Darwinismo social como naturalización de la diferenciación social

Una lectura sociocrítica del cuento <i>Los Amores de Bentos Sagrera</i>

14/11/2007
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Justificación

El presente escrito pretende ser un acercamiento sociocrítico[1] al cuento “Los amores de Bentos Sagrera” de Javier de Viana (1868-1926); que ha sido ubicado según Seymor Menton[2] en la retórica del Naturalismo.  Acercamiento crítico convoca aquí un proceso de desmembramiento textual en sus configuraciones formales, que nos ayuden a comprender la estructura latente que sostiene al relato mencionado. 

El cuento que se pretende analizar se instaura dentro de una retórica del Naturalismo (literario) cuyas intertextualidades manifiestas son el determinismo y el darwinismo social.  Las tres retóricas mencionadas responden a sujetos culturales articulados con el positivismo del siglo XIX y la influencia portentosa de Carlos Darwin quien había gestado una revolución copernicana al postular su teoría evolucionista.  El cuento nos aparece con determinaciones naturalistas y con un discurso seudo-científico que pretende establecer las cadenas causales.

El alcance final del presente trabajo pretende ir hacia el momento genético-estructural del texto en cuestión que develará las estructuras profundas que determinan la forma, el contenido y las relaciones dinámicas de las retóricas en competencia. 

Consideraciones teoréticas

El cuento “Los amores de Bentos Sagrera” se inscribe en la retórica del Naturalismo.  ¿Qué inscribe esta retórica? Es una propuesta de composición literaria, la cual, se basa en una representación objetiva y empírica del ser humano.  Se diferencia del realismo en que incorpora una actitud amoral en la representación objetiva de la vida.  Los escritores naturalistas consideran que el instinto, la emoción o las condiciones sociales y económicas rigen la conducta humana, rechazando el libre albedrío y adoptando en gran medida tanto el determinismo biológico de Charles Darwin como el determinismo económico de Karl Marx.

Si bien, el realismo atiende el lado visible de la Naturaleza por la percepción de los sentidos; pero al comenzar a sospechar sobre la existencia de una lado oculto (no aprensible, por los sentidos) de la Naturaleza, este movimiento dio vida al Naturalismo.  Ahora el artista daría cuenta de la “Totalidad” de la Naturaleza[3] (de lo visible y de lo oculto).  La emoción radica en dar forma a la realidad.  Para lograr ello el literato debe:

  1. Reproducir fielmente la realidad, sea esta bella o no
  2. Expresar con originalidad la emoción que en nosotros produce acertar a poner palabras en la representación mental que de lo natural tenemos
  3. Gozar no solo por el objeto reproducido de la realidad, sino por el acierto de su misma reproducción


Los estudiosos de este movimiento literario acusan marcadamente el carácter determinista de sus obras y su experimentalidad en los métodos utilizados[4].  El punto de partida del novelista experimental, ha de ser la observación, imitando el quehacer objetivo del científico.  El observador naturalista constata el fenómeno que tiene ante sus ojos; es como un fotógrafo de los fenómenos; su observación represente exactamente a la naturaleza (escucha a la naturaleza y escribe su dictado).  Así, una vez captado y constatado el fenómeno nace la idea, es decir, interviene el razonamiento e interpreta.  En otras palabras, el experimentador en virtud de su interpretación probable y anticipada (hipótesis) intuye la experiencia que en el orden lógico de las previsiones ofrezca un resultado que controla a dicha idea preconcebida.  Así, el literato es al mismo tiempo observador y experimentador.  Podemos esquematizar lo anterior de la siguiente manera:

Esquema 1: Los amores de Bentos Sagrera como cuento Naturalista

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Fuente: Elaboración propia


El naturalismo se intertextualiza con el determinismo y el darwinismo social.  La primera retórica se considera una
doctrina filosófica que afirma: cualquier acontecimiento, mental o físico, responde a una causa, y así, una vez dada la causa, el acontecimiento ha de seguirse sin posible variación.  Esta teoría niega cualquier posibilidad al azar o a la contingencia.  Se opone con la misma radicalidad al indiferentismo o indeterminismo, que mantiene que en aquellos fenómenos relacionados con la voluntad humana, los acontecimientos precedentes no determinan de un modo definitivo los subsiguientes.  Dado que el determinismo es aceptado en líneas generales como verdadero para considerar todos los acontecimientos si se exceptúan los relacionados con la voluntad, la doctrina es de la mayor importancia en su aplicación a la ética. 

