Armas de protección masiva
07/12/2006
- Opinión
Cuatro millones y medio de personas han contraído el sida durante este año, según los últimos datos de la ONU. El sida es una de las consecuencias más devastadoras de la pobreza. Siete de cada diez nuevos casos se han producido en África y el número de infectados en Asia y en Europa del Este se ha multiplicado por 20 en los últimos diez años.
En las últimas décadas se han producido mejoras en la implantación de medidas de prevención y en el acceso a tratamientos antirretrovirales, pero el número de infectados no se detiene. Onusida advierte de que existen “indicios preocupantes” en algunos países que tenían tasas de infección por VIH estables o en retroceso donde han vuelto a aumentar el número de casos.
Una de las naciones en las que se está invirtiendo la tendencia positiva de los últimos años es Tailandia. Un país que a principios de los 90 padecía esta epidemia en proporciones similares a las de África, con más de 300.000 infectados al año. Gracias a las políticas de prevención aplicadas por el ministro de sanidad, Mechai Viravaidya, el número de nuevos seropositivos durante los últimos años de la pasada década no superaban las 15.000 personas, cifra inferior a la de muchos países del Norte.
El éxito de las políticas de Mechai consistió en promover entre la población tailandesa la prevención mediante el uso del preservativo de formas que, en ocasiones, llegaban a resultar grotescas. Ha hecho que todos los policías de tráfico repartan condones en lugar de multas en los atascos de Bangkok, se ha encargado de descargar en persona camiones en aldeas remotas donde no sabían qué era un preservativo e incluso en burdeles. Llenó los colegios de cuentos infantiles en los que se explicaba la enfermedad y, lo que más éxito tuvo fue una campaña masiva de publicidad en todos los medios de comunicación. Desde entonces los condones se pueden encontrar a las puertas de los centros de educación secundaria, en las recepciones de los hoteles, en bares y restaurantes y en las máquinas expendedoras de las calles de Tailandia. “La idea era rodear el uso del preservativo de humor, para quitar la vergüenza al comprarlo”, declaraba en una entrevista al periódico español El Mundo.
Dice el Banco Mundial que las políticas aplicadas por Mechai han salvado la vida a siete millones de personas en su país, lo que es, según el mismo organismo, el mayor éxito en la historia de la lucha contra el sida. Sin embargo, advierte de que desde que este “apóstol del condón” dejó el ministerio de sanidad los nuevos casos de sida están aumentando de nuevo, sobre todo entre adolescentes que no han vivido las campañas de Mechai.
Tailandia no es el único país que ha conseguido reducir los nuevos casos mediante la información sobre la enfermedad y la eficacia de los condones para su prevención. Según la ONG Population Services Internacional, con proyectos para la lucha contra el sida en más de 70 países, Zimbabwe ha conseguido reducir en un 20% la tasa de contagios gracias a la distribución masiva de preservativos.
La información y la prevención son esenciales para poder frenar esta pandemia que ha acabado con la vida de 65 millones de personas en el último cuarto de siglo. Sólo una persona con información y con los medios suficientes para prevenir la enfermedad está libre de riesgo. El control de la sexualidad no tiene porqué ser sinónimo de fidelidad y de abstinencia. Se trata de actuar con responsabilidad y de disponer de los medios suficientes para no correr riesgos innecesarios.
El papel de los medios y de los gobiernos es esencial para acabar con tabúes y clichés que algunos defienden pese a los avances científicos. Ya han caído algunos como el de que era una enfermedad exclusiva de homosexuales, de heroinómanos, de los que necesitaban hemoderivados para transfusiones y de los haitianos.
La Iglesia reconoce que la defensa de la propia vida está por encima del quinto mandamiento (“no matarás”). El preservativo no es sólo un método anticonceptivo. Si no considera inmoral matar para defender la propia vida, ¿Por qué sigue sin reconocer el preservativo como un arma de protección contra un agresor, el VIH, que acabó con la vida de 3 millones de personas sólo durante el último año? In rubber we trust (confiamos en la goma) era el lema que acompañó a Mechai durante todos sus años como ministro de sanidad.
