La nueva voz del socialismo
- Opinión
Contrapunto: ha fracasado la primera fase de la contraofensiva estratégica estadounidense en el hemisferio. Todo el despliegue que llevó a una victoria de
Un hecho crucial en la política mundial ha sido ocultado sin pudor: el formidable despliegue diplomático-estratégico de Estados Unidos, con viajes de sus principales figuras por toda América Latina en los últimos seis meses, reuniones exitosas para
En esa deslumbrante isla caribeña, durante
Por primera vez en la historia de la diplomacia hemisférica, Estados Unidos vio desafiada su propuesta de Declaración final en una reunión con lo que siempre consideró su “patio trasero”. Desafiada y vencida: un documento de rara frontalidad y contundencia, respaldado por nueve pueblos genuinamente representados, expone las raíces de la crisis, denuncia a los responsables y propone soluciones.
Los mandatarios de siete países (Bolivia, Cuba, Dominica, Honduras, Nicaragua, San Vicente-las Granadinas y Venezuela), con el explícito respaldo de otros dos (Ecuador y Paraguay), irrumpieron en el coto de caza estadounidense con
Los presidentes del Alba llevaron un diagnóstico inapelable y un conjunto de propuestas que el mundo debe conocer. La prensa sinceramente democrática y los medios alternativos en todas las latitudes, en todas las lenguas, deberían hacer un esfuerzo común para difundir ese pronunciamiento, acallado por un sistema de ocultamiento y tergiversación contrapuesto a toda noción de democracia.
Tan claro y potente es el mensaje de
La solución no fue elegante, pero resultó temporalmente efectiva: Washington prohibió la transmisión de los debates en la cumbre; instruyó a los grandes medios para que ocultaran el hecho y en cuanto a la declaración en cuestión adoptó una posición que combinó la manipulación con el ridículo: anunció que el documento había sido aprobado “por consenso” y que, por tanto, sólo lo firmaría el primer ministro anfitrión, Patrick Manning. Así obraron los paladines de la democracia.
Sin dejar de sonreír, Obama adelantó su partida de la cumbre y faltó incluso al ritual de la última foto. Con todo, las técnicas de relaciones públicas empleadas por el flamante presidente no lograron ocultar lo obvio: el imperio al cual representa ya no puede imponer su voluntad al resto de los países de la región. Aunque todavía puede manipular los resultados visibles de encuentros de este género y arrastrar a gobiernos vacilantes, perplejos ante la amenaza para ellos paralizante de la crisis mundial.
Obama preso de su propia estrategia
Quienes trazan las líneas estratégicas del imperio asumieron desde hace tiempo que la continuidad del estilo Bush aceleraba la demolición de las columnas del poder estadounidense. Por eso ahora ocupa
Otra línea de renovación imperial fue la de mostrar un Presidente diciendo “vengo a escuchar, vengo a aprender”. Pero ser cortés también trae dificultades: ¿cómo no acercarse a saludar a Hugo Chávez? Tanto menos negarse a aceptar un gentil regalo del presidente venezolano, quien, para contribuir a la tarea de educación de su par estadounidense, le obsequió el libro de Eduardo Galeano Las venas abiertas de América Latina. Ésta fue la sutil y elocuente respuesta de Chávez a la afirmación de Obama, quien en la cumbre sostuvo: “debemos avanzar hacia el futuro sin mirar tanto al pasado”. El ex presidente brasileño José Sarney, licenciado en literatura y dueño de una silla en la academia de letras, se horrorizó por el hecho de que se entregara “ese libro de escuela secundaria, libro cucaracha” al rutilante mandatario estadounidense. Probablemente Sarney sintió tocado su ego de autor no reconocido (de cuya elevación da una idea la frase citada). Lo cierto es que al margen de todo juicio de valor, Las venas es una denuncia inapelable de 500 años de saqueo imperialista. Si acaso Obama lee algunas páginas, comprenderá el recado de Chávez, acompañado además en gestos y definiciones análogas por Evo Morales, Rafael Correa y el ya citado Ortega. “Cuba ha sido expulsada de
Al acudir a reuniones parciales actuando de igual a igual con sus interlocutores, Obama pretendió mostrar al mundo un cambio de actitud como Presidente. Sin embargo, esto correspondió a dos factores de otra naturaleza, ambos ajenos a los humores de primer presidente negro de Estados Unidos. Uno, es una táctica cuidadosamente elaborada, que devela parcialmente un análisis posterior del Wall Street Journal: “Al oponerse a rechazar a Hugo Chávez, el Presidente Obama le pone cuesta arriba a los dictadores consumados y a los activistas anti-estadounidenses realizar sus ataques contra Washington (…) Si Estados Unidos recobra su popularidad, le será posible negociar con más facilidad el ataque al terrorismo. Mientras que los Republicanos obvian la importancia que tiene contar con un Presidente admirado mundialmente, el hecho es que la popularidad de Obama trae beneficios tangibles que este país ha perdido en los últimos ocho años”. Recuperar popularidad para mejor llevar a cabo los objetivos estratégicos del imperio es, en efecto, la táctica de los menguados genios del Departamento de Estado.
