Foro Social Catalán: un primer balance
06/02/2008
- Opinión
La celebración del Foro Social Catalán (FSCat), celebrado del 25 al 27 de enero en Barcelona, ha sido un gran éxito, y ha superado las expectativas de buena parte del núcleo promotor y sobretodo de aquellos que habían seguido más de lejos el proceso organizativo. Un éxito respecto al número de participantes, por el interés y la calidad de muchos de los debates, por la dinámica preparatoria y por el buen clima político mantenido durante todo el Foro. En el presente artículo, intentaremos ofrecer unas primeras reflexiones sobre esta experiencia y apuntar algunos de los retos de futuro que se plantean.
Un contexto difícil
El FSCat se ha realizado en un contexto difícil para los movimientos sociales catalanes, marcado por el fin de las grandes movilizacionesdel periodo 2000-2004 y por una fuerte tendencia a la dispersión y fragmentación. En los últimos tiempos, han existido numerosos conflictos y protestas pero en general éstas han sido muy defensivas, aisladas, con una base social reducida y con dificultad para trascender a sus núcleos impulsores y a los sectores organizados. Aún así, podemos señalar ciertas excepciones como algunas campañas en defensa del territorio, en particular la No a la MAT , o las movilizaciones por una vivienda digna (aunque éstas han perdido en los últimos meses un cierto impulso ya sea por las dificultades de mantener un movimiento en alza en el tiempo como por el impacto propagandístico de las medidas de escaparate promovidas por el gobierno del PSOE). De todos modos, pese a la dispersión de las resistencias y a la pérdida de su carácter de masas, en estos últimos años se han dado numerosas iniciativas significativas a pequeña escala, “por debajo”, (algunas luchas sindicales combativas, protestas barriales, experiencias de economía alternativa, cooperativas de consumidores de productos ecológicos, medios de comunicación alternativos, iniciativas editoriales...) que han demostrado la existencia de un franja social combativa frente al neoliberalismo y que puede ser la base para un nuevo impulso.
Más en general, el FSCat ha llegado en una coyuntura internacional marcada, desde el año 2004, por la pérdida de centralidad de las movilizaciones internacionales vinculadas al movimiento “antiglobalización”, que fueron su eje vertebrador. Un movimiento “antiglobalización” que ha ido perdiendo capacidad aglutinadora y unificadora, en un contexto de auge y multiplicación de las luchas concretas frente al neoliberalismo y de mayor dispersión sectorial y “nacionalización” de las mismas. Un escenario, en definitiva, marcado por una crisis de perspectivas por parte del movimiento “antiglobalización” y del proceso del Foro Social Mundial (FSM). Este último, tiene el reto de seguir siendo un instrumento útil para la articulación internacional de las fuerzas críticas con la globalización neoliberal y evitar caer en un proceso de repetición y rutinización.[1]
La decisión de no realizar el año 2008 otra edición del Foro Social Mundial, como en ocasiones anteriores, y llevar a cabo una jornada internacional descentralizada, el 26 de enero del 2008, obedecía a la constatación de que un ritmo tan elevado de foros sociales (al FSM hay que añadirle las ediciones continentales y varias iniciativas temáticas) suponía una inversión de esfuerzos y energías excesivas por parte de las organizaciones implicadas, con lo cual se corría el riesgo de sacar fuerzas de luchas y campañas concretas y de contribuir a una creciente desconexión entre el proceso internacional del Foro Social Mundial y las luchas reales. El llamado internacional para el 26 de enero llegó en un momento de cierta desconexión de los movimientos sociales catalanes (y más en general del conjunto del Estado español) respecto a la dinámica internacional del proceso de los foros sociales, con la excepción de algunas ONGs y determinadas campañas con vínculos internacionales como la de la deuda.
Hay que tener en cuenta que en la fase de expansión del movimiento “antiglobalización”, tras Seattle en 1999, y de ascenso del proceso de los foros sociales a partir del 2001, los movimientos sociales catalanes tuvieron una participación notable en las movilizaciones internacionales “antiglobalización” y en el Foro Social Europeo, desde Florencia en noviembre de 2002 hasta Londres en octubre de 2004. En estos últimos años, pero, se ha dado una creciente desconexión respecto a estas dinámicas internacionales, como consecuencia de la pérdida de centralidad del movimiento “antiglobalización”, de “nacionalización” y fragmentación de las resistencias y de disminución del interés hacia el proceso de los foros una vez “el efecto novedad” ha pasado.
