Entrevista a Juan León Alvarado

De la Declaración a la Convención de Pueblos Indígenas

02/10/2007
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Tras 20 años de negociaciones, el pasado 13 de septiembre la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas, con el voto favorable de 143 países de los 192 que integran el organismo internacional. El documento, que contiene 46 artículos, marca un primer e histórico paso en un proceso de años, “no obstante que nos hubiera gustado que esa Declaración se dé tal y como salió del Consejo de Derechos Humanos, pero, al estar en una cancha que no es la propia de los pueblos indígenas, sino de los Estados, resulta natural que éstos quieran asegurarse algunos marcos jurídicos”, señala Juan León Alvarado, quien considera que el siguiente paso debería ser una convención.

A continuación el diálogo que sostuvo con ALAI este indígena maya kiché, actual Embajador de Guatemala en Ecuador, que participó por años en las negociaciones de tal Declaración y hasta meses atrás presidió el Grupo de Trabajo sobre la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas de la OEA.

- Hay voces indígenas que señalan que la Declaración que acaba de adoptar la ONU, prácticamente no sirve para nada. ¿Qué es lo que ella ofrece a los pueblos indígenas?

Yo creo que, más que ver los errores, es preciso valorar que se trata del primer instrumento en el derecho internacional que existe, no hay otro. Está el Convenio 169 de la OIT, pero sabemos que eso quedó anulado totalmente ahora frente a esta Declaración. Al leer la totalidad de los artículos, yo diría que unos 42, 43 son favorables totalmente a los derechos de los pueblos indígenas. Hay algunas cláusulas limitativas como la cuestión de la unidad territorial, la unidad política de los Estados, pero como hemos dicho en estos foros, el día que un pueblo indígena quiera tomar su decisión de hacer un Estado propio, lo hará conforme a otros instrumentos, no tiene que utilizar esta Declaración.

De hecho, ese fue el entendimiento para aceptar que se incorporara este lenguaje en la Declaración, pero ahí hay una fortaleza al momento de que en el artículo 3 se menciona el derecho a la libre determinación de los pueblos. El reconocimiento a los pueblos indígenas como pueblos, da la oportunidad para que los propios pueblos indígenas lo hagan efectivo, a través de luchas nacionales, porque lo que da esta Declaración es el marco general, no resuelve nuestros problemas, pero establece lineamientos, puntos de acción para que las organizaciones, los líderes, las autoridades tengan un norte. Y para mí, el parámetro que viene para cada país es la lucha para que en las normas internas se reconozca ese estatus de pueblos a cada uno, yo creo que eso es lo más fundamental.

Asimismo, pues al principio no se reconocía, en esta Declaración quedó plasmado el derecho sobre los recursos naturales de diferente índole, y ahí hay administración, posesión, uso, y creo que eso también es otra forma de cómo los pueblos indígenas van a declarar, más que pedir al Estado, que se les reconozca este derecho. Esto es, cómo los pueblos indígenas dicen: esto es mío, porque así lo dice la Declaración de Naciones Unidas sobre Derecho de los Pueblos Indígenas. Entonces, ahora hay una nueva dinámica para declarar suyo lo que tiene, sin tener que pedirle al Estado. Este es otro paso que los pueblos indígenas tienen que dar, en la medida en que estén unidos, que haya claridad, pues bien podrían decir ante un notario, nuestro territorio va aquí, así que usted nos hace nuestra escritura pública o privada sobre esta propiedad; para mí eso es una ventaja que nos ofrece ahora la Declaración, esté o no reconocido en los derechos, en la constitución.

Respecto a la autonomía y autogobierno, que es un doble reto para nosotros como pueblos indígenas, primero es si realmente seguimos manteniendo las estructuras, los principios, las normas, la filosofía, los sistemas propios nuestros o ya nos abrimos y ahora no somos más que una mezcla de normas occidentales y normas indígenas.

Si el reto es haber logrado mantener la estructura de gobierno, la propia filosofía, las propias normas de cada pueblo, también es otra forma de declarar cual es nuestro gobierno. Y repito, no pedirle al Estado, sino declarar, como hacen muchos pueblos en Ecuador, pues tienen sus autoridades propias, quien dirige la vida de la comunidad, cómo toman sus decisiones, y eso ofrece la verdadera posibilidad de que haya gobiernos plurales en todos nuestros países. Entonces si un pueblo está bien organizado podría decir al Estado, a las instituciones, etc. ustedes no van a establecer negociaciones con otra gente individual más que con nuestro propio gobierno, como lo hacen los Kunas de Panamá, por ejemplo. Este es otro punto concreto, y así podríamos hablar de la espiritualidad, de la educación, del sistema de salud.

