Efraín Ruiz Caro, periodista y político
25/12/2007
- Opinión
Efraín Ruiz Caro, periodista notable, político de izquierda y luchador social indeclinable, ha fallecido luego de una larga y valerosa lucha contra la enfermedad.
Desaparece así un miembro de la generación de periodistas y políticos de los años 50 que asumieron el compromiso de hacer buen periodismo ligado a las causas sociales en que creyeron y sin apartarse nunca de sus postulados.
Ruiz Caro, miembro de una antigua familia de Cusco inició su carrera en el periodismo, cuando no había cumplido los veinte años, reclutado para formar parte de la redacción del nuevo diario tabloide "Ultima Hora", y fue allí que descubrió que su vocación no era el estudio de Ingeniería, razón por la que había sido enviado a Lima.
Pero como él mismo contaba, los talleres, la redacción, la emoción de buscar noticias, el gratísimo momento de sentarse a escribir y luego ver publicado su reportaje, lo decidieron para siempre por el periodismo.
También había sentido el llamado temprano de la política en los últimos años de la secundaria en el colegio "Cienciano", uniéndose a grupos que estudiaban textos que convocaban al cambio revolucionario.
Por eso, luego de afirmarse como periodista en el famoso tabloide popular, decidió participar en política luchando contra la dictadura de Odría y por sus méritos fue elegido diputado por Cusco en las elecciones de 1956. Formó luego parte del grupo fundador del conocido "Movimiento Social Progresista".
Tendría entonces oportunidad de aplicar su gran experiencia profesional en la edición del famoso "Libertad" periódico del Movimiento que integraban también, entre otros, Alberto Ruiz Eldredge, los hermanos Augusto y Sebastián Salazar Bondy, Santiago Agurto, Francisco Moncloa, Germán Tito Gutiérrez, Humberto Damonte, todos jóvenes intelectuales decididos por la revolución socialista por la vía democrática.
Los "Progresistas"se disolvieron luego de las elecciones de 1962 y emprendieron caminos diversos y Efraín regresó al periodismo para integrar el equipo fundacional de la cadena de diarios que patrocinó el industrial pesquero Luis Banchero Rossi. Luego pasó al recién fundado diario "Expreso" donde asumió la jefatura de redacción, diseñando un diario muy noticioso, liberal, de fuerte impacto popular.
Luego de una etapa en que emprendió algunos negocios, fue llamado a colaborar por los militares que, liderados por el general Juan Velasco Alvarado, habían derrocado al presidente Fernando Belaunde, en octubre de 1968.
Ruiz Caro fue encargado de la promoción de la Reforma Agraria y formó parte de los equipos técnicos que recorrieron el país poniendo en práctica los mandatos de la ley que acabó con la oligarquía terrateniente del norte y el gamonalismo andino.
En 1970 se hizo cargo de la dirección de los diarios "Expreso" y "Extra", administrándolos en colaboración con sus sindicatos y en actitud consonante con sus deseos de crear medios informativos de amplia participación gremial, sindical.
Luego de la expropiación de los diarios en 1974, Ruiz Caro se apartó del gobierno militar y marchó a Europa nominado como Secretario para América Latina de la Organización Internacional de Periodistas, con sede en Praga, capital de la entonces Checoslovaquia.
Se reconoció su constante apoyo al movimiento gremial periodístico, debiéndose recordar que también estuvo entre los fundadores de la Federación de Periodistas del Perú, en 1950 y que abrió un espacio liberal de unión de intereses gremiales para la nueva generación de periodistas. También apoyó con decisión al legendario Genaro Carnero Checa en la fundación de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.
Desde Praga, donde permaneció más de cinco años, fue un importante promotor del periodismo latinoamericano de avanzada, promoviendo la visión crítica de los medios de información de la región, dominados mayormente por intereses de los países del norte.
Cuando regresó a Lima y fiel a su vocación de periodista comprometido, fue nombrado director del diario "El Observador", cuando sus periodistas trataban de salvar la empresa organizándose en cooperativa, es decir, lo que Ruiz Caro había promovido siempre: la participación colectiva.