Un foro de perfil unitario y militante
El Foro Social Catalán empezó a prepararse en junio de2007, a raíz del llamado del Consejo Internacional del Foro Social Mundial para celebrar una jornada internacional descentralizada el 26 de enero del 2008. El llamado inicial fue realizado formalmente por Arcadi Oliveres y rápidamente atrajo a un amplio espectro de organizaciones que dieron legitimidad al proyecto. Este abanico de colectivos implicados incluía múltiples ONGs, sindicatos alternativos como la Intersindical Alternativa de Catalunya (que de forma recurrente es la organización sindical catalana más comprometida con las luchas y los movimientos sociales), grupos feministas, cristianos de base, organizaciones de la izquierda anticapitalista, de la izquierda independentista, grupos ecologistas, colectivos de la economía social y solidaria, plataformas locales, etc. Hay que señalar, pero, la ausencia de la izquierda parlamentaria y de los sindicatos mayoritarios en todo el proceso de preparación del FSCat (pese a alguna presencia testimonial en alguna reunión preparatoria o durante el propio acontecimiento).
Aun cuando inicialmente la respuesta al llamado fue muy positiva, en términos de número y diversidad de organizaciones implicadas, con el tiempo el núcleo organizativo y la asistencia a las asambleas preparatorias se fue reduciendo (aun y mantener la heterogeneidad y la pluralidad entre sus miembros) generándose una cierta incertidumbre sobre el resultado final del proyecto, de su dimensión y de su capacidad aglutinadora. En un periodo de fragmentación de las luchas, de algunos intentos fallidos de creación de marcos de trabajo activistas y unitarios, de una cierta pérdida de interés por los foros sociales (sobretodo tras el más o menos fallido Foro Social Mediterráneo, en junio del 2005, que fue percibido como un proceso más bien externo a la dinámica de los movimientos sociales catalanes, sin negar su interés en términos de favorecer el contacto ente movimientos de las dos orillas del Mediterráneo[2])... parecía difícil que un “foro social catalán” fuera capaz de generar una dinámica de trabajo unitaria, radical y con capacidad de arrastre de amplios sectores sociales. Ahora, el éxito del FSCat, reconocido por prácticamente todos los sectores, es uno de los mejores resultados del Foro.
A grandes rasgos, podríamos señalar que el éxito del FSCat se ha puesto de relieve a partir de diferentes aspectos. De entrada, en el alto número de participantes, en torno a cinco mil personas, que llenaron las más de noventa actividades realizadas que incluían desde seminarios, vídeoforos, exposiciones, juegos infantiles... Otro elemento a destacar fue la calidad de los debates. De hecho, los más de cien seminarios propuestos tuvieron que reducirse a unos 48, debido a problemas de espacio, lo que implicó la fusión y la creación de sinergias a la hora de redefinir los seminarios obligando a un ejercicio de concreción y estructuración en el planteamiento de los talleres por parte de las diferentes entidades convocantes. Hay que recordar que algunos seminarios fueron organizados por varias entidades y la preparación de algunos de ellos requirió la celebración de varias reuniones previas.
La organización del FSCat se basó en un trabajo asambleario y horizontal, partiendo de la implicación voluntaria de sus miembros y optando por un modelo de foro de presupuesto ajustado y autofinanciado. La estructura del acontecimiento respondió a este carácter “horizontal” optando por la organización de diferentes seminarios en paralelo y en “igualdad de condiciones” y huyendo de la celebración de grandes conferencias y ponencias magistrales. Los días previos a la celebración del Foro en Barcelona se realizaron iniciativas descentralizadas en diferentes municipios como Sabadell, Castelldefels, Tarragona... que permitieron “calentar motores” y llevar la experiencia del FSCat a nivel más local. Pese a que la extensión territorial del Foro hubiese podido ser mes exhaustiva, hay que valorarla como buena, especialmente, si tenemos en cuenta el poco tiempo con el que se contó y las limitaciones de los efectivos dedicados a realizar esta tarea.
