El hilo

05/09/2007
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  • Opinión
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Lo ocurrido el pasado 1 de septiembre durante la transmisión en cadena nacional de radio y televisión del acto solemne de apertura del periodo ordinario sesiones del Congreso de la Unión, al sacar del aire el mensaje de la presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta Delgado, quien a la vez encabezaba la reunión de Congreso General, es un acto de censura verdaderamente intolerable, máxime que el propio presidente, Felipe Calderón Hinojosa, en su discurso del "día siguiente", hizo gala de respeto a esa libertad de expresión.

La explicación de Francisco Ramírez Acuña, Secretario de Gobernación, en el sentido de que no fue así, sino simplemente un error técnico, nos parece además de infantil una verdadera tomadura de pelo, primero por que toda transmisión oficial obedece a un guión previamente determinado y revisado, no una vez, sino "miles de veces".

Para quienes no conocen los detalles técnicos, operativos y demás ingredientes de la producción oficial, podrían creer o tomar como buenas las declaraciones o explicaciones del encargado de la política interior y suponer que con el corte de la cabeza de un funcionario de baja categoría, toda queda subsanado.

Tenemos que saber que pueden emitirse varias señales de origen, lo que en el argot se conoce como la "señal internacional", es decir las que se transmiten desde el lugar del acto, en el caso que nos ocupa fue, como es de todos sabido, desde el Palacio de San Lázaro.

Otras más de producción se pueden originar desde otros lugares, como son estudios preparados para los conductores o para realizar entrevistas, y muy importante sistemas de islas de reproducción de videos y audios que se insertan en momentos que se consideran convenientes para resaltar los mensajes.

Todas estas señales tienen una recepción común, que seguramente todavía se llama Central de Comunicación Nacional, que físicamente se ubica en el segundo piso de la Torre de Telecomunicaciones, dependiente de la Secretaría de Comunicaciones de Transportes. Perdón por la repetición del vocablo.

Ahí, ese lugar, es el cerebro de las transmisiones oficiales, En el mismo se concentran los que deciden en un momento dado que es lo que se envía por las diferentes cadenas de radio y televisión. Normalmente, como en todo, hay un "director de orquesta" al que se supeditan los demás técnicos y políticos. Por ello en México la escena censurada no se vio ni se escuchó, pero en la transmisión allende las fronteras el acto se transmitió completo.

En el Gobierno o en los gobiernos es práctica común escoger a un "chivo expiatorio" para tratar de lavar la afrenta, en este caso el escogido fue el director de Cepropie, Centro de Producción y de Programa Informativos y Especiales de la Presidencia de la República, René Antonio Palavicini Sánchez, oficina ésta que no es otra cosa que lo quedó de la Dirección de Divulgación Presidencial, creada en los tiempos de José López Portillo.

En conclusión, como siempre, el hilo se revienta por lo más delgado, como lo expresara en sesión comida de trabajo con el Club Primera Plana, el doctor Fernando Pérez Correa, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México: Las víctimas propiciatorias son cuando menos parte del cinismo político que impera en nuestro país y en muchos otros.

- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.  

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https://www.alainet.org/es/articulo/123043?language=es
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