Con ese espíritu fundó el cotidiano "La Voz" en 1985, tabloide que se sostuvo casi dos años pese al boicot publicitario del gobierno y la terrible inflación del tiempo del primer gobierno de Alan García. Apoyó con decisión a "Izquierda Unida" y a sus dirigentes y convirtió el periódico en verdadera arma de combate. Todos los días seguía y comentaba la actualidad desde su columna "Sin Consignas", con comentarios lúcidos que marcaban derroteros para la izquierda que no logró unificar esfuerzos para proyectar una presencia significativa en el escenario político de aquel tiempo.
Apartado de la política, no dejó el periodismo y empleó su vasta experiencia en la redacción y edición de revistas institucionales, trabajo que no dejó ya nunca hasta ser sorprendido por la muerte.
Efraín Ruiz Caro publicó dos importantes libros. El primero, con la colaboración de su hija Marusia, data de 1985 y se tituló "El futuro traicionado. Gas de Camisea". Es un documentado alegato contra las decisiones del gobierno aprista sobre los yacimientos naturales de Camisea. Más tarde, en 1990, publicó el histórico libro "La Tercera Colonización. El poder de la información en la era tecnológica", libro comprometido con los postulados de la exigencia por un nuevo orden mundial de la información y en el que se detalla el sistema informativo de los países del norte, planteando como tesis central que "La comunicación, controlada por grupos transnacionales que coinciden y defienden la política exterior de Estados Unidos, es hoy el gran instrumento de colonización. La comunicación engloba todos los sistemas vinculados a la mente humana (…) Nada hay de inocente ni de imparcial en la comunicación…".
No le alcanzó el tiempo para corregir un texto que tituló "Carta a mis nietos. Herederos de un país fascinante", en el que recoge los logros de nuestros antepasados precolombinos.
Le sobreviven su leal compañera Carmen Reyes de Ruiz Caro, sus hijas Ariela de Prado, Marusia de Azpur, sus nietos Sebastián y Alejandro, sus yernos Oscar Prado y Javier Azpur, con los que construyó una familia fuerte y solidaria a la que transmitió sus anhelos de paz y justicia social.
Ruiz Caro era un hombre afable y alegre, siempre abierto a la relación, amante de la charla, que no reconocía enemigos, dedicando a todos su abrazo fraterno y generoso.
El periodismo, la política de izquierda, sus parientes y amigos, hemos sufrido una pérdida irreparable.
Diciembre del 2007
Desaparece así un miembro de la generación de periodistas y políticos de los años 50 que asumieron el compromiso de hacer buen periodismo ligado a las causas sociales en que creyeron y sin apartarse nunca de sus postulados.
Ruiz Caro, miembro de una antigua familia de Cusco inició su carrera en el periodismo, cuando no había cumplido los veinte años, reclutado para formar parte de la redacción del nuevo diario tabloide "Ultima Hora", y fue allí que descubrió que su vocación no era el estudio de Ingeniería, razón por la que había sido enviado a Lima.
Pero como él mismo contaba, los talleres, la redacción, la emoción de buscar noticias, el gratísimo momento de sentarse a escribir y luego ver publicado su reportaje, lo decidieron para siempre por el periodismo.
También había sentido el llamado temprano de la política en los últimos años de la secundaria en el colegio "Cienciano", uniéndose a grupos que estudiaban textos que convocaban al cambio revolucionario.
Por eso, luego de afirmarse como periodista en el famoso tabloide popular, decidió participar en política luchando contra la dictadura de Odría y por sus méritos fue elegido diputado por Cusco en las elecciones de 1956. Formó luego parte del grupo fundador del conocido "Movimiento Social Progresista".
Tendría entonces oportunidad de aplicar su gran experiencia profesional en la edición del famoso "Libertad" periódico del Movimiento que integraban también, entre otros, Alberto Ruiz Eldredge, los hermanos Augusto y Sebastián Salazar Bondy, Santiago Agurto, Francisco Moncloa, Germán Tito Gutiérrez, Humberto Damonte, todos jóvenes intelectuales decididos por la revolución socialista por la vía democrática.
Los "Progresistas"se disolvieron luego de las elecciones de 1962 y emprendieron caminos diversos y Efraín regresó al periodismo para integrar el equipo fundacional de la cadena de diarios que patrocinó el industrial pesquero Luis Banchero Rossi. Luego pasó al recién fundado diario "Expreso" donde asumió la jefatura de redacción, diseñando un diario muy noticioso, liberal, de fuerte impacto popular.
