Congreso Nacional de Anamuri:

Documento Diagnostico

22/03/2007
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1. INTRODUCCION

Los tiempos que vivimos no favorecen a los pueblos, menos aún a los pueblos campesinos e indígenas. Cada día vemos cómo se van imponiendo condiciones, leyes y reglamentos que hacen nuestra sobrevivencia y nuestra labor difícil y trabajosa.

No tenemos acceso a la tierra que necesitamos, porque la tierra se concentra cada vez más en manos de unos pocos, incluso de las transnacionales. Tenemos cada vez menos acceso al agua, porque el agua está totalmente privatizada, incluso el agua que fluye por nuestras tierras. Estamos siendo obligados a registrar nuestros pozos, abriendo así la posibilidad que nos limiten incluso el agua para beber.

La Naturaleza y la biodiversidad están sufriendo enormemente, producto de los monocultivos, las plantaciones forestales, las fumigaciones y las industrias que contaminan sin mayor control. Han ido desapareciendo el bosque nativo, las plantas medicinales, los animales silvestres, las vertientes, los arroyos y los ríos.

El mar y los lagos no escapan de este proceso. Incluso los peces han desparecido porque las grandes empresas pesqueras han pescado a destajo y sin control. Los pescadores artesanales no tienen acceso al mar y ya no pueden vivir de la pesca. Mientras tanto, las grandes empresas de acuicultura invaden y contaminan nuestras costas, matando la fauna local a fin de producir para la exportación.

Las leyes y políticas, por su parte, están encaminadas a quitarnos el poco oxígeno que tenemos. Hoy día quieren que trabajemos para el “encadenamiento productivo”. Es decir, que produzcamos bajo contrato materia prima barata para que las transnacionales agroindustriales exporten. La agricultura de contrato nunca ha sido beneficiosa para el pequeño o mediano productor, pero hoy se nos está obligando a aceptarla. Las políticas agrícolas están siendo diseñadas de manera creciente por los empresarios, que se sientan en todos los comités asesores de las instituciones estatales, incluso el INDAP.

La asistencia técnica que recibimos es normalmente inadecuada y mala. Muchas de nuestras familias se han endeudado e incluso hemos perdido nuestra tierra por efecto directo de que nos embarcaron en aventuras productivas mal pensadas y mal fundamentadas. No se desea que continuemos produciendo alimentos. Últimamente se nos está diciendo que deberemos producir biocombustibles. Es decir, cultivos que se convertirán en combustible para los automóviles. Eso sólo significará más monocultivos, más contaminación, menos alimentos.

Nos están imponiendo, además, todo tipo de leyes de certificación y control que solamente nos quitan libertad para producir y que no mejoran la calidad de nuestros productos. Las leyes de propiedad intelectual impuestas por los tratados de libre comercio y las leyes de certificación de semillas ponen fuera de la ley a las semillas campesinas y hacen que el guardar semilla de un año para otro (algo que campesinos e indígenas hemos hecho desde siempre) sea un delito.

Nos han dicho que las nuevas políticas permitirán la creación de empleos. Pero no dicen qué harán para garantizar empleos dignos. Los trabajadores del campo, y especialmente las trabajadoras temporeras, hemos sido el fundamento del “milagro” exportador, porque se nos ha pagado miserablemente, se nos ha hecho trabajar en condiciones insalubres e indignas, y se nos han negado hasta los más básicos derechos laborales. No vemos ninguna señal clara de que eso cambiará si se crean más empleos en el campo.

En todo esto, las mujeres nos llevamos la peor parte. Históricamente se nos ha negado el acceso a la tierra y por ello tampoco tenemos buen acceso al crédito o a la asistencia técnica. Somos las trabajadoras las más explotadas y abusadas, no tenemos derecho a una jubilación digna y no se facilita nuestra labor de madres ni de cuidado del hogar. Cumplimos jornadas dobles o triples, haciendo el trabajo más duro y peligroso. Por añadidura, incluso, acaban de elevarnos la edad de jubilación.

Los tiempos que vivimos no favorecen a los pueblos, menos aún a los pueblos campesinos e indígenas.

Y sin embargo, el futuro se nos abre prometedor. Los pueblos del mundo entero están diciendo que ya no queremos más de lo mismo. Desde muchos rincones, vemos que las organizaciones crecen y se hacen más autónomas, las movilizaciones se multiplican y las luchas de muchos sectores se van uniendo.

