Nairobi, mucho más que una gran fiesta africana…
El Foro Social Mundial en marcha
22/01/2007
- Opinión
Desde Nairobi, Kenia
Muchos de los grandes temas políticos e internacionales de actualidad aterrizan por algunos días en la capital keniana. La séptima edición del Foro Social Mundial constituye un marco propicio para profundizarlos al calor de los aportes de los más variados actores sociales.
Si en Caracas 2006 - edición descentralizada del FSM- había ocupado un lugar primordial, en Kenia continuó siendo analizada. La relación entre los movimientos sociales, la sociedad civil en general, los partidos políticos y el Estado ocupó varios espacios de discusión en los últimos días. Confirmando diferencias sensibles entre los dos continentes –Africa y América Latina – y al interior de los mismos.
Cambiar la perspectiva
“No sólo es un debate esencial, sino un ejercicio imprescindible a profundizar”, afirma Antonio Martins, militante social , co-fundador del FSM en 2001 –en representación de ATTAC Brasil- y actualmente miembro del grupo “facilitador”, que apoya al cónclave africano.
Y cuando habla de esencia, Martins no duda en provocar la ira de ciertas visiones clásicas de la izquierda tradicional: “hay que revisar esas concepciones que entienden a los partidos políticos como representantes y a los movimientos sociales como representados”.
En otras palabras, que le otorgan a los movimientos un “papel subalterno, en tanto actores que deben, cada cuatro o cinco años, en el momento de las elecciones, transferir sus decisiones a los partidos”.
Martins, que reivindica el aporte significativo del Foro Social Mundial como espacio clave para debatir y construir una nueva cultura política ciudadana, pasa a la ofensiva teórica. “ Sin presión fuerte de los movimientos sociales no se modificarán los mecanismos de poder”.
Y es al joven dirigente brasilero de enumerar , en “forma telegráfica” –según sus propias palabras-, algunos de los retos que el Foro Social Mundial tiene en esta nueva etapa de la búsqueda de alternativas. “Hay que reinventar la idea de emancipación; re-elaborar el concepto de democracia a partir de la participación y seguir luchando para deslegitimar la violencia del sistema”.
Y esos nuevos conceptos –y los cambios que los mismos conllevan- “hay que implementarlos ya, desde ahora mismo”.
Y los ejemplos abundan: “ la lucha contra el SIDA en Africa para asegurar la prevención y los medicamentos necesarios a los enfermos; las nuevas variantes de economía solidaria en construcción o los programas libres de computación ya expresan retos importantes”.
Si...pero...
“Las relaciones entres los partidos y los movimientos son complejas, y están condicionadas por el poder”, responde Javier Diez Canseco, militante del Partido Socialista peruano.
Quien sale a la defensa de las estructuras partidarias, subrayando que “los movimientos sociales –y no sólo los partidos- tienen intermediaciones – ndr: negocian- con el Estado”.
Para el militante peruano hoy en Latinoamérica se dan fenómenos novedosos, tales como “la insurgencia de los pueblos originarios que tienen otra concepción de la democracia”.
La democracia participativa que esos pueblos defienden y ejercitan, prueba “que la democracia no es una invención de occidente”, asegura.
Diez Canseco coincide en defender el papel del Foro Social Mundial, entendiéndolo como el resultado de una construcción colectiva “entre movimientos y partidos”.
Y propone, de cara al futuro, una serie de códigos que permitan asegurar la correcta relación entre partidos y actores sociales: la autonomía de ambos hacia el otro; la transparencia en el intercambio: el mutuo control y un atento seguimiento a los que detentan el poder” .
La vision africana
Para Leopoldo Mansai, militante social y miembro de una ONG cristiana de Camerún, “se trata prioritariamente de redefinir la relación de la sociedad civil de su país con los partidos políticos” que fueron creados en una etapa reciente y con el objetivo de asegurar siempre la re-elección de los gobernantes.
Analizando la joven historia política camerunesa - luego de la independencia-, el analista político subraya el papel de la sociedad civil, en diálogo con los partidos, para elaborar la actual constitución vigente desde 1996 . Y para observar las últimas elecciones del 2002, evitando riesgos de fraude.
La síntesis de dos continentes distantes en cuanto a sus propias dinámicas actuales la introduce Titi Nwel, miembo de Justicia y Paz de la Iglesia Católica de ese país del oeste africano. Las prioridades del trabajo político; el estado diferente de los movimientos sociales y la diversidad en la naturaleza misma del concepto de sociedad civil, “expresan las grandes diferencias que tiene Camerún –y una buena parte de Africa- con América Latina, enfatiza.
Dinámicas diversas que, sin embargo, encontraron en el FSM de Nairobi un punto de convergencia bastante inusual. No se trataba de la luna y marte. Sino de dos regiones del planeta que a pesar de los ritmos sociales, étnicos y culturales diferentes, se reconocen cuando se miran frente al mismo espejo de la dependencia.
