Cuidar la vida

08/04/2008
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Cuando pareciera que no hay paradigmas ni caminos, que nuestro presente y futuro van a la deriva, con serio peligro de naufragio, gracias a la responsabilidad colectiva que nos ha colocado como uno de los países con mayor cantidad de problemas en América Latina, tales como ser un paraíso para las mafias, el crimen organizado y la narcoactividad, así como padecer la inseguridad e injusticias de toda clase, justo entonces aparece en nuestra Guatemala un ser humano grande, inmenso, del tamaño de su obra intelectual y de su humildad: Leonardo Boff, teólogo, filósofo, profesor universitario, escritor y amante de los seres vivos, con un mensaje de esperanza y una invitación a cuidar la vida.

Sus palabras llegan justo en el momento en que grupos étnicos rechazan la minería, que campesinos actúan desesperados por alcanzar un pedazo de tierra para su sobrevivencia y la de sus familias, en medio de un conflicto de intereses por subsistir y garantizar áreas protegidas; cuando en el Congreso sigue pendiente una ley de aguas, mientras que Zacapa fue sede de una convención de la ONU para la lucha contra la desertificación y la sequía, debido a que 111 kilómetros cuadrados de ese territorio están desertificados.

Y como canto de profeta, cuando Boff todavía se encontraba en nuestro país, los glaciares en la Antártica se fracturaron. Más señales no podemos encontrar sobre el gran riesgo que tiene nuestra casa, la que está siendo devorada por la ambición, la inconsciencia y la falta de cuidado de quienes la habitamos.

Los científicos han documentado que el planeta ya no soporta este ritmo de orgía climática. Los límites han sido traspasados, se debe desacelerar el ritmo del desgaste, que ya es irreversible, si no queremos heredar con premura la destrucción de la Tierra.

El reconocido intelectual apeló a los sentimientos de los humanos para crear nuevos paradigmas que sustituyan a los viejos que produjeron sociedades productivistas, consumistas y excluyentes; recordó que tres personas en el mundo poseen más riqueza que 45 países juntos, habitados por 600 millones, y que 327 grandes empresarios son dueños del 45% de la riqueza de la Tierra, lo que demuestra la urgencia de nuevas formas de relaciones.

Boff, el eterno comprometido contra la miseria y luchador por y para los pobres, señaló que de todos los seres vivos, solo la humanidad es ética y, por lo tanto, es quien puede alcanzar la armonía, crear nuevas mentalidades y comportamientos. El gran vacío ético, que conlleva la falta de solidaridad y de cooperación, trae como consecuencia la pérdida de la dimensión espiritual, que hiere la vida.

El erudito brasileño, ciudadano del mundo, clama por los empobrecidos y condenados a la miseria, al vía crucis y al sufrimiento, por aquellos dos mil millones que en el planeta sobreviven con US$1 diario, y el otro clamor es por la Tierra, para evitar su constante agresión y devastación.

Si atendiendo a tanta sabiduría se valorara lo que no tiene precio, se arrebataría espacio al capital para dar su lugar al ser humano. Todavía tenemos la oportunidad de privilegiar la vida y de cuidar la Tierra, nuestra única y colectiva morada.

Guatemala, 7 de abril de 2008

- Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es Directora de la Agencia CERIGUA.
https://www.alainet.org/es/articulo/126822
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