Por su parte, el darwinismo social (Cf.  Timasheff, 1994: 83-98) es una teoría que establece que el desarrollo de los seres humanos y las sociedades se ajusta al patrón descrito por el naturalista inglés Charles Darwin en su teoría de la evolución por selección natural.  Los seguidores del darwinismo social sostienen que las personas y grupos sociales, así como los animales y las plantas, compiten por la supervivencia, en la cual la selección natural es resultado de la “ley del más fuerte”.  Algunos rechazan la intervención de los gobiernos en los asuntos relacionados con la competencia entre las personas y se muestran a favor del laissez-faire como doctrina política y económica. 

No obstante, como hemos anunciado desde el título de este trabajo: precedemos realizar un análisis estructural del cuento “Los amores de Bentos Sagrera”.  ¿Qué es una estructura? (Cf.  Gallino, 2001: 410-415)
Una estructura atiende a la forma cómo se relacionan los elementos dentro de un dominio específico de objetos y cómo se afectan las relaciones de los objetos entre sí.  Por ello, la estructura remite a un modelo figuracional que permite vislumbrar las conexiones inmanentes de un conjunto manifiesto de objetos relacionados.

Esto denota establecer una re-presentación didáctico-metodológica: es el elemento (sujeto, objeto concreto, personaje, etc.) quien determina la relación o bien si es la relación (lazo, articulación, tensión) quien determina al elemento.  Dicha consideración es menester del investigador y de las premisas que halla establecido para la consecución del correcto discurrir de su análisis. 

Toda estructura al ser construida (bajo la relación epistémica Sujeto-Objeto) por el investigador considera en el momento de su advenimiento y su despliegue ciertas reglas ó conjunto de correlaciones funcionales; primarias (más fuertes y determinantes en el conjunto) y otras secundarias (débiles, pero no imprescindibles).

El conjunto es un todo (no la sumatoria de sus partes) sus elementos son partes constitutivas.  La amalgama se construye en el entrelazamiento formal del todo, generando una doble condición estructural: débil autonomía relativa de los elementos y compenetración de los mimos. 

La estructura por ende, no esta compuesta de “miembros”, si no, de sistemas de articulación funcional, si se quiere de subsistemas y supra-sistemas.  Una estructura demanda, por ello, una jerarquía mediacional entre sus partes (unos subordinados a otros y en la ausencia de uno el otro no es).  La estructura dice un momento estático dentro del devenir dinámico del fenómeno en estudio; su concretitud dice un momento sincrónico dentro de la diacronía. 

La imagen dialéctica por excelencia es la fotografía.  Con una fotografía capturamos un conjunto de relaciones espacio-temporales que nos permite hacer una descripción horizontal del plano captado y nos vislumbra su explicación vertical o genético-evolutiva. 

La estructura permite determinar la forma del contenido.  La forma de una estructura permite establecer una constitución interna y primigenia doble que sólo es vislumbrada gracias a ella: su lógica o bien su gramática, es decir, sus reglas sintácticas; y su ontología que nos muestra su semántica o comprensión del sentido.  Ésta última es un acceso hermenéutico, que combina las precomprensiones del investigador y las estructuras remisionales del conjunto estudiado (palimpsestos e intertextualidades)

Hipótesis de trabajo

El autor (Javier de Viana) respondiendo a la retórica del Naturalismo ha subsumido la presentación del cuento “Los amores de Bentos Sagrera” en determinaciones físicas y zoomórficas.  Estas determinaciones manifiestas están en realidad configuradas por relaciones profundas (latentes) de carácter sociohistórico.  Dichas determinaciones, dicen una estructura ubicacional o de estratificación social; que determinan las características psicológicas, sociales y morales de los personajes.  Por lo que, las características físicas y zoomórficas; representan la estrategia literaria que le permite al autor presentar su obra.  Lo literario del cuento “Los amores de Bentos Sagrera” se mezcla con la relacionalidad genético-estructural y decanta la forma-contenido del mismo. 

