Televisa es la fábrica más grande de producción de mentiras
12/11/2008
- Opinión
Sin medios de comunicación libres, abiertos, plurales y comprometidos con la verdad, no se puede lograr una sociedad mejor ni se puede alcanzar una auténtica democracia (López Obrador )
Discurso del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en el acto de entrega de una carta a la empresa Televisa, en avenida Chapultepec, en la Ciudad de México, el 11 de noviembre de 2008
Amigas y amigos:
Nuestro movimiento está orientado a transformar la vida pública de México y en todo este proceso es indispensable hacer valer el derecho a la información. Sin medios de comunicación libres, abiertos, plurales y comprometidos con la verdad, no se puede lograr una sociedad mejor ni se puede alcanzar una auténtica democracia.
En nuestro país, la mayoría de los medios de comunicación no sólo no cumplen con su responsabilidad social, sino que actúan como instrumentos de control y manipulación al servicio del régimen decadente que padecemos.
Por ejemplo, desde aquí, desde Televisa, los potentados de México ejercen su dominio sobre la sociedad. Aquí hay más poder que en Los Pinos o que en el Congreso de la Unión porque, en realidad, los dueños de este medio de comunicación forman parte de los hombres y mujeres más ricos e influyentes del país.
Como es lógico, esta elite defiende a toda costa la política económica neoliberal que les permite a las minorías mantener y acrecentar sus privilegios, sin importarles el destino del país, ni mucho menos el sufrimiento de la mayoría de nuestro pueblo.
Por eso, desde la campaña presidencial del 2006, cuando se tenía que elegir entre dos proyectos distintos y contrapuestos de nación, esta elite no dudó en utilizar a los medios de comunicación en contra nuestra para desatar la guerra sucia y avalar el fraude electoral.
Pero no venimos a reclamarles por eso. Venimos a señalarles que ellos son, en buena medida, responsables del desastre en que está sumido nuestro país. No sólo por la manipulación que ejercen, sino principalmente por lo que callan o dejan de informar.
Como muchos sabemos, Televisa es la fábrica más grande de producción de mentiras de México. Pero esto no es lo peor, porque afortunadamente hay millones de ciudadanos concientes que ya no son susceptibles de manipulación.
Lo más grave es su estrategia de no informar sobre los asuntos que verdaderamente interesan y afectan a los mexicanos. Y no es exagerado decir que son los principales administradores de la ignorancia en nuestro país.
Ellos se asumen como los grandes censores y deciden qué informar y qué no informar; a quién le abren sus espacios y a quién se los niegan.
Y desde luego, hay temas que nunca se abordan; guardan silencio sobre las causas de la pobreza, de la migración y de la violencia, a no ser sólo como nota roja; no hablan de la carestía, de la corrupción, de la impunidad, de la violación de los derechos humanos, del contubernio entre el poder económico y el poder político, no hablan de la devaluación del peso.
Tampoco informan que México ocupa el último lugar en crecimiento económico en todo el continente americano, o que ante la crisis, de nuevo, el gobierno usurpador, en vez de proteger al pueblo, está rescatando con el presupuesto público —que es dinero de todos— a los financieros y a los grandes empresarios.
En esencia, es esta administración de la ignorancia, lo que consideramos el peor de los males. Esto es lo que impide que exista una opinión pública más fuerte, una voluntad colectiva dispuesta a ejercer sus derechos y servir de contrapeso ante los abusos e injusticias que se cometen desde el poder.
Por eso, ante la dictadura de la televisión y de los medios de comunicación en general –con honrosas excepciones– hemos decidido luchar por hacer realidad el derecho del pueblo a la información.
No más mentiras, no más manipulación, no más silencio ante los grandes y graves problemas nacionales.
Como es obvio, este asunto no lo estamos planteando en Los Pinos, ni en Gobernación, ni en el Congreso, ni en la Suprema Corte, sino aquí, donde consideramos que están los que verdaderamente mandan y deciden.
Me refiero a los dueños y miembros del Consejo de Administración de Televisa. Es decir, nos estamos dirigiendo con todo respeto a Emilio Azcárraga, María Asunción Aramburuzabala, Pedro Aspe Armella, Ana Patricia Botín, Jorge Cutillas, Claudio X. González, Roberto Hernández, Germán Larrea, Fernando Senderos, Carlos Fernández González y Lorenzo Zambrano, entre otros.
De ellos esperamos una respuesta, y aunque no somos ingenuos, no descartamos la posibilidad de que asuman su responsabilidad social y entiendan que a nadie le conviene seguir manteniendo el actual régimen político de corrupción y privilegios, que, como está suficientemente demostrado, no sólo propicia la desigualdad económica y social, sino que es el principal causante de la violencia y lo que impide la gobernabilidad democrática en nuestro país.
