Un trofeo de paz

09/03/2008
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Quito

Suele decirse, después de un acontecimiento como el vivido en República Dominicana con la cumbre del Grupo de Río, que se debe dar vuelta a la página.

Otros, más despreciativos de la historia, hablan de perdón y olvido como los equivocados cristianos, sumisos ante los violentos y opresores, quienes promueven que pongas la otra mejilla para que te sigan abofeteando.

Al Presidente Uribe corresponde demostrar que fue sincero al pedir perdón por el bombardeo al territorio ecuatoriano y que de verdad va a tomar las previsiones para evitar nuevos conflictos con Ecuador en su frontera norte y lo único que tiene que hacer es cuidar su frontera sur con tropas colombianas.

Es obvio que, por encima de los conflictos fronterizos, el Grupo de Río asumió de facto un compromiso histórico con la hermandad y la integración del continente americano: ir a la raíz del conflicto reciente, que marca dos posiciones distintas que se revelan, desde tiempo atrás, por los hechos y no por la retórica de nadie:

La una posición, desde hace años encabezada por Bush y que hoy ejecuta Uribe, va por la aplicación de una política guerrerista, que se materializa con el Plan Colombia y el Plan Patriota, y pretenden a bala liquidar el conflicto, dejando un reguero de muertos, heridos, sangre y dolor.

La otra posición es la que busca, desde que gobernaba el Presidente Pastrana y a la que se fue incorporando más y más gente, no sólo de Colombia (familiares de víctimas, políticos progresistas e izquierdistas, ciudadanía común hastiada de la violencia), sino del continente y del mundo, abogando porque cese tanto sufrimiento en un pueblo hermano.

Nadie debería olvidar ni menospreciar el hecho de que el guerrillero Raúl Reyes salió a la luz pública cuando fue la contraparte de las FARC en las negociaciones de paz con Pastrana y que viajó a Europa junto al alto comisionado de Paz, Víctor Ricardo. Y que si las fuerzas militares colombianas, con apoyo tecnológico y militar norteamericano, lo detectan y asesinan, es porque estaba intermediando la libertad de Ingrid Betancourt. Por eso es que el Canciller francés, Bernard Kouchner, dijo a Radio Francia Internacional que "es una mala noticia que el hombre con el que estábamos dialogando, con quien teníamos contactos, haya muerto".

Correa dijo que, con la muerte de Reyes, Uribe había conseguido su trofeo de guerra.

Ahora, para hacer digno el resultado de la Cumbre del Grupo de Río, que terminó con sensación de victoria de la unidad americana, sería necesario que se hable de un trofeo de paz, que no puede ser otro que las FARC devuelvan de inmediato a Ingrid, sobre el compromiso de honor asumido por los Presidentes, de iniciar el primer encuentro formal para impulsar el “acuerdo humanitario”, como antesala para llegar a una paz por medio del diálogo y no de la violencia.

Cuando ya Bush está con el sol en la espalda, cercarlo a Uribe para que ahora acepte este trofeo que significa: internacionalizar la paz en lugar de la guerra, es el compromiso de los Presidentes que se reunieron en el Grupo de Río.

- Alfredo Vera, escritor, periodista ecuatoriano, ex ministro de Educación
http://alfredovera-ecuador.blogspot.com

https://www.alainet.org/es/articulo/126204

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