Método de análisis

Los pasos a seguir se puntualizan así:

  1. Se presenta el argumento del cuento
  2. Se construye un primer esquema interpretativo a la luz el argumento y las características de la retórica Naturalista (expuestas en el apartado anterior)
  3. Se constituirá una matriz en donde se presenten los elementos básicos (unidad de análisis) del cuento y su descripción manifiesta por parte de Javier de Viana.  Por razones extensivas y acorde a la noción de estructura que el apartado anterior hemos desplegado consideramos nuestra unidad de análisis los personajes del cuento. 
  4. Seguidamente se procede a determinar las relaciones estructurales que gracias la matriz construida hemos discutido en el grupo y son las que denotan para nosotros su estructura interna. 
  5. Se dan algunas conclusiones


1.1. EL ARGUMENTO

Bentos Sagrera esta tomando mate, oye ladrar los perros, quienes anuncian (agostada ya la tarde) la llegada de un forastero.  Sagrera se dispone rápidamente a despachar a quien esta llegando; antes de aquel desmonte su caballo. 

Se asoma cauteloso, a través de la puerta y descubre que el visitante es su amigo don Brígido Sosa.  Manda a sus peones a encargarse del caballo.  Sosa viene con planes de negocio.  Mientras fuera de la casa sopla un viento tormentoso, adentro es un festín. 

En compañía del capataz de Sagrera, el indio Pancho Castro, los tres toman mate amargo y copas de caña, conversando.  Por motivo de la noche de lluvia, el capataz comienza a contar una anécdota.  Sin embargo, se molesta y es Bentos quien cuenta sus aventuras amorosas.  Describe los avatares en la conquista de Nemensia, su amante.  Prosigue su travesía con Nemencia y su esposa “la patrona”; y de cómo ésta tomó conciencia de la situación e hizo lo que debía hacer: mandar a eliminar a Nemensia, a manos del negro Caracú (su esclavo). 

Bentós narra con lujo de detalles los actos del negro Caracú, quien quemó a Nemensia y sus tres hijos en el rancho donde ellos dormían.  Bentós aduce inocencia de su parte pues él al sospechar de las acciones de su esposa se había trasladado a Montevideo y nos es, si no, a su regreso que se entera de los pormenores. 

Luego pregunta Brígido la suerte del negro y de la esposa de Bentós; éste le dice que aquel lo fusilaron en Montevideo y a ella la sacaron del enredo con inversión de un dinero.  Bentós finaliza con grandes carcajadas. 

1.2. ESQUEMA DEL CUENTO SEGÚN ARGUMENTO

Esquema 2: Relaciones Estructurales del cuento
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Fuente: Elaboración propia


1.3. MATRIZ DE ANÁLISIS

Tabla 01.  Matriz de análisis del cuento

Personaje

Rol Estatus Social

Características Físicas

Características zoomórficas

Características Psicológicas

Características Morales

Bentos Sagrera

Rico hacendado ganadero: poseedor de siete estancias en Guasunambí
Dueño de la casa donde se desarrollan la charla
Personalidad respetable e importante en la comarca, más no querido. 
Viudo y asistido por concubinas de sus campos. 
De joven era buen mozo y con billete en mano. 
Mujeriego “Yo tenía, naturalmente, otros gallineros donde cacarear…!” (p.129)

Hombre bajo, grueso y casi cuadrado
Manos anchas y velludas
Pies gruesos calzados con botas de becerro colorado
Cabeza pequeña y melenuda, cabello negro y pocas canas
Frente grande y deprimida
Dos grandes ojos separados
Nariz larga
Boca grande, labio superior pulposo y sensual
Barba enmarañada
Marcado acento portugués

Jamones de cerdo
Cuello de toro
Brazos cortos, gruesos y duros como troncos de coronilla
Los pies gruesos como dos planchas, dos grandes trozos de madera
Aspecto de bestia
Nariz asemeja a pico de águila
Manos anchas y velludas como patas de mono

Mantiene relaciones intimistas, cercanas, es reacio a personas ajenas a su espacio íntimo (la casa) “extraña y poco frecuente amabilidad de su amo” (p.121)
Orgulloso
Altanero
Cínico
Avispado, precavido y desconfiado:
“Encomernsé a bicharla, siempre hasiéndome el sorro muerto y como si no desconfiara nada de los preparos que andaba haciendo”[la patrona] (p.131)

Avaro y egoísta: “vivía como la mayor parte de sus congéneres, encerrado ene su estancia, sin placeres y sin afecciones” (p.122)

Muy bruto y egoísta: “capaz de servir, al ciento por ciento, algún desgraciado vecino” (p.123)

Halaga a su huésped; pues tiene intenciones de realizar negocios con él

De joven tenía fama de artero y aprovechaba toda oportunidad para acrecentar sus posibilidades y proyectos.

