¿Qué pasa con la crisis en Panamá?
21/10/2008
- Opinión
Todo indica que la crisis financiera mundial no hace mella sobre los asesores neoliberales que tiene el presidente Martín Torrijos. El gobierno panameño todavía no se pronuncia sobre las medidas que tomará para enfrentar la caída de los mercados del mundo y sus efectos sobre la economía internacional.
El Ministerio de Economía y Finanzas considera que la crisis es pasajera. Tanto el Banco Nacional como la Superintendencia Bancaria se limitan a señalar que el sector tiene que actuar con “prudencia”. El vicepresidente Samuel Lewis N. ha sido el único funcionario que se ha pronunciado preocupado por la situación.
EEUU anunció que durante la primera semana de la crisis financiera, se esfumó el diez por ciento de su producto interno bruto. En Europa los dirigentes planean enfrentar la crisis con una “línea” de tres trillones de dólares lo que ya llaman una recesión (crecimiento cero de la economía por un período que supera los seis meses). En China, el gobierno pronostica una disminución de sus exportaciones, proyecta una reducción del 50 por ciento del crecimiento económico en 2009 y comenzó a reorientar su economía hacia el interior de su país.
¿Qué pasa en Panamá y qué hay que hacer? Panamá es un país exportador de servicios por excelencia. Sus ingresos dependen, en gran medida, de los servicios que presta a la marina mercante mundial (el Canal de Panamá y los puertos), de los servicios bancarios y de seguros e, igualmente, de la reexportación de mercancías (Zona Libre de Colón). En total, estos ingresos provenientes de las exportaciones representan cerca de cinco mil millones de dólares en ingresos.
El auge de estos servicios y otros difíciles de contabilizar, han generado, en los últimos cinco años, una “burbuja” inmobiliaria que representa otros 2 mil millones de dólares en inversiones anuales tanto internos como de origen externos. Panamá, además, exporta cerca de 500 millones de dólares en mercancías (el 10 por ciento del total), en su mayoría de origen agropecuario.
La pérdida de dinámica de la economía de EEUU se comenzó a sentir en Panamá a principios de 2008 con la disminución de la carga que pasa por el Canal con destino a los puertos de la costa oriental de ese país. Igualmente, se sintió una merma en la industria de la construcción así como una disminución de las ventas en la zona franca de Colón. A partir de octubre de 2008 la disminución de las importaciones por parte de EEUU tendrá un efecto aún mayor sobre los tránsitos de barcos por el Canal. EEUU y China ya anunciaron que su comercio se resentirá fuertemente con la crisis. Igualmente, con la baja de los precios de las materias primas, que exportan los países de Sur América (petróleo, cobre, soya y trigo), la Zona Libre de Colón perderá una clientela significativa.
La baja en las actividades asociadas al comercio marítimo mundial y de las reexportaciones, tendrá repercusiones sobre la “burbuja” de la construcción. Los economistas que calculaban que la “burbuja” en la construcción podría durar hasta 2012 están haciendo nuevos cálculos. Si el estallido de la “burbuja” se adelanta para 2009 tendría repercusiones muy serias sobre el conjunto de la economía panameña. A su vez, la disminución de los precios de las materias primas en el mercado mundial podría poner fin a las actividades especulativas en el sector minero panameño así como en las exportaciones de productos agrícolas “no tradicionales”.
La combinación de todos los factores mencionados, consecuencia de la crisis económica de EEUU y sus repercusiones financieras a escala mundial, podría generar una desaceleración severa de la economía panameña. Incluso, sin incorporar estos factores a sus análisis, los asesores neoliberales del Palacio de Las Garzas están disminuyendo en un 40 por ciento las proyecciones de crecimiento económico para 2009.
Si esto ocurre, el próximo gobierno, que asume el poder el 1º de julio de 2009, tendría que reexaminar los planes de ampliación del Canal de Panamá y la inversión prevista para ese mega proyecto que supera los 5 mil millones de dólares. Por un lado, no habría como financiarlo. Por el otro, no habría tráfico marítimo que lo justifique.
¿Cuál es la causa de la crisis?
La causa de la crisis económica se remonta a la década de 197º cuando los mercados fueron inundados con una sobreproducción. Es decir, el incremento de la producción de bienes y servicios en la economía mundial no encontró consumidores con capacidad de comprar las mercancías que llegaban al mercado. La sobreproducción también puede describirse como sub-consumo.
