Los medios de comunicación como escenario del Acuerdo Humanitario

08/02/2008
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Periodista Rompecabezas, investigadora del Cinep

Actualidad Colombiana habló con el periodista Carlos Alberto Chica acerca del papel de los medios en el cubrimiento de temas de paz y conflicto, particularmente en la denominada Operación Emmanuel y en la liberación de Clara Rojas y Consuelo González.

Carlos Alberto Chica es Comunicador Social – Periodista de la Universidad Javeriana. Treinta años en el oficio lo han llevado, a través de un recorrido por la radio, la televisión y algunas agencias de prensa, a desarrollar un énfasis profesional centrado en el tema de Paz, Derechos Humanos y desarrollo social. Hoy en día se desempeña como coordinador de comunicaciones en el Informe de Desarrollo Humano para Bogotá del PNUD.

- ¿Cómo ha sido el papel de los medios de comunicación en el cubrimiento del conflicto armado colombiano?

En el capítulo 18 del Informe de Desarrollo Humano 2003 “El conflicto, callejón con salida”  analizamos la relación de los medios de comunicación con el conflicto. Esa mirada consistió en ver en dónde estriba la responsabilidad de los medios en estos contextos, y llegamos a la conclusión de que radica en la forma como los medios representan e informan el conflicto armado; cuáles son los imaginarios que los medios y los periodistas tienen, así como el resto de la sociedad, como el gobierno y la comunidad internacional, sobre el conflicto armado. Llegamos a la conclusión de que los medios no son la excepción y que suelen ver el conflicto en su dimensión puramente bélica, en su dimensión militar o su solución política. Por eso los medios oscilan, como el resto de la sociedad colombiana, en ver el conflicto con las euforias de la negociación política o con los reclamos masivos del uso de las fuerzas. Los medios oscilan con mucha proclividad a la solución política negociada cuando las circunstancias políticas se dan, como en el caso Caguán, por ejemplo, o a una solución de fuerza motivada por la rabia y la indignación hacia las FARC, como ocurrió con las dos elecciones del presidente Uribe.

 Los medios no tienen una agenda propia frente al conflicto, suelen cubrir el hecho violento mismo y a los protagonistas violentos más que a las víctimas del conflicto. Por eso me parece que para los propósitos de esta reflexión sobre el Acuerdo Humanitario habría que destacar un elemento que muy importante: en esta ocasión, más que nunca, se ha escuchado la voz de las víctimas del secuestro, esa práctica atroz, cobarde inmisericorde e injusta. Creo que esta vez, más que nunca, más que cuando el Mandato ciudadano por la Paz, la vida y la libertad, más que las marchas del No más, más que cuando las expresiones de la sociedad civil en muchas regiones del país en marchas espontáneas u organizadas, con lo del Acuerdo Humanitario las víctimas han tenido una vocería, han tenido rostro, nombre, cédula, foto; hemos visto la magnitud del conflicto desde las víctimas y desde sus familias. Eso me parece factor importante que no debemos perder de vista como un hecho positivo.

- En ese sentido ¿se le podría atribuir directamente el impacto del tema del Acuerdo Humanitario al manejo que le han dado los medios?

 Quienes alguna vez hemos trabajado estrategias de comunicación para poder tener un impacto mediático preferiríamos, así la audiencia baje, las épocas frías de noticias para difundir información. Yo creo que ha influido mucho la época. Los medios tuvieron la ocasión de darle un gran despliegue a la Operación Emmanuel.

Contribuyó mucho el hecho que Emmanuel, por ser niño y porque doña Clarita había iniciado la cruzada de “liberen a Emmanuel”, era un hecho de dominio público. También contribuyó mucho el hecho de que Chávez estaba de por medio, es la primera vez que en una operación de este tipo participa de una forma tan directa un país extranjero.  La magnitud del episodio mismo, tal como fue diseñado por Chávez y por los gobiernos que inicialmente se comprometieron en la operación, le dieron mucho protagonismo al evento mismo, la presencia de un ex presidente como Kirchner le daba un realce muy fuerte al episodio; estaba metido un combo de países de América Latina, entre ellos Cuba, Argentina, Brasil, Bolivia, eso da mucho peso.

