BID: 50 años financiando desigualdad. ¡Basta ya!
- Opinión
Introducción y un poco de historia.
Con motivo de la celebración en Medellín de la Quincuagésima Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo y la Vigésimo Cuarta Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores de la Corporación Interamericana de Inversiones, se viene adelantando de manera paralela la celebración de una Asamblea Alternativa que le presente a la sociedad antioqueña, colombiana e internacional, el verdadero papel que ha jugado esta institución multilateral de crédito.
CEDETRABAJO ha querido aprovechar esta inigualable ocasión, ya que nuestra próxima tertulia se hará el 6 de Abril, ya pasada la Asamblea, para hacer unas cuantas reflexiones sobre este tema, y empezar a abrir el debate.
Hagamos un poco de historia. La idea de una institución financiera, que cumpliera el papel de “financiar el desarrollo” de América Latina y el Caribe, en la forma que lo entienden los dueños del gran capital financiero, surgió por primera vez durante las actividades iniciales encaminadas a crear un sistema interamericano, durante la Primera Conferencia Panamericana de 1890.
La iniciativa es contemporánea con el relanzamiento de la “Doctrina Monroe” , a finales del siglo XIX y a comienzos del siglo XX, cuándo Estados Unidos, por intermedio del presidente Theodoro Roosevelt expuso su Doctrina del “destino manifiesto” y emitió el Corolario de 1904 (Corolario Roosevelt) afirmando que, “si un país americano situado bajo la influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país "desquiciado" para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas”. Este corolario supuso, en realidad, una carta blanca para la intervención de Estados Unidos en América Latina y el Caribe.
La “Doctrina Monroe” fue sintetizada en la frase “América para los americanos”, la cuál fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida a James Monroe en el año 1823. La verdad histórica es que en sus orígenes, esta doctrina apuntaba a notificarle a las potencias coloniales europeas, que Estados Unidos no tolerarían ninguna intromisión de ellas en esta parte del planeta. Lo que en un principio era una proclama anticolonialista, terminó siendo pretexto para todas las intervenciones imperialistas en el continente desde finales del siglo XIX.
Tuvieron que transcurrir casi siete decenios para que el BID se volviese una realidad bajo una iniciativa propuesta por el entonces Presidente de Brasil Juscelino Kubitschek. El Banco se fundó oficialmente en 1959, cuando la Organización de los Estados Americanos, redactó el documento denominado “Convenio constitutivo del Banco Interamericano de Desarrollo”.
Esta circunstancia coincide con el período de la Guerra Fría, que comienza después de la Segunda Guerra Mundial, contienda de la cual salió como gran vencedor absoluto Estados Unidos, al menos en lo que al mundo occidental se refiere, triunfo que se formalizó más en los acuerdos de Bretton Woods, que en la Conferencia de Yalta. En ese complejo hotelero, ubicado en New Hampshire, entre el 1 y el 22 de julio de 1944, se dio origen a la actual arquitectura económica mundial, con la creación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Entre la década del 50 y la del 80 del siglo pasado, durante unos treinta años, meses más, meses menos, el mundo estuvo en vilo permanente por la disputa entre las dos más grandes superpotencias económicas y militares: la URSS y Estados Unidos. Luego de una profunda involución en la Unión Soviética, que implicó un cambio de su naturaleza socialista por la implantación de un capitalismo de estado que, sobre la base del formidable aparato económico y militar, y de la gran centralización del poder político, se estableció como una nuevo potencia en expansión, solo que lo hacía a nombre del “socialismo”.
La respuesta norteamericana en lo interior se caracterizó por la profundización de lo que se conoce como el “keynesianismo” militar, que no es otra cosa que la inversión de ingentes recursos de su presupuesto en la poderosa industria armamentista; y en lo exterior, por el establecimiento de una barrera “sanitaria” para impedir el contagio “socialista” de las naciones que gravitaban en su órbita. Este segundo aspecto combinaba la zanahoria con el garrote. Programas de control militar, con la política denominada de la “seguridad nacional”, antecedente más próximo de la actual “seguridad democrática” practicada hoy en Colombia, lo que implicó financiación y entrenamiento de los ejércitos de las naciones bajo su influencia, intervenciones militares por intermedio de terceros, o directas, según lo exigieran las circunstancias, intervenciones que podían circunscribirse a meras intrigas, pero que iban hasta derrocamientos y asesinatos de opositores políticos y Jefes de Estado que no encajaran en la estrategia de control hegemónico del planeta. Éste era el garrote.
