Pronunciamiento de mujeres diversas del Ecuador
Por el derecho a un aborto seguro
12/02/2008
- Opinión
En este país, el aborto es un derecho que muchas mujeres hemos ejercido y ejerceremos. Con la confusión profundamente dolorosa que conlleva un embarazo no deseado, con clara conciencia de lo que implica volver a ser madre o serlo por primera vez, y sabiendo que es peligroso practicarse un aborto en las actuales condiciones de penalización legal y social, algunas hemos tomamos la opción de continuar con ese embarazo y otras hemos optado por interrumpir el proceso de gestación, es decir, hemos decidido abortar.
Hablemos con honestidad. Lo que está en debate no es si el aborto será o no practicado por muchas mujeres en el Ecuador, sino si aquellas cuya decisión definitiva sea abortar van a tener que culpabilizarse, humillarse y arriesgar su salud por ser una práctica ilegalizada, o si podrán acceder a un servicio médico adecuado para llevar adelante su decisión.
Lo que está en discusión, realmente, es si las mujeres vamos a seguir viviendo confundidas bajo el control moral y administrativo de unos sistemas educativo, legal y de salud diseñados para dirigir nuestros destinos, independientemente de nuestros deseos y criterios, o si vamos a tener acceso a toda la información existente en términos de opinión, anticoncepción e interrupción oportuna y segura del embarazo, y a los servicios adecuados, para ejercer nuestro derecho a decidir como personas inteligentes que somos.
Aquí, lo que está en debate es si cada mujer cuya opción sea abortar va a ser humanamente lastimada y socialmente castigada, o no.
Más de una vez, llenas de indignación porque en muchos sentidos apoyamos su proyecto de país, hemos escuchado al presidente Rafael Correa sostener una postura totalmente opuesta al derecho a un aborto seguro, no como quien ofrece un punto de vista sino como si hablara desde la posesión indiscutible de la verdad. Por ejemplo, le hemos oído decir:
“...jamás he entendido propuestas como “mi cuerpo, mi elección”, cuando es claro que el embrión, feto o bebé que una madre porta ya no es parte de su cuerpo, y nadie tiene derecho a decidir sobre esa nueva vida. Por ello, por mi formación humanista y cristiana, en caso de que la nueva Constitución apruebe la eutanasia prenatal, más allá de lo que ya está estipulado en los códigos actuales, precisamente por cuestión de conciencia sería el primero en votar no en el referéndum aprobatorio”. Rafael Correa, presidente del Ecuador 30/11/07 Discurso en la ceremonia de inauguración de la Asamblea Nacional Constituyente
Nosotras exigimos un debate honesto, exigimos que se diga la verdad. El presidente no maneja un discurso claro ni verdadero. No es verdad que un embrión, un feto y un bebé sean lo mismo; tampoco son lo mismo que un óvulo, la célula germinal que todas eliminamos en cada periodo menstrual, y que de hecho, es el primer eslabón de esa cadena del desarrollo de la vida que el presidente menciona. Es importante identificar que se trata de diferentes estados de la vida, para entender que impedir la fecundación por medios anticonceptivos o abortar un embrión carente de sensibilidad nerviosa durante las primeras semanas de gestación (dos formas distintas de interrumpir el proceso de posible existencia de vida humana), no es lo mismo que eliminar un bebé humano, un sujeto nacido, con sensibilidad. No es lo mismo y no es correcto que el presidente, al igual que los grupos autodenominados “Pro-vida”, hablen como si lo fuera.
Además, nos parece indignante que Rafael Correa concluya que una mujer embarazada es portadora de un ser que ya no es parte de su cuerpo. Nos preguntamos si le está dando ciudadanía al embrión, porque no puede estar hablando de la maternidad como el compromiso y vínculo profundamente laborioso y de por vida que es, que empieza por alimentar, cuidar, ayudar a crecer y conocer y que nunca, nunca, deja de ser parte de una. De hecho, nosotras que nos consideramos algo más que incubadoras humanas, sabemos que es la conciencia clara de la enorme dimensión de la maternidad lo que hace que cada una, según sus circunstancias, criterios y creencias, decida proseguir o interrumpir un embarazo no planificado.
Finalmente, no es cierto que toda persona cristiana o humanista deba, por principio, oponerse al derecho a un aborto seguro. Nosotras, mujeres de izquierda, católicas muchas, amamos y defendemos la vida digna: esa experiencia sensible, con libertad de conciencia, con la potencialidad de transformar el mundo con su trabajo, que merece sentirse como cálida, autónoma y plena. Nosotras defendemos la dignidad de la vida, incluida la de las mujeres.
