Ante efectos del conflicto armado, jóvenes piden políticas más efectivas

07/11/2008
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El reclutamiento forzado por parte de grupos armados ilegales, el desplazamiento tanto rural como intraurbano y la violencia sexual constituyen hoy en día las principales amenazas para la población juvenil e infantil en los territorios afectados por el conflicto armado en Colombia y particularmente en Antioquia.

Así lo manifestaron los participantes los participantes de la Escuela Itinerante para la Formación y Protección de los Derechos de la Niñez, espacio formativo de carácter nacional liderado por las organizaciones Fundación Cultura Democrática (Fucude) de Bogotá y el Instituto Popular de Capacitación (IPC) de Medellín y que este viernes 7 de noviembre cerró su ciclo en el departamento de Antioquia.

A través de la iniciativa se buscaba fortalecer las experiencias de resistencia pacífica de las comunidades; formar nuevos liderazgos capaces de reclamar por los derechos de la niñez víctima del conflicto armado así como elaborar informes que permitan dar cuenta de la situación de esta población en el país.

Por espacio de tres meses, jóvenes, docentes de instituciones educativas y padres de familia de los municipios de Itagüí, Sabaneta, Medellín, Copacabana y Bello, en el Valle de Aburrá; y San Vicente, El Peñol, Cocorná, Marinilla y San Luis, en el Oriente; intercambiaron opiniones, conceptos y preocupaciones sobre los efectos del conflicto en los niños y los jóvenes y que no han tenido repercusión ante la opinión pública.

Relatos dicientes

A lo largo de los encuentros, que iniciaron en el mes de septiembre, los participantes coincidieron en señalar que las difíciles condiciones económicas de muchas comunidades rurales y de barrios marginales; la fragilidad del sistema educativo ante las nuevas realidades juveniles; la presencia de cultivos de uso ilícito y de minas antipersonas son factores que incrementan el riesgo de los menores de edad a resultar involucrados en las dinámicas de la confrontación armada.

Según el relato de algunos jóvenes participantes del Valle de Aburrá, la realidad en muchos de sus barrios se está tornando cada vez más compleja, dado el aumento de prácticas como son las disputas territoriales entre grupos armados ilegales, el cobro de vacunas, la imposición de controles sociales y la apropiación por parte de estos grupos de los espacios públicos recreativos.

“En mi barrio los jóvenes sienten temor debido a la ropa que usan porque son maltratados física o verbalmente por el grupo armado del barrio y creen de deben hacerse amigos de los ‘duros’ de la cuadra para que nadie se meta con ellos. Eso afecta claramente nuestro derecho al desarrollo de la libre personalidad”, manifestó un joven del municipio de Itagüí.

Lo anterior se hace más difícil de intervenir debido al constante temor que sienten las comunidades a denunciar estos hechos. De ahí que uno de los grandes aprendizajes de la Escuela haya sido el exigir una acción más decidida por parte de las instituciones del Estado para atender a la niñez víctima del conflicto, una mayor organización comunitaria que genere movilización social y mejores herramientas jurídicas y políticas para proteger los derechos de esta población.

“Por lo menos el municipio de Medellín tiene una política de juventud, pero también hay que decir que falta mayor integralidad entre todas las entidades que puedan hacer efectiva esa política”, declaró Ángela Panesso, funcionaria de Metrojuventud y quien participó en todo el proceso formativo.

Para Sergio Rivera, docente de una institución educativa del municipio de El Peñol, señala que el tema debe hacerse más visible el tema ante la sociedad. “Gracias a la participación en este espacio nos dimos cuenta que hay muchas personas que tienen una actitud de indiferencia frente a esta realidad y que nos toca organizarnos para defender los derechos de los niños y los jóvenes”, afirmó.

Una postura similar asumió Ana Trinidad Morales, madre de familia residente en el municipio de San Vicente, quien dijo que gracias al proceso formativo que adelantó en la Escuela Itinerante, ahora tiene mayores elementos para prevenir que su hija de tan sólo 16 años se vea afectada por las dinámicas que impone la violencia armada.

“El tema del conflicto armado es algo de lo que uno como madre de familia no quisiera hablar con sus hijos, pero veo que es importante y que se hace necesario entenderlo, para saber a quien recurrir en caso de que le toque a uno”, agregó la señora Morales.

Políticas efectivas

En las próximas semanas, los participantes de este proceso formativo recibirán un conjunto de elementos pedagógicos (libros, cartillas, material audiovisual) con el fin de fortalecer la formación en mecanismos de defensa de los derechos de la niñez.

Asimismo, se espera que las conclusiones y los aprendizajes que arrojó la Escuela Itinerante en Antioquia sirvan para la elaboración de un documento de recomendaciones de políticas públicas que prevenga las afectaciones de los menores de edad en medio del conflicto armado.

Dicho documento también recogerá las observaciones que se realicen en los departamentos de Sucre y Norte de Santander y en las ciudades de Bogotá y Cali, donde también tienen presencia las Escuelas Itinerantes para la Formación y Protección de los Derechos de la Niñez y que se encuentran en su etapa de cierre.

La iniciativa hace parte de las estrategias implementadas por la campaña nacional Juguemos en Serio a la Paz, que desde el año anterior vienen ejecutando la Fundación Cultura Democrática (Fucude) de Bogotá y el Instituto Popular de Capacitación (IPC) de Medellín, cuyo objetivo es promover una cultura de respeto a los derechos de la población infantil y juvenil en zonas de conflicto y que este viernes cerró su ciclo en Antioquia.

Aunque el balance para las instituciones responsables es satisfactorio, para algunos jóvenes como Robinsón Sarmiento, joven participante de la Comuna 13 de Medellín, espacios como este deberían realizarse continuamente e involucrar a muchos más sectores de la sociedad, pues considera que la situación actual de la niñez y la juventud es “bastante delicado”.

“Hay una problemática muy grande que no ha sido tratada y es la relacionada con los jóvenes y los grupos armados. Espacios como éste, que se ocupen de ese tema es ya un avance muy significativo. Aquí nos dimos cuenta que se puede hacer en políticas públicas para enfrentar esto fenómeno”, manifestó Robinsón.

Agencia de Prensa IPC, Medellín, Colombia

www.ipc.org.co


https://www.alainet.org/es/articulo/130725
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