Pronto veremos al diablo haciendo hostias

Ahora la preocupación son los alimentos

05/06/2008
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Hubo una vez la idea del cambio de base de la vida social, una idea que sucumbió a la "contrarrevolución neoliberal". Lo cierto es que, a la vista de una crisis multidimensional que no sólo amenaza con desestabilizar la economía, sino la vida de miles de millones de seres humanos, sería más necesario que nunca hacer realidad aquella idea.
Elmar Altvater (2008)

PRESENTACIÓN

En el planeta miles y miles de niños y niñas mueren anualmente a causa del hambre, la desnutrición e incluso de las pandemias. Pero también son los adultos, hombres y mujeres de todas partes del globo, en los llamados países industrializados o desarrollados, en el África, en América Latina, en todas partes la pobreza, el hambre y las enfermedades pululan como si fuesen vientos normales de primavera.

Pero hoy el escándalo está latente: La seguridad alimentaria está en riesgo, es como si de verdad la llamada globalización funcionara, ya apareció en CNN, en los diarios, por lo tanto es verdad, existe; y lo mejor la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) cambió su agenda y discute sobre las alternativas a seguir. Por fin, hay noticia nueva, escasean los alimentos porque los están utilizando como materia prima para los biocombustibles, los mercados de futuros están que revientan de las jugosas ganancias, y como suele pasar, los capitalistas están felices y alguien debe pagar este almuerzo aunque no esté invitado a cenar: los de siempre, los pobres del mundo, los hambrientos, que esperando que se les cumplan con los Objetivos del Milenio, ya sus míseros dos dólares, o uno solo, les alcanza para mas nada.

Con los altos precios de los alimentos, con la presión a la inflación en momentos donde las economías del mundo  presentan una recesión o ya comienzan a mostrar signos importantes de recesión, los mercados se han alterado, los medios de comunicación han lanzado una señal de alerta sobre este fenómeno, que no es otra cosa que la profundización de los mismos problemas que han conducido a la pobreza, a la desigualdad y por ende al hambre, la muerte.

En este ensayo se mostrará como la actual situación alimentaria no es un cuento nuevo, lo que sí lo es, es la especulación financiera que se hace sobre los mercados alimenticios, sobre los conmodities, nada nuevo bajo el sol, en un sistema donde la dignidad humana se puede pisotear para satisfacer la acumulación de capitales.

LOS OBJETIVOS DEL MILENIO YA REITERARON SOBRE EL PROBLEMA

Las cumbres mundiales para el desarrollo se han convertido en reuniones de propósitos loables pero de ineficaces resultados. Piénsese no más en Río de Janeiro en 1992 cuando los países del Globo se comprometieron a establecer un modelo de desarrollo donde la cooperación Norte-Sur le permitiese a las sociedades subdesarrolladas alcanzar adecuados niveles de crecimiento y desarrollo sin que por ellos se pusiera en peligro las condiciones ecológicas del planeta.

De esta manera, las necesarias perspectivas de enfrentar las grandes crisis mundiales y humanitarias desde el “aparente compromiso” con el Desarrollo Humano Sustentable (DHS), hizo que las estrategias de desarrollo adquieran una dimensión global, es decir, ante el incremento del riesgo a las catástrofes ambientales, alimentarias, de sanidad y pobreza, entre otras, los países, desde las instancias supranacionales y multilaterales, han asumido un nuevo rol, reconociendo que la solución a las crisis pasa por un nuevo esquema de cooperación Norte – Sur, donde se aborden las responsabilidades compartidas y se globalicen las soluciones a problemas que igualmente son globales (Jiménez, 2002, Rendón, 2008) 

Pero aunque parezca ilógico, la cooperación mundial para el desarrollo, como uno de los puntos de éxito de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro debió ratificarse en Johannesburgo, en el año 2002, ante los incumplimientos de los países del Norte con los compromisos adquiridos y por ende al fracaso de las metas concertadas. Pero antes, en el año 2000 se protocolizó la Declaración del Milenio, acta donde los países participantes se comprometieron individual y en forma cooperada a acabar con el hambre y reducir la pobreza para el año 2015. De  esta manera y como primer objetivo se postuló el  Erradicar la pobreza extrema y el hambre” teniendo como metas el reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a 1 dólar por día y reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre. Y en el objetivo 8 se vuelve y se insiste sobre la necesidad de la cooperación para el desarrollo como una forma de humanizar el modelo de desarrollo.