Nosotras hablamos de una dignidad expropiada a la gran mayoría de niños, niñas, jóvenes, adultos y adultas de este país, estos sí nacidos y crecidos, en esta sociedad que tiene entre sus elites autoproclamadas “Pro-vida” un buen ejemplo de la hipocresía de vivir la opulencia entre la miseria, la doble moral de mirar en los niños empobrecidos de estas calles pequeños delincuentes, mientras atraviesan la ciudad en autos de lujo desde casas resguardadas por guardias privados para llegar a las manifestaciones anti-aborto.
Es claro que sólo desde esa ubicación social, siempre en el mismo tono de patriarca paternalista, ese tipo de hombre benévolo y severo, que se arroga el derecho de resolver según sus valores qué debe ser lo mejor para todas las personas bajo su dominio, se puedan decir cosas como:
“Además de matar al niño, el aborto puede poner en peligro la salud y la vida de la madre. La sociedad sufre cuando se permite que unos maten a otros por conveniencia. Y la diseminación de la práctica del aborto nos acerca cada vez más al día en que no se cuente con suficientes trabajadores sociales que puedan brindar apoyo a los ancianos, lo que debilitará los servicios sociales y consecuentemente ejercerá presión para que se practique la eutanasia. El aborto es la guerra más violenta de todos los tiempos. Nunca en la historia de la humanidad ha tenido lugar tanta muerte violenta en el mundo”.
http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/opinionabrto.html
Nuevamente, exigimos que se diga la verdad al entablar esta discusión. No es cierto que un aborto practicado durante las primeras semanas de gestación, con el método médico adecuado, ponga en peligro la salud física o mental de la mujer que decide abortar, ni que en este procedimiento la mujer esté matando un niño, como tampoco lo está haciendo en cada periodo menstrual ni a través del uso de anticonceptivos.
Tampoco es cierto que interrumpir el proceso de gestación durante las primeras semanas sea matarnos unos a otros por conveniencia. Violentas, genocidas, realmente atentatorias contra la vida (no como una posibilidad sino como un hecho) y por conveniencia económica, son hazañas como los bombardeos sobre la población civil iraquí y el empobrecimiento masivo de los sectores excluidos de las empresas por parte de los grandes propietarios de este mundo. No es correcto que los grupos autodenominados “Pro-vida” hagan estas afirmaciones falsas para sumir en la angustia y la culpa a las mujeres que deciden abortar.
No, señores y señoras “Pro-Vida”, los servicios sociales estatales no se recortan para favorecer el aborto y la eutanasia (dos cosas muy distintas), sino para que las empresas que sus familias poseen no tengan que sostener económicamente a los sectores empobrecidos a través del pago de impuestos, lo que ustedes llaman, construir un país adecuado para la inversión de las empresas nacionales y extranjeras por su mano de obra barata.
La gran mayoría de las mujeres y las sociedades sufren de maneras incomprensibles para ustedes y, más aún, fomentadas por ustedes desde el lugar indialogante, autoritario y voraz que han decidido ocupar.
Nosotras, estamos dispuestas a debatir y decididas a seguir trabajando por los derechos que construimos a través del ejercicio directo y la lucha abierta.
¡Sostenemos que debe protegerse el derecho al aborto terapéutico contemplado en la Constitución del 98 y, más aún, planteamos que el derecho a un aborto seguro debe ser extendido a todas las mujeres!
¡A diferencia de los patriarcas paternales, amenazantes y castigadores, confiamos en la capacidad de decisión inteligente de las mujeres de este país, y defendemos ese derecho a elegir!
¡Criticamos los discursos amenazantes que inducen a la gente a rechazar la nueva Constitución en caso de que ésta viabilice el derecho a un aborto seguro sin restricciones!
¡Denunciamos los discursos engañosos que, con tal de autoafirmarse, falsean la realidad!
¡Denunciamos los discursos que buscan sumir a las mujeres en la culpa y el silencio!
¡Invitamos a un diálogo abierto y transparente, por la Despenalización del aborto, ya!
Firmamos:
Coalición por la Despenalización del Aborto-Quito
La Casa Feminista de Rosa
Colectivo Mujeres de Frente
Colectivo La Pepa
Colectivo Feminista
Comité Permanente Quitu Raymi
Comuna Hormiga
Confederación de Mujeres por el Cambio- CONFEMEC
Sociedad de Artes Escénicas y Derechos Culturales TransTango
Maywa Negra
Movimiento Nacional de Mujeres de Sectores Populares Luna Creciente
Coalición Ecuatoriana de Iniciativas GLBTI
Coordinadora Juvenil por la Equidad de Género
Proyecto Transgénero
Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos INREDH
Taller de Comunicación Mujer/ Feministas por la Autonomía
Patricia Palacios- Asamblea de Mujeres de Quito
Maria del Pilar Troya- Asamblea de Mujeres de Quito
Zaida Betancour- Asamblea de Mujeres de Quito
Rosa López- Movimiento de Mujeres de El Oro
Hablemos con honestidad. Lo que está en debate no es si el aborto será o no practicado por muchas mujeres en el Ecuador, sino si aquellas cuya decisión definitiva sea abortar van a tener que culpabilizarse, humillarse y arriesgar su salud por ser una práctica ilegalizada, o si podrán acceder a un servicio médico adecuado para llevar adelante su decisión.
