La resistencia de Brasil de Fato

11/09/2005
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  • Opinión
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En enero del próximo año, el periódico Brasil de Fato cumplirá tres años de existencia. Parece tan poco tiempo, pero tomando en cuenta las dificultades y los grandes desafíos enfrentados hasta ahora ya nos consideramos victoriosos.  Sin embargo, muchos son los nuevos desafíos que tendremos que enfrentar, principalmente ahora, frente a la grave crisis que atraviesan el gobierno del Presidente Luiz Inacio da Silva y el Partido de los Trabajadores (PT) y que, de cierta forma, afecta a toda la izquierda brasileña.  Escándalos se suceden a través de los mensajes propagados todos los días por la prensa burguesa, esa poderosa portavoz de las transnacionales, de los banqueros y del imperialismo.  Y, son en verdad, esos medios de difusión, los verdaderos partidos de las élites.

Mucho podemos aprender con la actual crisis, aunque, sin duda, estemos cansados de aprender de las derrotas, pero uno de esos aprendizajes – creo – reside en la comprensión del significado de los mass media, y de su papel.  Mucho podemos decir y mucho ya ha sido escrito al respeto, sobre todo en los niveles de los análisis, teorías o manifiestos y propuestas sobre la democratización de los medios de comunicación.  En este terreno específico de las palabras, tal vez necesitemos, por el momento, de muy poco.

Lo esencial es el convencimiento de las organizaciones de la clase trabajadora y del pueblo (partidarias o no) y de sus dirigentes de que no pueden prescindir de una comunicación propia, fuerte y capaz de alcanzar transversalmente la sociedad, con énfasis especial en una comunicación popular, una comunicación que llegue a la base de la sociedad –la clase trabajadora y el pueblo– con miras a disputar política e ideológicamente el destino del país.

Por eso, o la izquierda construye sus instrumentos fuertes de comunicación de masas o se quedará siempre a merced de los grandes mass media, de los monopolios.  O dejamos de construir exclusivamente instrumentos de comunicación que lleguen a los “formadores/multiplicadores de opinión”, o continuaremos como rehenes de los grandes medios.

Y es con este desafío y frente a este escenario, que Brasil de Fato ha buscado mostrar, a través de reportajes y análisis, la naturaleza y las causas de la crisis que nuestro país está viviendo.  Y, más que hacer un periodismo investigativo, hasta porque no tenemos recursos financieros para eso, el periódico ha dado seguimiento, asombrado, como todo el pueblo brasileño, a las denuncias de corrupción que se multiplican cada día.

Frente a esta grave crisis, hemos buscado, en todas las páginas del periódico llevar hacia nuestros lectores y lectoras y a los militantes sociales, reflexiones en el sentido de mostrar que no debemos prestar atención sólo a los graves hechos de corrupción que, por lo visto,  van mucho más allá de algunos parlamentarios y dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT).  Porque, como muestran las últimas denuncias, también están implicados los políticos del Partido del Frente Liberal (PFL), del Partido de la Social Democracia Brasileño (PSDB), del Partido Progresista (PP), del Partido Popular Socialista (PPS) y del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PDMB).  O sea, pocos se salvan.

La crisis es grave y profunda


Estamos viviendo una grave crisis económica porque el modelo neoliberal no sacó nuestra economía del agujero.  Los niveles de crecimiento fueron menores que la media de América Latina y la media mundial, como denunciaron los economistas.  Y la producción no ha sido en beneficio del pueblo, sino sólo para aumentar las exportaciones.

Vivimos una crisis política, en función del descrédito generalizado de los políticos y del parlamento frente a la población.  

También es una crisis ideológica que alcanzó el partido hegemónico de la izquierda, envuelto en una crisis que, más que la corrupción, evidenció las falencias de un método de hacer política implantado en el PT, a base del dinero.  Y que fue creando una casta de dirigentes y parlamentarios que se elegían porque tenían a su disposición más dinero que otros compañeros del partido.

Y es una crisis social, porque todos los indicadores sociales empeoraron, sobre todo la concentración de la renta, el desempleo y la violencia social.  Los pequeños aumentos del salario mínimo y de la tasa de empleo no fueron suficientes para enfrentar la desigualdad existente.