Amigas y amigos:
Estamos aquí, venimos ahora, y posiblemente vamos a regresar las veces que sean necesarias. Vamos a regresar las veces que sean necesarias.
Nuestro movimiento tiene objetivos muy claros. Y siempre que nos proponemos un objetivo, vamos hacia ese propósito hasta lograrlo.
Ahora nos hemos fijado como objetivo el garantizar, el hacer valer el derecho del pueblo a la información y lo vamos a lograr.
¿Por qué luchamos? Todos los sabemos: porque éste es un movimiento de mujeres y de hombres libres y conscientes. Luchamos por defender a nuestro pueblo y, sobre todo, por defender a los humildes y a los pobres de México. ¿O no estamos de acuerdo de que por el bien de todos, primero los pobres? ¿Por qué luchamos también? Por defender el patrimonio nacional, por defender el petróleo, por defender nuestra soberanía.
Luchamos por defender la cultura, luchamos por defender el derecho del pueblo a la libre expresión de sus ideas y luchamos, desde luego, por garantizar y hacer valer el derecho a la información. En este caso estamos reunidos, congregados, por la defensa del derecho a la información.
Estamos, al mismo tiempo, pendientes para que cuando se promulguen las leyes en materia de petróleo, de inmediato nos manifestemos enfrente de Palacio Nacional, para volver a reiterar que no vamos a permitir que se ceda nuestro territorio a empresas petroleras extranjeras.
Y todos sabemos, porque aquí no hay planes secretos, todo es público y transparente. Todos sabemos que el día 23 de noviembre va a haber una marcha-mitin, para la defensa de la economía popular, para la defensa del petróleo y para la defensa de la soberanía nacional. Y van a asistir de todo el país, y vamos a mantener el tiempo que sea necesario nuestro movimiento.
Han querido destruir nuestro movimiento, pero no han podido ni podrán. Lo hemos dicho en otras ocasiones y lo repito ahora: no pueden porque estamos defendiendo una causa justa, y porque la razón siempre triunfa. No pueden porque tenemos autoridad moral y no pueden porque somos millones los que hemos decidido luchar hasta transformar la vida pública de México.
No nos preocupemos. Sigamos adelante, hagamos nuestro trabajo, como aquí se ha dicho, con entusiasmo y con alegría, porque no hay ninguna cosa más satisfactoria que el estar bien con nuestras conciencias, estar bien con nosotros mismos y estar bien con el prójimo.
Y eso es precisamente lo que estamos haciendo: luchando por los demás, para rescatar a México, para sacar adelante a nuestro país y, sobre todo, para sacar a nuestro pueblo de la pobreza y de la marginación.
México y su pueblo merecen un mejor destino y con este movimiento vamos a lograr estos cambios que se necesitan, más temprano que tarde.
Pensaron que iba a perder fuerza nuestro movimiento al paso del tiempo, porque tienen el control de todos los medios de comunicación. No ha sucedido eso; por el contrario, ahora hay más conciencia, porque esto —como lo dijimos desde el principio— es la revolución de las conciencias.
Aquí nos hemos ido formando, aquí hemos ido aprendiendo entre todos y, fundamentalmente en este movimiento, nos hemos humanizado más. No tendría ningún sentido luchar por asuntos individuales, en aras de lo material. Por eso decía que es muy satisfactorio lo que hacemos.
Ahora que desgraciadamente la crisis económica está golpeando muy fuerte a la mayoría de nuestro pueblo, ahora nuestro movimiento también va a ocuparse de eso. Vamos a proteger a nuestro pueblo. Vamos a obligar, a presionar para que el presupuesto público, que es dinero de todo el pueblo, se destine a apoyar a la gente y no a apoyar a los potentados de siempre. Y va a ha ber organización y ayuda mutua.
El día 23 se va a dar a conocer todo el plan de defensa de la economía popular.
Yo les agradezco mucho, porque de nuevo han acudido a la convocatoria, están aquí, vienen por su propio pie, por su propia voluntad, como mujeres y hombres conscientes que son.
Vamos a seguir luchando hasta lograr la apertura informativa y hasta que se respete realmente la libertad de expresión.
Vamos a luchar no sólo por la justicia y la democracia, sino por la libertad. Parece extraño, increíble que estemos planteando la lucha por la libertad, pero ésa es desgraciadamente la realidad en nuestro país, no hay democracia, estamos hablando de la dictadura que ejercen la mayoría de los medios de comunicación.
Y luchar por la libertad, ustedes lo saben, la libertad no se implora, la libertad se conquista. Vamos a seguir adelante.
¡Viva la resistencia civil pacífica!
