tenue. Sin las amarras de la
represión de las dictaduras, y viviendo en democracias (en el
concepto liberal), el pueblo ha salido a las calles a reclamar
cambios. Por no hacerlos, algunos presidentes han sido
depuestos.
Desde 2001, tres presidentes electos por votación popular
fueron depuestos, sin contar, en los casos de Argentina y
Bolivia, a sus sucesores inmediatos. El primero fue el
argentino Fernando De la Rúa. Después, el boliviano Gonzalo
Sánchez de Lozada. Por último, el ecuatoriano Lucio Gutiérrez.
Desde la década de los 80, América del Sur ha sido sometida al
modelo neoliberal. Hoy, no tiene capacidad de retomar el
desarrollo, recuperar su atraso tecnológico, avanzar en el
proceso democrático y disminuir los problemas sociales. Es
justamente esto que el pueblo, después de elegir algunos
gobernantes de centro-izquierda -el brasileño Lula, el
venezolano Chávez y el uruguayo Tabaré Vásquez- o progresistas
-el argentino Kirchner y el paraguayo Frutos- ha demandado en
las calles de América.
Son estos gobernantes que buscan, por primera vez en los
últimos 30 años, con determinada independencia y soberanía, la
construcción de una política de integración de América del Sur,
a través de la llamada "Comunidad Suramericana de Naciones".
Y es justamente a eso que se oponen los Estados Unidos.
El movimiento social está en franco ascenso en América del Sur.
Está presente no sólo en la deposición de presidentes, sino
también en la construcción de alternativas económicas y
políticas. Obligan a los gobernantes a tomar posiciones que
contrarían los intereses norteamericanos, como es el caso de
Bolivia con relación al petróleo y gas, de Uruguay con la
cuestión del agua e inclusive con Paraguay, donde hay
movimientos callejeros contra las privatizaciones.
Históricamente, Brasil y Paraguay vivieron, y por qué no decir,
aún viven conflictos diplomáticos. Tenemos problemas sociales
en la frontera entre Ciudad de Este y Foz do Iguazú. Y es
común, por lo menos del lado paraguayo, la acusación de que la
culpa es de Brasil.
El año pasado, se tramitó en el Congreso de Paraguay un
proyecto de ley que establecía la confiscación de las tierras
de los brasileños. Más recientemente, como una forma de
inviabilizar uno de los proyectos de construcción del MERCOSUR
que contempla la constitución de un Parlamento del bloque,
Paraguay comenzó a exigir que el número de parlamentarios por
país fuera el mismo, y que cualquier decisión que se tome, en
el futuro Parlamento, fuera por consenso.
La estrategia de Washington
En esta coyuntura y en ese proceso conflictivo, los Estados
Unidos buscan hacer acuerdos bilaterales, comerciales o no,
como es el caso de México y de los países de América Central.
Además del asunto comercial, esos acuerdos avanzan en
cuestiones como legislación laboral, propiedad intelectual,
medio ambiente, recursos naturales y energéticos, salud y
educación.
Colombia y el Ecuador son considerados países clave para el
mantenimiento de la hegemonía norteamericana en la región.
Pero, con la caída de Lucio Gutiérrez y la sombra política
cada vez mayor de Chávez en la región, el futuro, en este caso,
es indefinido.
Aún antes de la caída de Gutiérrez, Estados Unidos, en julio
de 2004, con ocasión de la Asamblea General de la Organización
de los Estados Americanos (OEA), en Fort Lauderdale,
propusieron que los países que "se alejaran gradualmente de la
democracia" fueran aislados y que, si era necesario, fuera
permitida, inclusive la intervención (1).
Esa resolución no fue aprobada. No satisfechos, los EE.UU.
volvieron a la carga. Esta vez, con motivo de la reunión de
los ministros de la Defensa en Quito, realizada en noviembre
de 2004. En esa ocasión, propuso "Donald Rumsfeld, apoyado
por dirigentes colombianos y centroamericanos, elaborar una
nueva concepción de la 'seguridad preventiva' y constituir una
fuerza multinacional latinoamericana bajo el comando del
Pentágono, evidentemente", para actuar en América Latina (2).
Paraguay cede
En este contexto, el 24 de noviembre de 2004 -conforme
registro de la página Senado paraguayo en Internet-, el país
vecino suscribe un "acuerdo para intercambio de notas" que
trata de ejercicios e intercambios militares con Estados
Unidos.
Este acuerdo fue introducido en el ordenamiento jurídico
paraguayo por la ley Nº 2.546/04, que prevé 5 ejercicios
militares conjuntos entre los meses de enero y junio de 2005.
Sin embargo, todo indica, que el acuerdo fue prorrogado por el
comunicado Nº 282, enviado el último día 7 de junio por el
Ejecutivo de Paraguay.
En la comunicación, el gobierno paraguayo solicita el "ingreso
en el país de tropas de las Fuerzas de Estados Unidos de
América, con armas, equipamientos y municiones, a fin de
realizar ejercicios e intercambios militares bilaterales
[...]", en el periodo comprendido entre julio de 2005 a
diciembre de 2006.