¿Y qué hacer frente a todo esto? ¡Buena pregunta! Es la que todos los militantes sociales están haciéndose.  Los caminos no serán simples, ni rápidos y mucho menos fáciles.  Ciertamente no se resuelven con el calendario electoral o en la lucha interna en el PT.

Frente a esta situación, lo que Brasil de Fato  ha hecho es abrir sus páginas a los dirigentes de movimientos sociales, intelectuales, políticos de izquierda, para que nos ayuden a reflexionar sobre los caminos a seguir.  Hemos defendido que el camino será construir un nuevo proyecto para el país.  Que necesitamos aglutinar amplias fuerzas sociales que aún tienen reservas morales y representatividad en el pueblo.  Hemos defendido la necesidad de formar cuadros, de invertir en medios de comunicación alternativos e independientes para la disputa de ideas en la sociedad. Todo eso, para estimular permanentemente la lucha social y la recuperación del movimiento de masas.

Entendemos que en ese escenario, nuestro periódico asume una responsabilidad aún mayor. Porque comprendemos que, en la lucha por una sociedad justa y fraterna, la democratización de los medios de comunicación es fundamental.  Y es con esa concepción que el Movimiento de los Sin Tierra (MST), en consonancia con otros movimientos sociales, como la Vía Campesina, la Consulta Popular, las  pastorales sociales, crearon el periódico Brasil de Fato, un periódico político, de circulación nacional, para contribuir en el debate de ideas y en el análisis de los hechos desde el punto de vista de la necesidad de cambios sociales en nuestro país.
Por lo tanto, Brasil de Fato es el resultado de las aspiraciones de miles de luchadores de movimientos populares, intelectuales de izquierda, sindicatos, periodistas y artistas que se unieron para formar una amplia red nacional e internacional de colaboradores.  Y fue con este espíritu que, durante todo el año de 2002, militantes, intelectuales, artistas y periodistas y representantes de los movimientos sociales brasileños, sumaron fuerzas en nombre de un proyecto político y editorial.  Es decir, construir un nuevo periódico, que ayudara a difundir informaciones no divulgadas o informadas de forma adulterada por los medios tradicionales.  Y que también asumiera la misión de contribuir a la formación de la militancia social y de la opinión pública en general.

Así nació Brasil de Fato.  Su acto de lanzamiento se transformó en una gran fiesta, con la presencia de más de 7 mil militantes sociales, en el auditorio Araújo Viana, el 25 de enero de 2003, durante el Foro Social Mundial.  Para llevar adelante el periódico, montamos un equipo de periodistas, reporteros y corresponsales comprometidos con el proyecto.  Y emprendimos la lucha.  Y, sobrevivimos hasta ahora, gracias a una gran disposición de sortear los obstáculos que cualquier instrumento de prensa independiente enfrenta, incluyendo boicots de todo el tipo.  A pesar de todo, ¡resistimos! Estos meses, el periódico ha salido todas las semanas, religiosamente. Y esa ha sido la historia de la prensa independiente y de izquierda en Brasil.

Así, cuando la actual crisis política llegue a su final, habremos pasado una página más de la historia de la izquierda brasileña – entendiendo por izquierda a las fuerzas que se organizan (partidariamente o no) en la defensa de los intereses populares-.  Y frente a eso, el periódico Brasil de Fato no se desviará , pues seguirá con sus objetivos de expresar la visión de la izquierda sobre los hechos y la realidad nacional e internacional y promover su debate; expresar la postura de la solidaridad internacional entre los pueblos; ser plural en las ideas, sin vinculación con corrientes partidarias, y profundamente comprometido con los intereses del pueblo brasileño en las transformaciones sociales necesarias para el país; alimentar, con información y reflexión, a la militancia social y a las personas que quieren cambios; estimular las luchas sociales y los movimientos de masas; promover incansable e incesantemente los valores humanistas y socialistas; y tener, como referencial político permanente la necesidad de un Proyecto Popular para Brasil.

Nilton Viana es periodista y editor-jefe del periódico Brasil de Fato, Sao Paulo, Brasil.


https://www.alainet.org/es/articulo/123229
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