Más allá de la retórica de las palabras

02/03/2007
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  • Opinión
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El planeta se encuentra en un mes “caliente” por el que en breve podremos empezar a considerar endémico cambio climático. Muchas han sido las referencias al Protocolo de Kioto, dos años después de su entrada en vigor el 16 de febrero de 2005; discusiones, declaraciones, propósitos de enmienda… Con el resultado habitual de la última década: intenciones plasmadas en papel, sin más.

El 2 de febrero, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático presentó el cuarto informe desde su creación, titulado “Cambio Climático 2007: la evidencia científica”. Más duro que los presentados con anterioridad, se muestra más rotundo al afirmar que el ser humano es el responsable del deterioro medioambiental: “el 2 de febrero pasará a la historia como el día en que desaparecieron las dudas acerca de si la actividad humana está provocando el cambio climático; y cualquiera que, con este informe en la mano, no haga algo al respecto, pasará a la historia como un irresponsable”, declaró Achim Steiner, director del Programa de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (PNUMA).

Situación alarmante

El informe alertó de que si la situación no varía de manera considerable, el año 2100 será escenario de una catástrofe climática que causaría más de un millón de muertos así como cientos de billones de dólares en pérdidas, llegando a registrarse temperaturas cuatro grados mayores que en la actualidad. El principal responsable de las emisiones de dióxido de carbono del planeta, con una cuarta parte del total bajo su autoría, Estados Unidos, se ha convertido en el principal aliado del cambio climático.

A pesar de que el 23 de enero, el presidente Bush, en su discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso, reconoció por fin el problema del cambio climático, ha mantenido su no adhesión al Protocolo de Kioto. El pasado mes de agosto, según una encuesta realizada en Estados Unidos por Zogby International, un 74 % de la población está más convencido que hace dos años de que el calentamiento planetario es cada vez un riesgo mayor. Si a esto le unimos que Bush se encuentra ante los índices de popularidad más bajos de sus mandatos, podemos llegar a la conclusión de que este reconocimiento no va más allá de la demagogia y del populismo al no ir acompañado de ninguna medida para mejorar la situación. Sin olvidarnos de la denuncia del periódico The Guardian.

Según este diario, una fundación relacionada con Bush, American Enterprise Institute, ofrece diez mil dólares a científicos y economistas de todo el mundo para que desacrediten el reciente informe. Este lobby está fundado por una de las mayores petroleras del mundo, Exxon Mobile. De hecho, su ex presidente Lee Raymond es actualmente vicepresidente del patronato de ese centro de estudios que, además, ha recibido de este gigante del petróleo casi dos millones de dólares.

Malas expectativas para Kioto

Hasta ahora, el único documento que ha intentado regular las emisiones de dióxido de carbono para reducir el calentamiento global ha sido el Protocolo de Kioto. Tras casi una década de discusiones para que entrara en vigor, muchas han sido las voces que se han alzado alarmando de su escaso objetivo: la reducción en un 5,2 % de las emisiones del año 1990 para el intervalo de 2008 a 2012. Debía ser un punto de partida para una política en conciencia por y para el planeta, ya que los objetivos han quedado desfasados, pero con los resultados en la mano, a poco tiempo de que finalice el plazo de tiempo estimado, los hechos no hacen que seamos optimistas.

Según un informe de la Comisión Europea publicado en octubre de 2006, Austria, España, Bélgica, Dinamarca, Italia, Irlanda y Portugal no van a poder cumplir lo acordado. En el caso europeo, el compromiso de la reducción se estimó en un 8 %. De hecho, el PNUMA ha realizado un llamamiento al viejo continente para que reaccione ante una causa que en un principio y en teoría, siempre en teoría, asumió como abanderada. Sólo Suecia y Gran Bretaña siguen el itinerario establecido. Llama especial atención el caso español, ya que según las cifras, era un país que podía aumentar sus emisiones. Pero en la actualidad, supera en 38 puntos el límite máximo.

Según investigaciones de la UNESCO, el índice de aumento en las emisiones por la quema de combustibles fósiles entre 2000 y 2005 es cuatro veces mayor que entre 1990 y 2000. Justo lo contrario de lo que debería ser. China, principal país emergente y por ello con reglas distintas en lo concerniente a Kioto, es uno de los responsables de ello ya que su economía se basa en estos combustibles, sobre todo en el carbón. La justificación del monstruo contaminante asiático, que será el líder en diez años en este vergonzoso ranking de contaminadores, es su desarrollo económico, al igual que Brasil e India: si otros pudieron desarrollarse durante 150 años sin límites por el medio ambiente, ellos consideran que deben estar en la misma situación.

México también ha recibido un aviso por parte de Naciones Unidas por su dicotomía en las políticas de medio ambiente. Por un lado, consume combustibles fósiles como base de su energía y por otro, de boquilla, alaba y reconoce la importancia de frenar el calentamiento global. Australia, sin adherirse al Protocolo de la misma manera que Estados Unidos, o Canadá, que lo ha abandonado recientemente, son los países que han mostrado menos sensibilidad.

En noviembre de 2006, Nairobi; en febrero de este año, París; en abril acontecerá Bruselas y en mayo, Bangkok. Muchas cumbres, muchos informes, muchas reuniones, muchos documentos que acaban en papel mojado. Podemos seguir divagando acerca de lo que debería ser, de situaciones idílicas o atravesar la frontera de la práctica y tomar cartas reales en este asunto, sancionando a los infractores, premiando y promoviendo el uso de energías limpias. No se puede demorar aún más, el tiempo se agotó hace años.

- Christian Sellés, Periodista

Fuente: Agencia de Información Solidaria (España)
http://www.infosolidaria.org
https://www.alainet.org/es/articulo/119788
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