El movimiento campesino y los movimientos indígenas formamos parte de quienes estamos a la cabeza de los movimientos populares. Hemos logrado unirnos internacionalmente, hacer crecer y fortalecer nuestras organizaciones y levantar nuestros sueños para que muchos otros campesinos e indígenas encuentren esperanza y sentido en ellos. La lucha por la autonomía, por la soberanía alimentaria, por el derecho a la cultura y la dignidad, a la tierra y el territorio, son luchas en que se ven identificados sectores cada vez más amplios.

Sabemos también que somos inmensamente capaces. Especialmente las mujeres campesinas e indígenas, somos las que aún alimentamos a una parte importante de la humanidad, somos las que mantenemos los saberes, las culturas, las semillas y la medicina. Somos capaces de dar y cuidar la vida, de mantener la solidaridad, de construir esperanza. Por sobre todo, somos capaces de luchar y seguir luchando. Mientras el capitalismo destruye o intenta destruir, nosotras seguimos construyendo.

Y en toda esta lucha sabemos, por sobre todo, que no estamos solas. Hace sólo un mes organizaciones de todo el mundo pertenecientes a la Vía Campesina nos reunimos en Mali, África con organizaciones de pescadores, pastores, pueblos indígenas, sectores urbanos y mujeres. Allí se reafirmó el compromiso de todos los participantes por construir un mundo donde:

“.....se reconozcan y respeten los derechos y el papel de las mujeres en la producción de alimentos y la representación de las mujeres en todo los órganos de toma de decisiones;
... todos los pueblos ... puedan vivir con dignidad de su trabajo, y puedan tener la oportunidad de vivir en sus lugares de origen;
... la soberanía alimentaria sea considerada un derecho humano básico, reconocido y respetado por las comunidades, los pueblos, los estados y las instituciones internacionales;
... podamos conservar y rehabilitar los entornos rurales, zonas pesqueras, los paisajes y los alimentos tradicionales, ....;
... valoremos, reconozcamos y respetemos la diversidad de nuestro conocimiento, alimentación, lenguas y nuestras culturas tradicionales, y el modo en el que nos organizamos y nos expresamos;

... exista una verdadera reforma agraria integral que garantice a los campesinos plenos derechos sobre la tierra, defienda y recupere los territorios de los pueblos indígenas, garantice a las comunidades pesqueras el acceso y el control de las zonas y ecosistemas de pesca, que reconozca el acceso y el control de las tierras y las rutas de migración de pastoreo, garantice empleos dignos con sueldos justos y derechos laborales para todo los trabajadores, y un futuro para los jóvenes del campo, ... donde se garantice el derecho a los territorios y a la autodeterminación de nuestros pueblos.”
“compartamos nuestros territorios en paz y de manera justa entre nuestros pueblos, ya seamos campesinos, comunidades indígenas, pescadores artesanales, pastores nómadas u otros;”
Nuestro Congreso es entonces un ejemplo viviente de nuestras capacidades, nuestros sueños, luchas y esperanzas. Nos juntamos en cientos de localidades, a veces no más de cuatro o cinco mujeres, a veces en asambleas de más de cien. Más de dos mil mujeres participaron en nuestro Congreso. Compartimos sueños, problemas, esperanzas, temores, risas y penas. Más de la mitad de quienes participaron son mujeres nuevas en nuestra organización. Y nos tomamos en serio nuestra consigna ¡tenemos la palabra! ANAMURI es hoy más fuerte y tiene sus ideas más claras. Hace ocho años hicimos historia porque fuimos una organización de mujeres campesinas que se atrevió a declararse autónoma y con identidad de clase, género y etnia. Hoy seguimos construyendo historia al construir desde localidades de todo el país un sueño común sobre qué país y qué vida queremos
Es en este contexto que las mujeres de ANAMURI completamos nuestro Congreso. Tenemos una tarea dura, pero somos más, y tenemos la esperanza, la fuerza y la dignidad de nuestro lado. Por todo ello, nos atrevemos a decir una vez más, ¡es tiempo de luchar, es tiempo de celebrar, es tiempo de soñar, es tiempo de construir, es tiempo de sembrar, es tiempo de participar! ¡Nosotras tenemos la palabra!

