Contra el cinismo mediático

09/04/2008
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Durante casi medio siglo Cuba ha sido víctima del terrorismo mediático dirigido por Estados Unidos. Para ello, la potencia más poderosa que ha conocido la humanidad destina decenas de millones de dólares públicamente y otras cantidades de manera secreta. Lo ha hecho para castigar a los cubanos por haber escogido un camino independiente y para que renunciemos a nuestra opción social, escogida libre y soberanamente.

A través de 33 frecuencias, cuatro satélites, dos aviones, once emisoras de radio y un canal de TV sobre la Isla se trasmiten 2 700 horas de programación destinada toda a promover un cambio de sistema. Esta política viola nuestra soberanía y los acuerdos internacionales que norman la utilización del espacio radioeléctrico.

A esto hay que unir los libros, las películas, los documentales, los juegos, etc. Búsquese en Internet el Informe del Inspector General sobre la operación Bahía de Cochinos. Ahí encontrarán las toneladas de panfletos que se lanzaron desde el aire sobre el territorio cubano. El dinero que le dieron a la llamada Bohemia en el exilio, aquí en Venezuela.

Localícese también cómo The New York Times no publicó la información que tenía sobre los preparativos de la invasión a Playa Girón a solicitud del Gobierno de Estados Unidos. Si lo hubieran hecho habrían evitado cientos de muertos y el descrédito de país producto de estrepitoso fracaso de aquella operación.

Pero igualmente es terrorismo mediático el silencio, esa censura por consenso, esa conspiración donde todos se ponen en línea con respecto a algo que no interesa publicar. Es el silencio con el cual excluyen de la realidad. Te debilitan, te saquean, te exprimen y nadie se entera.

Callan el colosal esfuerzo de solidaridad de Cuba con otros países. No dicen que hay más de 37 000 colaboradores cubanos en el campo de la salud, de los cuales 18 000 son médicos, trabajan en 79 países. No les gusta decir que más de un millón de personas de 32 naciones han recuperado la visión mediante la Operación Milagro; ni que en Cuba estudian 30 000 jóvenes procedentes de 121 países; de ellos 23 000 se forman como médicos. Con el método cubano de alfabetización "Yo sí puedo" más de 2 millones 700 personas de 22 países ya saben leer y escribir.

Es muy larga la historia de mentiras contra el proceso revolucionario en mi país. Desde enero de 1959 cuando Estados Unidos mintió para justificar la acogida en su territorio de los asesinos y ladrones del gobierno del tirano Fulgencio Batista, hasta los embustes más recientes alrededor de la decisión de Fidel Castro de pedir que no se le reeligiera como Presidente del Consejo de Estado.

La mejor manera de enfrentar y derrotar al terrorismo mediático es con la verdad y la cultura. La verdad porque da moral, credibilidad y confianza a la palabra, y la cultura para resistir e impedir el engaño y la manipulación.

Sin embargo, no hay diferencia entre el terrorismo mediático, el terrorismo de Estado y el terrorismo económico. Todos forman parte de una misma política, la de imponer al mundo nuevas relaciones de dependencia en beneficio de los centros de poder hegemónicos del planeta, fundamentalmente de Estados Unidos.

El 5 de diciembre de 2002, pocas semanas antes de la invasión a Iraq, la AFP trasmitió un cable fechado en Nueva York, que traslucía la atmósfera de temor fabricada con la participación de los medios hegemónicos sobre la existencia de armas de exterminio masivo en Iraq para facilitar la carnicería y el despojo petrolero que se avecinaban.

Dijo la agencia francesa: "Las cadenas de televisión de Estados Unidos están en pie de guerra y se preparan a desplegar un ejército de periodistas para cubrir una eventual guerra en Iraq.

"Los preparativos se iniciaron este verano y se han ido intensificando a medida que la tensión sube entre Bagdad y Washington.

"Hemos fijado los lugares donde queremos ir, las personas a las que queremos enviar, las entrenamos en métodos de trabajo en un medio hostil, gracias al Pentágono pero también a las sociedades privadas y determinamos qué material necesitamos", explica Marcy MacGuiness, vicepresidenta de información en CBS.

"Frente a las amenazas de empleo de armas químicas o biológicas, (amenazas que nunca existieron) todas las cadenas interrogadas por la AFP aseguran haber tomado el máximo de precauciones, adquiriendo, por ejemplo, trajes NBC (nuclear-biológico-químico) para sus empleados.

