Riesgos de una infancia enganchada

12/04/2007
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Los niños están delante de una pantalla más horas que en la escuela o con sus amigos. Una imagen se repetía en las largas caravanas de Semana Santa en las carreteras españolas: los más pequeños, sentados en los asientos traseros de los coches, veían películas en DVD portátiles en el coche. Antes los niños cantaban canciones con sus padres. Entre canción y canción preguntaban con insistencia “¿Cuánto queda, mamá?”, “¿Falta mucho?”. Ahora tienen una nueva “niñera electrónica”. En casa les espera otra más habitual: el televisor. Un estudio de la revista Biologist afirma que la teleadicción es causa de muchas enfermedades que los niños desarrollan más tarde.

La televisión supuso en el pasado siglo un gran cambio en la vida familiar. Era la nueva ventana a un mundo aún desconocido y la familia se reunía de vez en cuando para disfrutarla. En cambio, hoy no es tanto un motivo de encuentro sino un medio del que se abusa con frecuencia para “pasar el rato”, y los más afectados son los niños. Muchos se sientan enfrente del televisor más de tres e incluso cuatro horas al día. Es un problema que aumenta desde hace años.

Varias enfermedades se han desarrollado entre los niños por causa de la televisión en la última década según The Lancet. Son frecuentes los problemas hormonales, la obesidad y las dificultades para la atención y el aprendizaje. Este hecho guarda mucha relación con la adicción de los niños a la pantalla. “Es el número de horas y la edad a la que se empieza a consumir televisión lo que produce efectos biológicos”, afirma el Doctor Aric Sigman.

Expertos han demostrado que ver la televisión reduce la producción de melatonina, una hormona clave, y más aún para los niños, puesto que de ella dependen el sistema inmunológico, el ciclo del sueño y la pubertad.

Otro problema es que cuando un niño está sentado tantas horas delante de un televisor olvida otras actividades mucho más sanas. La infancia debería ser sobre todo aprendizaje y diversión: jugar con los amigos, hacer deportes, ir a un parque con sus padres,... Sin embargo, la teleadicción desemboca en el sedentarismo. Además, también cambia la dieta. La publicidad, a la que el televisor les expone, refuerza sus vicios. Una tercera parte de los anuncios emitidos en horario infantil son de alimentos. De ellos, la mayoría les hablan de las “chucherías” que más tarde pedirán a sus padres.

No obstante, el mayor problema reside en la actividad intelectual que desarrolla el niño. El consumo televisivo apenas les estimula como podrían hacerlo la lectura, el teatro, la música y los juegos en grupo. El niño que lee, aprende actividades musicales y participa en deportes de equipo puede imaginar y pensar con mayor libertad, aprender los valores del compañerismo y apartarse de otro gran problema: la violencia. Como advierte el pensador José Antonio Marina, “estos aparatos crean adicción, y todo lo que sea adicción está indirectamente relacionado con la violencia porque limita la libertad de decisión del individuo”. Por eso es recomendable que el niño no vea la televisión durante más de una hora al día, aunque se trate de inofensivos dibujos animados.

Muchas veces el niño ve la televisión porque no encuentra una alternativa adecuada, a pesar de que cada día tienen más posibilidades de diversión, muchas de ellas fascinantes. En Dublín, por ejemplo, se encuentra el Ark, un centro cultural dedicado de forma exclusiva a los niños. En Londres pueden acudir a El Unicornio, donde el teatro infantil permite a los niños participar y compartir su imaginación. No obstante, cualquier idea puede ser buena si se desarrolla en grupo o con la familia. Lo importante es que aprendan a compartir.

Un televisor no debería suplantar la vida familiar. Si un objeto surge para llenar un vacío y además pone en riesgo la salud y el futuro de los niños, es necesario que sus padres atiendan esa situación, pues son los responsables. Pueden ver la televisión con ellos y enseñarles a disfrutarla en la proporción adecuada, pero también hacer otras cosas, porque la niñez no son sólo esos píxeles que emite el televisor. Al fin y al cabo, los niños reclaman sólo un poco más de atención, y la merecen toda.

- José A. Fernández Carrasco es periodista

Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.
www.solidarios.org.es
https://www.alainet.org/es/articulo/120523?language=es

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