II. RESULTADOS

A continuación ustedes encontrarán los temas que surgieron del proceso de Congreso en prácticamente todo el ps, desde la primera hasta la XI ava región. Los temas propuestos por la Comisión Congreso, para motivar la discusión y análisis, fueron 7, sin embargo, la riqueza de la discusión en las regiones nos ha permitido recoger 12 temas. A continuación se presentaran los temas con un breve diagnóstico recogido de los informes regionales y algunas propuestas, ya que la totalidad de ellas serán sometidas a votación y es materia de otro documento.

1. Agua

El problema del agua emerge en casi todas las regiones como un tema de primera prioridad. Aunque no había sido incluido en el temario propuesto al inicio del Congreso, el año pasado, hoy le asignamos una alta prioridad, entre otras razones, porque emana de las necesidades y opiniones de las compañeras de todas las regiones, comunas y localidades.

Las aguas están contaminadas por pesticidas, desechos industriales, relaves y aguas servidas y se han hecho cada vez más escasas producto de la extracción por parte de las empresas, la deforestación y la destrucción de los ecosistemas. En muchas partes han desaparecido vertientes y arroyos. Incluso los ríos se están secando.

El acceso al agua es cada vez más difícil. Parte de ello es por la escasez, pero la razón principal es que el agua está en manos de grandes empresas, especialmente las transnacionales (mineras, sanitarias, eléctricas). Como el agua es privada, los más grandes desconocen y le quitan sus derechos a los más chicos.

Incluso el agua para beber está escaseando. Los pozos son cada vez más profundos, porque la extracción con grandes máquinas por parte de las empresas ha bajado las napas. Nos están obligando a registrar la aguas y con eso controlarán hasta cuánto bebemos.

El registro de aguas es difícil y costoso y no es solución. El acceso a redes de agua potable no es tampoco solución por los costos, ya que se permite a las empresas cobrar tarifas muy altas.

2. Destrucción del ambiente

La destrucción del medioambiente y la contaminación han empeorado significativamente las condiciones de vida, la salud y las posibilidades de producir por parte de las comunidades campesinas e indígenas.

Son diversos los problemas de salud que se sufren por la contaminación: alergias, intoxicaciones, deformaciones y enfermedades en los niños, cáncer, etc.,. Los cultivos son cada vez menos productivos porque la tierra está pobre y hay falta de agua, la alimentación ya no es sana, desaparecieron las plantas medicinales.

Los grandes responsables de la destrucción ambiental y de la contaminación son las grandes empresas, desde las mineras, forestales, pisciculturas y papeleras, hasta las empresas agrícolas que producen para la exportación. También está causando mucho daño la instalación de vertederos o basurales y de plantas de relave o tratamiento de desechos, muchos de ellos clandestinos. Han eliminado el bosque nativo y la producción diversificada, acaparado las aguas, contaminado el suelo, los ríos y los lagos. Las fumigaciones aéreas de los monocultivos envenenan a la gente y se hacen sin control alguno.

La política económica favorece a las grandes empresas y no hay suficientes controles y normas que impidan la contaminación y la destrucción. La CONAMA no tiene poder para proteger el medio ambiente y los organismos fiscalizadores no hacen bien su trabajo. INDAP promueve técnicas dañinas al medioambiente, como la plantación de pino y eucaliptus.

No hay mecanismos reales de participación ciudadana en la protección del medioambiente. Cuando se informa a la ciudadanía los proyectos ya están aprobados y no queda mucho por hacer.


3. Agricultura familiar campesina

La agricultura familiar campesina sigue alimentando a mucha gente de manera sana y variada, pero es absolutamente despreciada por el gobierno y por una buena parte de la población. Los programas de asistencia técnica nos han metido cultivos exóticos para la exportación, y se desprecia lo propio. Con esto se ha causado sólo endeudamiento y pérdida de la tierra.

No tenemos recursos (capital) ni suficientes créditos, ni apoyo técnico para producir. La asistencia técnica es a menudo mala, irrespetuosa de nuestros conocimientos y sin consideración por nuestras condiciones de vida y producción. Especialmente en el caso de la mujer, no se toma en cuenta todas las tareas que tenemos en la casa y en la tierra, y se fomentan producciones que requieren mucho trabajo y atención, o que son difíciles de comercializar.

