Salud materna, buenas noticias

22/04/2010
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A veces encontramos datos cargados de optimismo: las cifras de mortalidad materna mejoran. Aunque falta mucho por hacer, algunos países parecen estar en buen camino. Es uno de los ‘objetivos del milenio’ fijado por Naciones Unidas, y consiste en la reducción del 75% de las muertes maternas para el año 2015.
 
Algunos países empobrecidos han progresado en la reducción de esa tasa, según un informe publicado en The Lancet. Esto indica que, con los esfuerzos adecuados, es posible disminuir el número de las muertes más tristes y evitables, las que se producen en torno a la maternidad. Muchos de estos fallecimientos son causados por la pobre calidad de los servicios de salud ante los riesgos que conllevan la gestación y el parto.
 
El indicador del análisis es la ratio de mortalidad materna, (defunciones por cada 100.000 recién nacidos vivos). El número de mujeres que mueren por causas relacionadas con el embarazo, el parto y el puerperio pasó de más de medio millón en 1980 a unas 340.000 en 2008. Si a principios de los 80 morían 422 mujeres por cada 100.000 nacidos, una década después ha caído a 320 y a 251 en 2008. Es decir, la tasa disminuye cada año desde 1990 más de un 1,3%.
 
Los países que más han mejorado son Egipto -con un descenso anual de la tasa de mortalidad del 8,4%-, Rumania, Bangladesh, India y China. Otros como Brasil, Guinea Ecuatorial, Etiopía, Somalia, Sudán, Vietnam, Filipinas y Laos también muestran mejoras considerables. Pero sólo 23 países “en desarrollo” están en posición de alcanzar el objetivo fijado por la ONU para 2015. En el lado opuesto, Estados como Zimbabwe, en los que la mortalidad no desciende, sino que su tasa ha aumentado un 5,5% desde los 90.
 
Las razones que explicarían el descenso generalizado de la mortalidad materna parecen ser la reducción de la tasa de fertilidad, el aumento de los ingresos per cápita, que se relaciona con el estado nutricional de las mujeres y el acceso a la sanidad; y una educación cada vez mayor de la población femenina. Otro de los factores que puede haber influido es la mejora de la atención al parto, pues cada vez es mayor el número de nacimientos asistidos por personal especializado, como sucede en India, por ejemplo.
 
Las principales causas de muerte en las mujeres embarazadas o recién paridas de países empobrecidos varían según las regiones. La hemorragia fue la principal causa de mortalidad materna en África y Asia, responsable de más del 30% de todas las muertes, una tasa que duplica a la de los países desarrollados. En cambio, la hipertensión originó más del 25% de los fallecimientos en Latinoamérica.
 
Algo que sorprende en el estudio es el aumento de la tasa de mortalidad registrado en algunos países ricos, como Estados Unidos, Canadá o Noruega. Este repunte guarda relación con la inclusión en las estadísticas de las muertes maternas tardías y con algunas complicaciones de anestesias e intervenciones de cesárea.
 
La anemia y los problemas en el parto fueron responsables de una décima parte de los fallecimientos ocurridos en Asia, mientras el virus del sida está echando por tierra gran parte de los esfuerzos por disminuir las muertes maternas, sobre todo en el este y el sur de África.
 
Cada año se producen en el continente africano 5,5 millones de interrupciones del embarazo en condiciones de insalubridad. Esto causa un 30% de la mortalidad materna. En Latinoamérica, las muertes relacionadas con abortos “clandestinos” representan un 12%. Se podrían evitar y prevenir con planificación familiar, el uso de anticonceptivos y unas leyes que regulen adecuadamente la interrupción voluntaria de la gestación.
 
Es importante combatir el silencio y el estigma que rodea a los embarazos no deseados, y tener en cuenta las creencias religiosas y culturales de cada región, que pueden obstaculizar la prevención y la forma de abordar la cuestión. Sobre todo, potenciar la educación. Una mujer que se educa y que accede a un trabajo, sabe cuidar mejor de su salud y tiene los hijos que responsablemente elige tener. Con ello también se frena el crecimiento de la población.
 
Una buena noticia es que mejore la salud materna en el mundo. Pero sigue siendo imprescindible un compromiso de todos, para reducir la desigualdad y la pobreza que viven millones de mujeres en el planeta.
 
- María José Atienzar es Periodista
https://www.alainet.org/es/articulo/140858

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