Es despreciativo para con sus subalternos en especial con el indio Castro

Oportunista-malintencionado: “No tardé mucho en colegirle el juego y ...  ¡fíjese, amigo Sosa, lo que es el diablo!...  ¡me quedé más contento que si hubiera ganao una carrera grande!...  Figúrese que la tramoya consistía en haser desaparecer a la rubia Nemensia! (p.131-132)

Brígido Sosa

Antiguo camarada de Sagrera
Rico hacendado: poseedor de cinco estancias en Margullo
Personalidad respetable e importante en la comarca, más no querido

Alto, delgado, de fisonomía vulgar, sin expresión, sin movimiento. 

 

Titubea al desmontar desconfiando de la domesticación de los perros de Bentos

Complaciente y aprobador de las aventuras de Bentos [identificación] “¡Qué culpa va a tener amigo!” (p.134)

Pancho Castro

Capataz de Bentos Sagrera
Sin formación escolar formal que senota en el uso del lenguaje (¡Había yovido! ¡Birgen santísima!, p.e.)

Indio Viejo
Rostro anguloso y lampiño
Ojos turbios semiescondidos entre sus párpados arrugados

Charlatán y amigo de cuentos

 

 

La esposa

Esposa de Bentos Sagrera, que le había aportado la mayoría de la fortuna de aquél. 

 

Mujer de decisiones “…la patrona era mujer de decir y hacer las cosas sin pedir opinión a nadie” (p.131)

“… ella enderezaba no más y había que darle cancha como a novillo resién capao” (p.131)

Gritona y amenazante: “diablo de compañera”

Según los peones murmuraban: “había sido una santa, que había muerto cansada de recibir puñetazos de su marido” (p.122)

Nemensia

Brasileña
Amante de Bentos hacia, al menos, quince años antes del tiempo actual. 
Poseía una casita en la costa, en Chuy. 
Hija de don Juca, quintero en Yaguarón, de la estancia del coronel Fortunato. 
Era recelosamente cuidada por su padre, que la deseaba desposar con un policía de la zona. 
Le dio tres hijos a Bentos

Rubia

Pájara, estatuto de enjaulada en la casa de su padre y luego en las casas a las cuales la recluía Bentos.

Celosa como tigra recién parida (p.128)

¡(...) era dormilona como lagarto y de un sueño más pesao qu´el fierro...! (p.136)

Celosa

Fastidiosa “…empezó a fastidiarme lo mismo, que fastidia una bota nueva” (p.129)

Masoquista, dependiente y destructiva: “…cuando muy aburrido le calentaba el lomo, en lugar de enojarse, lloraba y se arrastraba y me abrazaba las rodillas… más le pegaba y más humilde se hacía ella; hasta que al fin me entraba lástima y la alsaba y la acariciaba, con lo que ella se ponía loca de contenta” (p.129-130)

Amante que reclama sus derechos y amenaza con establecer vínculos con otros hombres mejores

Don Juca

El padre de Nemensia
Fue muerto por los peones de Bentos según se entresaca dela cínica narración hecha él mismo (p.128)

 

 

Bravo como un toro

Viejo diablo y asujetador

El negro Caracú

Esclavo del suegro de Bentós y que obedecía a la esposa de este lo mismo que lo hace un “perro”

Negro de unos veinte años. 

“Obediencia de perro” (p.132)

“era como un mancarrón viejo, que se amolda a todo y no patea nunca” (p.133)

Poco inteligente “bruto-bárbaro”

Bondadoso-obediente “¡Que iban a malisear del pobre Caracú, que era bueno como el pan y manso como vaca tambera” (p.135)

Minoría de edad en términos de sus acciones y la responsabilidad sobre las mismas “estos negros son como cusco, y brutazos que no hay que hablar” (p.132) “nunca se dio cuneta de lo que era ser libre, y así fue que siguió siendo esclavo y obedeciendo a mi mujer en todo lo que le mandase hacer, sin pensar si era malo o si era bueno, ni si le iba a perjudicar o le había de favorecer (...) él tenía la idea, sin duda, de que no era responsable de nada, o de que puesto que la patrona le mandaba a haser una cosa, esa cosa debía ser buena y permitida por la autoridá” (p.133) La patrona mandó (p.138)