Las mujeres a menudo no tenemos créditos, porque los recursos para mujeres son más escasos y su otorgamiento depende de más requisitos y de los criterios del funcionario a cargo. No se nos reconoce como dueñas de la tierra familiar.

La mala asistencia técnica es causa directa de fracasos y endeudamiento. Somos muchas las mujeres que estamos fuertemente endeudadas.

Los créditos son con intereses muy altos. Hay familias que han pagado varias veces lo que les han prestado y siguen pagando.

La escasez de nuestras tierras y la mala asistencia técnica nos han llevado a sobreexplotar y deteriorar nuestras tierras, por lo que la productividad es menor. Más y más, la agricultura familiar campesina no nos deja excedente para comercializar. Es sólo para el autoconsumo.

La separación del agua y de la tierra y la privatización del agua hacen que no podamos regar, o reguemos superficies muy pequeñas. Esto es grave porque el deterioro de los suelos hace que los suelos se sequen muy temprano en la primavera.


En el sur, las plantaciones de pino y eucaliptus han secado y erosionado las tierras, disminuyendo la producción y haciendo que desaparezca el bosque, las plantas medicinales y los animales silvestres.

La comercialización se nos hace cada vez más difícil, por la eliminación de los mercados locales y porque se persigue nuestra forma tradicional de comercializar. Los pésimos caminos y lo caro y malo del transporte también hacen difícil comercializar.

Los jóvenes no ven futuro y se van a la ciudad. Muchas familias también deben separarse para que la mujer o el hombre trabajen en la ciudad o como temporeros, porque la producción no da para cubrir todas las necesidades.

4. Soberanía Alimentaria

Hay poca conciencia del derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria. En casi todas partes se ha impuesto la idea que los alimentos son una mercancía. Sin embargo, estamos de acuerdo que la soberanía alimentaria es un derecho.


5. Derecho a tierra y territorio

La tierra en manos de campesinos e indígenas es escasa y pobre y está cada vez más amenazada por el avance de las empresas, especialmente las mineras y las forestales. La falta de agua y de capital, más el endeudamiento, han hecho que mucha gente venda su tierra o deje de cultivar.

Los territorios indígenas siguen siendo invadidos por las grandes empresas forestales, hidroeléctricas y mineras. No se reconoce el derecho de los pueblos indígenas a sus propios territorios.

Las mujeres no tenemos acceso a la tierra, sólo se reconoce a los hombres. Si queremos usar la tierra familiar, tenemos que pedirle permiso a los maridos.

La separación de la tierra y el agua implica no reconocer el derecho al territorio. Agua y tierra deben ir siempre juntos.

6. Condiciones de trabajo y empleo

Las condiciones de trabajo fue uno de los temas propuesto a ser debatido durante el proceso de Congreso. En esta oportunidad dio cuenta sólo de lo que ocurre expresamente en el trabajo asalariado, tanto en la agricultura como en la acuicultura, en sectores de la agroindustria, salmonicultura, agricultura de exportación y para consumo interno.

Como ya se dijo, el trabajo para las mujeres asalariadas es principalmente un trabajo precario y de temporada. Se encuentra desde Arica hasta la XI región, y las mujeres reiteran la sistemática vulneración de los derechos laborales, de salud, los bajos salarios, la falta de trabajo y la cesantía.

En todas las regiones sistemáticamente, cuando se refirieron al trabajo, se pudo apreciar la precariedad del empleo, el desconocimiento de los derechos laborales y la imposibilidad de ejercerlos, “listas negras”, abuso laboral, maltrato a embarazadas, problemas de higiene y seguridad, exposición a plaguicidas, extensas jornadas de trabajo, sin contrato, mal trato y perciben “como mano de obra desechable”, lo único que importa al empleador es ganar. Especial mención tienen los contratistas en algunas regiones.

En la novena región se dio cuenta que existe una selección discriminatoria de trabajadores; los mapuches no son contratados por su condición y por ser tachados de “gente conflictiva” .

En varias regiones se reitera el trabajo infantil, niños trabajadores en la agricultura, expuestos a plaguicidas, “¿que va ser de ellos en el futuro?”, si se piensa en los efectos tóxicos acumulativos que pueden llevar a producir cáncer, alteraciones en los genes y otros daños. Se esta incumpliendo la Convención Internacional de los Derechos del Niño que Chile a ratificado.

