El sur, ¿una integración imposible?

28/10/2008
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Los resultados del referéndum para la integración de regiones en octubre de 2005, a excepción de Arequipa en el sur, mostraron la poca voluntad de las sociedades regionales de unirse a otras regiones, pese a los beneficios que el gobierno nacional había anunciado para tal fin. En ese sentido, las demandas locales no incluían a la integración dentro de sus prioridades para el desarrollo.

La integración, cargada del voluntarismo de un sector de ONG, políticos e intelectuales sufrió un primer revés, lo que mereció seguramente una revisión del proceso y el camino que se había elegido para promover la articulación sur peruana. En definitiva, había una distancia considerable entre los discursos y realidades locales.

Ciertamente, vale decirlo, el proceso tuvo resistencias y enfrentó diversos contratiempos; el rol y el liderazgo que debía ejercer el Consejo Nacional de Descentralización era limitado y deficiente; sumado a la presencia de caudillos locales que fueron alimentando un discurso en contra de la integración, como fue el caso del alcalde de Sicuani (Cusco) o el presidente regional de Puno.

Posteriormente, una puerta abierta que permitió generar las condiciones para la integración fueron las Juntas de Integración Regional, como espacios en los cuales los presidentes regionales pudieron generar políticas de manera conjunta; sin embargo, ello tuvo sus resistencias en tanto no consideraban como nivel importante de gobierno a las municipalidades provinciales y distritales; asimismo, dejó de lado a los consejeros regionales. Ello fue expresado en dos encuentros macroregionales de consejeros del sur (Puno 2007 y Arequipa 2008).

De otro lado, se fue gestando un espacio más inclusivo aún que incorporaba a diversos actores del Estado y la sociedad civil, denominado Juntas de Integración Macroregional que en su séptimo capítulo (Carabaya – Puno 2007) alcanzó la firma de algunos convenios de cooperación entre municipalidades de regiones diferentes como Cusco y Puno.

Estos dos bloques integracionistas se construyen incluyendo a consejeros regionales y autoridades municipales, cuya pretensión es articularse a través de proyectos de desarrollo estratégicos y, aunque las experiencias no hayan alcanzado resultados óptimos, son un indicador de que la integración regional no debe dejarse en manos sólo de los presidentes regionales y, por el contrario, debería incluir a otros actores más.

Pese a que los gobiernos regionales, llevan casi dos años de gestión, esta preocupación aún no ha merecido atención por parte de ellos. Las reuniones que han tenido no han confluido en la conformación de una junta más allá de manifestar su voluntad de conformarla.

Por su parte, la sociedad civil se ha organizado con el apoyo de algunas ONG en lo que se ha denominado encuentros macroregionales, en el marco de la Conferencia Nacional de Desarrollo Social. La agenda de los encuentros se estableció en base a temáticas que pudieran articular a las siete regiones involucradas (Tacna, Madre de Dios, Cusco, Puno, Arequipa, Moquegua y Apurimac) y hasta el momento ha celebrado dos ediciones (Cusco 2007 y Apurimac 2008)

El último encuentro macroregional, realizado en Abancay los días 23 y 24 de octubre del presente año y en el que participaron autoridades y representantes de la sociedad civil de las siete regiones, se adelantó a la posibilidad de una reunión de los presidentes regionales de las siete regiones del sur, a fin de que la agenda y los resultados del trabajo en los encuentros macroregionales, sean alcanzados a los presidentes y éstos incluyan en sus agendas la posibilidad de integrarse a sus regiones vecinas en base a problemáticas y proyectos comunes para el desarrollo regional.

Sin embargo esta iniciativa enfrenta varias adversidades, debido al estallido de conflictos limítrofes, por el uso de los recursos naturales y la asignación presupuestal en diversas regiones del sur del Perú. Tacna y Moquegua son el ejemplo más gráfico, del mismo modo Arequipa y Cusco.

En este escenario, la integración genera muchas incertidumbres que difícilmente serán absueltas en tanto el gobierno nacional no demuestre voluntad para la solución de dichos conflictos, ya que muchos de ellos dependen directamente de él.

- Aldo Santos. Oficina Regional Puno
Asociación SER (Perú) http://www.ser.org.pe/
https://www.alainet.org/es/articulo/130575
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