- Alberto Sierra es periodista. Centro de Colaboraciones Solidarias.
En las últimas décadas se han producido mejoras en la implantación de medidas de prevención y en el acceso a tratamientos antirretrovirales, pero el número de infectados no se detiene. Onusida advierte de que existen “indicios preocupantes” en algunos países que tenían tasas de infección por VIH estables o en retroceso donde han vuelto a aumentar el número de casos.
Una de las naciones en las que se está invirtiendo la tendencia positiva de los últimos años es Tailandia. Un país que a principios de los 90 padecía esta epidemia en proporciones similares a las de África, con más de 300.000 infectados al año. Gracias a las políticas de prevención aplicadas por el ministro de sanidad, Mechai Viravaidya, el número de nuevos seropositivos durante los últimos años de la pasada década no superaban las 15.000 personas, cifra inferior a la de muchos países del Norte.
El éxito de las políticas de Mechai consistió en promover entre la población tailandesa la prevención mediante el uso del preservativo de formas que, en ocasiones, llegaban a resultar grotescas. Ha hecho que todos los policías de tráfico repartan condones en lugar de multas en los atascos de Bangkok, se ha encargado de descargar en persona camiones en aldeas remotas donde no sabían qué era un preservativo e incluso en burdeles. Llenó los colegios de cuentos infantiles en los que se explicaba la enfermedad y, lo que más éxito tuvo fue una campaña masiva de publicidad en todos los medios de comunicación. Desde entonces los condones se pueden encontrar a las puertas de los centros de educación secundaria, en las recepciones de los hoteles, en bares y restaurantes y en las máquinas expendedoras de las calles de Tailandia. “La idea era rodear el uso del preservativo de humor, para quitar la vergüenza al comprarlo”, declaraba en una entrevista al periódico español El Mundo.
Dice el Banco Mundial que las políticas aplicadas por Mechai han salvado la vida a siete millones de personas en su país, lo que es, según el mismo organismo, el mayor éxito en la historia de la lucha contra el sida. Sin embargo, advierte de que desde que este “apóstol del condón” dejó el ministerio de sanidad los nuevos casos de sida están aumentando de nuevo, sobre todo entre adolescentes que no han vivido las campañas de Mechai.
Tailandia no es el único país que ha conseguido reducir los nuevos casos mediante la información sobre la enfermedad y la eficacia de los condones para su prevención. Según la ONG Population Services Internacional, con proyectos para la lucha contra el sida en más de 70 países, Zimbabwe ha conseguido reducir en un 20% la tasa de contagios gracias a la distribución masiva de preservativos.
La información y la prevención son esenciales para poder frenar esta pandemia que ha acabado con la vida de 65 millones de personas en el último cuarto de siglo. Sólo una persona con información y con los medios suficientes para prevenir la enfermedad está libre de riesgo. El control de la sexualidad no tiene porqué ser sinónimo de fidelidad y de abstinencia. Se trata de actuar con responsabilidad y de disponer de los medios suficientes para no correr riesgos innecesarios.
El papel de los medios y de los gobiernos es esencial para acabar con tabúes y clichés que algunos defienden pese a los avances científicos. Ya han caído algunos como el de que era una enfermedad exclusiva de homosexuales, de heroinómanos, de los que necesitaban hemoderivados para transfusiones y de los haitianos.
La Iglesia reconoce que la defensa de la propia vida está por encima del quinto mandamiento (“no matarás”). El preservativo no es sólo un método anticonceptivo. Si no considera inmoral matar para defender la propia vida, ¿Por qué sigue sin reconocer el preservativo como un arma de protección contra un agresor, el VIH, que acabó con la vida de 3 millones de personas sólo durante el último año? In rubber we trust (confiamos en la goma) era el lema que acompañó a Mechai durante todos sus años como ministro de sanidad.
- Alberto Sierra es periodista. Centro de Colaboraciones Solidarias.
https://www.alainet.org/es/articulo/118567?language=en
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