En algunos grupos de mujeres quedó en evidencia que su aporte es trascendental para sus familias aunque no sean jefas de hogar. Otras manifestaron la preocupación por sus maridos “el trabajo acá es temporal. Es complicado para nosotras porque están pagando los días trabajados, entonces en invierno, no pueden trabajar por las lluvias ¿qué hacen? El empresario explota al obrero”.

Teniendo presente que la única posibilidad de mejorar las condiciones de trabajo, de salario y, por ende, de calidad de vida, es a través de organizarse, se reitera la falta de organización sindical y la imposibilidad de negociar colectivamente. La ley de subcontratación no resuelve el tema de desprotección en el trabajo.

El modelo neoliberal implantado por la dictadura y aplicado por los gobiernos actuales se sustenta en una Constitución excluyente que impide la información para organizarse y promueve el individualismo. La ley no contempla la negociación colectiva efectiva y viable, debido a la permanente amenaza de despido. Además de la tercerización de las faenas propias de las empresas, en manos aún de enganchadores y, en el mejor de los casos, de contratistas que pagan bajos salarios y no asumen la protección de la salud y seguridad de sus trabajadoras, dejan impaga la previsión y a veces hasta el salario.

7. Acceso a Previsión Social

Se reitera también la percepción que las AFP “son pésimas como sistema previsional”. “No existe seguridad social para los campesinos y menos para la mujer campesina”. Es importante destacar que en algunas regiones, expresaron claramente el no reconocimiento al trabajo de las mujeres lo que se manifiesta en que no tienen acceso a Previsión Social, a pesar de haber trabajado toda la vida.

Se mantienen la denuncia de que los empleadores no imponen a las trabajadoras asalariadas, principalmente los contratistas.

8. Salud en los sectores rurales, en el trabajo y de las mujeres

En relación a la situación de salud de las mujeres rurales y sus familias, expresaron problemas de accesos, malos caminos, lejanías, “las personas de sectores rurales deben viajar horas, se les cambia la hora, deben seguir esperando”. Hay falta de especialistas. En algunas regiones se hizo presente la falta de reconocimiento a la medicina ancestral. Se reitera en varias regiones, la mala calidad de la atención, lo señalan como “atención indigna”.

“Los niños de… son intoxicados cuando se hacen las fumigaciones en los parronales y las familias arrancan a otros lugares”.
Como una preocupación que limita las vidas de las mujeres, su inserción al mundo laboral, está el riesgo permanente de que sus hijos “caigan en el alcohol y la droga”.

Las mujeres refieren que en algunos pueblos hay daños a la salud que estarían asociados a la minería, déficit intelectual, que se ha ido manifestando de generación en generación, probablemente por metales pesados, lo han manifestando a las autoridades de salud regionales y no se realizan los estudios correspondientes.

Daños y riesgo permanentes para la salud, por uso de plaguicidas, cansancio, por jornadas muy largas y trabajo de noche. Subida al cerro, stress, presión en el trabajo y violencia, todo ello provoca problemas de salud mental y osteomusculares. Además, a veces “se contaminan nuestros alimentos o se descomponen”.

En la tercera región se reiteró algo que ya se sabía: el consumo de medicamentos (“drogas” ) para que puedan trabajar.

En relación a la alimentación saludable, que es uno de los ejes programáticos de la política de salud, sin embargo, en Chiloé, zona de pesca, “le dan Jurel en tarro” en las comidas a los niños en las escuelas.

9. Relación con Instituciones Públicas

Se destaca que en algunas regiones, hay falta de compromiso de las autoridades públicas locales, regionales y nacionales, con las organizaciones campesinas y de mujeres.

En relación a la Inspección del Trabajo se reitera, al igual que en el año 2002, que las empresas son avisadas antes de que lleguen los fiscalizadores. No se fiscaliza el cumplimiento de la ley de salas cunas. En relación a los contratistas, no estarían haciendo bien su trabajo.

Estar informadas. Se necesita un convenio gubernamental con las empresas de comunicaciones para que la comunidad acceda a todos los medios. No está garantizado el derecho a saber, las consultas son por Internet. En el caso de COREMA y CONAMA es tremendo porque cuando se puede opinar y se realizan las consultas ciudadanas ya casi no hay tiempo.
Acá también se expresa la falta de acceso a la información lo que impide poder participar informadamente. Este problema ha llevado a la vulneración de muchos derechos, especialmente, en el último tiempo, el derecho a vivir en un país libre de contaminación.