"Ese tema ha sido objeto de reuniones sin fin desde hace meses" (interesante confesión), comenta Paul Slavin, productor ejecutivo de "World New Tonigth", programa informativo estrella de NBC.

"Hemos planteado todos los escenarios posibles: gran guerra en tierra, empleo de armas químicas, pequeña guerra en tierra y uso de armas químicas y biológicas.".

Dice más adelante el despacho: "La perspectiva de gastar mucho dinero no es algo que frene los planes, aseguran. "Esta va a ser una operación grande y nosotros tenemos un trabajo que es la información. Esta es una obligación, es una inversión fuerte y es lo que debemos hacer", afirmaba con euforia empresarial John Satk, vicedirector de la cadena de cable Fox News.

Esto no requiere comentarios, es simplemente la prueba del crimen planificado, y el papel de los grandes medios en la fabricación de la histeria belicista como condicionante de la agresión.

En América Latina, los tres terrorismos se dieron la mano. Los medios oligárquicos nacionales y transnacionales se alinearon para presentar el proyecto neoliberal como panacea para todos los males, y para disimular el preámbulo represivo contra la reacción popular.

La Federación Latinoamericana de Periodistas fue fundada por periodistas exiliados, perseguidos y sobrevivientes del terrorismo de la Operación Cóndor en Sur América y los regímenes militares de manos empapadas en sangre en otros países de la región. Nunca la FELAP dejó de denunciar como se implementó todo aquello y quiénes fueron los verdaderos culpables.

"El modelo impuesto a América Latina, dijo el Presidente de la FELAP, Juan Carlos Camaño, se afirmó sobre la base de asesinatos, desaparición forzada de personas, tortura y persecuciones ideológicas, políticas y gremiales. Un modelo de sociedad ajustado a los grupos de poder dominantes que apelaron al saqueo de los recursos estratégicos de la gran mayoría de los países, aceitaron la transferencia de ganancias hacia los centros de poder transnacional y sometieron las políticas de Estado a los dictados de los organismos financieros internacionales, a favor de las empresas multinacionales monopólicas y de los ahora llamados fondos de inversión, o poder en las sombras".

"En esa realidad –agregó la FELAP— hay claras evidencias de que no existe democracia informativa en la misma medida en que no existe democracia económica, precisamente en tiempos en que los medios de comunicación que responden a la clases dominantes son parte constitutiva del poder real, del actual proceso de acumulación capitalista a escala global y parte fuertemente dinámica de las pugnas intercapitalistas con intereses transnacionales."

Muchos de los que estamos aquí nos reunimos en el 2001 en La Habana, en el Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Periodistas. Nuestros debates, presididos por Fidel Castro, estuvieron signados por el impacto de la invasión en Afganistán y, paradójicamente, por las perspectivas de cambios sociales ante la rebeldía de los pueblos por el desastre neoliberal.

¿Y qué ha pasado en nuestra región? Chomsky lo define: "América Latina es el hogar de los movimientos populares más significativos del mundo".

En muchas partes, los valores de la civilización, quizás ya establecidos en nuestro patrón genético, se están negando a seguir por el camino que un grupo muy reducido de personas y países privilegiados impuso a los pueblos mediante la fuerza o el engaño.

Unos años atrás, parecía que se había perdido todo control sobre el egoísmo y el individualismo que llevamos dentro y que nos permitió imponernos a otros animales en la lucha por la sobrevivencia. Esas políticas desataron fuerzas latentes que se volvían contra nosotros mismos.

Al mismo tiempo, veíamos cómo el altruismo, la solidaridad, la ayuda entre unos y otros que nos hicieron humanos retrocedían hacia etapas olvidadas en la historia. Era como si se hubiera extendido por el planeta una locura sin freno que llevaba a la especie de nuevo hacia la nada.

El síndrome se ensañó con la naturaleza a tal punto que los científicos han echado a andar su cuenta regresiva. Los fenómenos del cambio climático son avisos de la conducta suicida del consumismo desenfrenado.

La concentración de la riqueza alcanza proporciones no vistas desde el Antiguo Egipto. En ninguno de los preceptos de las grandes religiones y las ideas de los pensadores más portentosos cabe la injusticia generalizada que vemos en nuestro planeta, donde coinciden niveles inimaginables de opulencia y derroche de unos pocos, con la existencia de miles de millones que viven y mueren en la miseria y la marginación más espantosa.