Esto tenía un efecto negativo sobre las ganancias ya que el total de los salarios tiende a mantenerse estable a pesar de la disminución de las ventas de las mercancías. Este contraste impactaba negativamente el tercer elemento de la ecuación: las ganancias.
Para resolver este problema en las economías de mercado se introdujeron las políticas de ajuste económico (mejor conocidas como neoliberales). Se redujeron los salarios de los trabajadores (flexibilización), se privatizaron las empresas públicas y se comenzó a desregulizar las operaciones financieras. Todas estas medidas tenían como objetivo frenar la baja de la tasa de ganancia de los capitalistas mediante transferencias de los salarios que recibían los trabajadores.
¿Cuál es la causa inmediata de la crisis de las bolsas de valores?
La crisis de la sobreproducción en EEUU se trató de solucionar mediante el “consumo de riesgo” repartiendo tarjetas de crédito y aprobando hipotecas sin control. El abuso de estos mecanismos terminó provocando la quiebra de los inversionistas y bancos más irresponsables. En total, 10 millones de hipotecas tambalean por falta de apoyo, los “subprime”.
El sector inmobiliario contagió al conjunto del sector financiero y, siguieron el mismo camino, las empresas productivas. Un ejemplo fue la gran empresa automovilística General Motors. Igualmente, recibieron el impacto las otras bolsas de valores en el mundo entero.
¿Cuál es el estado de la situación?
La primera reacción ante los hechos fue la paralización de los créditos entre las instituciones bancarias temerosas de perder sus activos. La consecuencia inmediata de esta situación fue el frenazo de los préstamos bancarios. Se restringieron los créditos de consumo (tarjetas) creando un bajón en las ventas al detalle. De igual manera, se redujo el consumo de materias primas y se comenzó a reducir la producción así como las planillas. Subió la tasa de desempleo. El ciclo se volvió perverso al iniciarse nuevamente el proceso, golpeando aún más a las bolsas.
A principios de octubre el gobierno de EEUU decidió intervenir directamente el mercado. Para salvar a los inversionistas de la bolsa de valores, el Congreso de EEUU aprobó un monto masivo de transferencias para comprar las hipotecas “intoxicadas” y los créditos fracasados. (En Europa la intervención de los gobiernos fue aún más masiva). Además, comienza a comprar acciones de los bancos que resucite su capacidad para generar nuevos créditos y reiniciar los préstamos interbancarios.
La nacionalización de los bancos implica invertir más de 700 mil millones de dólares de los contribuyentes en los bolsillos de los banqueros. En teoría, dicen los funcionarios gubernamentales, cuando los bancos se recuperen en el futuro le pagarán a los contribuyentes con los intereses correspondientes. La lección que se aprende de la crisis es que el mercado no puede sobrevivir sin la supervisión y regulación del gobierno. El mercado quedará en régimen de libertad vigilada: sirve ahora el modelo chino de control político de la economía.
En el caso de Panamá, el gobierno ha negado la necesidad de tomar las medidas necesarias para abortar la crisis que se avecina. Insiste en que el sistema bancario es lo suficientemente sólido para resistir el golpe. Lo que no se percatan los asesores del presidente Martín Torrijos es que la crisis no es sólo financiera. La crisis se va a presentar también en el sector económico. Está en juego la exportación de servicios y la producción de bienes para el mercado interno.
La disminución del tráfico de carga por el Canal de Panamá probablemente signifique suspender el proyecto de ampliación de la vía acuática. Este factor combinado con la pérdida de dinamismo de la Zona Libre de Colón y el estallido de la “burbuja inmobiliaria” provocaría una crisis de proporciones.
La mejor salida a la crisis es redirigir las inversiones hacia el sector productivo con el fin de complementar las actividades de exportación de servicios a la marina mercante mundial. Los sectores que tendrían que recibir un apoyo masivo son el agropecuario y el industrial.
Se crearían múltiples fuentes nuevas de empleo tanto en la capital y, especialmente, en el interior. Además, renovaría las inversiones en el sector educativo así como en los servicios de salud, dos sectores estancados hace por lo menos dos décadas. La oferta interna, a su vez, generaría una demanda en el sector de la construcción.