La otra razón para el cambio de Obama es que Washington no perdió única ni principalmente popularidad. Perdió terreno. Y los modales de George W. Bush no fueron la causa sino la consecuencia de ese retroceso. Por eso, la recuperación de popularidad del titular de
Mientras tanto, en consonancia con el cambio en las relaciones de fuerza entre los dos segmentos del continente separados por el Río Bravo, también se observan mudanzas al interior de Estados Unidos, cuya fuerza potencial no es una razón secundaria al explicar los virajes formales de Obama. A eso aludió Chávez al analizar los resultados de la cumbre en Trinidad: “pareciera que los cambios iniciados en Venezuela en el siglo XX, comenzaran a llegar a Estados Unidos. Pareciera que el escritor Víctor Hugo tiene razón y seguirá teniendo razón, cuando dijo que no hay nada más poderoso que la idea cuya época ha llegado. El Eclesiastés seguirá teniendo razón cuando dice que todo bajo el sol tiene su hora”.
Chávez tuvo tres encuentros con Obama en Trinidad. En el primero, le manifestó la voluntad de dialogar. “Queremos ser amigos”, le dijo. En el segundo ocurrió el episodio del libro, que daría la vuelta al mundo en diarios, radios y televisoras. En el tercero conversaron en privado, a pedido de Obama, aunque a la vista de los canales de televisión, durante unos cinco minutos. Allí quedó explicitada la voluntad de retomar relaciones y designar embajadores. Antes, en sesión plenaria, Chávez le había propuesto a Obama la definición de un nuevo plan para las relaciones entre las naciones americanas, basado en el reconocimiento de las diferencias y el respeto a la autodeterminación de los pueblos. “Si
Arduo diseño de un nuevo mapa hemisférico
Además de periodistas y comentaristas empeñados en mostrar el resultado de la cumbre en Trinidad como una victoria de Washington, que supuestamente habría desarmado a los críticos duros del imperialismo, están las voces que claman por “moderación” para afrontar la nueva etapa, alegando unos la existencia de una verdadera transformación en
Acaso sin saberlo, los primeros encandilan con su revelación como individuos y medios sin principios, dispuestos a la mentira y el ocultamiento, comprometidos con la negación de todo concepto democrático genuino. Los segundos, en cambio, pertenecen a categorías diferentes, empujados por la complicidad, la ignorancia o la cobardía, en todas las gradaciones imaginables, para confluir en una propuesta reformista. Ése es, efectivamente, el mensaje neto: abandonar toda idea de revolución y asumir una estrategia reformista. “Sin estridencias”, como repiten ciertas voces.
Tras este panorama se despliega en realidad un lento, contradictorio y casi siempre invisible desplazamiento de fuerzas a escala regional.
Vale repetir un concepto muchas veces adelantado en estas páginas: desde fines de 2005, tras la derrota en la recordada cumbre en Mar del Plata, los estrategas del Departamento de Estado lanzaron una contraofensiva que no ha ahorrado recursos en ningún terreno. Menos por su eficiencia que por la lógica de gobiernos comprometidos con los poderes tradicionales del capital, el hecho es que han obtenido resultados favorables. Parciales, oscilantes, menores en relación con lo que continuaron perdiendo, pero en línea con la estrategia imperial.
A la par, avanzó hasta constituirse formalmente
De Trinidad en adelante, Washington intentará trabajar con las partes melifluas de la región para sumarlas a sus dos únicos aliados firmes, romper la dinámica de convergencia regional y, a partir de esa línea, golpear sobre puntos que sobresalen en la orografía regional: Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador.
El hecho nuevo y trascendental es que en contraposición con el centro de producción estratégica y manipulación política del imperialismo, comienza a consolidarse un centro de elaboración, articulación organizativa y acción internacional que tiene como centro el Alba y suma incontables organizaciones sociales y políticas en cada país de la región.
Todo en el marco de la crisis más grave que jamás ha tenido el capitalismo en su historia.
Entre la aceleración de la línea de acción revolucionaria tras el objetivo del socialismo del siglo XXI y la necesidad insoslayable de un frente único antimperialista continental (es decir, que incluya también fuerzas opositoras en Estados Unidos y Canadá), se consolidarán los bloques, ahora mismo en constante y contradictoria mutación, que dibujarán el nuevo mapa hemisférico y mundial. Es presumible que habrá oídos disgustados; porque la nueva voz del socialismo sonará estridente en este nuevo escenario.
America XXI, Año VII, No. 49, Mayo 2009.
http://www.americaxxi.com.ve/numeros/0049/index.html
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