Además, hay que señalar el buen clima de trabajo entre el núcleo promotor, pese a su heterogeneidad política y sectorial. De hecho, las formas y el discurso del Foro fueron unitarias y radicales dando voz, sobretodo en los actos centrales, a los sectores en lucha del movimiento como los conductores de autobuses del TMB, la red de apoyo a Palestina, el movimiento feminista y la campaña a favor del aborto, etc. El perfil del FSCat fue militante y activista, el de un foro orientado a la acción. Podemos decir que desde la “contra-conferencia” realizada durante la campaña contra el Banco Mundial, el 22-23 de junio del año 2001, no había habido en Barcelona una iniciativa de este estilo comparable.
Este perfil militante y activista quedó, especialmente, reflejado en el éxito dela Asamblea de Movimientos Sociales que contó con una numerosa asistencia, más de 400 personas, y con la participación (activa o pasiva) de una amplia variedad de colectivos y de organizaciones representando un espectro político-ideológico muy diverso. La preparación de la Asamblea estuvo directamente ligada al proceso del FSCat, mostrando así el carácter radical y activista del propio Foro, que apareció como una expresión de las luchas en curso. Pese a que el núcleo promotor del proceso preparatorio de la Asamblea fue relativamente reducido, al final un amplio número de colectivos se integraron en la dinámica. La Asamblea de Movimientos Sociales se desarrolló en un clima unitario y con una clara voluntad de trabajo conjunto por parte de los asistentes, convirtiéndose en una buena tribuna para dar visibilidad a muchas de las luchas concretas que están llevando a cabo los diferentes movimientos sociales catalanes.
El éxito del FSCat ha puesto de manifiesto como tras un largo periodo de fragmentación y repliegue, buena parte de las organizaciones y los movimientos sociales catalanes sentían la necesidad de “encontrarse”, de “verse” y reunir fuerzas. La conciencia de esta necesidad de sumar y de trabajar en común, en un periodo de debilidad, explica en buena medida el buen clima de trabajo unitario que presidió el Foro y el interés que despertóla Asamblea de Movimientos Sociales, incluso entre los núcleos militantes que no habían participado en su preparación. El Foro dejó buenas sensaciones y un buen estado de ánimo entre sus participantes y sirvió para inyectar energías y “recargar las pilas”.
El FSCat ha sido la primera actividad unitaria, amplia y exitosa de tipo general realizada en mucho tiempo que ha tenido un amplio eco y un papel federador entre los movimientos y las organizaciones sociales, tras un periodo marcado por la fragmentación y la dispersión de las luchas. Este éxito, reconocido por prácticamente todos los sectores, es uno de los mejores resultados del Foro y da legitimidad al trabajo futuro tanto del FSCat como dela Asamblea de Movimientos Sociales.
Retos y perspectivas
El neoliberalismo ha conseguido fragmentarcomo nunca a los sectores populares trabajadores y a las resistencias sociales. Tejer convergencias y crear puntos de encuentro para revertir esta tendencia tiene que ser un objetivo estratégico central de las fuerzas enfrentadas a la globalización neoliberal. Esto requiere buscar espacios de confluencia, como por ejemplo los foros sociales (y otros ámbitos de trabajo unitario) que permitan la elaboración de un discurso global e integrado de crítica al estado actual de las cosas que sea compatible con las particularidades y los intereses específicos de los diferentes grupos sociales que lo cuestionan.
Los foros sociales no son un fin en sí mismos, sino un instrumento al servicio de la discusión y la articulación de campañas y movilizaciones, y tienen que ser vistos y concebidos como tales. Tienen sentido si ayudan a avanzar en esta dirección. Desde su nacimiento en el año 2001, los foros sociales han actuado como un cierto polo unificador y como un espacio de convergencia de solidaridades[3]. Si bien éstas sean aún frágiles, a menudo poco duraderas y en muchos casos limitadas al terreno simbólico. Los foros no han generado automáticamente un reforzamiento de las luchas concretas contra el neoliberalismo, pero sí que han sido un referente para algunas de las mismas y han servido para inspirar iniciativas diversas, contribuyendo a crear un clima más propicio al trabajo en común en los lugares donde se han celebrado. Éste tendría que ser precisamente el legado del FSCat.