La zanahoria consistía en programas de crédito, subvenciones a los precios de los productos básicos, impulso a políticas de capitalismo de estado en sus neocolonias. Claro que la zanahoria, no estaba exenta en sí misma del componente garrote, pues los créditos eran atados a condiciones onerosas y resolvían la necesidad de exportación de capitales de los monopolios financieros, la garantía de precios para los productos básicos amarraban a los pueblos del tercer mundo a un comercio exterior unidireccional, y el estímulo del capitalismo de estado colocaba a los monopolios norteamericanos en condición de socios estratégicos de los Estados llamados “en vías de desarrollo”.
En ese marco es que nace el BID, y su desarrollo estará siempre ligado a las necesidades del imperialismo norteamericano, su principal socio o dueño, como veremos adelante.
Composición, mecanismos para la adopción de decisiones y distinción entre países prestatarios y no prestatarios.
En la concepción de desarrollo que orienta al Banco, la clave estriba en el aumento del comercio y de las oportunidades de inversión para los países miembros del BID. Desde luego que como reza el adagio popular, “el que más saliva tiene, más ojaldra come”, por eso quienes aumentan realmente el comercio y las inversiones, son los denominados países “no prestatarios”, es decir, que no requieren ni reciben créditos de la institución, sino que por el contrario, los otorgan.
Pero que sea en palabras del propio BID que expresemos el asunto. En la página web de la institución al respecto dice textualmente “Ser miembro no prestatario del Banco significa una ventaja sustancial para los recursos de un país, y la posibilidad de canalizar mejor sus inquietudes de asistencia al desarrollo, ya que a través del BID puede alcanzar a un mayor número de países beneficiarios que con programas bilaterales. Asimismo, los países miembros no prestatarios se benefician de los procesos de adquisiciones y contrataciones, ya que sólo empresas de los países miembros pueden procurar bienes y servicios a los proyectos financiados por el BID. El Banco, además, sólo contrata a ciudadanos de sus países miembros. El BID colabora con los países miembros, y reparte información sobre adquisiciones y los proyectos y actividades del Banco, a través de iniciativas tales como los Seminarios de Negocios y las Redes de Oficiales de enlace del Sector privado”. (Subrayados nuestros)
Veintidós de los 48 países miembros del BID son no prestatarios, lo que significa que los mismos pueden ejecutar inversiones financieras, ya sea en forma de capital integrado, como en cuanto a las suscripciones de capital, y tienen representación de voto en la Asamblea de Gobernadores del Banco y el Directorio Ejecutivo, de acuerdo con sus suscripciones de capital. Los países miembros no prestatarios del BID incluyen a Estados Unidos, Canadá, Japón, Israel, República de Corea, República Popular de China y 16 países de Europa: Alemania, Austria, Bélgica, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Holanda, Italia, Noruega, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza.
La máxima autoridad del BID es la Asamblea de Gobernadores. Cada país miembro designa a un gobernador, cuyo poder de votación es directamente proporcional al capital que el país suscribe a la institución. Los gobernadores son generalmente Ministros de Hacienda, presidentes de bancos centrales o altos funcionarios públicos.
Aunque en última instancia los gobernadores del BID son los responsables de supervisar las actividades y la administración de la institución, en la práctica muchas de esas funciones se delegan al Directorio Ejecutivo
El Directorio Ejecutivo, integrado por 14 miembros, supervisa diariamente las operaciones del Banco. Los Gobernadores eligen o asignan a los Directores Ejecutivos por un período de tres años. El Directorio Ejecutivo incluye también a 14 alternos, los cuales asumen total responsabilidad en ausencia de los titulares, pero son funcionarios con salario igual al de los principales.
El Directorio Ejecutivo establece las políticas de la institución, aprueba proyectos, determina las tasas de interés a cobrarse por los préstamos, autoriza los empréstitos a realizarse en los mercados de capital, y aprueba el presupuesto administrativo de la institución. Las labores del Directorio Ejecutivo son reguladas por las Normas para el Directorio Ejecutivo del BID y el Código de Etica para los miembros del Directorio regulan las labores de dicho ente, código que debe ser bastante laxo o poroso, pues como veremos en otra parte de esta exposición, las actividades de algunos son no muy santas.