Falta de una política municipal de participación ciudadana, de desarrollo del turismo, de caminos para potenciar el desarrollo.

Política de INDAP.
Se demoran en entregar los financiamiento, que llegan fuera de temporada. Mal sistema financiero porque es muy alto el interés, mal sistema de rehabilitación de morosos.

Mala información respecto de los programas, del sistema financiero, de la construcción de grandes proyectos que provocan impacto ambiental.

10. La educación en la infancia y juventud rural

La estrecha vinculación entre temas como la educación y la juventud es igualmente relevante en el ámbito rural como lo es en el urbano, si a la educación se la concibe como un derecho, entonces habría que considerar aspectos tales como: el acceso a ella, el impacto que tiene en la vida de los niños y las niñas y en sus familias, efectos que se manifiestan en las opciones de trabajo a las que pueden aspirar los y las jóvenes, de acuerdo a su nivel de formación, lo que se relaciona también con problemas específicos que debe enfrentar la juventud rural e indígena, especialmente asociados a la migración hacia la ciudad u otras zonas del país debido a la falta de oportunidades laborales en el campo.

Los trabajos a los que pueden optar los jóvenes en el campo se encuentran asociados a actividades temporales en industrias forestales, agroindustriales y pecuarias, todas ellas con un marcado carácter extractivo, sin valor agregado, con sueldos y condiciones de empleo precarias al igual que el resto de los trabajadores y trabajadoras del agro.

Nos preocupa lo que observamos a diario, que el aumento de la drogadicción y alcoholismo así como también de la frustración y la deserción escolar entre la juventud, tiene su origen en la falta de oportunidades laborales y en la carencia de expectativas futuras en el ámbito rural.

Según la percepción de las mujeres participantes, los profesores se conforman con conseguir los objetivos que les impone el plan de estudios, que no se condice con la realidad rural. Hay falta de compromiso. El profesor que trabaja en el campo no tiene las herramientas pedagógicas necesarias para la educación en la ruralidad y no toman en cuenta, por ejemplo, factores socioculturales que afectan a niños y jóvenes en su relación con los otros y con el educador debido a su forma de hablar, de vestir o a su timidez lo que termina afectando en definitiva su rendimiento escolar.

11. Políticas sociales de género:

Los derechos de las mujeres que, por una parte, son escasamente conocidos y menos aún los de las trabajadoras, no son respetados. De ahí que deban sufrir de maltrato y abusos en el trabajo por la violencia verbal que reciben de sus jefes, por las tareas pesadas que se les asignan, en las que no se considera el hecho que sean mujeres. También esta desigualdad de oportunidades que existe entre mujeres y hombres se expresa en las diferencias salariales que se observan entre unas y otros por la realización de una misma labor.

También existe maltrato por parte de los empleadores cuando la trabajadora no cumple rápido con la cantidad que le pide de trabajo por día. Otra manera en que esto se expresa es el hecho que se les impida la formación de organizaciones de temporeras.

Respecto del triple rol asociado a las tareas domésticas y de reproducción familiar, tareas económicas-productivas, y tareas en el ámbito organizativo, indican ellas que el trabajo campesino es de mucho desgaste físico. Además de tener hijos falta información acerca de los derechos de las mujeres y que la multiplicidad de funciones que cumplen deben hacerse visible para que sean valoradas.

Afirman las mujeres qua la violencia se da mucho porque los hombres se ponen violentos producto de la falta de trabajo que se aprecia en el campo.

Las participantes señalan que se aprecia una carencia de espacios para la intimidad y para compartir con la familia lo que también afecta la calidad de vida no sólo de la mujer sino que de todo su entorno.

12. Pobreza rural.

“Si en el campo somos pobres en la ciudad somos el doble de pobres” (región del Bio Bio). Esto se argumenta como una de las razones para permanecer en el campo y que, a la vista de lo que sucede con quienes emigran a la ciudad, tiene fundamento en la propia experiencia de las mujeres o de familiares y conocidos que lo han hecho.

La escasez de oferta laboral en el campo obliga a las mujeres a insertase en trabajos temporales precarios, inseguros, en la medida que están expuestas a trabajos que requieren de mucho esfuerzo físico, largas jornadas a la intemperie, ya sea al sol o a la lluvia, con salarios escasos, sin previsión social, exposición a pesticidas en el caso de las zonas frutícolas y al frío, las que trabajan en el salmón.

