Explotación de recursos naturales en territorios afrocolombianos y TLC
- Opinión
Desde comienzos de la república las comunidades afrocolombianas e indígenas vienen siendo violentadas por la voracidad de grandes compañías nacionales y extranjeras, con el beneplácito de los diferentes gobiernos nacionales y regionales. Un ejemplo de ello fue
Esta compañía, después de agotar los recursos alcanzables con las tecnologías de que disponía, a nivel de alta rentabilidad, para marcharse en 1974, burlándose de compromisos con sus trabajadores y jubilados, con las comunidades y con la nación, se asoció en patrañoso negociado con la empresa Mineros de Antioquia, de la cual es accionista mayoritaria la familia del presidente Álvaro Uribe Vélez, que se quedó con los mejores activos que la empresa yanqui debió haber revertido a
Para el desarrollo de sus actividades
Para lo cual se ampara en una concesión expedida por el actual Gobierno Nacional sobre un territorio de
Precisamente, para evitar la continuidad de los abusos y la acelerada destrucción de los ecosistemas de parte de compañías nacionales y extranjeras, y de particulares, los representantes de las comunidades afrocolombianas lograron introducir en
Asimismo, consideramos que
Por otra parte, compartimos la preocupación del Colectivo de Estudiantes Universitarios Afrocolombianos, CEUNA, en relación con la actitud indiferente y hasta de silencio cómplice de
Tales como:
1. Privilegia la operación del capital norteamericano, lo cual va en detrimento del desarrollo nacional y sobre todo, de la generación de oportunidades de empleos e ingresos.
2. Privilegia los derechos de propiedad intelectual a favor de las transnacionales, lo cual constituye un peligroso riesgo de usurpación para los saberes ancestrales, para los/as intelectuales, investigadores/as y científicos/as nacionales.
3. Traslado de importantes potestades de nuestros tribunales de justicia a órganos supranacionales, en materias laborales y de medio ambiente.
4. Liberalización de los servicios públicos y privados, que conllevaría a un peligroso control de compañías norteamericanas sobre resortes claves de nuestras economía y vida social, a través de lo cual se daría continuidad a la permanente descapitalización de nuestro país y al envilecimiento de la mayoría de las familias colombianas que se encontrarían con grandes dificultades para cancelar las costosas facturaciones, como ya viene ocurriendo con el sistema bancario y las telecomunicaciones.
5. La educación media, técnica, tecnológica y universitaria, quedan dentro de la posibilidad de ser totalmente privatizadas y en buena parte manejadas por negociantes extranjeros, que la convertirían en uno de sus jugosos negocios, lo cual limitaría al extremo las posibilidades de acceso y permanencia a los hijos de los trabajadores, campesinos y familias de bajos ingresos, además de fortalecer las condiciones para la continuidad de modelos y procesos educativos favorables a los intereses colonialistas, descontextualizados de nuestras realidades nacionales y de las aspiraciones de bienestar y progreso socioeconómico de nuestras comunidades.
6. Obliga a patentar vegetales vivos a las transnacionales, con lo cual se pondrá en riesgo el conocimiento y prácticas culturales ancestrales y nuestra seguridad alimentaria.
7. No obliga a cumplir los convenios y tratados internacionales sobre biodiversidad y medio ambiente, ya que Estados Unidos se ha negado a firmarlos, ni es miembro de los mismos, lo cual podría traer una acelerada destrucción de nuestros ecosistemas y del equilibrio ambiental en general por la voracidad de las compañías transnacionales.
8. Nuestros campesinos y demás productores nacionales quedarían en desventajas frente a los estadounidenses, por los altos subsidios estatales que reciben estos últimos y por las tecnologías mucho más avanzadas de que disponen, lo cual pondría en peligro nuestra seguridad alimentaria y traería la quiebra masiva de las empresas nacionales y su absorción por las norteamericanas, las cuales por su alta concentración tecnológica y su orientación colonialista reducen a la más mínima expresión las oportunidades de empleo.
9. Todo es considerado mercancía, objeto de negocio y de sometimiento al mercado, incluida el agua, la cual queda dentro de la posibilidad de ser privatizada y de entregar el manejo de nuestras fuentes hídricas a compañías transnacionales, que también la convertirían en un jugoso negocio más, lo cual constituye un inminente peligro para la vida misma.
10. Las comunidades afrocolombianas e indígenas, y sus organizaciones, con sus acuerdos previos y su defensa del medioambiente, del equilibrio ecológico, se convierten en obstáculos para la implementación del TLC, y pueden ser acusadas de violadoras del mismo, terminando muchos/as de nuestros/as dirigentes, y nuestro propio país, juzgados/as en tribunales internacionales. Por tanto, no deben sorprendernos los comportamientos arrogantes de
No podemos perder de vista que la superación definitiva del pueblo afrocolombiano está ligada a cambios estructurales en la sociedad colombiana, lo cual obliga a conocer y mostrar preocupación por los grandes problemas nacionales, a contextualizarnos con las situaciones mas relevantes del país y del mundo, a marchar cogidos de las manos con el resto del movimiento popular, democrático y progresista; al tiempo que ponemos en escena nuestras reivindicaciones particulares.
Creemos que es esta la más grande lección que entrega a los demás movimientos afros y populares del mundo, el Movimiento Social Afroestadounidense, con sus máximas conquistas representadas en la mejora del reconocimiento social y de las condiciones de vida de amplios sectores del pueblo afroestadounidense, el logro de una gran bancada parlamentaria y el ascenso a la presidencia de Obama.
Por todo lo dicho, nuestra dirigencia, representada en organizaciones de base y especialmente en los espacios autónomos de nuestras consultivas, deben manifestarse en contra del TLC entre Colombia y los Estados Unidos por ser lesivo a los intereses de nuestras comunidades y de nuestro país, y exigir su revocatoria porque para su firma no se tuvo en cuenta claros mandatos constitucionales y legales, y de tratados y convenios internacionales, como son el acuerdo previo, la participación de nuestras comunidades en la toma de decisiones en los asuntos que las afecten y el respeto a sus territorios.
El Estado Colombiano aun tiene una gruesa e histórica deuda con el pueblo colombiano y en particular con nuestras comunidades afrocolombianas e indígenas, para que a estas alturas, con altas dosis de cinismo e irresponsabilidad, pretenda el gobierno actual ponernos en manos de unos comerciantes colonialistas, a quienes solo les interesa maximizar sus utilidades económicas y financieras. Tenemos que propender porque nuestro país establezca y mantenga relaciones de todos los tipos éticamente posibles y mutuamente provechosas, con todos los países del mundo, en la medida que contribuyan a nuestro desarrollo autóctono y a la generación de bienestar social.
Fuente: Barómetro Internacional
http://www.barometro-internacional.org/
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