Relación crediticia de Colombia y de Medellín con el BID
El total de la cartera del BID y de la CII (Corporación Interamericana de Inversiones), asciende a la suma de U$ 78.000 millones. En el año 2008, aprobó créditos por U$ 14.400 millones, y en el año en curso ha anunciado el otorgamiento de U$ 18.000 millones, todos para América Latina y el Caribe.
De los créditos otorgados en el 2008, 7.200 millones de dólares (el 64 por ciento del total) fueron destinados a proyectos para mejorar la competitividad, que traducido al cristiano quiere decir vías y puertos para agilizar las importaciones, o para la apertura. 2.400 millones de dólares fueron para comunicaciones, 1.200 millones para programas de agua y saneamiento básico y 3.600 millones de dólares para proyectos de energía, mercados de capitales, turismo e infraestructura agrícola.
Paralelamente anuncian programas de cooperación, que consisten en créditos condonables, o donaciones, que acompañan los créditos mayores, y que curiosamente nunca sobrepasan en 1.5% del total de los créditos otorgados en cada paquete.
Lo anterior significa que las donaciones se cubren con la cuarta o quinta parte de los intereses cobrados por año, que en la mayoría de los casos son variables y dependen de la tasa de interés de los bonos del tesoro norteamericano a corto plazo, más el “spread”, o castigo que determinan las calificadoras de riesgo, según lo que denominan “riesgo país”, que implica una calificación que va de triple A, a C. Para el caso colombiano este “spread” está rondando los 400 puntos básicos para empréstitos públicos y 600 para los privados, lo que implica un mayor interés equivalente al 4% y al 6% anual, respectivamente.
Es decir, como cualquier usurero, mientras más pobre sea usted, y en este caso los países, más alta es la tasa de interés. En la vida cotidiana colombiana, para traducirlo a nuestro lenguaje, los monopolios consiguen créditos a tasas de interés que pueden llegar al 8% anual, mientras los más pobres de los pobres, los tienen que obtener en el famoso “gota a gota”, que puede llegar al 20% diario, con un mecanismo de cobro de calibre 38.
El BID se ha consolidado como la principal fuente de financiamiento multilateral para Colombia, con una participación del 41 por ciento del total de la deuda con organismos internacionales y con el 9,5 por ciento de la deuda pública total del país.
El principal sector en el que ha participado el BID con créditos en nuestro al sector eléctrico de Colombia, distribuido en 35 operaciones por un total de 2.750 millones de dólares, ha contribuido a financiar el 30 por ciento de la actual capacidad de generación, apoyando la construcción de 11 centrales hidroeléctricas. La relación entre Empresas Públicas de Medellín, el principal prestatario en nuestro departamento y el Banco Interamericano de Desarrollo data del año 1960, desde el cual el BID ha financiado ocho proyectos de la entidad en los sectores de electricidad y aguas, gracias al otorgamiento de 13 créditos por un monto acumulado de US$825 millones.
En el caso concreto de Porce III, la financiación otorgada por el BID en el año 2005, ascendió a U$ 200 millones, correspondiente al 39% de las obras principales (presa, casa de máquinas y obras anexas) y al 23% del costo de los equipos principales (turbinas y generadores). Resalto este asunto, porque, en primer lugar, clarifica que prestan con la evidente intención de darle salida a su producción, y porque en segundo lugar, las altas tasas de interés a las que se pactan los créditos para el sector eléctrico son una de las razones para mantener altísimas tarifas. (Ley 142 de SPD).
El costo de ese proyecto se estimó en US$911 millones, incluidos los gastos financieros, y el crédito del Banco representó el 22% del total de esa inversión, y fue pactado a 20 años, con un período de gracia de siete años y a una tasa de interés ajustable, cómo la que le gusta al capital financiero.