¡Viva el derecho a la información!
¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!
Discurso del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en el acto de entrega de una carta a la empresa Televisa, en avenida Chapultepec, en la Ciudad de México, el 11 de noviembre de 2008
Amigas y amigos:
Nuestro movimiento está orientado a transformar la vida pública de México y en todo este proceso es indispensable hacer valer el derecho a la información. Sin medios de comunicación libres, abiertos, plurales y comprometidos con la verdad, no se puede lograr una sociedad mejor ni se puede alcanzar una auténtica democracia.
En nuestro país, la mayoría de los medios de comunicación no sólo no cumplen con su responsabilidad social, sino que actúan como instrumentos de control y manipulación al servicio del régimen decadente que padecemos.
Por ejemplo, desde aquí, desde Televisa, los potentados de México ejercen su dominio sobre la sociedad. Aquí hay más poder que en Los Pinos o que en el Congreso de la Unión porque, en realidad, los dueños de este medio de comunicación forman parte de los hombres y mujeres más ricos e influyentes del país.
Como es lógico, esta elite defiende a toda costa la política económica neoliberal que les permite a las minorías mantener y acrecentar sus privilegios, sin importarles el destino del país, ni mucho menos el sufrimiento de la mayoría de nuestro pueblo.
Por eso, desde la campaña presidencial del 2006, cuando se tenía que elegir entre dos proyectos distintos y contrapuestos de nación, esta elite no dudó en utilizar a los medios de comunicación en contra nuestra para desatar la guerra sucia y avalar el fraude electoral.
Pero no venimos a reclamarles por eso. Venimos a señalarles que ellos son, en buena medida, responsables del desastre en que está sumido nuestro país. No sólo por la manipulación que ejercen, sino principalmente por lo que callan o dejan de informar.
Como muchos sabemos, Televisa es la fábrica más grande de producción de mentiras de México. Pero esto no es lo peor, porque afortunadamente hay millones de ciudadanos concientes que ya no son susceptibles de manipulación.
Lo más grave es su estrategia de no informar sobre los asuntos que verdaderamente interesan y afectan a los mexicanos. Y no es exagerado decir que son los principales administradores de la ignorancia en nuestro país.
Ellos se asumen como los grandes censores y deciden qué informar y qué no informar; a quién le abren sus espacios y a quién se los niegan.
Y desde luego, hay temas que nunca se abordan; guardan silencio sobre las causas de la pobreza, de la migración y de la violencia, a no ser sólo como nota roja; no hablan de la carestía, de la corrupción, de la impunidad, de la violación de los derechos humanos, del contubernio entre el poder económico y el poder político, no hablan de la devaluación del peso.
Tampoco informan que México ocupa el último lugar en crecimiento económico en todo el continente americano, o que ante la crisis, de nuevo, el gobierno usurpador, en vez de proteger al pueblo, está rescatando con el presupuesto público —que es dinero de todos— a los financieros y a los grandes empresarios.
En esencia, es esta administración de la ignorancia, lo que consideramos el peor de los males. Esto es lo que impide que exista una opinión pública más fuerte, una voluntad colectiva dispuesta a ejercer sus derechos y servir de contrapeso ante los abusos e injusticias que se cometen desde el poder.
Por eso, ante la dictadura de la televisión y de los medios de comunicación en general –con honrosas excepciones– hemos decidido luchar por hacer realidad el derecho del pueblo a la información.
No más mentiras, no más manipulación, no más silencio ante los grandes y graves problemas nacionales.
Como es obvio, este asunto no lo estamos planteando en Los Pinos, ni en Gobernación, ni en el Congreso, ni en la Suprema Corte, sino aquí, donde consideramos que están los que verdaderamente mandan y deciden.
Me refiero a los dueños y miembros del Consejo de Administración de Televisa. Es decir, nos estamos dirigiendo con todo respeto a Emilio Azcárraga, María Asunción Aramburuzabala, Pedro Aspe Armella, Ana Patricia Botín, Jorge Cutillas, Claudio X. González, Roberto Hernández, Germán Larrea, Fernando Senderos, Carlos Fernández González y Lorenzo Zambrano, entre otros.
De ellos esperamos una respuesta, y aunque no somos ingenuos, no descartamos la posibilidad de que asuman su responsabilidad social y entiendan que a nadie le conviene seguir manteniendo el actual régimen político de corrupción y privilegios, que, como está suficientemente demostrado, no sólo propicia la desigualdad económica y social, sino que es el principal causante de la violencia y lo que impide la gobernabilidad democrática en nuestro país.
Amigas y amigos:
Estamos aquí, venimos ahora, y posiblemente vamos a regresar las veces que sean necesarias. Vamos a regresar las veces que sean necesarias.