Simultáneamente y casi sin darnos cuenta, nos expropiaron el tiempo, quizás el recurso más escaso. Quien no pueda vivir el frenesí de las velocidades que los dueños de las nuevas tecnologías imponen a la propia naturaleza, queda marginado. Una especie de taquicardia social irreversible parece no dar un respiro para pensar, razonar y reflexionar. Un colega argentino nos decía: "antes no podía escribir lo que pensaba, ahora no puedo pensar lo que escribo".

Y cuando el sentido común grita basta, paremos este crimen, pongamos freno a la injusticia, reordenemos la cosa, entonces el sentido común es acusado de los peores delitos, entre ellos el de impedir la libertad de expresión.


¿Cómo fuimos colocados en una encrucijada mortal, engañados y convertida América Latina en conejillo de Indias para experimentar la fórmula neoliberal? Los amos de la gran prensa del Continente no pueden eludir su responsabilidad en haber presentado aquello como panacea para todos los males. Pero lo peor fue que callaron para preservar sus intereses. Una sentencia de Martí los desnudaba: "presenciar en silencio un crimen es cometerlo". No pueden quedar impune tanto crimen, tanto atraso y tanto sufrimiento.
Una denuncia contra la impunidad y el cinismo es este encuentro coincidente con el ritual que cada seis meses hace la SIP, que ha terminado siendo un club de prestidigitadores, cuyos trucos ya aburren hasta a los propios promotores y que pueden entretener a un público cada vez más escaso.

Dime quiénes se reúnen y te diré qué acuerdan, así son de predecibles los que conducen un sindicato patronos, caracterizado siempre por la intolerancia y la hostilidad, con todo aquel que país o movimiento que pretenda cambiar la situación de injusticia de siglos y dar un nuevo orden a la sociedad.

No hemos venido a esta cita en la Caracas bolivariana a hablar de negocios, de índices de venta ni de campañas de publicidad; tampoco a conversar sobre marketing, tasas de ganancia, expansión de mercados, cotizaciones bursátiles o de fusiones empresariales.

A las personas no las consideramos como clientes o consumidores. Tampoco a ninguno de nosotros nos mueve el deseo de poseer grandes fortunas, ni de despojar a otros de los resultados de su trabajo. Vinimos a hablar de mejoramiento humano, de la justicia y las ideas nobles y justas que animan la lucha de los pueblos, como las que enarbola valientemente el Presidente Chávez.

Pero venimos a exigir que cese la impunidad y a recordar que en Nuremberg se juzgaron también a los que utilizaron la propaganda como instrumento de la agresión en la Segunda Guerra Mundial. Fue precisamente el fiscal norteamericano Drexel Sprecher quien más se detuvo en estos aspectos de la acusación contra los grandes criminales de guerra.

"El uso dado por los conspiradores nazis de la guerra sicológica es bien conocido. Antes de cada agresión, con algunas pocas excepciones basadas en la conveniencia, ellos comenzaron una campaña de prensa calculada para debilitar a sus víctimas y preparar sicológicamente al pueblo alemán para el ataque. Usaron la prensa después de sus primeras conquistas, como medio para posterior influencia política externa y maniobra para la siguiente agresión".

El principal acusado por este delito fue Hans Fritzsche, quien dirigió durante cuatro años la División de Prensa Alemana en el Ministerio de Proganda del Tercer Reich. En su comparecencia ante el jurado Fritzsche entre otras cosas declaró, cómo la víspera de la invasión a la Unión Soviéticas en junio de 1941, el ministro del Exterior, Joachim von Ribbentrop le informó que (cito): "la guerra contra la Unión Soviética empezaría ese mismo día y pediría a la prensa alemana presentarla como una guerra preventiva para la defensa de la Patria, como una guerra en la cual fuimos forzados por el peligro inmediato de ataque de la Unión Soviética (…) La pretensión de que esa era una guerra preventiva se repitió después por los diarios que recibieron mis instrucciones (…) y yo mismo he dado esa presentación de la causa de la guerra en mis trasmisiones radiales regulares".

La SIP debería explicar en un proceso similar, como acusada también, los detalles de su relación con las políticas de exterminio neoliberal en América Latina y con el apoyo a la masacre interminable en Iraq y Afganistán, todo en nombre de la democracia y la libertad, casi con las mismas palabras de Hitler, Bush y la SIP.

Este encuentro también podría haberse llamado contra el cinismo mediático.

Ponencia presentada en el Encuentro Latinoamericano contra el Terrorismo Mediático (Caracas, 27-31/03/08)

Tubal Páez Hernández
Vicepresidente Primero de la FELAP y Presidente de la UPEC
https://www.alainet.org/es/articulo/126848

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