Ahora, y con motivo de esta quincuagésima asamblea, le ha sido otorgado otro crédito a Empresas Públicas de Medellín, con destino a la financiación de la segunda etapa del proyecto de saneamiento del Río Medellín, correspondiente a la planta de tratamiento de aguas residuales de Bello, por U$ 450 millones de dólares, que en moneda colombiana superan los 1,1 billones de pesos, lo que colocaría los créditos del BID a EPM en una suma de U$ 1275 millones.
Se empieza ya a tramitar, y lo han anunciado las autoridades, un nuevo empréstito para Empresas Públicas de Medellín, con el propósito de invertirlos en el proyecto Porce IV, dentro del paquete que la directora de Planeación Nacional, Carolina Rentería, ha denominado como un plan para “vender al país”, expresión en la que estamos seguros no le falta razón, pues ese es el propósito.
El evento en que van a “vender el país”, se llama “Expodesarrollo”, que es una feria paralela en la que se van a presentar, para solicitar financiación, los siguientes proyectos:
En Medellín: Energéticos (U$ 2.226 millones. Antioquia iluminada, Parques eólicos, Porce IV), De infraestructura: U$ 1.053 millones. Acueductos regionales, Concesión Vial Río Medellín – proyecto que se proponen hacer mediante el sistema de concesión a privados, y con pago de peajes -, Sistema Integrado de Transporte Masivo. En Antioquia: Pescadero Ituango: U$ 2.390 millones, Biodiversidad U$ 24 millones, Infraestructura U$ 311 millones, Minería U$ 254 millones.
Están esperando los “vendepatria”, la presencia de unos 274 inversionistas internacionales, quienes tendrán a su disposición un catálogo de proyectos regionales que valen 15,7 billones de pesos, mientras el gobierno nacional llevará proyectos que contemplan inversiones cercanas a los 40 billones de pesos.
La consigna es ”hacer negocios” según lo ha expresado con claridad doña Lina Vélez de Nicholls, quien informó que hasta hoy estaban inscritos 27 proyectos de Medellín y Antioquia y 28 de Colombia.
En el caso de la financiación de proyectos de agua potable, es claro que están en el marco de la privatización del servicio de acueductos y alcantarillados, los cuáles expresamente se financian con una bolsa común a la cual van las transferencias para agua potable y saneamiento básico, recursos del crédito que van a ser disparados porque oficialmente se establece que las participaciones deben apalancar con más endeudamiento y que la Nación facilitará esos mayores endeudamientos con la banca multilateral.
Esa bolsa va a ser administrada por una fiducia. El Plan tiene un gerente integral y un operador especializado. Los votos son así: el Gobernador, un delegado del Gobernador que es el de Servicios Públicos, un delegado de Planeación Nacional, un delegado del Ministerio de Ambiente y dos alcaldes, y está claro que no se puede sesionar sin la presencia del gobernador y que su voto no es delegable.
Municipio que no se vincule al Plan no recibe recursos. Antes del mes de junio los municipios se deben certificar y a partir de junio de 2010 pueden ser descertificados y pasa el departamento a administrar los recursos de transferencias.
Queda claro que todos estos créditos son atados, como lo reconoce el mismo BID, que su manejo y orientación están bajo la tutela del Directorio Ejecutivo, donde ya sabemos quién manda, y que las tasas de interés son un excelente negocio para los “inversionistas” o países no prestatarios de la entidad.
Algunos casos, no tan escasos, de corrupción.
Para empezar por la actualidad, acaba de estallar el escándalo en Estados Unidos, según denuncia hecha por el Senador Richard Lugar, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EEUU, según el cual, en una carta enviada al Presidente del BID, Luis Alberto Moreno el 5 de febrero. "La escala reportada de pérdidas por 1.900 millones de dólares en el portafolio de inversión del BID -entre 10 y 100 veces más altas que la de otros bancos de desarrollo- es una grave preocupación."
Para empezar queda claro, que el BID jugó en la descomunal pirámide financiera, cuya caída sigue azotando al mundo sin cesar, que hizo parte del torrente especulativo, y quien sabe cuántas cosas más, pues como se sabe, estas “inversiones”, van acompañadas de jugosas comisiones.