Nuestro movimiento tiene objetivos muy claros. Y siempre que nos proponemos un objetivo, vamos hacia ese propósito hasta lograrlo.
Ahora nos hemos fijado como objetivo el garantizar, el hacer valer el derecho del pueblo a la información y lo vamos a lograr.
¿Por qué luchamos? Todos los sabemos: porque éste es un movimiento de mujeres y de hombres libres y conscientes. Luchamos por defender a nuestro pueblo y, sobre todo, por defender a los humildes y a los pobres de México. ¿O no estamos de acuerdo de que por el bien de todos, primero los pobres? ¿Por qué luchamos también? Por defender el patrimonio nacional, por defender el petróleo, por defender nuestra soberanía.
Luchamos por defender la cultura, luchamos por defender el derecho del pueblo a la libre expresión de sus ideas y luchamos, desde luego, por garantizar y hacer valer el derecho a la información. En este caso estamos reunidos, congregados, por la defensa del derecho a la información.
Estamos, al mismo tiempo, pendientes para que cuando se promulguen las leyes en materia de petróleo, de inmediato nos manifestemos enfrente de Palacio Nacional, para volver a reiterar que no vamos a permitir que se ceda nuestro territorio a empresas petroleras extranjeras.
Y todos sabemos, porque aquí no hay planes secretos, todo es público y transparente. Todos sabemos que el día 23 de noviembre va a haber una marcha-mitin, para la defensa de la economía popular, para la defensa del petróleo y para la defensa de la soberanía nacional. Y van a asistir de todo el país, y vamos a mantener el tiempo que sea necesario nuestro movimiento.
Han querido destruir nuestro movimiento, pero no han podido ni podrán. Lo hemos dicho en otras ocasiones y lo repito ahora: no pueden porque estamos defendiendo una causa justa, y porque la razón siempre triunfa. No pueden porque tenemos autoridad moral y no pueden porque somos millones los que hemos decidido luchar hasta transformar la vida pública de México.
No nos preocupemos. Sigamos adelante, hagamos nuestro trabajo, como aquí se ha dicho, con entusiasmo y con alegría, porque no hay ninguna cosa más satisfactoria que el estar bien con nuestras conciencias, estar bien con nosotros mismos y estar bien con el prójimo.
Y eso es precisamente lo que estamos haciendo: luchando por los demás, para rescatar a México, para sacar adelante a nuestro país y, sobre todo, para sacar a nuestro pueblo de la pobreza y de la marginación.
México y su pueblo merecen un mejor destino y con este movimiento vamos a lograr estos cambios que se necesitan, más temprano que tarde.
Pensaron que iba a perder fuerza nuestro movimiento al paso del tiempo, porque tienen el control de todos los medios de comunicación. No ha sucedido eso; por el contrario, ahora hay más conciencia, porque esto —como lo dijimos desde el principio— es la revolución de las conciencias.
Aquí nos hemos ido formando, aquí hemos ido aprendiendo entre todos y, fundamentalmente en este movimiento, nos hemos humanizado más. No tendría ningún sentido luchar por asuntos individuales, en aras de lo material. Por eso decía que es muy satisfactorio lo que hacemos.
Ahora que desgraciadamente la crisis económica está golpeando muy fuerte a la mayoría de nuestro pueblo, ahora nuestro movimiento también va a ocuparse de eso. Vamos a proteger a nuestro pueblo. Vamos a obligar, a presionar para que el presupuesto público, que es dinero de todo el pueblo, se destine a apoyar a la gente y no a apoyar a los potentados de siempre. Y va a ha ber organización y ayuda mutua.
El día 23 se va a dar a conocer todo el plan de defensa de la economía popular.
Yo les agradezco mucho, porque de nuevo han acudido a la convocatoria, están aquí, vienen por su propio pie, por su propia voluntad, como mujeres y hombres conscientes que son.
Vamos a seguir luchando hasta lograr la apertura informativa y hasta que se respete realmente la libertad de expresión.
Vamos a luchar no sólo por la justicia y la democracia, sino por la libertad. Parece extraño, increíble que estemos planteando la lucha por la libertad, pero ésa es desgraciadamente la realidad en nuestro país, no hay democracia, estamos hablando de la dictadura que ejercen la mayoría de los medios de comunicación.
Y luchar por la libertad, ustedes lo saben, la libertad no se implora, la libertad se conquista. Vamos a seguir adelante.
¡Viva la resistencia civil pacífica!
¡Viva el derecho a la información!
¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!
Ciudad de México, 12 de noviembre de 2008
Servicio informativo ISA núm. 583
http://serviciodenoticiasisa.blogspot.com
https://www.alainet.org/es/articulo/130800
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