Para darle cumplimiento a estos propósitos, los países industrializados, agrupados en el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD), resolvieron cumplir con aquella propuesta  en el Informe Pearson 1969, de destinar el 0.7% del PIB para la ayuda oficial al desarrollo. Meta como ninguna otra incumplida. Si se analizan los datos de los últimos años, aun a pesar de la presión internacional por el cumplimiento de los ODM, se tiene que concluir que los propósitos de algo aparentemente tan simple para el mundo industrializado, no tiene visos de cumplimiento para el corto ni el mediano plazo, ocho años después de reconfirmar los propósitos y asumir los ODM como propios.

En efecto, tal y como se muestra en el gráfico 1, los países del CAD solo alcanzaron a aportar el 0.28% de su producción en el año 2007, mientras que en el año 2003 lo hicieron con el 025%, un muy escaso crecimiento de los aportes. Sólo cuatro países logran traspasar la meta, mientras que las grandes potencias económicas aun están lejos de cumplir con las metas financieras de ayuda para el desarrollo.

Vale la pena destacar como los estados Unidos no han aumentado su participación en los últimos cinco años, Portugal la descendió de manera considerable, también lo hizo Francia, Japón y Grecia; Alemania, por el contrario, ha venido aumentando al igual que España, sin embargo aun no alcanzan las metas. España por ejemplo, tiene el propósito de cumplirla al año 2012.

Visto de esta manera, ni el compromiso con la cooperación se ha cumplido, ni se va a cumplir para el 2015, así como tampoco se hará el objetivo 1, como lo reconoció el propio Kofi Annan, en un mensaje al Mundo desde la ONU en el 2005, cuando planteó que:

Gráfico 1. Países del CAD. Cumplimiento del 07%

Fuente: Elaboración propia con base en Alonso et al, 2005b
y http://www.oecd.org/dataoecd/27/55/40381862.pdf

Aún tenemos tiempo para alcanzar los objetivos, en todo el mundo y en la mayoría de los países, si no en todos, pero sólo si logramos romper con la rutina. El éxito no se logrará de la noche a la mañana, sino que requerirá trabajar de manera continua durante todo el decenio, desde ahora hasta que termine el plazo. Se necesita tiempo para formar a maestros, enfermeros e ingenieros; lleva tiempo construir carreteras, escuelas y hospitales, así como fomentar empresas grandes y pequeñas que puedan generar los empleos e ingresos necesarios. Por consiguiente, hay que poner manos a la obra desde ahora. También debemos aumentar la asistencia para el desarrollo a nivel mundial en más del doble durante los próximos años, pues sólo así se podrá contribuir al logro de los objetivos."  

Es paradójico entonces ver como hoy, ocho años después de los compromisos del milenio, y tres años luego de la primera evaluación del cumplimiento, se haga alarde de los riesgos de la seguridad alimentaria, cuando lo niveles de pobreza y de la desigualdad se mantienen, perviven en los países del África, pero también en América Latina y en Colombia en particular.

En efecto, si se observan las tendencias de largo plazo de la pobreza, la indigencia y la desigualdad en Colombia, véase gráfico 2, se detecta un aumento en el tiempo, aun a pesar de que en los últimos tres años de la información (2003-2005) se muestra un descenso en el porcentaje de pobres del país. Obviamente, tal y como el país lo ha hecho, se dejará a un lado la discusión metodológica de la medición, y no es menester en este artículo dar este debate, se dan por ciertas las cifras oficiales.

