Allende por la libertad y la alimentación

09/06/2008
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  • Opinión
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Si nos remetimos a la consabida frase de que “cualquier similitud es mera coincidencia”, podemos probar con la realidad de la historia que no corresponde a la verdad, precisamente en cuantos a las luchas sociales de nuestros pueblos. Nos referimos a una entrevista que concedió en 1971, el presidente, Salvador Allende, y que por su contenido pudiéramos ubicarla en el presente.

La gente en Chile, está apremiada por una realidad brutal, que es comer para vivir todos los días, además en mi país existe un respeto irrestricto a la libertad de prensa y expresión y sin embargo hay una campaña internacional muy seria, que evidentemente está radicada en Estados Unidos, donde se publican artículos, absolutamente infundados, así se expresaba el presidente mártir, Salvador Allende cuando estaba en la cima de su gobierno; cualquier similitud con Venezuela, Colombia o Cuba, “es mera coincidencia”.

Fueron, seguramente, palabras premonitorias del asesinado luchador social, porque ante la vehemencia con la que se refería a la lucha del pueblo por una vida mejor, venia como consecuencia, como sucede siempre, la encarnizada campana de difamación que sufren todas la naciones ante la llegada de gobiernos comprometidos con sus causas y no con los intereses bastardos supranacionales.

Todas estas reflexiones de Salvador Allende, fueron motivadas por una entrevista, hasta ahora inédita, que en su momento llevó al cabo el analista estadounidense, Saúl Landau, realizada en 197I y dada a conocer ahora y que comentamos gracias al trabajo periodístico del colegas y amigo Gerardo Viloria.

El Presidente Salvador Allende, nos dice Viloria, concedió la entrevista al documentalista norteamericano Saúl Landau, que hoy por primera vez es publicada. El jefe de Estado habló de la Unidad Popular, de su amigo Fidel Castro, de Estados Unidos, del diario, El Mercurio y de su dueño Agustín Edwards.

A pesar de que Salvador Allende no admitía entrevistas con periodistas estadounidenses o británicos, en 1971 aceptó dialogar con el mencionado Landau, en el jardín de su casa de Tomás Moro. Con total soltura se refirió entonces a la reforma agraria, a su tensa relación con el dueño de El Mercurio, Agustín Edwards y también de su amistad con Fidel Castro, de quien dijo no recibir recetas, porque "no somos colonos mentales de nadie".

El sanguinario golpe militar sorprendió al investigador sin haber difundido este material, que se mantuvo en el ámbito privado hasta hoy, gracias a que gentilmente lo facilitó a www.lanacion.cl a través de un video, que transcribió Viloria. Sin luces aún del golpe militar que acabó con su gobierno y su vida, y ajeno incluso a las diferencias que se comenzaban a gestarse en el seno de la Unidad Popular, Allende inicia este diálogo explayándose sobre el origen de su compromiso político. Por motivos de espacio solo recogemos lo sustancial; en www.imagenpolitica.com puede leer y ver el video original

Nosotros en Chile, decía Allende, desarrollamos sobre todo a la clase obrera, a través de la Central Obrera de Trabajadores, para crear conciencia de su organización y darles a conocer sus derechos. Poco después creamos la Corporación de Fomento, base de la industria pesada de Chile, de acero, petróleo y electricidad. Hicimos una obra constructiva, en esa época se hablaba del Frente Popular como hoy se habla de Unidad Popular.

¿Usted puede prever obstáculos en el camino hacia el socialismo en Chile?

-Claro, evidentemente es mucho más difícil el camino nuestro, porque está dentro de la Constitución, de la ley, aquí hay un Congreso y aceptamos lo que resuelva. Es mucho más difícil llegar al socialismo a través de los cauces legales, porque hay posibilidades de resistencia mayores que si se hubiera llegado por el camino de la toma del poder. Sin embargo, ojo, este país ya tiene algunas industrias importantes, como la empresa de electricidad, la Empresa Nacional del Petróleo, además, se ha nacionalizado el carbón, el acero, pero sin dificultades les compramos las acciones a los americanos en el caso del hierro y chilenos en el caso del carbón.

Usted habla de la reforma agraria y hay muchas personas que dicen que es el proyecto más importante de la Unidad Popular ¿Es así?

-No, la reforma agraria forma parte de un plan del desarrollo económico y social de Chile, pero es importante, porque este país tiene tierras que permitirían alimentar, no a diez millones, sino a 20 o 25 millones de habitantes. Sin embargo, Chile es un país que tiene que importar todos los años carne, trigo, grasa, mantequilla, aceite, por un valor de 140 millones de dólares al año, hoy en Chile hay 600 mil niños retrasados mentales, porque no se alimentaron lo suficiente los primeros ocho meses de su vida, porque no recibieron las proteínas necesarias.

Que aquí no hay libertad de prensa.

- ¿Y usted, por ejemplo? Usted está en Chile hace cuatro meses y habrá visto que hay la más amplia e irrestricta libertad periodística y ha visto cómo se nos ataca, cómo los diarios publican lo que se les ocurre, no sólo para apreciar situaciones políticas, sino para referirse a actitudes, hechos, inclusive la vida particular de uno. El Mercurio es el diario más poderoso de los sectores oligárquicos, y los diarios que tienen como La Tercera o La Segunda, en un lenguaje mucho más franco, y al mismo tiempo turbio en los ataques. Usted ve a la Democracia Cristiana con la prensa por la tarde, en los diarios de provincia el 80 por ciento está en manos de los sectores derechistas y, sin embargo, siguen saliendo sin problemas. ¿Cuántas revistas hay en Chile? Y ninguna de ellas pertenece a la izquierda. El presidente de la Asociación Nacional de la Prensa en Chile, el señor Germán Picó, que es el dueño del diario La Tercera, dijo que no hay presión, no hay amenaza, no hay coacción frente a la prensa. Entonces, qué valor va ha tener lo que dicen los señores de la CIA.

Quisiera saber de sus reuniones con Fidel Castro

-Fidel Castro es un hombre que tiene un gran sentido de la autocrítica y respeta a sus amigos políticos. No va a mandar recetas, ni tampoco yo soy hombre que las reciba.

Así es como se escribe la historia, documentando la realidad de los aconteceres y poniendo a cada quien en su lugar. Las respuestas de Salvador Allende en la entrevista del periodista estadounidense Saúl Landau, nuevamente dimensionan la estatura moral del presidente mártir y nos ubica en lo que parece es la eterna realidad de nuestros pueblos, obligados a depender del imperio.

- Teodoro Rentaría Arróyave es periodista y escritor mexicano.


https://www.alainet.org/es/articulo/128036
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