Luego de una etapa en que emprendió algunos negocios, fue llamado a colaborar por los militares que, liderados por el general Juan Velasco Alvarado, habían derrocado al presidente Fernando Belaunde, en octubre de 1968.
Ruiz Caro fue encargado de la promoción de la Reforma Agraria y formó parte de los equipos técnicos que recorrieron el país poniendo en práctica los mandatos de la ley que acabó con la oligarquía terrateniente del norte y el gamonalismo andino.
En 1970 se hizo cargo de la dirección de los diarios "Expreso" y "Extra", administrándolos en colaboración con sus sindicatos y en actitud consonante con sus deseos de crear medios informativos de amplia participación gremial, sindical.
Luego de la expropiación de los diarios en 1974, Ruiz Caro se apartó del gobierno militar y marchó a Europa nominado como Secretario para América Latina de la Organización Internacional de Periodistas, con sede en Praga, capital de la entonces Checoslovaquia.
Se reconoció su constante apoyo al movimiento gremial periodístico, debiéndose recordar que también estuvo entre los fundadores de la Federación de Periodistas del Perú, en 1950 y que abrió un espacio liberal de unión de intereses gremiales para la nueva generación de periodistas. También apoyó con decisión al legendario Genaro Carnero Checa en la fundación de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.
Desde Praga, donde permaneció más de cinco años, fue un importante promotor del periodismo latinoamericano de avanzada, promoviendo la visión crítica de los medios de información de la región, dominados mayormente por intereses de los países del norte.
Cuando regresó a Lima y fiel a su vocación de periodista comprometido, fue nombrado director del diario "El Observador", cuando sus periodistas trataban de salvar la empresa organizándose en cooperativa, es decir, lo que Ruiz Caro había promovido siempre: la participación colectiva.
Con ese espíritu fundó el cotidiano "La Voz" en 1985, tabloide que se sostuvo casi dos años pese al boicot publicitario del gobierno y la terrible inflación del tiempo del primer gobierno de Alan García. Apoyó con decisión a "Izquierda Unida" y a sus dirigentes y convirtió el periódico en verdadera arma de combate. Todos los días seguía y comentaba la actualidad desde su columna "Sin Consignas", con comentarios lúcidos que marcaban derroteros para la izquierda que no logró unificar esfuerzos para proyectar una presencia significativa en el escenario político de aquel tiempo.
Apartado de la política, no dejó el periodismo y empleó su vasta experiencia en la redacción y edición de revistas institucionales, trabajo que no dejó ya nunca hasta ser sorprendido por la muerte.
Efraín Ruiz Caro publicó dos importantes libros. El primero, con la colaboración de su hija Marusia, data de 1985 y se tituló "El futuro traicionado. Gas de Camisea". Es un documentado alegato contra las decisiones del gobierno aprista sobre los yacimientos naturales de Camisea. Más tarde, en 1990, publicó el histórico libro "La Tercera Colonización. El poder de la información en la era tecnológica", libro comprometido con los postulados de la exigencia por un nuevo orden mundial de la información y en el que se detalla el sistema informativo de los países del norte, planteando como tesis central que "La comunicación, controlada por grupos transnacionales que coinciden y defienden la política exterior de Estados Unidos, es hoy el gran instrumento de colonización. La comunicación engloba todos los sistemas vinculados a la mente humana (…) Nada hay de inocente ni de imparcial en la comunicación…".
No le alcanzó el tiempo para corregir un texto que tituló "Carta a mis nietos. Herederos de un país fascinante", en el que recoge los logros de nuestros antepasados precolombinos.
Le sobreviven su leal compañera Carmen Reyes de Ruiz Caro, sus hijas Ariela de Prado, Marusia de Azpur, sus nietos Sebastián y Alejandro, sus yernos Oscar Prado y Javier Azpur, con los que construyó una familia fuerte y solidaria a la que transmitió sus anhelos de paz y justicia social.
Ruiz Caro era un hombre afable y alegre, siempre abierto a la relación, amante de la charla, que no reconocía enemigos, dedicando a todos su abrazo fraterno y generoso.
El periodismo, la política de izquierda, sus parientes y amigos, hemos sufrido una pérdida irreparable.
Diciembre del 2007
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