Muchos colombianos no hubiéramos tenido la oportunidad de hacerle tanto seguimiento a esto sino fuera por Telesur (y Cable noticias que se enlazaba permanentemente con Telesur). Es la primera vez que un hecho de Colombia no depende exclusivamente de los canales privados, de Caracol y RCN, que incluso creo que se quedaron cortos frente a la magnitud y el impacto que tendría la retransmisión propiamente de Telesur y Cable noticias o Cable Net.

Telesur reprodujo una experiencia que tuvimos aquí en Colombia durante la presidencia de Andrés Pastrana y la liberación de los secuestrados del Km 18 como la liberación masiva de policías y secuestrados.

- En ocasiones se le ha cuestionado a los medios colombianos el tratamiento que se le da a las víctimas en el momento de la noticia, ¿Cómo cree se manejó este aspecto del cubrimiento en el caso Emmanuel-Clara-Consuelo?

Hay algo que a uno no se le puede olvidar en esto y es que la intimidad pertenece a las víctimas y a sus familias, la intimidad aunque se esté viviendo en público no tienen derecho a hacerla pública. Por ejemplo, la intimidad a la que tiene derecho una familia desplazados, ya sea por terremoto, por una avalancha o por una masacre, esa intimidad dolorosa que uno ve en un campamento de refugiados o desplazadas, sigue siendo derecho exclusivo de las víctimas y aunque esté en un escenario público los medios no tienen derecho a eso. De igual manera, un episodio como la liberación de un secuestrado que es un choque emocional muy fuerte tanto para el secuestrado como para las familias.

Fíjese que solamente había una cámara (Telesur, Venezuela), que obviamente debe ser manejada con un criterio lo más profesional posible, que evita que haya una chusma de camarógrafos y reporteros encima de las víctimas provocándoles una sensación de hostigamiento; eso se puede hacer en el caso de Colombia con RCN y Caracol si se ponen de acuerdo y dicen “va una cámara, nadie chivea a nadie, y cuando esa cámara venga enlazamos la señal y transmitimos para que las personas puedan regresar de una forma tranquila y reposada sin tener esa presión invasiva de su intimidad, como la hemos tenido en Colombia en otros episodios.

Yo pienso que ese es un modelo que vale la pena seguir, independiente de que lo haga Telesur o la Presidencia de la República de Colombia o que lo haga un canal privado en convenio con otros medios de información, la intimidad sigue siendo intimidad a pesar de que ocurran eventos públicos y esto nos deja una enseñanza.

- ¿Qué futuro le espera al Acuerdo Humanitario en la agenda pública?

 Pues en términos de medios de comunicación, que se siga llamando Acuerdo Humanitario porque con bastante frecuencia oímos hablar de “canje” o “intercambio humanitario”, esos dos conceptos son lacerantes desde el punto de vista ético y político. Uno, creo que hay propugnar en el lenguaje. Dos, que los medios de comunicación aprovechen esta coyuntura para que se disocie la idea de que esto es una precondición para sentarse en una mesa de diálogo, es decir, el Acuerdo Humanitario es Acuerdo Humanitario, no puede ser un condicionante para sentar a las FARC o al gobierno Uribe o a cualquier gobierno en una mesa de negociación.

Los medios tienen que mantener por razones éticas y morales la presión sobre este tema, que no desaparezca de la agenda como no debe desaparecer el tema de los juicios a los paramilitares. Fíjese que todo este episodio, desde el punto de vista mediático y político, favorece profundamente a los sectores políticos y del Gobierno que han estado cercanos a las organizaciones paramilitares. Este es un tema que el país no puede dejar dormir y que ha pasado a un décimo plano con ocasión de estos episodios que estamos comentando.

Por último, no hay que esperar a que los hechos ocurran para ponerlos en la agenda pública; los medios tienen capacidad anticipativa y pueden tener capacidad propositiva de temas que, aunque otros actores de la vida política no los ponga, los medios si los puedan poner como una prioridad. Eso puede aplicarse a muchos otros campos de la información. Los medios no tienen por qué esperar que las FARC y Chávez y la senadora Piedad Córdoba y el consentimiento del Gobierno creen un hecho para informar sobre él. Hay algunos hechos que los medios pueden ayudar a poner en la agenda antes de que ellos ocurran.

Natalia Rueda Pinilla
Periodista Rompecabezas, investigadora del Cinep

Fuente: Actualidad Colombiana, Boletín Quincenal, Edición 466
 http://www.actualidadcolombiana.org/
https://www.alainet.org/es/articulo/125654
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