Gráfico 2. Colombia. Pobreza e indigencia


Fuente: Elaboración propia con base en datos de la MERPD

Si
el problema de la pobreza y la indigencia siguen siendo acucioso, y teniendo en cuenta que el crecimiento económico ha sido la característica en los primeros años de la década, el de la desigualdad no ha sido menos. La situación del ingreso en Colombia tiene unas características estructurales de concentración, donde el crecimiento del país en los últimos años está explicado en cerca de un 48% por el comportamiento del sector financiero, es decir por actividades de corte especulativo, a la par con un proceso de pauperización del trabajo que ha implicado no sólo bajos salarios sino un débil acceso de los (las) trabajadores a los sistemas de protección social. El resultado de todo esto, es lógico, tiene que ser la persistencia de la desigualdad, medida a través de Índice de Gini, como se aprecia en el gráfico 3, donde en el año 2005 se tienen los mismos niveles de de desigualdad de 1993 (55.3%).

Gráfico 3. Colombia. Gini.

Fuente: Elaboración propia con base en datos de la MERPD

Si
el análisis de la distribución del ingreso se realiza a por quintiles, se obtiene  que el 20% más pobre del país dispuso para el año 2005 del 2.9% del ingreso mientras que en 1991 tenía el 3.2%, y el 20% más rico concentraba el 61.7%  cuando en 1991 tenía el 61.3%. Con estas condiciones, y ad portas de un nuevo período de desaceleración de la economía, no es tan claro que en los próximos siete años se pueda llegar a las metas del primer objetivo del milenio para Colombia, esto es, alcanzar el 28,5% de personas en pobreza, a 8,8% el porcentaje de personas que vive en pobreza extrema y reducir a 1,5% el porcentaje de personas que vive con menos de un dólar diario.

En todo esto habrá que tener en cuenta el caso de los departamentos (datos de 2004 de MERPD) con mayor pobreza e indigencia en el país, que como Chocó (71.6%, 39.3%), Boyacá (71.5% y 40%), Córdoba (70.8% y 33.6%), Nariño (67.6% y 28.2%), están expuestos a noticias crueles de hambre y muertes. En fin 17 departamentos que están por encima del promedio de pobreza nacional recibirán los embates de la desidia del país y del mundo por sus condiciones de miseria.[1]


SEGURIDAD ALIMENTARIA, MERCADO Y BIOCOMBUSTIBLES

El hambre, entonces, no sólo es problema de coyuntura, es un asunto estructural que cada día cobra mayor relevancia ante la imposibilidad de tapar el mundo con una cumbre y con la renovación de los propósitos de caridad por parte de las economías industrializadas, de los gobiernos ineficaces de los países pobres, ante las maquinarias de guerra y de un modelo de desarrollo que no reconoce su fracaso para atender con dignidad la calidad de vida de los seres humanos y a la par garantizar las condiciones ecológicas del planeta que posibiliten la coevolución de las especies.

Pero es importante que la seguridad alimentaria se ponga sobre la mesa, que sea, por lo menos, parte de la agenda de desarrollo de todos los países. La FAO plantea que: "Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimentarias". “La seguridad alimentaria implica el cumplimiento de las siguientes condiciones:

Una oferta y disponibilidad de alimentos adecuados
La estabilidad de la oferta sin fluctuaciones ni escasez en función de la estación del año
El acceso a los alimentos o la capacidad para adquirirlos
La buena calidad e inocuidad de los alimentos.”

(http://www.fecyt.es/especiales/seguridad_alimentaria/1.htm)

Se trata de acceso físico y económico a los alimentos, que sean suficientes y garanticen la satisfacción de las necesidades alimentarias. Mientras en el mundo la pobreza avanza, y el África Subsahariana, sectores de la india, donde habita cerca de un tercio de la población mundial, el hambre y la desnutrición cobran muertes a diario, aun ante los ojos de occidente que no termina por creerlo. Se deben sumar Asia y América Latina, donde los “milagros” del modelo económico y del crecimiento no han logrado reducir el flagelo de la falta de alimentos y nutrición para la mayoría de la población.[2]

Ahora, ¿qué está pasando? En el último año el aumento del precio de algunos bienes alimenticios de carácter agrícola y que pueden ser destinados a la producción de biocombustibles, ha generado una escasez tal que algunas comunidades se han quedado por fuera del consumo de algunos productos tradicionales, tal es el caso de las tortillas mexicanas.[3]

Sin embargo, de acuerdo con datos de la FAO, el aumento del precio del maíz ha sido “el de menos”, en el período Marzo de 2007-marzo de 2008, el precio mundial de este ha crecido el 31%; otros bienes como el arroz, la soya y el trigo han crecido el 74%, 87% y 130% respectivamente. En grupos de alimentos se tiene que los cereales han crecido en el período 41%; los aceites vegetales 60%, y productos lácteos el 83%.