- Marco A. Gandásegui, hijo, es docente de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) Justo Arosemena.
El Ministerio de Economía y Finanzas considera que la crisis es pasajera. Tanto el Banco Nacional como la Superintendencia Bancaria se limitan a señalar que el sector tiene que actuar con “prudencia”. El vicepresidente Samuel Lewis N. ha sido el único funcionario que se ha pronunciado preocupado por la situación.
EEUU anunció que durante la primera semana de la crisis financiera, se esfumó el diez por ciento de su producto interno bruto. En Europa los dirigentes planean enfrentar la crisis con una “línea” de tres trillones de dólares lo que ya llaman una recesión (crecimiento cero de la economía por un período que supera los seis meses). En China, el gobierno pronostica una disminución de sus exportaciones, proyecta una reducción del 50 por ciento del crecimiento económico en 2009 y comenzó a reorientar su economía hacia el interior de su país.
¿Qué pasa en Panamá y qué hay que hacer? Panamá es un país exportador de servicios por excelencia. Sus ingresos dependen, en gran medida, de los servicios que presta a la marina mercante mundial (el Canal de Panamá y los puertos), de los servicios bancarios y de seguros e, igualmente, de la reexportación de mercancías (Zona Libre de Colón). En total, estos ingresos provenientes de las exportaciones representan cerca de cinco mil millones de dólares en ingresos.
El auge de estos servicios y otros difíciles de contabilizar, han generado, en los últimos cinco años, una “burbuja” inmobiliaria que representa otros 2 mil millones de dólares en inversiones anuales tanto internos como de origen externos. Panamá, además, exporta cerca de 500 millones de dólares en mercancías (el 10 por ciento del total), en su mayoría de origen agropecuario.
La pérdida de dinámica de la economía de EEUU se comenzó a sentir en Panamá a principios de 2008 con la disminución de la carga que pasa por el Canal con destino a los puertos de la costa oriental de ese país. Igualmente, se sintió una merma en la industria de la construcción así como una disminución de las ventas en la zona franca de Colón. A partir de octubre de 2008 la disminución de las importaciones por parte de EEUU tendrá un efecto aún mayor sobre los tránsitos de barcos por el Canal. EEUU y China ya anunciaron que su comercio se resentirá fuertemente con la crisis. Igualmente, con la baja de los precios de las materias primas, que exportan los países de Sur América (petróleo, cobre, soya y trigo), la Zona Libre de Colón perderá una clientela significativa.
La baja en las actividades asociadas al comercio marítimo mundial y de las reexportaciones, tendrá repercusiones sobre la “burbuja” de la construcción. Los economistas que calculaban que la “burbuja” en la construcción podría durar hasta 2012 están haciendo nuevos cálculos. Si el estallido de la “burbuja” se adelanta para 2009 tendría repercusiones muy serias sobre el conjunto de la economía panameña. A su vez, la disminución de los precios de las materias primas en el mercado mundial podría poner fin a las actividades especulativas en el sector minero panameño así como en las exportaciones de productos agrícolas “no tradicionales”.
La combinación de todos los factores mencionados, consecuencia de la crisis económica de EEUU y sus repercusiones financieras a escala mundial, podría generar una desaceleración severa de la economía panameña. Incluso, sin incorporar estos factores a sus análisis, los asesores neoliberales del Palacio de Las Garzas están disminuyendo en un 40 por ciento las proyecciones de crecimiento económico para 2009.
Si esto ocurre, el próximo gobierno, que asume el poder el 1º de julio de 2009, tendría que reexaminar los planes de ampliación del Canal de Panamá y la inversión prevista para ese mega proyecto que supera los 5 mil millones de dólares. Por un lado, no habría como financiarlo. Por el otro, no habría tráfico marítimo que lo justifique.
¿Cuál es la causa de la crisis?
La causa de la crisis económica se remonta a la década de 197º cuando los mercados fueron inundados con una sobreproducción. Es decir, el incremento de la producción de bienes y servicios en la economía mundial no encontró consumidores con capacidad de comprar las mercancías que llegaban al mercado. La sobreproducción también puede describirse como sub-consumo.
