Medios y mentiras…enteras

Detrás de la fachada

05/06/2007
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Desde el periodismo se crean “campos de concentración espirituales” que prometen ser efectivos para controlar a la población. La nueva víctima es Venezuela.

Para nadie es noticia que el periodismo es un arma ideológica que se proyecta según los intereses de quienes ejercen la posibilidad de difundir la información. Los medios deben reflejar los intereses de las grandes mayorías y no servir a los que dictan elementos exógenos y manipulan a quienes responden ante las oligarquías nacionales y a su vez rinden cuentas al amo imperial.

Hace más de dos décadas, en los días en que el “héroe del celuloide” Ronald Reagan, aspiraba a ser reelegido presidente de Estados Unidos, el jurista norteamericano Jim Garrison, nada sospechoso de comunista –ahora cabría decir, de terrorista– afirmaba que “la astuta manipulación de los medios de información masiva crea campos de concentración espirituales que prometen ser mucho más efectivos para controlar la población.

Sin embargo, “la médula de la cuestión no es ésta en absoluto. El proceso de fascistización aquí es mucho más sutil, pero el resultado final es el mismo. El fascismo llega a (Norte) América bajo la bandera de la seguridad nacional”, según reflexiona Evelio Barrio Oliva en “Economía Norteamericana y Elecciones de 1984”.

Tal sentencia conserva actualidad aunque corregida y aumentada varias administraciones más tarde, pasando por los dos Bush. Este más fascista y terrorista que los anteriores que ya es mucho decir. Es, como dijo Jimmy Carter hace unos días, “el peor de todos”.

Washington ha considerado siempre a Centro y Sur América su traspatio por aquella teoría de esferas de influencia que tanto le han servido para explotar a los pueblos y mantener a las grandes masas en la indigencia.

Ese mandato que se arrogaron se refleja en todas las esferas en aquellos países cuyos gobiernos se les doblegan para recibir sus bendiciones y sus dineros. Así los medios de información siguen la estrategia política que dictan los del norte. Se atreven a boicotear cualquier medida a favor de los pueblos antes que criticar al presidente norteamericano y su comparsa putrefacta.

Ahora sus testaferros en Venezuela –que vienen incitando a la subversión– forman gran alharaca cuando el gobierno socialista de Hugo Chávez decide dar término a la concesión de la golpista y pronorteamericana RCTV y dar paso a la Televisora Venezolana Social -TVes –, que reflejará los intereses del pueblo de Bolívar.

La Casa Blanca enfrentó esta realidad por primera vez en Cuba hace cuarenta y cinco años y todavía no se consuelan ante la pérdida de su protectorado que devino verdadero país independiente y soberano para nunca más volver atrás, pese a todo lo que han intentado contra ella. Así lo han hecho siempre contra los gobiernos que aspiran a cambiar el destino a favor de los pueblos. Con el Chile de Allende y la Nicaragua Sandinista. Ahora también arremeten contra Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador.
La muy desprestigiada Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) –hija de la CIA– que ha comulgado con todas las satrapías latinoamericanas, se atreve ahora a opinar en Venezuela calificando el hecho como un acto contra la libertad de prensa, cuando ha creado y alimentado campañas mendaces a través de decenas de años contra todo lo que huela a oponerse a los designios de Washington. Y ven con beneplácito toda monopolización de los medios de comunicación a favor de los intereses neoliberales.

Detrás de esta fachada de indignación por el cierre de la televisora RCTV, hay algo más: un terrible temor a los cambios que se están produciendo en América Latina que cada vez más se integran unos países con otros para enfrentarse a Estados Unidos. No pueden digerir la creación del ALBA ni del Banco del Sur ni de muchos otros cambios que están ocurriendo no sólo en Venezuela sino en Bolivia y Ecuador.

Quieren acabar con el proceso venezolano porque piensan que con eso se terminan sus tormentos. Pero ya Chávez advirtió que detrás de estas protestas por el cierre de la emisora se agazapa un proceso desestabilizador que propicia la violencia e hizo un llamado a las masas populares. “Alerta en los cerros, en los barrios y en los pueblos para defender a nuestra Revolución de esta nueva arremetida fascista”.

Habría que parafrasear a Fidel porque las masas bolivarianas tampoco les tienen ningún miedo a los imperialistas. Ya los pueblos están cansados de que Estados Unidos interprete su papel de policía mundial que lleva doscientos años en cartelera , mientras se oyen con mucho eco las voces acusatorias por su invasión a Irak y Afganistán, las amenazas y actuaciones palpables contra Irán a más de todos los escándalos domésticos e ilegalidades dentro y fuera de su territorio.

- Lillian Lechuga es habitual columnista de Cubadebate

Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina

http://www.prensamercosur.com.ar


https://www.alainet.org/es/articulo/121571

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