Así que, la declaración en su conjunto ofrece una oportunidad para hacer, ya no tanto para pedir. Reitero, aunque no estén en las constituciones, en las normas legislativas, los pueblos indígenas bien pueden tomar este instrumento para decir esto es lo hay que hacer.

- Como has señalado, estás acciones se perfilarían sobre todo en el plano nacional. ¿Cuáles serían los nuevos desafíos en la esfera internacional?

Considero que lo que tienen que hablar los representantes indígenas es: si nos quedamos solo con la Declaración o damos un paso hacia la Convención, para que, en aquellos países que existe mucha reacción negativa de los gobiernos, donde no quieren saber nada de pueblos indígenas, pueda ser coercitivo en un momento determinado. Una convención ofrecería la oportunidad a todos los Estados y a los pueblos indígenas de ponerla en práctica, de establecen marcos o mecanismos de control para ver si los gobiernos cumplen o no cumplen, etc.

No he platicado con los dirigentes que han participado en este proceso, pero ojalá no dejen pasar mucho tiempo, porque hay una dinámica que dejó muy abierto el camino, con mucha experiencia de diálogo, de negociación; los delegados de gobierno no están desligados del proceso de derechos de pueblos indígenas, saben, conocen… y ojalá que se pueda seguir en este proceso de ampliación de instrumentos para los pueblos indígenas. Y es que tenemos que basarnos en los principios naturales de la vida, de que todos son procesos, que nada es acabado, que es un pequeño paso que dimos y por eso a lo mejor la convención podría ser el segundo paso, y más grande.

- En su reciente intervención en la Asamblea General de la ONU, el presidente boliviano, Evo Morales Ayma, pidió a este organismo convocar a una Cumbre Mundial Indígena. ¿Cómo miras esta iniciativa?

Habría que definir la agenda. A lo mejor una cumbre que Naciones Unidas convoque pueda ser para que se discuta el plan de acción de implementación de la Declaración, eso pudiera ser un buen tema, porque si llegamos solo a dar discursos, denuncias de lo que nos pasa en cada país, creo que eso no tendría ningún sentido. Pero si nos fijáramos el objetivo de hacer el plan de acción y el plan de implementación de la Declaración y que esa resolución de los pueblos indígenas pudiera ir a la siguiente Asamblea General de la ONU, eso si tendría sentido, porque el punto en común que nos convoca a todos los pueblos indígenas del mundo, es la propia Declaración. Incluso eso podría servir para hacer negociaciones después a nivel de cada país, de cada Estado, decir: bueno, esto fue lo que salió, usted que va hacer.

Ahora, cómo lo vamos a trabajar, quién lo va a trabajar, ese sería el temor porque la ONU también limita recursos hacia los pueblos indígenas. Además, tendríamos que pensar en que etapa se puede hacer esa cumbre, tal vez, no plantearlo tan inmediato, pero tampoco tan a largo plazo, la cosa es que nos dé tiempo, por ejemplo, como se hizo con la Conferencia Mundial contra el Racismo y la Discriminación en Sudáfrica que tuvo procesos preliminares regionales y en la medida de lo posible se eligieron los representantes que podrían participar. Si dejamos en manos de la ONU, casi estoy seguro que se va a escoger a los representantes, yo no tengo nada contra ellos, pero mejor si abrimos el proceso un poco más amplio.

- A propósito, hay algunas organizaciones que están proponiendo que en la ONU no se suprima el Grupo de Trabajo sobre pueblos indígenas. ¿Cuál es tu criterio?

El problema es que el Grupo de Trabajo ya está suprimido, porque la Comisión de Derechos Humanos ya no existe y, por tanto, todo lo que dependía de tal Comisión; el pensar que todavía existe es un poco de engaño a nosotros mismos. Lo que tenemos que pensar ahora es qué crear en su lugar, no es que sustituya porque eso ya no existe. Algunos amigos indígenas han propuesto que haya un Consejo Indígena para el Consejo de Derechos Humanos, no entiendo muy bien como es la propuesta, pero serían como cinco expertos indígenas que estarían ligados al proceso de trabajo del Consejo haciendo propuestas, viendo cómo se podría ampliar demandas, aspiraciones, que instrumentos se podrían hacer para los pueblos indígenas.