Tras el éxito del FSCat es importante aprovechar el impulso que éste ha dado y la dinámica que se ha generado para intentar consolidar un espacio de encuentro de las organizaciones y los movimientos sociales catalanes. Ahora hay que saber gestionar colectivamente este éxito, evitando desperdiciar lo que se ha conseguido con actitudes que dificulten el trabajo unitario, como replegándose de nuevo exclusivamente en las actividades cotidianas de cada cual.
Más en general, en este escenario, los movimientos sociales catalanes tienen el doble reto de profundizar en su arraigo local y fortalecerse “por debajo” y, en paralelo, crear formas de articulación que eviten el aislamiento de las resistencias sociales a través de espacios como los foros, campañas, y redes concretas. Ambas cosas son necesarias y complementarias y conviene no realizar falsas oposiciones estériles, como a veces se hace, entre trabajo “de base o local” y coordinación de las luchas.
Un espacio como el dela Asamblea de Movimientos Sociales, si se sabe gestionar bien, puede contribuir a hacernos avanzar en la dirección necesaria, sin tener pero expectativas desmesuradas o irreales (que sólo sirven para generar frustración). La Asamblea de Movimientos Sociales tendría que convertirse en un espacio de encuentro regular de organizaciones y movimientos sociales de naturaleza diversa y de un espectro político-ideológico amplio, que permitiera el intercambio de puntos de vista y una comunicación fluida y regular entre iniciativas y grupos que no siempre tienen relación, así como favorecer el debate estratégico y proporcionar apoyo a las luchas reales. El reto es ir pasando de las convergencias y las solidaridades simbólicas a las tangibles y al reforzamiento concreto de luchas específicas. Las formas que toman las luchas reales son imprevisibles y cambiantes y la articulación de las resistencias sociales no se realiza por decreto. Se trata de un proceso dinámico, con altibajos, que requiere voluntad de trabajo común y habilitar espacios de convergencia y solidaridad que permitan la discusión mutua, crear una cultura de trabajo compartida y aprender a ver los problemas particulares desde una óptica general.
El Foro Social Catalán no ha sido ninguna panacea o fórmula mágica para los movimientos sociales catalanes, pero sí ha sido una iniciativa que puede contribuir a acumular fuerzas y que ha marcado un cierto punto de inflexión en la trayectoria de los últimos años. Un paso adelante que nos tiene que ayudar a fortalecer las resistencias al neoliberalismo y permitir una mayor articulación y coordinación de las mismas, en la perspectiva de ir iniciando una nueva fase de ascenso de la contestación social. Éste es el gran reto que tenemos por delante.
- Josep Maria Antentas y Esther Vivas son miembros de Revolta Global y de la redacción de la revista Viento Sur.
Artículo publicado en www.revoltaglobal.cat
Un contexto difícil
El FSCat se ha realizado en un contexto difícil para los movimientos sociales catalanes, marcado por el fin de las grandes movilizaciones
Más en general, el FSCat ha llegado en una coyuntura internacional marcada, desde el año 2004, por la pérdida de centralidad de las movilizaciones internacionales vinculadas al movimiento “antiglobalización”, que fueron su eje vertebrador. Un movimiento “antiglobalización” que ha ido perdiendo capacidad aglutinadora y unificadora, en un contexto de auge y multiplicación de las luchas concretas frente al neoliberalismo y de mayor dispersión sectorial y “nacionalización” de las mismas. Un escenario, en definitiva, marcado por una crisis de perspectivas por parte del movimiento “antiglobalización” y del proceso del Foro Social Mundial (FSM). Este último, tiene el reto de seguir siendo un instrumento útil para la articulación internacional de las fuerzas críticas con la globalización neoliberal y evitar caer en un proceso de repetición y rutinización.[1]
La decisión de no realizar el año 2008 otra edición del Foro Social Mundial, como en ocasiones anteriores, y llevar a cabo una jornada internacional descentralizada, el 26 de enero del 2008, obedecía a la constatación de que un ritmo tan elevado de foros sociales (al FSM hay que añadirle las ediciones continentales y varias iniciativas temáticas) suponía una inversión de esfuerzos y energías excesivas por parte de las organizaciones implicadas, con lo cual se corría el riesgo de sacar fuerzas de luchas y campañas concretas y de contribuir a una creciente desconexión entre el proceso internacional del Foro Social Mundial y las luchas reales. El llamado internacional para el 26 de enero llegó en un momento de cierta desconexión de los movimientos sociales catalanes (y más en general del conjunto del Estado español) respecto a la dinámica internacional del proceso de los foros sociales, con la excepción de algunas ONGs y determinadas campañas con vínculos internacionales como la de la deuda.
