Se anunció en la ONU el fracaso de una forma de luchar contra el delito

15/06/2010
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
- Lejos de limitar el accionar de las bandas urbanas de jóvenes que roban y matan, y que se extienden por diversos países, las políticas implementadas las consolidaron. Un informe mundial alertó sobre las prácticas de los gobiernos. ¿Por qué se consolidan las pandillas?
 
Naciones Unidas, Nueva York.- Las pandillas, patotas, gangs o maras se han consolidado y reinan en barrios y hasta países completos. Gritan a quien quiera oírles que su modelo de terror se expande. Y aunque no se ha comprobado la veracidad de sus proclamas expansionistas, con ellas alertan y benefician a sectores económicos, políticos y uniformados que hacen negocios en países que las observan con temor y, así, aumentan su paranoia de inseguridad y violencia.
 
Palabras más, palabras menos, las conclusiones del informe anual del prestigioso Small Arms Survey (SAS) preparado por el Instituto Superior de Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra, Suiza, y editado por Cambridge University Press, es así de concluyente.
 
Completamente dedicado en su edición 2010 al tema “Pandillas, grupos y armas”, el minucioso relevamiento de datos de 343 páginas, impreso en inglés, fue presentado este lunes a nivel mundial con una conferencia desarrollada en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York.
 
Según el SAS, se ha producido –especialmente en Centroamérica- un efecto paradojal: las políticas implementadas por los gobiernos para frenar la violencia urbana reforzaron a los grupos violentos, en lugar de amedrentarlos. Por ello, recomendó la generación de acciones alternativas, de enfoques diferentes a los impuestos y frenar la continuidad de lo que hasta ahora se está haciendo.
 
En uno de sus principales párrafos, en las conclusiones del informe anual se destacó que “numerosas iniciativas destinados a mermar el poder de las pandillas en las cárceles, poseen consecuencias imprevistas, ocultas o a largo plazo que terminan contribuyendo con la causa de las pandillas”.
 
Además, da cuenta que la violencia armada (tanto en delitos como en conflictos) se cobra anualmente aproximadamente 750 mil víctimas fatales. La mayoría (unas 540 mil) “son el producto de un contacto directo con la violencia”.
 
El poder de fuego de las patotas violentas
 
El Small Arms Survey es una publicación anual realizada por un equipo de investigadores en Ginebra y una red de investigadores distribuidos en varios países.
 
En sus trabajos de diagnóstico de situación, concluyeron que en poder de los miembros de este tipo de bandas hay entre 1,2 y 1,4 millones de armas de fuego, que les sirven de motor para cometer sus actos criminales, sólo en los países en que son más conocidas.
 
Sin embargo, su poder de fuego está representado por un arsenal mundial estimado en 10 millones de armas.
 
Para contraponer su peso en el mundo de la muerte, el informe da cuenta que grupos insurgentes y guerrillas, incluyendo grupos que están inactivos y relacionados con el estado, poseen un total de “solo” 1,4 millones de armas.
 
Mujeres pandilleras: los medios, desmentidos
 
Un factor que este informe enfocó, fue el de los medios de comunicación frente a la violencia y la realidad contraria a su prédica.
 
De esta manera, en uno de sus párrafos, señaló que “los jóvenes y las mujeres son seguidoras fieles y miembros de pandillas en todo el mundo”, pero “contrariamente a lo que pueden afirmar los medios de comunicación, éstas participan en forma menos frecuente en actos de violencia, son menos violentas que sus homólogos masculinos y raramente utilizan armas de fuego”.
 
Las mujeres pandilleras son –según estudios realizados en Estados Unidos y Gran Bretaña- entre el 25 y el 50 por ciento de los integrantes de las bandas violentas. Pero la policía estadounidense sube en 7 por ciento más su presencia, según estadísticas propias.
 
Lo más sorprendente del trabajo es que logra desmitificar la actualización de estados que “se creen” capaces de aplicar métodos tradicionales para controlar la inseguridad.
 
Según el SAS, “las tácticas represivas se revelan ineficaces en la erradicación de las causas que llevan a los jóvenes a unirse a las pandillas, y garantizan de forma efectiva la adaptación de éstas a todo tipo de tácticas policiales rigurosas”.
 
¿Qué cosas alimentan la violencia y cohesión de estos grupos?
 
Según explicó en el acto realizado en la ONU Eric Berman, director general del Small Arms Survey, “las pandillas satisfacen necesidades culturales, sociales y económicas y por lo tanto son capaces de sobrevivir a muchas iniciativas implementadas para su erradicación”.
 
Dijo además que “tomando en cuenta este hecho, lidiar con los motivos subyacentes a la adhesión de los jóvenes a las pandillas parece ser un componente esencial de los programas de prevención de la violencia pandillera”.
 
Ambos sexos se “afilian” para “protegerse”. ¿De qué, de quiénes? Según algunos estudios cuantitativos reportados por el SAS en Nueva York este lunes, buscan refugio de tratos abusivos de sus propias familias o de otros jóvenes.
 
La violencia familiar se constituye, así, en el principal factor de adhesión a grupos pandilleros.
 
El informe anual, en tanto, determinó algunos factores en común de pandillas de diferentes países, que deben ser tenidos en cuenta con seriedad por las autoridades que tienen la responsabilidad de controlarlas, en lugar de dar por sobreentendido lo que deben hacer, repitiendo recetas que fracasan.
 
Textualmente, el indica que:
 
- Históricamente, las pandillas eran consideradas un problema limitado a las zonas marginales de las ciudades estadounidenses, pero en la actualidad esta visión resulta obsoleta y contradice los hechos: el estilo de vida de las bandas estadounidenses en expansión, debido en gran parte a patrones de difusión culturales, ha sido adaptado al contexto cultural y social de los cinco continentes.
 
- A pesar de las diferencias regionales en materia de actividad de las pandillas, los motivos que las impulsan a actuar en forma violenta tienden a parecerse más que a diferenciarse.
 
- Las tasas de homicidio de las pandillas superan ampliamente a las de la población en general.
 
- Las pandillas generalmente usan la violencia contra miembros de otras bandas.
 
Hay salidas diferentes para el problema
 
Según el Small Arms Survey, un “combo” de tres acciones simultáneas está funcionando, por ejemplo, en Ecuador, para afrontar el problema.
 
Esa experiencia la lleva adelante una organización social, Ser Paz, y se basa, sintéticamente, en tres acciones:
 
1- remplazar las estrategias represivas por el uso estratégico de los atributos de las pandillas para alcanzar objetivos sociales positivos;
 
2- promover la participación de la comunidad en general, incluyendo a las instituciones estatales en el desarrollo y la implementación de los programas destinados a las bandas violentas; y,
 
3- ofrecer a estos grupos alternativas para su sustento y reconocimiento social.
 
Como conclusión el amplio trabajo presentado este lunes da cuenta que “las pandillas se han convertido en un fenómeno mundial” inspirado, en muchos casos, en el antecedente estadounidense. Y que las estrategias en todo el mundo, también, están basadas en su represión, sin más, lo que las ha fortalecido.
 
Y señala: “el nivel de éxito (de la lucha contra estas bandas) depende del nivel de compromiso; no existen soluciones mágicas para el problema”.
 
- Gabriel Conte es periodista, editor del diario argentino MDZ. Es miembro de IANSA, fundador de CLAVE (Coalición Latinoamericana para la Prevención de la Violencia Armada y de la Red Argentina para el Desarme.
 
https://www.alainet.org/es/articulo/142172?language=en
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS