Érase de piratas, riquezas y peleas; plebiscitos, elecciones y democracia; confesiones belicosas y relevos a militares disconformes.
Cinco temas que merecen ser informados.
El mundo sigue girando semana a semana, los escenarios cambian, pero los conflictos parecen ser los mismos de siempre. Detalles de lo que aconteció en la semana que pasó.
1. La sospechosa mediatización de la piratería
Desde el secuestro del petrolero saudí “Sirius Star”, la piratería en aguas de Somalia ha adquirido una notoria presencia en los medios de todo el mundo.
Sin embargo, y dado que la piratería ha existido ininterrumpidamente desde que la humanidad descubrió la flotabilidad, cabe preguntarse por las razones que justifican hoy tal protagonismo.
Una posible respuesta surge de combinar los actos de piratería con la lucha por el control de los recursos naturales y con razones de posicionamiento geoestratégico.
A esos argumentos se suman los atentados en Bombay que han reafirmado la zona Pakistán-India-Cachemira-China como la más caliente del planeta. La decisión del presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama de trasladar el eje de la estrategia bélica estadounidense de Irak a Afganistán, para enfrentar a las potencias emergentes como Rusia y China en un terreno dónde colisionan los intereses de las tres naciones.
Este escenario es parte de un “arco de inestabilidad” que el general israelí Ariel Sharon definía en longitud desde Marruecos hasta Cachemira y en latitud desde el Caúcaso hasta el cuerno de África.
Hablar del Cáucaso es referirse a un nudo vital de comunicaciones actualmente en poder de Rusia; hablar del Cuerno de África es referirse al control de Somalia y en el centro de todo eso, está la notoria manipulación estadounidense del gobierno pakistaní.
Teniendo en cuenta todo eso, resulta fácil entender que la prensa no dedica espacios a los piratas por una cuestión de romántica rareza o curiosidad, sino que contribuye, subrepticiamente, a crear el sentimiento mundial generalizado de que para extirparla es necesario invadir Somalia.
2. Las denuncias de fraude en Nicaragua y el nuevo plebiscito de Chávez
Sabido es, que un puntal de los gobiernos latinoamericanos plegados de alguna manera a los vientos de cambio que soplan en el continente, reside el uso de los mecanismos electorales considerados democráticos.
La razón estriba en que un mandatario o funcionario elegido por sufragio elude desde el inicio que se apliquen a su gestión conceptos tales cómo: “dictadura”, “nepotismo” o “negociado”.
De esa forma, se reconoce como de mala intención llamar –por ejemplo- “dictadura” a la gestión de Hugo Chávez ó al no reconocimiento de algunos actos de gobierno del presidente de Bolivia, Evo Morales.
Parte del juego democrático incluye también el uso de la herramienta conocida como “plebiscito”, para que el pueblo decida directamente sobre algunas cuestiones de importancia capital.
A un mes de efectuarse las elecciones municipales de Nicaragua, en las que el partido gobernante, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) liderado por el presidente Daniel Ortega, obtuviera una abrumadora victoria; han continuado las denuncias de fraude por parte de la oposición.
La cuestión no merecería comentario alguno -los derrotados suelen ser partidos minoritarios de raíz neoliberal conservadora que jamás aceptan la derrota y que siempre agitan el fantasma del fraude- excepto porque en dichas elecciones se cometió la torpeza de no permitir observadores internacionales que dieran fe de lo actuado.
Dicha omisión ha facilitado los argumentos opositores. Así por ejemplo, Sergio Ramírez, abogado y ex vicepresidente del país por el FSLN en 1984 ha sostenido que:“Desde las irregularidades previas al eliminar contendientes y partidos de la manera más arbitraria, así como prohibir el ingreso de observadores internacionales de la OEA y el Centro Carter”.
Sin abundar en mayor análisis, resulta evidente que omitir el trabajo de observadores internacionales hace muy difícil la defensa de un acto que debe brillar siempre por su transparencia y que lo ocurrido en Nicaragua debe servir como ejemplo a no repetir.
Relacionado con el mecanismo plebiscitario, también la semana pasada, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela ha anunciado su intención de efectuar consulta popular para articular los mecanismos que le permitan acceder a su reelección.
En este segundo caso, si bien la oposición no ha vacilado en mostrar su feroz desacuerdo sin ahorrar los peores epítetos hacia la figura de Hugo Chávez, siempre podrá argumentarse que lo peor no es consultar al pueblo, sino no consultarlo. Las democracias suelen ser indirectas por practicidad, pero no parece negativo recurrir a la voluntad popular siempre que los temas –por sus implicancias- lo ameriten.