Hay que tener en cuenta que en la fase de expansión del movimiento “antiglobalización”, tras Seattle en 1999, y de ascenso del proceso de los foros sociales a partir del 2001, los movimientos sociales catalanes tuvieron una participación notable en las movilizaciones internacionales “antiglobalización” y en el Foro Social Europeo, desde Florencia en noviembre de 2002 hasta Londres en octubre de 2004. En estos últimos años, pero, se ha dado una creciente desconexión respecto a estas dinámicas internacionales, como consecuencia de la pérdida de centralidad del movimiento “antiglobalización”, de “nacionalización” y fragmentación de las resistencias y de disminución del interés hacia el proceso de los foros una vez “el efecto novedad” ha pasado.
Un foro de perfil unitario y militante
El Foro Social Catalán empezó a prepararse en junio de
Aun cuando inicialmente la respuesta al llamado fue muy positiva, en términos de número y diversidad de organizaciones implicadas, con el tiempo el núcleo organizativo y la asistencia a las asambleas preparatorias se fue reduciendo (aun y mantener la heterogeneidad y la pluralidad entre sus miembros) generándose una cierta incertidumbre sobre el resultado final del proyecto, de su dimensión y de su capacidad aglutinadora. En un periodo de fragmentación de las luchas, de algunos intentos fallidos de creación de marcos de trabajo activistas y unitarios, de una cierta pérdida de interés por los foros sociales (sobretodo tras el más o menos fallido Foro Social Mediterráneo, en junio del 2005, que fue percibido como un proceso más bien externo a la dinámica de los movimientos sociales catalanes, sin negar su interés en términos de favorecer el contacto ente movimientos de las dos orillas del Mediterráneo[2])... parecía difícil que un “foro social catalán” fuera capaz de generar una dinámica de trabajo unitaria, radical y con capacidad de arrastre de amplios sectores sociales. Ahora, el éxito del FSCat, reconocido por prácticamente todos los sectores, es uno de los mejores resultados del Foro.
A grandes rasgos, podríamos señalar que el éxito del FSCat se ha puesto de relieve a partir de diferentes aspectos. De entrada, en el alto número de participantes, en torno a cinco mil personas, que llenaron las más de noventa actividades realizadas que incluían desde seminarios, vídeoforos, exposiciones, juegos infantiles... Otro elemento a destacar fue la calidad de los debates. De hecho, los más de cien seminarios propuestos tuvieron que reducirse a unos 48, debido a problemas de espacio, lo que implicó la fusión y la creación de sinergias a la hora de redefinir los seminarios obligando a un ejercicio de concreción y estructuración en el planteamiento de los talleres por parte de las diferentes entidades convocantes. Hay que recordar que algunos seminarios fueron organizados por varias entidades y la preparación de algunos de ellos requirió la celebración de varias reuniones previas.
La organización del FSCat se basó en un trabajo asambleario y horizontal, partiendo de la implicación voluntaria de sus miembros y optando por un modelo de foro de presupuesto ajustado y autofinanciado. La estructura del acontecimiento respondió a este carácter “horizontal” optando por la organización de diferentes seminarios en paralelo y en “igualdad de condiciones” y huyendo de la celebración de grandes conferencias y ponencias magistrales. Los días previos a la celebración del Foro en Barcelona se realizaron iniciativas descentralizadas en diferentes municipios como Sabadell, Castelldefels, Tarragona... que permitieron “calentar motores” y llevar la experiencia del FSCat a nivel más local. Pese a que la extensión territorial del Foro hubiese podido ser mes exhaustiva, hay que valorarla como buena, especialmente, si tenemos en cuenta el poco tiempo con el que se contó y las limitaciones de los efectivos dedicados a realizar esta tarea.
Además, hay que señalar el buen clima de trabajo entre el núcleo promotor, pese a su heterogeneidad política y sectorial. De hecho, las formas y el discurso del Foro fueron unitarias y radicales dando voz, sobretodo en los actos centrales, a los sectores en lucha del movimiento como los conductores de autobuses del TMB, la red de apoyo a Palestina, el movimiento feminista y la campaña a favor del aborto, etc. El perfil del FSCat fue militante y activista, el de un foro orientado a la acción. Podemos decir que desde la “contra-conferencia” realizada durante la campaña contra el Banco Mundial, el 22-23 de junio del año 2001, no había habido en Barcelona una iniciativa de este estilo comparable.