Peones

Sirvientes de Bentos

No se indican

 

Admirados por la actitud de sus amo

 

Fuente: Elaboración propia

1.4. ANALISIS DE LA MATRIZ
Según se decanta de la matriz el cuento presentado por Javier de Viana ostenta una estructura social jerárquica de co-dependencias.  Veamos:

Esquema 3: Sistema Estructural de asimetrías establecidas
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Fuente: Elaboración propia


Como anunciamos antes, un esquema estructural dice un momento sincrónico de una relación dinámica (genético-evolutiva).  En el caso de este cuento su gramática indica un figura estamentaria, donde la flexibilización o impermebilidad que gozan los personajes se ve mediada por estructuras asimétricas de co-dependencia:

  1. El capataz Pancho Castro se ubica en un segundo nivel estructural: tiene subalternos, pero él depende de Bentos quien es su empleador. 
  2. El desprecio que siente Bentos por Castro se ve fomentado por su origen étnico (indio). 
  3. Pancho Castro al ser capataz es un hombre de “confianza” y es él único empleado de la casa que se encuentra en la tertulia. 
  4. Don Juca es ambiguo lo mismo que Pancho Castro.  Es un capataz.  Pero al ser el padre de Nemencia que Bentos desea “poseer” ello determina su eliminación e impunidad de Sagrera. 
  5. Nemencia sufre una triple asimetría social que determina su destructibilidad (a) mujer, (b) hija de un capataz, (c) amante de Bentos.
  6. El indio Caracú representa una doble asimetría (a) representa el cuarto estado, es un esclavo, (b) su condición de minoría de edad le potencia a la instrumentalidad moral: “él tenía la idea, sin duda, de que no era responsable de nada, o de que puesto que la patrona le mandaba a haser una cosa, esa cosa debía ser buena y permitida por la autoridá” (p.133) La patrona mandó (p.138)
  7. La esposa de Bentos sufre una doble asimetría (a) mujer, (b) la esposa.  Pero en su condición de clase social “rica” la ubica en el primer nivel del estamento lo cual hace que pueda librarse de Nemencia y no sufrir represalias y por otra parte a pesar delos abusos de Bentos ella no es prescindidle totalmente.  En grupo de las mujeres muertas (los amores de Bentos) la suya es natural. 


Hasta el momento sólo hemos considerado las características sociológicas (rol y estatus), sin embrago, el análisis puede ser ampliado; si consideramos las otras características de la matriz construida.  Aspectos que no abordaremos en este texto. 

El propósito de las consideraciones anteriores es ilustrativo, pues el objeto es descubrir la estructura profunda del cuento.  Dicha estructura nos indica:

  1. El cuento refleja o muestra una estructura social jerárquica y estamental
  2. Dicha estructura societal gira en torno a un nivel primario: la cúspide.
  3. Javier de Viana constituye un personaje que expresa y condensa toda la estructura: Bentos Sagrera.
  4. Brígido Sosa representa otra estructura condensada.  Otro cuento que aquí no es relatado pero potencialmente presente.
  5. Brígido Sosa es la estrategia estilística de ubicuidad del lector.  El lector del cuento “Los amores de Bentos Sagrera” es Brígido Sosa.
  6. La estructura formal del cuento decanta sus dos puntos neurálgicos en dos personajes que expresan y condensan la lógica del relato: (a) Bentos es Javier de Viana que nos narra su sociedad y como la ha sensibilizado [ ¿bestialmente?], (b) Sosa es el lector, que como sujeto cultural desde su espacio hermenéutico recibe el relato y lo de-construye [refracta]


Conclusiones

Podemos afirmar que Javier de Viana respondiendo a la retórica del Naturalismo ha subsumido la presentación del cuento
Los amores de Bentos Sagreraen determinaciones físicas y zoomórficas.  Lo cual responde a la forma estructural manifiesta del cuento. 

Las determinaciones manifiestas están en realidad configuradas por relaciones profundas (latentes) de carácter sociohistórica.  La estructura ubicacional (de los personajes) presente en el cuento de Viana es de carácter estratificado.  Dicha estratificación es permeable y determina el carácter de los personajes, es decir los personajes son portadores de la estructura.  El carácter relacional co-dependiente determina las características psicológicas, sociales y morales de los personajes.  Las características físicas y zoomórficas; representan la estrategia literaria que le permite al autor presentar su obra. 