Lo que está en discusión, realmente, es si las mujeres vamos a seguir viviendo confundidas bajo el control moral y administrativo de unos sistemas educativo, legal y de salud diseñados para dirigir nuestros destinos, independientemente de nuestros deseos y criterios, o si vamos a tener acceso a toda la información existente en términos de opinión, anticoncepción e interrupción oportuna y segura del embarazo, y a los servicios adecuados, para ejercer nuestro derecho a decidir como personas inteligentes que somos.
Aquí, lo que está en debate es si cada mujer cuya opción sea abortar va a ser humanamente lastimada y socialmente castigada, o no.
Más de una vez, llenas de indignación porque en muchos sentidos apoyamos su proyecto de país, hemos escuchado al presidente Rafael Correa sostener una postura totalmente opuesta al derecho a un aborto seguro, no como quien ofrece un punto de vista sino como si hablara desde la posesión indiscutible de la verdad. Por ejemplo, le hemos oído decir:
“...jamás he entendido propuestas como “mi cuerpo, mi elección”, cuando es claro que el embrión, feto o bebé que una madre porta ya no es parte de su cuerpo, y nadie tiene derecho a decidir sobre esa nueva vida. Por ello, por mi formación humanista y cristiana, en caso de que la nueva Constitución apruebe la eutanasia prenatal, más allá de lo que ya está estipulado en los códigos actuales, precisamente por cuestión de conciencia sería el primero en votar no en el referéndum aprobatorio”. Rafael Correa, presidente del Ecuador 30/11/07 Discurso en la ceremonia de inauguración de la Asamblea Nacional Constituyente
Nosotras exigimos un debate honesto, exigimos que se diga la verdad. El presidente no maneja un discurso claro ni verdadero. No es verdad que un embrión, un feto y un bebé sean lo mismo; tampoco son lo mismo que un óvulo, la célula germinal que todas eliminamos en cada periodo menstrual, y que de hecho, es el primer eslabón de esa cadena del desarrollo de la vida que el presidente menciona. Es importante identificar que se trata de diferentes estados de la vida, para entender que impedir la fecundación por medios anticonceptivos o abortar un embrión carente de sensibilidad nerviosa durante las primeras semanas de gestación (dos formas distintas de interrumpir el proceso de posible existencia de vida humana), no es lo mismo que eliminar un bebé humano, un sujeto nacido, con sensibilidad. No es lo mismo y no es correcto que el presidente, al igual que los grupos autodenominados “Pro-vida”, hablen como si lo fuera.
Además, nos parece indignante que Rafael Correa concluya que una mujer embarazada es portadora de un ser que ya no es parte de su cuerpo. Nos preguntamos si le está dando ciudadanía al embrión, porque no puede estar hablando de la maternidad como el compromiso y vínculo profundamente laborioso y de por vida que es, que empieza por alimentar, cuidar, ayudar a crecer y conocer y que nunca, nunca, deja de ser parte de una. De hecho, nosotras que nos consideramos algo más que incubadoras humanas, sabemos que es la conciencia clara de la enorme dimensión de la maternidad lo que hace que cada una, según sus circunstancias, criterios y creencias, decida proseguir o interrumpir un embarazo no planificado.
Finalmente, no es cierto que toda persona cristiana o humanista deba, por principio, oponerse al derecho a un aborto seguro. Nosotras, mujeres de izquierda, católicas muchas, amamos y defendemos la vida digna: esa experiencia sensible, con libertad de conciencia, con la potencialidad de transformar el mundo con su trabajo, que merece sentirse como cálida, autónoma y plena. Nosotras defendemos la dignidad de la vida, incluida la de las mujeres.
Nosotras hablamos de una dignidad expropiada a la gran mayoría de niños, niñas, jóvenes, adultos y adultas de este país, estos sí nacidos y crecidos, en esta sociedad que tiene entre sus elites autoproclamadas “Pro-vida” un buen ejemplo de la hipocresía de vivir la opulencia entre la miseria, la doble moral de mirar en los niños empobrecidos de estas calles pequeños delincuentes, mientras atraviesan la ciudad en autos de lujo desde casas resguardadas por guardias privados para llegar a las manifestaciones anti-aborto.
