Crónicas caraqueñas
Réquiem por RCTV
01/06/2007
- Opinión
A cacerolazos quiso detener la oposición antichavista el vencimiento de la licencia de RCTV para operar en el espacio televisivo nacional. Cuatro días de cacerolazos, sazonado por sirenas, pitos y no pocos disparos, en los barrios más connotados de la oposición no lograron cerrar el paso a la decisión gubernamental avalada por la Suprema Corte de Justicia. La concesión murió – y con ella un potente aliado del antichavismo -- para dar paso a una nueva, Tves con propósitos de programación social manejada por productores independientes, canal de servicio público.
La nueva estación, festejada masivamente por los simpatizantes del carismático presidente, es presidida por la periodista Lil Rodríguez, destacada por su labor de promoción de la cultura popular y la música afroamericana.. Es apoyada por un conglomerado interdisciplinario de profesionales, entre los cuales, óigase bien, por vez primera, participará un representante de los usuarios y uno de cada uno de los gremios respectivos. La programación incluirá gastronomía, información, opinión, deportes, dramáticos, infantiles, música, entre otros géneros, y este lunes inició sus transmisiones con una gala musical en el Teatro Teresa Carreño, de la capital venezolana.
Las algarabías nocturnas, --furiosas catarsis en las que abundaron denuestos a voz en cuello contra Chávez: "maldito", "desgraciao" y otras perlas de factura local--, sirvió de justificante para reorganizar las huestes antichavistas desmoralizadas por una novena de derrotas electorales sucesivas en donde el porciento de sufragios a favor del proceso que encabeza Hugo Chávez Frías se ha ido elevando, hasta alcanzar el pasado diciembre el 63% de los votos. Hay que reconocer que los opositores lograron fragmentadamente sus objetivos. Se realizaron marchas de miles durante varios días – aunque muy lejos de las movilizaciones de años anteriores – bajo el presunto lema de la libertad de expresión, aquí ejercido más allá de las reglas de la ética y de las leyes que reglan la comunicación pública. Y precisamente RCTV, ha sido la más encarnizada opositora del proceso bolivariano. Su caducidad no afecta para nada la desproporción de medios del espectro en manos privadas: 80% en todo el territorio venezolano. Semejante a lo que sucede en México. En manos nada limpias.
Un experto en estudios acerca de los "comunicólogos" en Venezuela, Luis Brito, ha sacado los trapitos de Granier y su RCTV: Los medios de Venezuela difundieron desde 2001 a Marcel Granier, propietario-director de RCTV coligado con otros medios privados: predicó insistentemente una guerra civil de la que debía surgir un "gobierno de transición"; divulgó llamamientos a la sublevación militar; interfirió y cortó las transmisiones oficiales; difundió la falsa noticia de la renuncia del Presidente electo; firmó el acta constitutiva de la dictadura de Carmona; pactó con éste la entrega del órgano de control de las telecomunicaciones, exhortó a delatar a los derrocados; participó en un apagón mediático de 72 horas para ocultar la resistencia popular; se unió al teletón golpista que durante 64 días teledifundió exclusivamente llamados al derrocamiento del gobierno democrático, a la desobediencia tributaria y al sabotaje de la industria petrolera. También despidió a los empleados que no eran antichavistas. Lo mismo que está sucediendo en Bolivia y en Ecuador.
Desde luego, nada de eso importó a los auxiliares internacionales de la oposición antichavista. Para la mayoría estas empresas eran credenciales para la arremetida contra el gobierno bolivariano. La CNN, respaldada en México por TVAzteca, principalmente, se dieron a la tarea de presentar la no renovación de la licencia como un ataque a la libertad de expresión y un paso "hacia el totalitarismo". Estas reacciones van más allá del natural temor de los negociantes de la publicidad, el entretenimiento y la información de ver finalizar concesiones que desearían tan eternas como gananciosas bajo el medio que sea. Obvio que el creciente mercantilismo y banalización tientan ponerle coto a esas estrategias de empresarios desculturizadores y manipulantes. Sin embargo, la cosa va más allá. Esta embestida tiene como nervio principal abrir una campaña contra la profundización del proceso reformista venezolano que anuncia confusamente su empeño por elaborar un nuevo socialismo y la influencia que este ejerce con poderosos medios a su alcance, en la región latinoamericana, que se mueve hacia una dirección contraria a la del modelo neoliberal de globalización impuesto por Estados Unidos que ha dejado al continente exhausto y crecientemente depauperado y desestabilizado.
La nueva batalla mediática, o "guerra de cuarta generación", que se inicia tiene mayor amplitud geográfica e incluye a Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua y en alguna medida, Argentina, que se aproxima a elecciones. Es un escenario mundial que dispone de sofisticados y amplios medios a favor de los poderosos, destinados a la disuasión y a la cancelación de otra opción diferente a los intereses que predominan sobre el resto. En ese terreno y con tales desproporciones se librará la próxima batalla en el planeta. Venezuela ha dado un paso más para equilibrar las fuerzas. Esa será otra crónica.