Negarse a esa realidad sería como admitir el temor a ser derrotado y no entender a pleno lo que la democracia significa.
3. El choque diplomático entre Brasil y Ecuador
Si algo no necesita el proceso de integración regional de América Latina, es que los países empeñados en tal tarea se enfrenten diplomáticamente.
Sin embargo, hay cuestiones que escapan a los cuidados de las cancillerías y las actividades privadas son un ejemplo de ellas.
Así, en este caso, el eje de la polémica es la construcción de la represa San Francisco en Ecuador por parte de la empresa constructora brasileña Odebrecht.
Los problemas constructivos de la estratégica obra motivaron que a menos de un año de inaugurada la central saliera de servicio y en consecuencia, Quito exigiera una indemnización cuyo pago fue negado por la empresa.
A raíz de esta situación, el gobierno del presidente, Rafeal Correa decidió desconocer el pago de la deuda con el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil cuestión que provocó la reacción diplomática de Brasilia. Esa deuda implicaba el pago del capital destinado a la obra y una discutible suma de intereses.
Más allá del mal aspecto de la situación, debe recordarse que el gran logro de Luiz Inacio Lula Da Silva es haber demostrado que la izquierda puede gobernar a Brasil. Pocos parecen recordar la “mala prensa” que el mandatario sufriera en épocas previas a su triunfo y que apuntaban a las “catastróficas consecuencias” que acarrearía su potencial liderazgo.
Y esto sucede porque también en Brasil existe una oposición sensible a cualquier cambio de sus intereses a la que hay que manejar con sumo cuidado para conservar la gobernabilidad.
También es necesario recordar, que más allá de cualquier roce y respecto del proyecto de unión sudamericana, el presidente brasileño siempre ha manifestado que la única manera de preservarse en el inestable contexto internacional es sostener dicha unión dado que -en soledad- los países de la región no podrían acceder a las medidas que sus pueblos necesitan.
Toda esa realidad no quita que encontronazos como el producido entre Brasil y Ecuador representen un verdadero desafío para las cancillerías de ambos países. Esto es una alerta en el manejo de cuestiones, que necesariamente eran predecibles en el proceso de adopción de un nuevo marco estratégico que difiere mucho del que fue establecido en los tiempos del reinado neoliberal.
4- La autocrítica de George Walker Bush
A pocos días del fin de su mandato, el presidente en funciones de Estados Unidos continúa por etapas la “autocrítica de su gestión”. Primero reconoció como “error” haber celebrado anticipadamente el fin de la “guerra” de Irak y luego, en una entrevista concedida a la cadena estadounidense ABC admitió que “el peor error de su presidencia consistió en haber creído que había armas de destrucción masiva en Irak”.
El mandatario saliente del país del norte, lamentó que los deficientes informes de inteligencia lo hubieran inducido a él -y a otros líderes mundiales- a creer una falsedad que motivó la invasión de un país extranjero.
Quizás las declaraciones puedan ser aceptadas por un público desprevenido o no informado, pero lo cierto es que achacar a un “error” las operaciones en Irak, es un intento que atenta contra la lógica de la estrategia internacional, basada en la obtención de posiciones favorables y el control de los recursos naturales para el mantenimiento del poder hegemónico.
Como suele decirse en Argentina: “a veces los intentos de aclarar sólo oscurecen más los temas”.
5. Relevos en las Fuerzas Armadas de Paraguay
El presidente de la República del Paraguay, Fernando Lugo dispuso el pase a retiro de 33 oficiales con jerarquía de general y 44 de coronel, pertenecientes a las tres armas.
La decisión presidencial ha sido interpretada como respuesta a una creciente ola de disconformismo militar hacia la actual gestión de gobierno en materia castrense.
La fuerza de la medida es ilustrativa de los nuevos vientos que soplan en Asunción y que, en este caso, colocan a las Fuerzas Armadas en el lugar que les corresponde en la organización del Estado: la senda de la subordinación al poder político y al margen de las diputas ideológicas.
Una vez más, los acontecimientos terrestres dieron vida a estas palabras. La semana que viene, seguramente existirán nuevos cinco escenarios o quizá las segundas, terceras o cuartas partes de los que ya me mencionaron
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de la Plata, Argentina.
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