La patraña como respuesta a una derrota

12/03/2008
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  • Opinión
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Una de las habilidades torcidas de la administración Bush ha sido el montaje de falsedades como fundamento de sus acciones políticas y militares agresivas y de claro signo unilateral. Cuando su gobierno aparece acompañado en esos trajines es porque han funcionado más las complicidades desvergonzadas de sus aliados de corto vuelo, que una solidaridad con bases morales sólidas.

En Irak, Afganistán, Yugoslavia y Palestina, cuatro causas criminales todavía impunes, no existe moral política que justifiquen las atrocidades cometidas a diario contra los pueblos que pagan el precio de guerras injustas con vidas y bienes destrozados.

Pero sin ir muy lejos, en Colombia estamos viendo ahora el aplauso al genocidio calculado con alevosía, nocturnidad y farsa, para colmo en territorio ajeno, como una proeza militar de un estado títere de una potencia e intereses que apuntan a Venezuela y Ecuador con su petróleo como objetivo final.

Había que entorpecer el proceso de humanización de la guerra en Colombia y para eso no sólo se asesinó al negociador principal, sino que se montó el teatro de las computadoras que revelan nexos prefabricados por la CIA y sus asistidos en el gobierno colombiano, entre los principales actores políticos del proceso de pacificación, Chávez y Correa, con las FARC y el narcotráfico.

P
ara acusar a los presidentes de dos países petroleros de la región, y justificar  al autor intelectual confeso de la masacre en el campamento guerrillero totalmente destrozado, con árboles volados desde sus raíces, se inventan “las pruebas” sacadas de unas computadoras ilesas del jefe negociador abatido, Raúl Reyes, avaladas de inmediato por voceros del gobierno de Bush para tener cartas en este sucio juego de tramposos.

¿Por qué se incrementa la campaña contra Chávez después de la Cumbre del Grupo de Río en Santo Domingo?

La Cumbre fue una derrota principalmente para el presidente Uribe, pero también para su mentor político y militar, el gobierno norteamericano, el amo de la guerra.

Haber desmontado el teatro de estallido bélico inminente en la región suramericana donde más petróleo hay, no fue evidentemente una buena noticia para Washington.

Y tampoco debe haberle gustado el fortalecimiento de Chávez y Correa en esa cumbre, quienes demostraron una sensatez que sus opositores siempre les han negado, especialmente al presidente venezolano.

Pero, para no ampliar el campo de batalla, el Departamento de Estado imperial le dedica a Chávez los honores de su insidia pertinaz al arreciar la campaña que lo vincula a las FARC “terroristas” y al narcotráfico.

De algún modo había que vengar la derrota en la Cumbre de su pupilo bogotano, quien ahora es candidato a una demanda penal en el Tribunal de La Haya por la masacre de la que se confiesa “responsable absoluto”.

Pero veamos quién ha tenido vínculos con el narcotráfico de verdad, según el testimonio irrefutable de propia autoría oficial norteamericana: Álvaro Uribe Vélez.

The National Security Archive lo tiene registrado con un prontuario que comienza en 1991 como “important colombian narco-traffickers” desde que era senador y “un cercano amigo personal de Pablo Escobar”.

Uribe tenía como tarea “establecer una colaboración entre el cartel de la droga de Medellín y altos cargos en el gobierno colombiano de la época, según fuentes de inteligencia de los EE.UU. de la agencia DIA redactados por oficiales en Colombia”.

Por tener un veredicto condenatorio de la Corte Suprema de su país por tales vínculos con Pablo Escobar y con el paramilitarismo que aquél creara, Uribe se querelló contra el presidente de ese alto tribunal colombiano.

¿Cómo se explica entonces la alianza entre Uribe y Bush? Uribe está en manos de quien tiene sus antecedentes criminales. Hace lo que le ordenan para salvarse de su muerte política y de una segura prisión en Estados Unidos, pues en su país no existe soberanía judicial.  

En cuanto al presunto financiamiento a las FARC por parte del gobierno venezolano (en esto sí nombran a Chávez los empleados de Bush), las fulanas pruebas comprometedoras están en las computadoras de la nada creíble ingenuidad guerrillera colombiana: ¿Dejar allí las pruebas palpables de una operación secreta?!!!!

Y eso de que las FARC son una organización terrorista, la calificación cuadra con la lógica del agresor que sí es terrorista mundial, genocida y criminal de guerra: “Te acuso de lo que me acusan para embrollar tal acusación”.

Las FARC existen mucho antes de Chávez y éste lo ha dicho muy claro: “Ni las FARC van a derrotar al gobierno colombiano ni éste a las guerrillas de las FARC.  Por eso la única solución a la situación colombiana es la paz negociada”.

Y en Santo Domingo lo ratificó al negar la farsa de las computadoras.

La patraña contra Chávez es la respuesta, además de aberrante, desesperada y perversa del derrotado mayor en la Cumbre del Grupo de Río, una batalla donde se demostró que la política del gobierno de Estados Unidos en América Latina sí tiene adversarios al por mayor, multiplicados desde el Río Bravo hasta Tierra del Fuego, y no como dicen los mentirosos alabarderos y alabarderas del señor Bush en el ocaso de su poder: “Nuestra política en la región no es contra nadie”.

Evidentemente es contra todos.

El montaje de las computadoras es un nuevo capítulo de la larga lucha de los patriotas latinoamericanos contra el imperio que nos oprime y nos miente.

En distintos tonos, todos menos uno condenaron el unilateralismo. En lenguaje más coloquial, condenaron, junto al autor del atropello, a quien le da el garrote.
https://www.alainet.org/es/articulo/126314
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