No pueden postular a casas por medio de subsidios rurales porque la escasez de sus ingresos no les permite asignar parte de ellos al ahorro necesario.

Denuncian la aplicación de injustas políticas de desarrollo basadas en el mercado y que les genera precarias condiciones económicas lo que significa endeudamiento a las pequeñas productoras campesinas, situación que las inhabilita para postular posteriormente, si no se encuentran al día en sus pagos, lo que provoca, en definitiva, un círculo vicioso difícil, si nó imposible, de romper.

Existe falta de acceso a proyectos, créditos y subsidios del Estado para la producción campesina y de programas especiales para las mujeres que tomen en cuenta la especificidad y los diversos roles que las mujeres desempeñan.

Expresan también la dificultad para participar en distintas instancias por parte de las mujeres dirigentas campesinas debido a la falta de recursos económicos, la sobrecarga de trabajo (doméstico, productivo y político) que les significa el asistir a reuniones, entre otras cosas.

13
. Organización
A ocho de vida organizacional, ANAMURI es una organización de mujeres que por su composición y diversidad se define como una organización de clase, género y etnicidad. Su objetivo central es representar las demandas, anhelos y sueños de los diversos sectores de mujeres que la integran: campesinas e indígenas, pequeñas productoras, asalariadas de la agroexportación, de la pesca, recolectoras de orilla de mar, artesanas, crianceras, cantoras y poetisas populares.
La constitución de ANAMURI nació como respuesta a: la participación creciente de mujeres en las organizaciones del mundo rural con interés de incorporarse y de contar con espacios propios autónomos y articulados para ser escuchadas en su propia perspectiva y demandas específicas para enfrentar la implantación de un modelo económico neoliberal, que aumenta las brechas de desigualdad y que va feminizando cada vez más la pobreza de campesinas e indígenas. Esto lleva a las dirigentas, alentadas por las organizaciones de base, a dar el gran salto de formar esta organización autónoma de mujeres rurales e indígenas, de carácter nacional y que ahora agrupa a más de 6000 socias.
III. REFLEXIONES FINALES

La metodología utilizada en el Congreso permitió generar un proceso paulatino de reflexión desde lo local a lo más global. Esto porque se comenzó con un trabajo en las localidades o comunas, para luego hacerlo a nivel interprovincial y finalmente regional. En todos los casos surgió el diagnóstico, que fue permitiendo el paso desde el análisis de los problemas locales y particulares, hasta los más globales.

Vinculado a lo anterior, evaluamos positivamente haber logrado, a través de un proceso lento y no exento de problemas, la incorporación de organizaciones nuevas. En otros casos se generó la necesidad de crear nuevas organizaciones y también de fortalecer las que hay. En general, se tuvo la capacidad de traspasar los problemas personales y locales para identificar aquellos de carácter más colectivo y prioritarios en las regiones. Esta capacidad demuestra una madurez importante en las dirigentes regionales y de la ANAMURI.
E
s necesario preparar y habilitar a compañeras para participar en instancias de interlocución con autoridades o instancias de negociación, pues logran tener una visión más global de los procesos sociales y de los problemas.

La posibilidad de reunirse con mujeres de otras organizaciones y de otras provincias enriqueció enormemente el proceso, especialmente porque se dieron cuenta de la existencia de problemáticas comunes, que debieran abordarse coordinadamente, lo que hace muy importante mantener las redes de apoyo, tanto para el traspaso de información como para la articulación de estrategias de acción provinciales, regionales y nacional.

La Mujeres de ANAMURI tenemos la palabra, nos dimos cuenta que tenemos opinión política en todos los niveles, propuestas de desarrollo local y de país, propuestas de políticas publicas, tenemos propuestas para el mundo global. A partir de esta sistematización del Congreso, someteremos a votación en detalle las propuestas el día 23 de Marzo. Una vez que las congresales las aprueben democráticamente, habremos construido nuestras líneas estratégicas y programáticas que guiarán nuestra organización en los próximos años.


* Presentado el día 23 de marzo de 2007, en el Centro Cultural Estación Mapocho, Santiago - Chile

https://www.alainet.org/es/articulo/120167
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