Esto tenía un efecto negativo sobre las ganancias ya que el total de los salarios tiende a mantenerse estable a pesar de la disminución de las ventas de las mercancías. Este contraste impactaba negativamente el tercer elemento de la ecuación: las ganancias.
Para resolver este problema en las economías de mercado se introdujeron las políticas de ajuste económico (mejor conocidas como neoliberales). Se redujeron los salarios de los trabajadores (flexibilización), se privatizaron las empresas públicas y se comenzó a desregulizar las operaciones financieras. Todas estas medidas tenían como objetivo frenar la baja de la tasa de ganancia de los capitalistas mediante transferencias de los salarios que recibían los trabajadores.
¿Cuál es la causa inmediata de la crisis de las bolsas de valores?
La crisis de la sobreproducción en EEUU se trató de solucionar mediante el “consumo de riesgo” repartiendo tarjetas de crédito y aprobando hipotecas sin control. El abuso de estos mecanismos terminó provocando la quiebra de los inversionistas y bancos más irresponsables. En total, 10 millones de hipotecas tambalean por falta de apoyo, los “subprime”.
El sector inmobiliario contagió al conjunto del sector financiero y, siguieron el mismo camino, las empresas productivas. Un ejemplo fue la gran empresa automovilística General Motors. Igualmente, recibieron el impacto las otras bolsas de valores en el mundo entero.
¿Cuál es el estado de la situación?
La primera reacción ante los hechos fue la paralización de los créditos entre las instituciones bancarias temerosas de perder sus activos. La consecuencia inmediata de esta situación fue el frenazo de los préstamos bancarios. Se restringieron los créditos de consumo (tarjetas) creando un bajón en las ventas al detalle. De igual manera, se redujo el consumo de materias primas y se comenzó a reducir la producción así como las planillas. Subió la tasa de desempleo. El ciclo se volvió perverso al iniciarse nuevamente el proceso, golpeando aún más a las bolsas.
A principios de octubre el gobierno de EEUU decidió intervenir directamente el mercado. Para salvar a los inversionistas de la bolsa de valores, el Congreso de EEUU aprobó un monto masivo de transferencias para comprar las hipotecas “intoxicadas” y los créditos fracasados. (En Europa la intervención de los gobiernos fue aún más masiva). Además, comienza a comprar acciones de los bancos que resucite su capacidad para generar nuevos créditos y reiniciar los préstamos interbancarios.
La nacionalización de los bancos implica invertir más de 700 mil millones de dólares de los contribuyentes en los bolsillos de los banqueros. En teoría, dicen los funcionarios gubernamentales, cuando los bancos se recuperen en el futuro le pagarán a los contribuyentes con los intereses correspondientes. La lección que se aprende de la crisis es que el mercado no puede sobrevivir sin la supervisión y regulación del gobierno. El mercado quedará en régimen de libertad vigilada: sirve ahora el modelo chino de control político de la economía.
En el caso de Panamá, el gobierno ha negado la necesidad de tomar las medidas necesarias para abortar la crisis que se avecina. Insiste en que el sistema bancario es lo suficientemente sólido para resistir el golpe. Lo que no se percatan los asesores del presidente Martín Torrijos es que la crisis no es sólo financiera. La crisis se va a presentar también en el sector económico. Está en juego la exportación de servicios y la producción de bienes para el mercado interno.
La disminución del tráfico de carga por el Canal de Panamá probablemente signifique suspender el proyecto de ampliación de la vía acuática. Este factor combinado con la pérdida de dinamismo de la Zona Libre de Colón y el estallido de la “burbuja inmobiliaria” provocaría una crisis de proporciones.
La mejor salida a la crisis es redirigir las inversiones hacia el sector productivo con el fin de complementar las actividades de exportación de servicios a la marina mercante mundial. Los sectores que tendrían que recibir un apoyo masivo son el agropecuario y el industrial.
Se crearían múltiples fuentes nuevas de empleo tanto en la capital y, especialmente, en el interior. Además, renovaría las inversiones en el sector educativo así como en los servicios de salud, dos sectores estancados hace por lo menos dos décadas. La oferta interna, a su vez, generaría una demanda en el sector de la construcción.
- Marco A. Gandásegui, hijo, es docente de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) Justo Arosemena.
https://www.alainet.org/es/articulo/130436?language=en
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