Aún resta la aprobación del Capitolio
Colombia y EE.UU. firmaron el TLC
23/11/2006
- Opinión
El TLC fue rubricado por las delegaciones diplomáticas en Washington. Pero la oposición en el Congreso del Partido Demócrata pone en riesgo su ratificación.
Tras 14 rondas de conversaciones a lo largo de 22 meses, Estados Unidos y Colombia firmaron ayer en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington el tratado de libre comercio (TLC), que contempla la reducción de aranceles y establece normas para la defensa de la propiedad intelectual y las inversiones esencialmente.
Pero la rúbrica que se estampó ayer sólo puede entrar en vigencia cuando lo aprueben los congresos en Bogotá y en Washington, así como la Corte Constitucional de Colombia. Y la sensación térmica en la capital estadounidense es que la aprobación por parte de la mayoría demócrata del TLC va a requerir de algunos cambios sustanciales en lo acordado.
Funcionarios del Departamento del Tesoro estadounidense admiten que las cláusulas laborales van a ser renegociadas. El Partido Demócrata históricamente tiene puentes ligados con los sindicatos, que se oponen a la firma de tratados comerciales aduciendo pérdidas de puestos de trabajo en la Unión. Por lo que el gobierno de George Bush va a tener que hacer concesiones si es que quiere que el TLC entre en vigencia.
Las frases tras la firma fueron, al menos exageradas. "Esta es una victoria simbólica para la democracia en Colombia”, dijo el número dos de Comercio Exterior de Estados Unidos, John Veroneau, quien fue el que puso su rúbrica por parte de esa nación. "Este tratado es de gran importancia en el marco de la lucha denodada y sin cuartel que libra Colombia, con el decidido apoyo de Estados Unidos, contra el tráfico de drogas y el terrorismo", dijo por su parte, Jorge Humberto Botero, ministro de Comercio, Industria y Turismo colombiano.
En la actualidad, la mayoría de las exportaciones del país andino entra en el mercado estadounidense sin pagar aranceles gracias a la llamada Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA). Pero este privilegio es temporal y depende de la renovación por el Capitolio, como se pone de manifiesto actualmente, dado que esa ley expira en diciembre. Es decir que Colombia obtiene previsibilidad con el TLC, pero las condiciones van a ser las mismas que hasta la fecha, con el agravante de que el tratado elimina las barreras para que las empresas estadounidenses operen en el sector servicios y participen de las compras gubernamentales, además de proteger la propiedad intelectual en el estratégico sector farmacéutico, y establecer un mecanismo para resolver las controversias.
Estados Unidos tiene una población de 300 millones de habitantes, con una riqueza per capita de 44.315 dólares anuales, mientras que la nación sudamericana está poblada por 44 millones de colombianos, con un ingreso por habitante de 2.763 dólares.
Colombia había iniciado estas tratativas junto a Perú y a Ecuador. Lima ya firmó y ratificó parlamentariamente el TLC, y espera que el Congreso norteamericano le dé el visto bueno, mientras que Quito suspendió todas las conversaciones.
El ministro Botero se encargó de explicar los detalles del pacto, y las ventajas que, según la administración del presidente Alvaro Uribe, va a traer aparejado.
El TLC crea “canales permanentes y estables para dar acceso competitivo a productos colombianos al mercado estadounidense y, por lo tanto, para brindar alternativas reales de ingreso y empleo a millones de colombianos”, enumeró Botero, a lo que agregó que el acuerdo “abre el acceso a un mercado de importaciones 80 veces más grande que el colombiano. Estados Unidos es el mayor socio comercial de Colombia, destino de cerca del 50 por ciento” de sus exportaciones y origen de casi el 40 por ciento de sus importaciones.
Los legisladores estadounidenses buscan, ahora, que el pacto exija a Colombia acatar los estándares laborales internacionales como la libertad de asociación, el derecho a las negociaciones colectivas y la protección contra la discriminación en el trabajo, así como la erradicación del trabajo infantil. Este tipo de objeciones son las mismas que se expresan para el caso del TLC con Perú.
El TLC exige a Bogotá abrir sus mercados a más bienes agrícolas estadounidenses, a productos manufacturados y a la oferta de servicios como bancos y telecomunicaciones. El comercio binacional sumó 14.300 millones de dólares en el 2005. La maquinaria, los químicos y la agricultura lideraron las exportaciones estadounidenses, mientras que el crudo fue el producto que más envió Colombia, seguido por derivados energéticos, indumentaria y flores.
La Casa Blanca se apoyó en la mayoría republicana en el Congreso para aprobar por escaso margen el año pasado el pacto de libre comercio con Centroamérica, al cual se opuso la mayoría de los demócratas por considerar que las cláusulas laborales no eran suficientemente fuertes.
Luego de que los demócratas asuman el control de ambas cámaras del Congreso estadounidense en enero, la AFL-CIO (equivalente a la central sindical nacional estadounidense) está preparada para redoblar sus esfuerzos con el fin de que el pacto no sea aprobado.
