XVII Conferencia Internacional sobre el SIDA
Treinta por ciento de mujeres migrantes, víctimas de violencia sexual
03/08/2008
- Opinión
México DF
En las poblaciones de familias de migrantes mexicanas, entre las cinco principales causas de atención médica están las infecciones de transmisión sexual en mujeres, por lo que en control de SIDA debe incluirse la perspectiva de género como eje para definir estrategias, aseguró Martha Caballero García, investigadora asociada del Instituto Nacional de Seguridad Pública.
Durante la conferencia "Migración, relación de género y VIH/SIDA", promovida por el Grupo Interagencial de Género de las Naciones Unidas-México, la ponente explicó que en nuestro país la migración es un término masculinizado, por lo que las mujeres no son tomadas en cuenta, pese a que representan el 30 por ciento de los migrantes.
Recalcó que en los últimos cinco años se ha incrementado en un 10 por ciento la violación de mujeres migrantes, debido a que son vistas como disponibles para tener relaciones sexuales y/o dispuestas tenerlas para, así, poder llegar hasta Estados Unidos, por lo que, según reporte de la frontera norte, en el 2008 se sabe que el 30 por ciento de las migrantes han sido víctimas de violencia sexual.
Aunque, en busca de protección, las mujeres se unen a los grupos de migrantes, mayoritariamente masculinos, y al interior de éstos se asumen como amas de casa e integradoras del grupo, se ven atrapadas en la subcultura del sexo; es decir, tienen sexo por compañerismo, que se da por decisión pero sin que existan sentimientos de por medio; transaccional, a cambio de algo; coaccionado, al que acceden bajo amenaza con los polleros y aduaneros, y por supervivencia. En todos los casos es casi inexistente el uso de preservativos, advirtió.
Además de enfrentar una triple vulnerabilidad frente al VIH, por ser mujeres, migrantes e indocumentadas, no reciben apoyo de otras mujeres porque cargan con el estigma de ser "quita-maridos", "competencia desleal" y relacionadas con el VIH/SIDA.
Por si fuera poco, las migrantes indígenas presentan una cuarta vulnerabilidad: el idioma, y esto las hace víctimas de los narcotraficantes, quienes las utilizan para pasar droga.
Por otro lado, Caballero García apuntó que los embarazos en las comunidades de migrantes son cíclicos, y las mujeres, aun cuando están conscientes de que los hombres multiplican sus relaciones sexuales durante su ausencia y perciben un peligro en ello, se concretan a usar métodos anticonceptivos sólo para evitar la procreación y no enfermedades de transmisión sexual.
El 80 por ciento de las comunidades de migrantes son de extrema pobreza y enfrentan, además de la lejanía, la tardanza en los resultados de exámenes médicos y desconfianza en las unidades de salud públicas, que en su mayoría son atendidas por practicantes.
Fuente: Comunicación e Información de la Mujer, A.C. (CIMAC)
http://www.cimac.org.mx/
En las poblaciones de familias de migrantes mexicanas, entre las cinco principales causas de atención médica están las infecciones de transmisión sexual en mujeres, por lo que en control de SIDA debe incluirse la perspectiva de género como eje para definir estrategias, aseguró Martha Caballero García, investigadora asociada del Instituto Nacional de Seguridad Pública.
Durante la conferencia "Migración, relación de género y VIH/SIDA", promovida por el Grupo Interagencial de Género de las Naciones Unidas-México, la ponente explicó que en nuestro país la migración es un término masculinizado, por lo que las mujeres no son tomadas en cuenta, pese a que representan el 30 por ciento de los migrantes.
Recalcó que en los últimos cinco años se ha incrementado en un 10 por ciento la violación de mujeres migrantes, debido a que son vistas como disponibles para tener relaciones sexuales y/o dispuestas tenerlas para, así, poder llegar hasta Estados Unidos, por lo que, según reporte de la frontera norte, en el 2008 se sabe que el 30 por ciento de las migrantes han sido víctimas de violencia sexual.
Aunque, en busca de protección, las mujeres se unen a los grupos de migrantes, mayoritariamente masculinos, y al interior de éstos se asumen como amas de casa e integradoras del grupo, se ven atrapadas en la subcultura del sexo; es decir, tienen sexo por compañerismo, que se da por decisión pero sin que existan sentimientos de por medio; transaccional, a cambio de algo; coaccionado, al que acceden bajo amenaza con los polleros y aduaneros, y por supervivencia. En todos los casos es casi inexistente el uso de preservativos, advirtió.
Además de enfrentar una triple vulnerabilidad frente al VIH, por ser mujeres, migrantes e indocumentadas, no reciben apoyo de otras mujeres porque cargan con el estigma de ser "quita-maridos", "competencia desleal" y relacionadas con el VIH/SIDA.
Por si fuera poco, las migrantes indígenas presentan una cuarta vulnerabilidad: el idioma, y esto las hace víctimas de los narcotraficantes, quienes las utilizan para pasar droga.
Por otro lado, Caballero García apuntó que los embarazos en las comunidades de migrantes son cíclicos, y las mujeres, aun cuando están conscientes de que los hombres multiplican sus relaciones sexuales durante su ausencia y perciben un peligro en ello, se concretan a usar métodos anticonceptivos sólo para evitar la procreación y no enfermedades de transmisión sexual.
El 80 por ciento de las comunidades de migrantes son de extrema pobreza y enfrentan, además de la lejanía, la tardanza en los resultados de exámenes médicos y desconfianza en las unidades de salud públicas, que en su mayoría son atendidas por practicantes.
Fuente: Comunicación e Información de la Mujer, A.C. (CIMAC)
http://www.cimac.org.mx/
https://www.alainet.org/es/articulo/129059?language=en
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