La segunda parte del asunto nos muestra a un Presidente del BID, que llega a esa posición después de haber estado involucrado en una gigantesco escándalo de dafraudación al erario público colombiano. Al momento de su nombramiento en Washington, cómo Embajador de Colombia en1998, se desempeñaba como socio de un fondo de inversiones con negocios en Latinoamérica. Ese fondo era el WestSphere Capital Andina, del que formaba parte junto con Fernando Londoño, el célebre ex - Ministro del Interior del actual gobierno, defraudador también del Estado en el caso de Invercolsa; Luis Fernando Ramírez, ministro de Defensa de Pastrana y Camilo Gómez Comisionado de Paz. Todos ellos acompañados de oscuro personaje de los negocios, de nombre Moisés Jacobo Bibliowicz.
Esos negocios habían comenzado de tiempo atrás cuando, en un acto de piratería internacional, WestSphere compró el Banco del Pacífico, una entidad con sede en el Ecuador y con una importante sucursal en Colombia.
Pues bien, con la complicidad de la directora de Impuestos (que después fue embajadora en Canadá), y de la superintendente bancaria (que llegó a ser ministra de Salud), los socios lograron recibir depósitos por impuestos que sumaron U$ 35 millones. Una vez el dinero se esfumó (porque se esfumó), el gobierno cerró el banco e inició la investigación de rigor que no condujo a nada, la platica se perdió, y los socios tan campantes.
La tercera parte del asunto, corresponde al personaje que representa a Colombia en el Banco. Es el Señor Luis Guillermo Echeverry. Este personaje es hijo de Fabio Echeverry Correa, el del “articulito”, principal socio en Colombia de G.Tech, concesionaria del Baloto, y comisionista reconocido de cuanto negocio turbio, pero de alto turmequé resulta.
Hasta ahí no habría problema, pues nadie puede ser culpado por los pecados de su familia, pero es evidente que el señor Luis Guillermo Echeverry, que es el mismo “Luigui”, el rejoneador mediocre, y más mediocre pero rico jugador del aristocrático deporte del polo ecuestre. De él se sabe que es Abogado de la UPB, que hizo un cursito de Economía Agrícola en la Universidad de Cornell, y que su paso por el BID lo ha aprovechado bastante bien para promover los negocios de una empresa que fundó en Estados Unidos, llamada Trade Winds Network Inc., dedicada a venderle servicios de conectividad a los gobiernos centrales, regionales y locales de América Latina y el Caribe, desde luego, con recursos de los créditos otorgados por el BID.
Parece bastante laxo el código de ética del BID.
Impulsemos decididamente la Asamblea Alternativa.
Bajo la consigna BID, 50 AÑOS FINANCIANDO DESIGUALDAD, ¡ BASTA YA!, un significativo grupo de organizaciones sindicales, sociales, populares y ONG’s, vienen promoviendo una serie de actividades paralelas a las asambleas oficiales, con el propósito de mostrar a los pueblos de Colombia y América Latina y el Caribe, la cara que pretenden ocultar sobre las andanzas del Banco.
Este certamen va a contar con un acto de lanzamiento el 18 de Marzo, que incluye un Foro en la Universidad Nacional Sede Medellín y una rueda de prensa, un Foro Académico con los cerca de 150 delegados internacionales que han anunciado su presencia, también con una rueda de prensa, eventos que se llevarán a cabo en la sede de San Benito de la Universidad de San Buenaventura, el miércoles 25 de Marzo. Para el jueves 26 se está convocando una marcha de protesta por las calles de Medellín, que partirá a las 5 p.m. de la sede del sindicato de educadores ADIDA.
El viernes 27, durante todo el día, se celebrará un campamento en la plazoleta del Museo de Antioquia, o Plazoleta Botero, con cuatro carpas, tres temáticas y una cultural, campamento en el que afectados por las políticas impuestas por el BID, van a exponer sus casos y sus quejas.
A los barrios populares de la ciudad se desplazará el evento durante los días sábado 28 y domingo 29, con actividades como foros, conferencias, conversatorios, habiéndose anunciado ya uno para las horas de la tarde del domingo en la cancha del Barrio Las Independencias, que tendrá como eje la situación de los cerca de cien mil desconectados con que cuenta la ciudad actualmente.
El lunes 30, el mismo día en que sesiona la Asamblea del BID, se está preparando un gran acto cultural. La voz de los desposeídos se hará sentir en grande.
Medellín, marzo 2 de 2009