En caso de que el Congreso en Washington desapruebe este TLC, la posición del presidente Uribe va a quedar debilitada, ya que Colombia parece haber puesto todas sus expectativas de desarrollo económico en incrementar su comercio con Estados Unidos, al igual que otros países de la región.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
http://www.prensamercosur.com.ar
Tras 14 rondas de conversaciones a lo largo de 22 meses, Estados Unidos y Colombia firmaron ayer en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington el tratado de libre comercio (TLC), que contempla la reducción de aranceles y establece normas para la defensa de la propiedad intelectual y las inversiones esencialmente.
Pero la rúbrica que se estampó ayer sólo puede entrar en vigencia cuando lo aprueben los congresos en Bogotá y en Washington, así como la Corte Constitucional de Colombia. Y la sensación térmica en la capital estadounidense es que la aprobación por parte de la mayoría demócrata del TLC va a requerir de algunos cambios sustanciales en lo acordado.
Funcionarios del Departamento del Tesoro estadounidense admiten que las cláusulas laborales van a ser renegociadas. El Partido Demócrata históricamente tiene puentes ligados con los sindicatos, que se oponen a la firma de tratados comerciales aduciendo pérdidas de puestos de trabajo en la Unión. Por lo que el gobierno de George Bush va a tener que hacer concesiones si es que quiere que el TLC entre en vigencia.
Las frases tras la firma fueron, al menos exageradas. "Esta es una victoria simbólica para la democracia en Colombia”, dijo el número dos de Comercio Exterior de Estados Unidos, John Veroneau, quien fue el que puso su rúbrica por parte de esa nación. "Este tratado es de gran importancia en el marco de la lucha denodada y sin cuartel que libra Colombia, con el decidido apoyo de Estados Unidos, contra el tráfico de drogas y el terrorismo", dijo por su parte, Jorge Humberto Botero, ministro de Comercio, Industria y Turismo colombiano.
En la actualidad, la mayoría de las exportaciones del país andino entra en el mercado estadounidense sin pagar aranceles gracias a la llamada Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA). Pero este privilegio es temporal y depende de la renovación por el Capitolio, como se pone de manifiesto actualmente, dado que esa ley expira en diciembre. Es decir que Colombia obtiene previsibilidad con el TLC, pero las condiciones van a ser las mismas que hasta la fecha, con el agravante de que el tratado elimina las barreras para que las empresas estadounidenses operen en el sector servicios y participen de las compras gubernamentales, además de proteger la propiedad intelectual en el estratégico sector farmacéutico, y establecer un mecanismo para resolver las controversias.
Estados Unidos tiene una población de 300 millones de habitantes, con una riqueza per capita de 44.315 dólares anuales, mientras que la nación sudamericana está poblada por 44 millones de colombianos, con un ingreso por habitante de 2.763 dólares.
Colombia había iniciado estas tratativas junto a Perú y a Ecuador. Lima ya firmó y ratificó parlamentariamente el TLC, y espera que el Congreso norteamericano le dé el visto bueno, mientras que Quito suspendió todas las conversaciones.
El ministro Botero se encargó de explicar los detalles del pacto, y las ventajas que, según la administración del presidente Alvaro Uribe, va a traer aparejado.
El TLC crea “canales permanentes y estables para dar acceso competitivo a productos colombianos al mercado estadounidense y, por lo tanto, para brindar alternativas reales de ingreso y empleo a millones de colombianos”, enumeró Botero, a lo que agregó que el acuerdo “abre el acceso a un mercado de importaciones 80 veces más grande que el colombiano. Estados Unidos es el mayor socio comercial de Colombia, destino de cerca del 50 por ciento” de sus exportaciones y origen de casi el 40 por ciento de sus importaciones.
Los legisladores estadounidenses buscan, ahora, que el pacto exija a Colombia acatar los estándares laborales internacionales como la libertad de asociación, el derecho a las negociaciones colectivas y la protección contra la discriminación en el trabajo, así como la erradicación del trabajo infantil. Este tipo de objeciones son las mismas que se expresan para el caso del TLC con Perú.
El TLC exige a Bogotá abrir sus mercados a más bienes agrícolas estadounidenses, a productos manufacturados y a la oferta de servicios como bancos y telecomunicaciones. El comercio binacional sumó 14.300 millones de dólares en el 2005. La maquinaria, los químicos y la agricultura lideraron las exportaciones estadounidenses, mientras que el crudo fue el producto que más envió Colombia, seguido por derivados energéticos, indumentaria y flores.
La Casa Blanca se apoyó en la mayoría republicana en el Congreso para aprobar por escaso margen el año pasado el pacto de libre comercio con Centroamérica, al cual se opuso la mayoría de los demócratas por considerar que las cláusulas laborales no eran suficientemente fuertes.
Luego de que los demócratas asuman el control de ambas cámaras del Congreso estadounidense en enero, la AFL-CIO (equivalente a la central sindical nacional estadounidense) está preparada para redoblar sus esfuerzos con el fin de que el pacto no sea aprobado.
En caso de que el Congreso en Washington desapruebe este TLC, la posición del presidente Uribe va a quedar debilitada, ya que Colombia parece haber puesto todas sus expectativas de desarrollo económico en incrementar su comercio con Estados Unidos, al igual que otros países de la región.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
http://www.prensamercosur.com.ar
https://www.alainet.org/es/articulo/118363?language=es
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