El texto prevé la realización de trece ejercicios militares,
con la participación de "fuerzas especiales" y la utilización
de aviones y helicópteros. En otras palabras, este acuerdo
permite la instalación de una "base militar" norteamericana
"en el ojo del huracán" -si no permanente, por lo menos
temporal-, además de conceder tiempo suficiente para mapear
toda la región de la Triple Frontera y de la frontera con
Bolivia.
El desembarque de militares americanos para participar en los
ejercicios, inclusive en la Triple Frontera -área estratégica
por la presencia de la Itaipú y del Acuífero Guaraní- es la
consolidación de un sueño que viene desde 2001. En la época,
después de los atentados contra las torres gemelas, el sub-
secretario Douglas Feith (Defensa) sugirió ocupar esta área,
donde, según él, habría terroristas.
A pesar de la negativa, tanto de autoridades paraguayas como
norteamericanas, esta entrada puede consolidar la permanencia
definitiva de los militares de los Estados Unidos en Paraguay,
pues desde hace años un aeropuerto en la región del Chaco es
mantenido por los estadounidenses (Glass, V. Agencia Carta
Mayor, 01/07/un 2005).
¿Inmunidad o impunidad?
Los soldados y demás contingentes que participarán de los
ejercicios llegan con inmunidad diplomática aprobada por el
parlamento paraguayo el último 26 de mayo. Según la ministra
paraguaya Leila Rachid (Relaciones Exteriores), "los soldados
[americanos] tendrán las mismas prerrogativas que los
funcionarios técnicos o administrativos de delegaciones
diplomáticas que capacitan a nuestros compatriotas", y la
inmunidad total sólo sería dada a aquellos "que trabajaren en
causas humanitarias" (3).
Es común que los países suscriban acuerdos de ejercicios
militares conjuntos, con Estados Unidos o no, pero no es común
que consten en esos acuerdos la concesión de inmunidades
diplomáticas para los soldados.
Por la ley aprobada por Paraguay, todos los efectivos
norteamericanos contarán con las mismas prerrogativas de un
funcionario diplomático. O sea, el país vecino renuncia al
derecho de someter a los "visitantes" a su sistema judicial, a
las cortes internacionales, o a cualquiera otro tribunal que
no sea de Estados Unidos.
La inmunidad diplomática para soldados estadounidenses en
servicio en el exterior pasó a ser defendida, muy
recientemente, con el objetivo de resguardarlos de posibles
prácticas criminales. Ganó relieve a partir de la invasión de
Irak, principalmente en razón de los hechos ocurridos en las
prisiones de Abu Ghraib y Guantánamo.
La prerrogativa de la inmunidad diplomática está dispuesta en
la Convención de Viena. En el caso de estos soldados, vale la
pena destacar lo que dice respeto a la inviolabilidad personal
y a la inmunidad de jurisdicción penal, civil y administrativa.
Esa inmunidad significa que, por más criminal que sea la
acción de cualquiera de los estadounidenses que componen la
"tropa de entrenamiento" que está en Paraguay, ellos no podrán
ser aprendidos o detenidos. Solamente podrán ser juzgados por
crímenes de alcance penal, civil y administrativo en
tribunales de los Estados Unidos.
¿Cuánto afectará el MERCOSUR?
Todavía se debatirá mucho sobre este tema, pero otras dos
cuestiones son importantes para el debate. La primera:
cuántos serán los militares y civiles que van a actuar en
Paraguay, y si no se va a repetir lo que ocurrió en Colombia.
El "Plan Colombia" limitó en 400 personas el número de
militares estadounidenses para actuar en las operaciones de
combate al narcotráfico. Sin embargo, el Congreso colombiano,
al aprobar el plan, en julio de 2000, autorizó, además de la
presencia de los militares, la de 400 agentes de investigación
civiles" (5). Con eso, permitió que empresas como la Dyncorp,
que emplea mercenarios y ejecutan acciones militares y de
espionaje, tuvieran sus actividades legalizadas en Colombia.
La segunda cuestión guarda relación con el MERCOSUR. Cada
Estado parte del bloque tiene su soberanía preservada. Por lo
tanto, sobre eso nada que cuestionar. Pero lo que debe ser
debatido es cuánto podrá afectar a la construcción del bloque,
el hecho de que las tropas estadounidenses estén estacionadas
en Paraguay y lo que puede existir detrás de este hecho.
Un bloque de países no se construye meramente con relaciones
económicas, sino con la construcción de una identidad política,
económica, social y cultural. Un bloque solamente será
posible si las fronteras geográficas son borradas, y que los
países comiencen a mirar a sus vecinos no como enemigos sino
como compañeros de una construcción.
Sin embargo, ¿cómo hacer eso sin desconfianza, si el vecino
duerme con el enemigo?
Florisvaldo Rosinha, médico pediatra, diputado federal (PT-PR)
y presidente de la Comisión del MERCOSUR del Congreso Nacional
de Brasil.
Notas:
[1] L. Maurice, Señales de fracturas. Le Monde Diplomatique,
Ed. Brasileña, nº 65/jun.05.
[2] Ídem.
[3] Glass, V. Agencia Carta Mayor, 01/07/2005.
[4] Le Monde Diplomatique, Ed. Brasileña, nº 58/nov.2004.
https://www.alainet.org/es/articulo/116068?language=en
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- Quando o inimigo dorme ao lado 27/07/2005
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