- Colaboración E-CHANGER
ONG de cooperación solidaria
Muchos de los grandes temas políticos e internacionales de actualidad aterrizan por algunos días en la capital keniana. La séptima edición del Foro Social Mundial constituye un marco propicio para profundizarlos al calor de los aportes de los más variados actores sociales.
Si en Caracas 2006 - edición descentralizada del FSM- había ocupado un lugar primordial, en Kenia continuó siendo analizada. La relación entre los movimientos sociales, la sociedad civil en general, los partidos políticos y el Estado ocupó varios espacios de discusión en los últimos días. Confirmando diferencias sensibles entre los dos continentes –Africa y América Latina – y al interior de los mismos.
Cambiar la perspectiva
“No sólo es un debate esencial, sino un ejercicio imprescindible a profundizar”, afirma Antonio Martins, militante social , co-fundador del FSM en 2001 –en representación de ATTAC Brasil- y actualmente miembro del grupo “facilitador”, que apoya al cónclave africano.
Y cuando habla de esencia, Martins no duda en provocar la ira de ciertas visiones clásicas de la izquierda tradicional: “hay que revisar esas concepciones que entienden a los partidos políticos como representantes y a los movimientos sociales como representados”.
En otras palabras, que le otorgan a los movimientos un “papel subalterno, en tanto actores que deben, cada cuatro o cinco años, en el momento de las elecciones, transferir sus decisiones a los partidos”.
Martins, que reivindica el aporte significativo del Foro Social Mundial como espacio clave para debatir y construir una nueva cultura política ciudadana, pasa a la ofensiva teórica. “ Sin presión fuerte de los movimientos sociales no se modificarán los mecanismos de poder”.
Y es al joven dirigente brasilero de enumerar , en “forma telegráfica” –según sus propias palabras-, algunos de los retos que el Foro Social Mundial tiene en esta nueva etapa de la búsqueda de alternativas. “Hay que reinventar la idea de emancipación; re-elaborar el concepto de democracia a partir de la participación y seguir luchando para deslegitimar la violencia del sistema”.
Y esos nuevos conceptos –y los cambios que los mismos conllevan- “hay que implementarlos ya, desde ahora mismo”.
Y los ejemplos abundan: “ la lucha contra el SIDA en Africa para asegurar la prevención y los medicamentos necesarios a los enfermos; las nuevas variantes de economía solidaria en construcción o los programas libres de computación ya expresan retos importantes”.
Si...pero...
“Las relaciones entres los partidos y los movimientos son complejas, y están condicionadas por el poder”, responde Javier Diez Canseco, militante del Partido Socialista peruano.
Quien sale a la defensa de las estructuras partidarias, subrayando que “los movimientos sociales –y no sólo los partidos- tienen intermediaciones – ndr: negocian- con el Estado”.
Para el militante peruano hoy en Latinoamérica se dan fenómenos novedosos, tales como “la insurgencia de los pueblos originarios que tienen otra concepción de la democracia”.
La democracia participativa que esos pueblos defienden y ejercitan, prueba “que la democracia no es una invención de occidente”, asegura.
Diez Canseco coincide en defender el papel del Foro Social Mundial, entendiéndolo como el resultado de una construcción colectiva “entre movimientos y partidos”.
Y propone, de cara al futuro, una serie de códigos que permitan asegurar la correcta relación entre partidos y actores sociales: la autonomía de ambos hacia el otro; la transparencia en el intercambio: el mutuo control y un atento seguimiento a los que detentan el poder” .
La vision africana
Para Leopoldo Mansai, militante social y miembro de una ONG cristiana de Camerún, “se trata prioritariamente de redefinir la relación de la sociedad civil de su país con los partidos políticos” que fueron creados en una etapa reciente y con el objetivo de asegurar siempre la re-elección de los gobernantes.
Analizando la joven historia política camerunesa - luego de la independencia-, el analista político subraya el papel de la sociedad civil, en diálogo con los partidos, para elaborar la actual constitución vigente desde 1996 . Y para observar las últimas elecciones del 2002, evitando riesgos de fraude.
La síntesis de dos continentes distantes en cuanto a sus propias dinámicas actuales la introduce Titi Nwel, miembo de Justicia y Paz de la Iglesia Católica de ese país del oeste africano. Las prioridades del trabajo político; el estado diferente de los movimientos sociales y la diversidad en la naturaleza misma del concepto de sociedad civil, “expresan las grandes diferencias que tiene Camerún –y una buena parte de Africa- con América Latina, enfatiza.
Dinámicas diversas que, sin embargo, encontraron en el FSM de Nairobi un punto de convergencia bastante inusual. No se trataba de la luna y marte. Sino de dos regiones del planeta que a pesar de los ritmos sociales, étnicos y culturales diferentes, se reconocen cuando se miran frente al mismo espejo de la dependencia.
- Colaboración E-CHANGER
ONG de cooperación solidaria
https://www.alainet.org/es/articulo/118871?language=es
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