Lo literario del cuento
Los amores de Bentos Sagrerase mezcla con la relacionalidad genético-estructural y decanta la forma-contenido del mismo.  Lo literario implica un “suplemento” a la realidad concreta que Javier de Viana nos presenta.  Este suplemento indica el salto cualitativo de la mera descripción positivista hacia el arte literario. 

Así la retórica Naturalista reopera sobre el material y le considera su forma estructural; tanto en lo sincrónico-manifiesto, como en lo diacrónico-latente.  Este suplemento le imprime al cuento su semántica, y por ello, su autonomía relativa, es decir, el momento ontológico del cuento “Los amores de Bentos”, con lo que entra a competir con el resto de la Literatura Latinoamericana

Repitiendo lo ya dicho: l
a estructura formal del cuento decanta sus dos puntos neurálgicos en dos personajes que expresan y condensan la lógica del relato: (a) Bentos es Javier de Viana que nos narra su sociedad y como la ha sensibilizado [¿bestialmente?], (b) Sosa es el lector, que como sujeto cultural desde su espacio hermenéutico recibe el relato y lo de-construye [refracta].  Esto es:


Esquema 4: Relaciones estructurales profundas del cuento
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Fuente: Elaboración propia


- Javier Torres Vindas es Sociólogo y linotipista

Bibliografía

Amoretti, M.  (1992) Diccionario de Términos Asociados en Teoría Literaria.  Editorial de la Universidad de Costa Rica.  1ra edición.  San José, Costa Rica.
Barthes, R (1972) “Introducción al análisis estructural de los relatos” En: [autores varios] Análisis Estructural del Relato.  Editorial Tiempo Contemporáneo.  2da..  Edición.  Buenos Aires.
Ferreras, J.I (1980) Fundamentos de Sociología de la Literatura.  Ediciones Cátedra.  1era Edición.  Madrid.
De Viana, Javier (1964) “Los Amores de Bentos Sagrara” En: Menton, Seymor. 
El Cuento Hispanoamericano: Antología crítico-histórica
.  Fondo de Cultura Económica, México.  Pág.  119-140. 
Gallino, L.  (2001) Diccionario de Sociología.  Siglo XXI Editores.  Segunda Edición.  México
Gorny, W (1972) “La estructura del texto y la estructura de la lengua” En:
[autores varios] Estructuralismo y Literatura.  Ediciones Nueva Visión.  1era.  Edición.  Buenos Aires. 
Martandale, D (1979) La Teoría Sociológica: naturaleza y escuelas.  Aguilar ediciones.  2da.  Reimpresión de 1era.  Edición.  Madrid.
Moles, A (1972) “El análisis de las estructuras del mensaje poético en los diferentes niveles de sensibilidad” En:
[autores varios] Estructuralismo y Literatura.  Ediciones Nueva Visión.  1era.  Edición.  Buenos Aires. 
Timasheff, N (1994) La Teoría Sociológica: su naturaleza y desarrollo.  Fondo de Cultura Económica.  17ma reimpresión de 1era.  Edición.  México.
Willer, D (2001) La Sociología científica: Teoría y método.  Amorrortu Editores.  Buenos Aires, Argentina.



[1] La sociocrítica indica una reflexión materialita acerca de la literatura.  Su rasgo característico es enfrentar el texto en sí.  Todo texto es inseparable en que se da a leer en el corazón de un sistema de referencias siempre cambiantes.  El objeto de la sociocrítica es definir el lugar que dentro de la obra ocupan los mecanismos socioculturales de producción y consumo.  Se interesa entonces por el estatuto social del texto.  Cf.  Amoretti, 1992:11-114

[2] Por razones pragmáticas tomamos el criterio de Menton como verosímil; consideramos esta decisión certera.  El análisis estructural denotará el momento formal del cuento y su inscripción dentro de tal o cual retórica pertenece a un espacio hermenéutico diferente que no afecta nuestro objeto de estudio.  Cf.  Menton, 1964: 139-140. 

[3] Es por ello que lo feo y lo repelente es lo que tienta más al naturalista para incorporarlo en su obra literaria

[4] Ambos le vienen como hemos señalado de su influencia en el darwinismo social. 

https://www.alainet.org/es/articulo/124256
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