¿Cuándo empezó todo este desbarajuste? Pues no habrá que “moler mucho” para saber que la raíz está en el pretendido intento de solución al problema energético a través de biocombustibles, en donde la producción de algunos bienes alimenticios cobra una importancia especial, al ser estos la materia prima. Y esto coincidió con el afán del presidente George W. Bush en el tema, en su “acercamiento” al Brasil en marzo del 2007, y en sus reiterativos discursos sobre las metas crecientes en los EEUU para el uso de biocarburantes.

Visto así, para la economía es simple el proceso. Se presiona la demanda, los precios suben, los pobres se quedan sin comida y esta se destina a la industria.  Veamos esto pausadamente, porque detrás lo que hay es un asesinato a los más pobres, un atentado a las poblaciones del subdesarrollo, un problema ético del capitalismo.[4]

Gráfico 3. Evolución del precio mundial de los alimentos.


Fuente: FAO, Crop Prospects and Food Situation. Abril, 2008. García et al, 2008.


Valga decir que entre mayor sea el ingreso per capita de un  país, caso de las naciones desarrollados,  menor será la porción del ingreso que se destina al consumo de alimentos, y por el contrario, en los países pobres o de renta media, las familias destinan una mayor proporción del ingreso al consumo de su canasta de alimentos. Esto para decir que el aumento de los precios de los alimentos afecta a todos pero no por igual, el impacto es de mayor consideración en los países subdesarrollados.

De otro lado, el negocio tendrá los efectos contrarios. Primero son los países desarrollados los que han logrado fortalecer su producción agraria a través, no solo de sus envidiables políticas de protección, los casos de los EEUU y la Unión Europea son espectaculares, a la par de sorprendentes por sus exigencias de libre comercio a sus aliados pobres, sino que han logrado implementar la biotecnología y con ello un incremento sustancial de la productividad que en condiciones “normales” de la naturaleza, tal y como producen los países pobres, no sería posible. Segundo. Los países pobres, atendiendo los “pactos” de los acuerdos de libre comercio, han descendido su producción agrícola ante la competencia de bienes de mayor productividad y por ende más competitivos. Es decir, su participación en el comercio mundial de estos bienes es baja. Tercero, como suele suceder, el incremento sustancial está en el precio final, no en el precio al productor. Las ganancias del negocio, de los aumentos de los precios van a quedar, donde históricamente han quedado, en el centro del mundo para emplear una vieja expresión, en sus empresas transnacionales.

Ahora, la demanda inusitada por alimentos destinados a actividades diferentes al consumo humano lo que ha provocado es la aparición de un negocio financiero de enormes proporciones. Los financieros se han encontrado con una nueva burbuja, de esas que les encantan porque les producen mucho dinero: los mercados de futuros de bienes agrícolas destinados a la producción de biocombustibles.

Es decir, no hay escasez de alimentos, hoy es bien sabido que la oferta supera con creces la demanda, la misma FAO ha asegurado que el stock de cereal en el mundo llega a ser del 20% del consumo mundial. Lo que realmente existe es: primero una alta concentración en la demanda de alimentos, dada por la capacidad de adquisición de las sociedades desarrolladas, segundo, el destino hacia la producción industrial, obviamente de los países del norte y en general por el consumo de biocombustibles. Tercero, una burbuja financiera y de precios que dejará jugosas ganancias en el norte y miles de empobrecidos y de muertos en el sur.