Salvador E. Morales Pérez
Historiador cubano
La nueva estación, festejada masivamente por los simpatizantes del carismático presidente, es presidida por la periodista Lil Rodríguez, destacada por su labor de promoción de la cultura popular y la música afroamericana.. Es apoyada por un conglomerado interdisciplinario de profesionales, entre los cuales, óigase bien, por vez primera, participará un representante de los usuarios y uno de cada uno de los gremios respectivos. La programación incluirá gastronomía, información, opinión, deportes, dramáticos, infantiles, música, entre otros géneros, y este lunes inició sus transmisiones con una gala musical en el Teatro Teresa Carreño, de la capital venezolana.
Las algarabías nocturnas, --furiosas catarsis en las que abundaron denuestos a voz en cuello contra Chávez: "maldito", "desgraciao" y otras perlas de factura local--, sirvió de justificante para reorganizar las huestes antichavistas desmoralizadas por una novena de derrotas electorales sucesivas en donde el porciento de sufragios a favor del proceso que encabeza Hugo Chávez Frías se ha ido elevando, hasta alcanzar el pasado diciembre el 63% de los votos. Hay que reconocer que los opositores lograron fragmentadamente sus objetivos. Se realizaron marchas de miles durante varios días – aunque muy lejos de las movilizaciones de años anteriores – bajo el presunto lema de la libertad de expresión, aquí ejercido más allá de las reglas de la ética y de las leyes que reglan la comunicación pública. Y precisamente RCTV, ha sido la más encarnizada opositora del proceso bolivariano. Su caducidad no afecta para nada la desproporción de medios del espectro en manos privadas: 80% en todo el territorio venezolano. Semejante a lo que sucede en México. En manos nada limpias.
Un experto en estudios acerca de los "comunicólogos" en Venezuela, Luis Brito, ha sacado los trapitos de Granier y su RCTV: Los medios de Venezuela difundieron desde 2001 a Marcel Granier, propietario-director de RCTV coligado con otros medios privados: predicó insistentemente una guerra civil de la que debía surgir un "gobierno de transición"; divulgó llamamientos a la sublevación militar; interfirió y cortó las transmisiones oficiales; difundió la falsa noticia de la renuncia del Presidente electo; firmó el acta constitutiva de la dictadura de Carmona; pactó con éste la entrega del órgano de control de las telecomunicaciones, exhortó a delatar a los derrocados; participó en un apagón mediático de 72 horas para ocultar la resistencia popular; se unió al teletón golpista que durante 64 días teledifundió exclusivamente llamados al derrocamiento del gobierno democrático, a la desobediencia tributaria y al sabotaje de la industria petrolera. También despidió a los empleados que no eran antichavistas. Lo mismo que está sucediendo en Bolivia y en Ecuador.
Desde luego, nada de eso importó a los auxiliares internacionales de la oposición antichavista. Para la mayoría estas empresas eran credenciales para la arremetida contra el gobierno bolivariano. La CNN, respaldada en México por TVAzteca, principalmente, se dieron a la tarea de presentar la no renovación de la licencia como un ataque a la libertad de expresión y un paso "hacia el totalitarismo". Estas reacciones van más allá del natural temor de los negociantes de la publicidad, el entretenimiento y la información de ver finalizar concesiones que desearían tan eternas como gananciosas bajo el medio que sea. Obvio que el creciente mercantilismo y banalización tientan ponerle coto a esas estrategias de empresarios desculturizadores y manipulantes. Sin embargo, la cosa va más allá. Esta embestida tiene como nervio principal abrir una campaña contra la profundización del proceso reformista venezolano que anuncia confusamente su empeño por elaborar un nuevo socialismo y la influencia que este ejerce con poderosos medios a su alcance, en la región latinoamericana, que se mueve hacia una dirección contraria a la del modelo neoliberal de globalización impuesto por Estados Unidos que ha dejado al continente exhausto y crecientemente depauperado y desestabilizado.
La nueva batalla mediática, o "guerra de cuarta generación", que se inicia tiene mayor amplitud geográfica e incluye a Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua y en alguna medida, Argentina, que se aproxima a elecciones. Es un escenario mundial que dispone de sofisticados y amplios medios a favor de los poderosos, destinados a la disuasión y a la cancelación de otra opción diferente a los intereses que predominan sobre el resto. En ese terreno y con tales desproporciones se librará la próxima batalla en el planeta. Venezuela ha dado un paso más para equilibrar las fuerzas. Esa será otra crónica.
Salvador E. Morales Pérez
Historiador cubano
https://www.alainet.org/es/articulo/121530
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