Fuego cruzado
10/06/2012
- Opinión
En medio de la turbulencia que nos rodea, alguien se está quedando entre el fuego cruzado: los y las periodistas que cubren los hechos para trasladarlos a los lectores, escuchas y televidentes, aquellos que deben arriesgarse para cumplir con su deber, los señalados por los inconformes con las coberturas, las víctimas de la intolerancia, quienes se convierten en objetivos de insultos y agresiones y en potenciales afectados por los altos niveles de conflictividad, cuyos riesgos tendrán que enfrentar por su cuenta, dada la inseguridad generalizada y la incapacidad de las autoridades.
La semana anterior se conoció de dos hechos que son el preludio de escenarios indeseables para el ejercicio periodístico: dos grupos de periodistas que retornaban de la cobertura de una actividad internacional fueron interceptados por los narcos involucrados en los hechos ocurridos en Zacapa, individuos que los amenazaron con armas de fuego, les robaron un vehículo, los intimidaron y colocaron su integridad en peligro.
En San Juan Sacatepéquez, uno de tantos escenarios de conflictos, colegas de Notisiete y Telecentro 13, que cubrían las manifestaciones de inconformidad por la instalación de la cementera, fueron rodeados por una turba enardecida que los insultó con palabras soeces, les dijo que los iban a quemar, los golpearon al grado que uno debió ser hospitalizado. Los vecinos los retuvieron más de una hora como rehenes y finalmente los liberaron.
Justo en esa misma semana, la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de la Organización de los Estados Americanos, dio a conocer, en un estudio especial sobre la situación de las investigaciones sobre el asesinato de periodistas de 1995 al 2005, que 157 periodistas de 19 países fueron asesinados.
La mayoría de estos homicidios se concentró en Colombia, Brasil y México, en donde se destaca que los motivos pudieron estar relacionados con la actividad periodística. Guatemala aparece en el cuarto lugar con nueve asesinados
Según el relator, doctor Ignacio Álvarez, estos crímenes pueden provenir del narcotráfico, el crimen organizado, los paramilitares y los grupos armados disidentes; en México, un estudio del Centro de Periodismo y Ética Pública (Cepet) reveló que existen indicios de que tres de cada 10 agresiones en contra de la libertad de expresión fueron cometidas por la delincuencia organizada en 2007. Cada semana ocurrió una agresión en ese país, que, a pesar de no estar en guerra, ha sido calificado como el más peligroso para ejercer el periodismo, después de Irak.
La Fundación para la Libertad de Prensa de Colombia (FLYP), en su informe “El desafío de informar”, reveló que el año anterior se reportaron 162 agresiones a la libertad de prensa, una cada dos días, y 16 profesionales tuvieron que abandonar sus lugares de origen. La Sociedad Interamericana de Prensa concluyó, en su última reunión semestral, que en este período fue visible el deterioro en la libertad de prensa y el incremento de la violencia contra los comunicadores en América Latina.
Los actores que establecen limitaciones a la libertad de expresión son variados, utilizan metodologías diversas, actúan desafiando la legislación y pretenden silenciar, acallar, censurar y generar autocensura. Ya lo dijo la Relatoría: los Estados deben tomar conciencia sobre la existencia de un problema extremadamente grave que va en ascenso.
Guatemala, 2 de abril de 2008
- Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es Directora de la Agencia CERIGUA.
La semana anterior se conoció de dos hechos que son el preludio de escenarios indeseables para el ejercicio periodístico: dos grupos de periodistas que retornaban de la cobertura de una actividad internacional fueron interceptados por los narcos involucrados en los hechos ocurridos en Zacapa, individuos que los amenazaron con armas de fuego, les robaron un vehículo, los intimidaron y colocaron su integridad en peligro.
En San Juan Sacatepéquez, uno de tantos escenarios de conflictos, colegas de Notisiete y Telecentro 13, que cubrían las manifestaciones de inconformidad por la instalación de la cementera, fueron rodeados por una turba enardecida que los insultó con palabras soeces, les dijo que los iban a quemar, los golpearon al grado que uno debió ser hospitalizado. Los vecinos los retuvieron más de una hora como rehenes y finalmente los liberaron.
Justo en esa misma semana, la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de la Organización de los Estados Americanos, dio a conocer, en un estudio especial sobre la situación de las investigaciones sobre el asesinato de periodistas de 1995 al 2005, que 157 periodistas de 19 países fueron asesinados.
La mayoría de estos homicidios se concentró en Colombia, Brasil y México, en donde se destaca que los motivos pudieron estar relacionados con la actividad periodística. Guatemala aparece en el cuarto lugar con nueve asesinados
Según el relator, doctor Ignacio Álvarez, estos crímenes pueden provenir del narcotráfico, el crimen organizado, los paramilitares y los grupos armados disidentes; en México, un estudio del Centro de Periodismo y Ética Pública (Cepet) reveló que existen indicios de que tres de cada 10 agresiones en contra de la libertad de expresión fueron cometidas por la delincuencia organizada en 2007. Cada semana ocurrió una agresión en ese país, que, a pesar de no estar en guerra, ha sido calificado como el más peligroso para ejercer el periodismo, después de Irak.
La Fundación para la Libertad de Prensa de Colombia (FLYP), en su informe “El desafío de informar”, reveló que el año anterior se reportaron 162 agresiones a la libertad de prensa, una cada dos días, y 16 profesionales tuvieron que abandonar sus lugares de origen. La Sociedad Interamericana de Prensa concluyó, en su última reunión semestral, que en este período fue visible el deterioro en la libertad de prensa y el incremento de la violencia contra los comunicadores en América Latina.
Los actores que establecen limitaciones a la libertad de expresión son variados, utilizan metodologías diversas, actúan desafiando la legislación y pretenden silenciar, acallar, censurar y generar autocensura. Ya lo dijo la Relatoría: los Estados deben tomar conciencia sobre la existencia de un problema extremadamente grave que va en ascenso.
Guatemala, 2 de abril de 2008
- Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es Directora de la Agencia CERIGUA.
https://www.alainet.org/es/articulo/126727
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