Es de sobra conocido que un pequeño país como Costa Rica, situado en una zona geopolítica muy sensible como es el Caribe, está volcada al exterior, no solo por su economía, sino por su tradición y cultura política. Costa Rica posee la economía mas abierta del continente americano después de la de Chile. Y esto que algunos consideran una ventaja, posee sin embargo, graves debilidades pues por causa de esta situación, en mucho dependemos de factores externos que no está en nuestras manos controlar y menos crear o destruir. Lo anterior se ha visto acrecentado en las últimas décadas, ya que nuestra economía en buena medida depende del turismo y de exportaciones no estratégicas en el comercio mundial, sino superfluas que tradicionalmente se han llamado "el postre" de la mesa de los países ricos del Norte: café, banano, plantas ornamentales. Por eso, cuando hay una crisis estructural en el sistema capitalista mundial, como es la que actualmente se vive, esos productos se vuelven prescindibles y se reducen a su mínima expresión.

Todo lo anterior se ve agravado en la hora actual con la caída en picada de la moneda usada después de la II Guerra Mundial como "divisa" o medio de comercio internacional, como es dólar norteamericano. Costa Rica pertenece a la esfera o zona del dólar y esta moneda hoy en día se ha debilitado hasta el punto de que, si no fuera porque Inglaterra todavía no se ha incorporado a la zona del euro, ya esta última moneda hubiera suplantado a la moneda norteamericana como principal si no única moneda de intercambio internacional.

La manifestación mas patética de lo que acabamos de decir, es que vivimos en este momento en el mundo entero la mas espantosa crisis alimentaria en muchos pero muchos años, hasta el punto de que amenaza con convertirse en una hambruna que abarca amplias regiones del mundo y en proporciones tales que la humanidad no ha vivido desde siglos atrás. El colmo es que un país que tradicionalmente se ha preciado de ser el modelo por excelencia de las bondades del capitalismo, como son los Estados Unidos, debe recurrir a prácticas tales como restringir la venta de productos básicos como el arroz (y, quizás, pronto tengan que hacer lo mismo con el petróleo y sus derivados)...Ironías de la economía política ¡quién podía creer que en los propios Estados Unidos ahora solo se permite vender en las mas famosas cadenas de sus sutuosos supermercados tan solo unas cuantas bolsitas de arroz! ,,,Ah! y la "famosa mano invisible" ¿dónde está?¿Qué se hizo el automatismo del mercado como factor equilibrante de la oferta y la demanda? Si no fuera por el sufrimiento que todo eso representa para las grandes masas de asalariados y, peor aun, de los sectores mas pobres y vulnerables, nos moriríamos de la risa...pero no, lo que habrá sin duda será la cólera justa de las grandes mayorías que muy pronto se desbordaran y se harán incontenibles en todos lo rincones del planeta.

Es teniendo en cuenta ese trasfondo que Arias ha asistido a la cumbre de presidentes y representantes de gobiernos de la región y que se acaba de celebrar en la vecina Nicaragua. Allí la Venezuela bolivariana ha extendido una vez más su mano solidaria a nuestros pueblos amenazados por la hambruna como ya se ve en otras regiones no tan lejanas como Haití y que no son más que la consecuencia directa de varias décadas de políticas neoliberales. Esas infames políticas que en Costa Rica se impusieron durante la primera administración de los hermanos Arias, quienes entregaron toda la política económica en manos del gurú de los yuppies nacionales como es Eduardo Lizano, inconmovible Presidente del Banco Central en ese entonces.

Por eso es que ahora requiere Costa Rica echar del poder a todos esos yuppies apátridas, como el pueblo organizado lo ha reclamado una vez mas en las calles este último 1ro.de Mayo. ¿Llegará hasta Zapote este clamor popular? Para ser realistas, pienso los Arias mostrarán, como siempre lo han hecho, su despótica sordera ante el clamor popular, por lo que el pueblo debe consolidar y ampliar su organización y hacerse, cuantas veces sea necesario, presente en las calles hasta lograr que la justicia impere.