Pese a todo, se inauguró la Conferencia Mundial de revisión de Durban

19/04/2009
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Con una nutrida delegación de varios países, en especial de África, Medio Oriente y América Latina, se inauguró hoy la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas para la Revisión de la III Conferencia Mundial contra el Racismo, La Discriminación Racial, la Xenofobia y otras formas conexas de intolerancia, celebrada en la ciudad de Durban en el 2001.

La Conferencia tiene lugar en el Palacio de las Naciones Unidas de la Ciudad de Ginebra, Suiza. Y consiste en una serie de reuniones gubernamentales de negociaciones que se llevaran a cabo desde el 20 al 25 de abril de 2009.

La conferencia fue inaugurada hoy con la participación de la mayoría de los 190 países miembros de las Naciones Unidas. Las delegaciones más destacadas provienen de los Estados de África, América Latina y los países árabes.

A última hora anunciaron su retiro de las negociaciones de la conferencia 8 países: Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Alemania, Italia, Holanda e Israel.  La ausencia de estos países generó al interior del Palacio de Naciones Unidas en Ginebra una sensación de bloqueo político a las iniciativas mundiales de combate al racismo y la discriminación racial.

Ban KI-Moon, Secretario de las Naciones Unidas realizó el discurso de inauguración de la Conferencia de Revisión de Durban, donde exaltó que “a pesar de todo, la lucha contra el racismo debe continuar”, pues “el racismo persiste” sobre todo en un contexto de enormes crisis mundiales: crisis económica, crisis ambiental, crisis de pobreza.

Moon enfatizó la importancia de la Conferencia de Ginebra, al tiempo que criticó el hecho de que “muchos (países) se hayan quedado al margen de los acuerdos para combatir el racismo”.

“Hay mucho en juego en esta sala” lamentó Moon. “Muchos esfuerzos para alcanzar temas unificados” se están obstaculizando. “Debemos superar estas diferencias “, pues estamos al inicio y no al final de combatir el racismo”, expresó Moon al dar por inaugurada la Conferencia de revisión de Durban.

El exotismo de la danza africana combinada con sensualidad indú, no bastó para animar el ambiente de la inauguración.  “Debo reconocer que estoy decepcionado”, remarcó Ban Ki-Moon; decepción que tiene que ver con los enormes desafíos que en el siglo XXI el mundo entero se enfrenta y donde la persistencia del racismo cada día cobra más y mayores víctimas.

Además de ello, el Secretario General de las Naciones Unidas expresa su decepción ante el hecho de que “algunos países que deben forjar un mejor futuro, no están aquí.”

Tal como sucedió hace 8 años, cuando se celebró la III Cumbre Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y otras formas conexas de Intolerancia (Durban, 2001), los temas que generaron tensión para alcanzar un consejo mundial contra el racismo fueron la islamofobia, el sionismo, el conflicto palestino-israelí y la necesidad de que se reconozca la esclavitud como origen histórico de la discriminación y por lo tanto la aceptación de reparaciones a las víctimas por parte de los victimarios.

 

Al menos así los reconoce Humberto Brawm, afropanameño residente en los Estados Unidos y uno de los líderes de la sociedad civil afrolatinoamericana y caribeña participante en la Asamblea de Ginebra. Para Brawn, se “requiere mayor consenso y conciencia entre los países para que el combate al racismo no sea un discurso político sin consecuencias”. 

Brawn expresa su preocupación por los posibles resultados positivos de la Conferencia y coincide con Ban Ki-Moon,  dada las posiciones radicales de algunos países miembros de las Naciones Unidas en no apoyar una agenda internacional concreta para combatir eficazmente el racismo.

La tercera cumbre mundial contra el Racismo del 2001, conocida como Conferencia de Durban, llamó la atención del mundo sobre la necesidad de impulsar una agenda multilateral de combate al racismo, pero sobre todo a nuevas formas de discriminación fundamentadas en la intolerancia religiosa y a las opciones sexuales, la xenofobia contra emigrantes sin papeles, la intolerancia contra el islamismo y el afianzamiento del sionismo contra los palestinos.

Como producto de Durban, los países adoptaron una declaración y un plan de acción que enfatizaba el examen expreso de nuevas formas de discriminación racial que crecerían en el siglo XXI, el reconocimiento de que el racismo no solo golpea a africanos, afrodescendientes e indígenas, sino que se amplía a más y mayores víctimas, y la necesidad de aplicar medidas de acción afirmativas como una manera eficaz de reparar a las victimas históricas del racismo, y que se encuentran en situación de pobreza y mayor desigualdad y exclusión.

- Especial para ALAI desde Ginebra.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/133341
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