Es claro que sólo desde esa ubicación social, siempre en el mismo tono de patriarca paternalista, ese tipo de hombre benévolo y severo, que se arroga el derecho de resolver según sus valores qué debe ser lo mejor para todas las personas bajo su dominio, se puedan decir cosas como:
“Además de matar al niño, el aborto puede poner en peligro la salud y la vida de la madre. La sociedad sufre cuando se permite que unos maten a otros por conveniencia. Y la diseminación de la práctica del aborto nos acerca cada vez más al día en que no se cuente con suficientes trabajadores sociales que puedan brindar apoyo a los ancianos, lo que debilitará los servicios sociales y consecuentemente ejercerá presión para que se practique la eutanasia. El aborto es la guerra más violenta de todos los tiempos. Nunca en la historia de la humanidad ha tenido lugar tanta muerte violenta en el mundo”.
http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/opinionabrto.html
Nuevamente, exigimos que se diga la verdad al entablar esta discusión. No es cierto que un aborto practicado durante las primeras semanas de gestación, con el método médico adecuado, ponga en peligro la salud física o mental de la mujer que decide abortar, ni que en este procedimiento la mujer esté matando un niño, como tampoco lo está haciendo en cada periodo menstrual ni a través del uso de anticonceptivos.
Tampoco es cierto que interrumpir el proceso de gestación durante las primeras semanas sea matarnos unos a otros por conveniencia. Violentas, genocidas, realmente atentatorias contra la vida (no como una posibilidad sino como un hecho) y por conveniencia económica, son hazañas como los bombardeos sobre la población civil iraquí y el empobrecimiento masivo de los sectores excluidos de las empresas por parte de los grandes propietarios de este mundo. No es correcto que los grupos autodenominados “Pro-vida” hagan estas afirmaciones falsas para sumir en la angustia y la culpa a las mujeres que deciden abortar.
No, señores y señoras “Pro-Vida”, los servicios sociales estatales no se recortan para favorecer el aborto y la eutanasia (dos cosas muy distintas), sino para que las empresas que sus familias poseen no tengan que sostener económicamente a los sectores empobrecidos a través del pago de impuestos, lo que ustedes llaman, construir un país adecuado para la inversión de las empresas nacionales y extranjeras por su mano de obra barata.
La gran mayoría de las mujeres y las sociedades sufren de maneras incomprensibles para ustedes y, más aún, fomentadas por ustedes desde el lugar indialogante, autoritario y voraz que han decidido ocupar.
Nosotras, estamos dispuestas a debatir y decididas a seguir trabajando por los derechos que construimos a través del ejercicio directo y la lucha abierta.
¡Sostenemos que debe protegerse el derecho al aborto terapéutico contemplado en la Constitución del 98 y, más aún, planteamos que el derecho a un aborto seguro debe ser extendido a todas las mujeres!
¡A diferencia de los patriarcas paternales, amenazantes y castigadores, confiamos en la capacidad de decisión inteligente de las mujeres de este país, y defendemos ese derecho a elegir!
¡Criticamos los discursos amenazantes que inducen a la gente a rechazar la nueva Constitución en caso de que ésta viabilice el derecho a un aborto seguro sin restricciones!
¡Denunciamos los discursos engañosos que, con tal de autoafirmarse, falsean la realidad!
¡Denunciamos los discursos que buscan sumir a las mujeres en la culpa y el silencio!
¡Invitamos a un diálogo abierto y transparente, por la Despenalización del aborto, ya!
Firmamos:
Coalición por la Despenalización del Aborto-Quito
La Casa Feminista de Rosa
Colectivo Mujeres de Frente
Colectivo La Pepa
Colectivo Feminista
Comité Permanente Quitu Raymi
Comuna Hormiga
Confederación de Mujeres por el Cambio- CONFEMEC
Sociedad de Artes Escénicas y Derechos Culturales TransTango
Maywa Negra
Movimiento Nacional de Mujeres de Sectores Populares Luna Creciente
Coalición Ecuatoriana de Iniciativas GLBTI
Coordinadora Juvenil por la Equidad de Género
Proyecto Transgénero
Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos INREDH
Taller de Comunicación Mujer/ Feministas por la Autonomía
Patricia Palacios- Asamblea de Mujeres de Quito
Maria del Pilar Troya- Asamblea de Mujeres de Quito
Zaida Betancour- Asamblea de Mujeres de Quito
Rosa López- Movimiento de Mujeres de El Oro
https://www.alainet.org/es/articulo/125617
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