Este perfil militante y activista quedó, especialmente, reflejado en el éxito de
El éxito del FSCat ha puesto de manifiesto como tras un largo periodo de fragmentación y repliegue, buena parte de las organizaciones y los movimientos sociales catalanes sentían la necesidad de “encontrarse”, de “verse” y reunir fuerzas. La conciencia de esta necesidad de sumar y de trabajar en común, en un periodo de debilidad, explica en buena medida el buen clima de trabajo unitario que presidió el Foro y el interés que despertó
El FSCat ha sido la primera actividad unitaria, amplia y exitosa de tipo general realizada en mucho tiempo que ha tenido un amplio eco y un papel federador entre los movimientos y las organizaciones sociales, tras un periodo marcado por la fragmentación y la dispersión de las luchas. Este éxito, reconocido por prácticamente todos los sectores, es uno de los mejores resultados del Foro y da legitimidad al trabajo futuro tanto del FSCat como de
Retos y perspectivas
El neoliberalismo ha conseguido fragmentar
Los foros sociales no son un fin en sí mismos, sino un instrumento al servicio de la discusión y la articulación de campañas y movilizaciones, y tienen que ser vistos y concebidos como tales. Tienen sentido si ayudan a avanzar en esta dirección. Desde su nacimiento en el año 2001, los foros sociales han actuado como un cierto polo unificador y como un espacio de convergencia de solidaridades[3]. Si bien éstas sean aún frágiles, a menudo poco duraderas y en muchos casos limitadas al terreno simbólico. Los foros no han generado automáticamente un reforzamiento de las luchas concretas contra el neoliberalismo, pero sí que han sido un referente para algunas de las mismas y han servido para inspirar iniciativas diversas, contribuyendo a crear un clima más propicio al trabajo en común en los lugares donde se han celebrado. Éste tendría que ser precisamente el legado del FSCat.
Tras el éxito del FSCat es importante aprovechar el impulso que éste ha dado y la dinámica que se ha generado para intentar consolidar un espacio de encuentro de las organizaciones y los movimientos sociales catalanes. Ahora hay que saber gestionar colectivamente este éxito, evitando desperdiciar lo que se ha conseguido con actitudes que dificulten el trabajo unitario, como replegándose de nuevo exclusivamente en las actividades cotidianas de cada cual.
Más en general, en este escenario, los movimientos sociales catalanes tienen el doble reto de profundizar en su arraigo local y fortalecerse “por debajo” y, en paralelo, crear formas de articulación que eviten el aislamiento de las resistencias sociales a través de espacios como los foros, campañas, y redes concretas. Ambas cosas son necesarias y complementarias y conviene no realizar falsas oposiciones estériles, como a veces se hace, entre trabajo “de base o local” y coordinación de las luchas.
Un espacio como el de
El Foro Social Catalán no ha sido ninguna panacea o fórmula mágica para los movimientos sociales catalanes, pero sí ha sido una iniciativa que puede contribuir a acumular fuerzas y que ha marcado un cierto punto de inflexión en la trayectoria de los últimos años. Un paso adelante que nos tiene que ayudar a fortalecer las resistencias al neoliberalismo y permitir una mayor articulación y coordinación de las mismas, en la perspectiva de ir iniciando una nueva fase de ascenso de la contestación social. Éste es el gran reto que tenemos por delante.
- Josep Maria Antentas y Esther Vivas son miembros de Revolta Global y de la redacción de la revista Viento Sur.
Artículo publicado en www.revoltaglobal.cat
[1] Antentas, Josep Maria. “FSM (2001-2007): un balance” en AAVV. El futuro del Foro Social Mundial. Barcelona: Icaria editorial, 2008.
[2] Vivas, Esther. “Foro Social Mediterráneo: un balance” en Ecología Política, nº 29, 2005: 119-122.
[3] Rousset, Pierre. “La experiencia del FSM como un nuevo marco de solidaridades en AAVV. El futuro del Foro Social Mundial. Barcelona: Icaria editorial, 2008.
https://www.alainet.org/es/articulo/125549
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