El llanto del maíz, el llanto de todos

11/02/2008
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Decir América es decir maíz. Si no hay maíz, no hay América, porque el maíz la nutre desde antes de su amanecer, la baña, la mima, la hace crecer y la hace sonreír. Pero si el maíz no puede brotar de la tierra, pues América tampoco puede preñar de colores y sabores a sus hijitos, nosotros.

Ese día vino mucha gente y yo tuve sólo la dicha de oír y ver al final de la tarde, "la estación del metro estuvo cerrada", "el zócalo a reventar de gentes", "los tractores trancaron el centro". De los miles que llegaron como el agua cuando va en retroceso a su manantial después de regada, una mujer, muchas mujeres exhibieron la pancarta SIN MAÍZ NO HAY PAÍS. México no es México si no tiene su maíz, su maíz blanco, amarillo, el cacahuazintle para el pozole, el maíz azul, el maíz de las tortillas, de las ricas tortillas de Felisa.

Vinieron de todas partes, casi todos ellos desconocidos para la gran prensa demoledora de conciencias, para los flashes, para las sonrisas que se retratan en las vidrieras con marcas, vidrieras que vienen de allí, de sus tierras, de sus sudores y sus esperanzas tronadas. Muchos tardaron días; otros tantos apenas horas y en sus tractores, sobre sus huaraches y bajo sus sombreros caminaron. Desde Reforma hasta el Zócalo. Vivas y burlas recibieron. Los contrastes siempre presentes en tierras donde el maíz ha sido sol y sombra del hambre que no se cura sino que se alivia por horas nomás.

La gran prensa se encargó de demoler a quienes les dan de comer: "Megacaos", "Megatranca". Pobres de las gentes que andaban en sus coches y se tuvieron que calar las trancas de los tractores con esa bola de brutos que no saben que en la gran ciudad no se protesta así, que huelen mal porque el sudor de días no se lo pueden quitar en hoteles víaipí, porque no saben lo chido que es el téc y las bolsas cacharel. Esa fue la consigna de los grandes medios.

Mientras tanto, los ojos hermosos de Marisela mostraron el espejo lloroso e impotente de la mujer hincada en el pavimento y derramada sobre el cuerpo de su marido, sus brazos alrededor suyo, su rostro sobre el suyo y sus lágrimas sobre la tierra que los brotó. Gentes llorosas alrededor de la pareja partida en pedazos. Zopilotes de impotencia revoloteando sobre tantos que una vez más dejan sus gritos pegados en las paredes de los viejos edificios cansados ya de ver tanta lucha ida entre dedos cuarteados.

Más allá, las bocinas rechinaban de rabia porque no entendieron ni entienden del dolor ajeno cuando no les roza los vidrios de sus coches. Más allá, gobernantes entalcados para no oler a pueblo pero sí comer de sus manos; gobernantes que campanean sus ontherocks bajo negociaciones estúpidas que sólo horadan su país, sus gentes y su maíz. Todo sea por el espejismo del dinero que no llegará a ninguna parte porque sólo servirá para aislarse más en pinches jaulas con guaruras donde el alma no tiene forma.
https://www.alainet.org/es/articulo/125614?language=en

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