Pero le tengo un poco de miedo a ese tipo de órganos, porque se reduce al final de cuentas a personas y máxime si son expertos indígenas, pues en el área internacional nos movemos con una soltura porque no hay una estructura formalizada, no hay un mecanismo de decisión en donde participemos todos los países para ver quién sería nuestro representante como experto. Entonces, ahí hay una limitación que tendríamos que platicar más de cómo no se reduce la participación indígena a una cuestión meramente individual o de expertos.

Además tenemos el problema de que el Consejo y la ONU misma no quieren abrir más el campo para otros órganos para los pueblos indígenas, algunos dicen: pues ya está el Foro Permanente, con eso es suficiente, y no quieren abrir más.

Ahora, para trabajar la convención, yo creo que podría empezar en el Consejo de Derechos Humanos, así como se ha hecho, trabajar con los gobiernos, trabajar con las delegaciones, sacar una resolución y establecer ahí que haya participación de los pueblos indígenas como se ha hecho en la OEA. Creo que con eso es suficiente, no que tengamos que construir otro ente como el Grupo de Trabajo.

- ¿Pero no sería acaso el Foro Permanente el espacio adecuado?


Si el Foro fuera más dinámico, más ligado a los procesos nacionales y que realmente le hicieran caso, tal vez sería. Lamentablemente ha decaído mucho el trabajo, no ha logrado ser lo que se pensó en un principio como un ente que pueda dar directrices a la ONU, da pero nadie le hace caso. De modo que ahí estamos medio mal.

En todo caso, creo que habría que dar cumplimiento a la resolución de la Comisión de Derechos Humanos cuando se creo el Foro, que decía que a los 5 años tiene que evaluarse, si seguimos o no, y creo que sería la oportunidad. Pero pareciera ser que también hay algún acomodamiento ahí y ni los pueblos indígenas, ni los expertos del gobierno quieren que se evalúe, para no desestabilizar su pequeño espacio que ya han logrado, pero yo como parte de la discusión de creación de este Foro, yo si te diría que se haga esa evaluación para ver si es que nos sirve o no nos sirve o le damos otras directrices.

- ¿Y que nos puedes decir respecto al proceso de la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas de la OEA?


Bueno, la dinámica en la OEA es bien compleja. Algunos párrafos ya están aprobados, algunos artículos que están ya finalizados, en términos de evaluación, yo diría que hay un 40% aprobado del texto, pero los que quedan son temas complejos, como el de libre determinación, la cuestión de recursos naturales, que aquí se mete el derecho, la propiedad sobre el subsuelo, es una de las diferencias entre la declaración de la OEA con la de la ONU, y eso vuelve compleja la situación.

Sin embargo, creo que ahora la luz de la Declaración en la ONU va a facilitar que se nivele el contenido de la OEA, pues caso de no lograrlo, los gobiernos y los pueblos indígenas tendrán que tomar una decisión si se sigue en ese proceso o se congela para hacer uso nada más que la de la ONU, porque ahora muchos delegados indígenas, no he escuchado de gobiernos, hablan de que el reto para la OEA ahora es elevar el contenido de la Declaración de la ONU en muchos aspectos. Si es por debajo, algunos piensan que es mejor dejar ahí el proceso.

En la OEA, por la participación directa y paritaria de representantes indígenas y de gobierno, se ha generado mayor confianza de diálogo y por eso es compleja la negociación, porque están participando tanto indígenas como gobiernos. En la ONU se eliminó esa parte; o sea, los representantes indígenas aunque influenciaban, quienes al final tomaron las decisiones fueron los gobiernos. En cambio en la OEA, el principio es que nada será acordado en la declaración, si es que los representantes indígenas no están de acuerdo. Ahora queda al frente Bolivia, en todo caso, yo dejé establecido la transparencia de participación indígena como de gobiernos, la paridad, pero si por avanzar en la negociación se elimina una de las partes, bueno ya es otra cosa, puede ser, pero entre gobiernos aún no se ponen de acuerdo.


https://www.alainet.org/es/articulo/123561?language=es
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