Aguas incoherentes

02/02/2007
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Gracias a las nuevas tecnologías, acaba de circular por todo el mundo una iniciativa que instaba a todas las personas a apagar la luz y todo lo que consumiera energía eléctrica de las 19:55 a las 20:00. Cinco minutos para demostrar que está en nuestras manos reducir el consumo energético mundial. Podríamos también cerrar la llave del agua para ver que no sólo el despilfarro energético rige a la sociedad “moderna”. La gestión mundial del agua pone de manifiesto lo suicida del modelo de consumo actual.

Como ejemplo concreto tenemos los 15 hectómetros cúbicos de agua que beben cada año los 30 campos de golf madrileños. Esa cantidad abastecería a una comunidad de 200.000 personas, según Ecologistas en Acción. Sólo tres de estos campos son regados con agua reciclada, mientras los 27 restantes absorben el agua que viene del subsuelo.

De un lado del péndulo está este despilfarro. Del otro están los países menos desarrollados, muchos de ellos en el África subsahariana, donde las niñas dejan de ir al colegio para recoger el agua de los pozos o de las fuentes. En las zonas rurales de Senegal, Mozambique y Uganda, las mujeres dedican a la búsqueda de agua hasta 17 horas cada semana.

No se trata de culpar al consumo de agua en Madrid por la sequía de África, pero sí de hacer hincapié en la importancia de empezar a buscar modelos de consumo más humanos y una gestión responsable del medioambiente. La interrelación entre las cosas que nos rodean ha dejado de ser una moda de las leyes de la física moderna.

No se trata solamente de una desproporción entre los países ricos y los empobrecidos. Dentro del mundo desarrollado existen incoherencias como la de España, el país en el mundo con la proporción más grande de campos de golf por kilómetro cuadrado. Salvo por la franja del norte, la península ibérica está dominada por tierras áridas, asoladas estos últimos años por las olas de calor, la falta de lluvias y la sequía.

Además del mal uso del agua, el planeta sufre otras torturas que han despertado ciertos mecanismos de defensa de la naturaleza que luego son calificados como “catástrofes naturales”. El medioambiente sufre las consecuencias de una gestión incoherente de los recursos naturales y de la falta de compromiso del mundo desarrollado y de los países que, como China, India, Rusia y Brasil, apoyan su vertiginoso crecimiento en imitar un modelo de consumo insostenible. Este ritmo deja yermas las tierras y la atmósfera cubierta de una capa de gases que retiene el calor que despide la actividad humana, con consecuencias no sólo sobre el paisaje y las temperaturas, sino también sobre los seres humanos: sequías que provocan desplazamientos masivos, huracanes… catástrofes más extremas que dejan sin hogar a miles de personas cada año.

En la medida que aumenta el volumen de CO2 y los gases de efecto invernadero, desaparecen los bosques tropicales. Cada dos segundos desaparece bajo el hacha humana una superficie de bosque del tamaño de un campo de fútbol. Es decir, 42.300 campos cada día y más de 15 millones cada año. Las tierras suelen erosionarse al cabo de poco tiempo y favorece la desertización.

La bonanza económica de la edad de oro desde que comenzó la era del petróleo creó una dependencia de la que no ha podido escapar el hombre moderno. La explotación de la energía, especialmente la relacionada con los hidrocarburos, mueve a los grandes sectores de la economía. Estos avances le han ahorrado al hombre tiempo en transporte y aumentado su movilidad. Sin embargo, las palabras de Gandhi, hacen eco hoy. El sabio indio decía que acortar el tiempo y “reducir distancias” haría que el hombre perdiera contacto con la naturaleza y que llenara todo su tiempo libre de otras actividades. No es casualidad que la industria del ocio –una industria basada en el consumo– esté creciendo como lo hace. Queda poco tiempo para detenerse a contemplar el planeta que les dejaremos a unos hijos que se avergonzarán de nosotros si no defendemos nuestro único patrimonio.

Carlos Miguélez
Periodista

Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.

www.solidarios.org.es
https://www.alainet.org/es/articulo/119054
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