Así que no vengamos ahora a rasgarnos las vestiduras, se trata de lo mismo, de lo que siempre se ha discutido en las cumbres, en los grandes encuentros por el desarrollo, esa idea occidental llena de seducción para los pobres.  De estas cumbres salen nobles propósitos, pero sin ningún compromiso serio y mucho menos sin ningún mecanismo de presión para hacer cumplir lo que es posible hacerlo, pero para lo que hay muy poca voluntad.

Pero eso si se niega a lo que dé lugar  la alternatividad del desarrollo, la posibilidad de que sean los países, sus gentes las que se procuren las formas alternativas de mejorar su calidad de vida, lo que debe entenderse como el postdesarrollo, a ver si de una vez por todas pensamos en el desarrollo humano integral y sustentable como un derecho ciudadano.

BIBLIOGRAFÍA

Altvater, Elmar. La octava plaga: la crisis de los mercados financieros infecta a los mercados alimentarios. 09.05.08 Consultado junio 5 de 2005. http://lahaine.org/index.php?blog=3&p=29936

Alonso, José Antonio y Mosley, P. (Ed.) (1999): La eficacia de la cooperación internacional al desarrollo: evaluación de la ayuda, Cívitas Ediciones, Madrid.  

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Zadek, Simon (1998). Interludio: mirando hacia atrás desde el 2010. En: En: Sogge, David (editor) (1998). Compasión y cálculo: un análisis crítico de la cooperación no gubernamental al desarrollo, Editorial Icaria&Antrazyt – Trasnational Institute de Holanda, Barcelona.


- Jaime Alberto Rendón Acevedo, Profesor e investigador, Universidad de la Salle

Fuente
: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org



[1] El Espectador, 2 Junio 2008. Denuncian muerte de diez niños por hambre en selvas del Chocó. Otros 23 menores de edad se encuentra enfermos por desnutrición. La comunidad indígena señaló que la grave situación tiene que ver con la escasez de alimentos que ha afectado la zona. En algunas zonas la crisis se deriva de las restricciones a la entrada de alimentos que impone la Fuerza Pública bajo el argumento de que "son para la guerrilla" , dijeron luego, y señalaron que el control impide incluso el ingreso de provisiones para los escolares enviadas por entidades gubernamentales. Las fuentes dijeron que en otras partes la restricción proviene de los "actores armados" (grupos guerrilleros y paramilitares), que también despojan de sus alimentos a los indígenas. Además, agregaron, algunos productos agrícolas de subsistencia se han perdido por enfermedades en los cultivos. Según los registros de las mismas fuentes, la desnutrición causó la muerte de 52 menores indígenas de Bagadó en 2006 y de otros 28 en 2007.

[2] Más aun cuando sus poblaciones basan las dietas alimenticias, cuando comen, en arroz, maíz y trigo, precisamente los bienes objeto de las grandes alzas en los mercados.

[3] Es de aclarar que el aumento del precio del maíz en México no es exactamente una coyuntura del último año. “En los últimos días, el precio del kilo de tortilla fue en algunos comercios mexicanos de hasta 10 pesos (unos 0,90 dólares) lo que supone un aumento de cerca del 11 por ciento durante el año pasado y del 70 en los últimos seis años. Uno de los factores de escasez es el creciente uso del grano en EE UU, de donde importa México parte del cereal, para elaborar biocombustibles como el etanol en la actual coyuntura de elevados precios del petróleo.” http://www.elpais.com/articulo/economia/Gobierno/mexicano/intenta/atajar/todos/medios/subida/precio/maiz/elpepueco/20070112elpepueco_1/Tes. México, después del TLCAN, y ante la competencia del Maíz de EEUU disminuyó su producción interna, al punto de importar el grano, su dieta alimentaria, y depender, como está sucediendo de las decisiones de uso del producto en la economía estadounidense.

[4] Un viejo chiste sobre la economías dice que en un puerto y tras comprobar que varios lotes de atún estaban descompuestos y no aptos para el consumo humano, el capitalista, ante el reproche del inspector, le señala: perdón inspector, dice usted para el consumo humano, pues se equivoca, estos cargamentos son para comprar y vender, ¿consumo humano? … ¡Jamás se me había ocurrido!

https://www.alainet.org/es/articulo/128026?language=es
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