El desarrollo debe ser respetuoso del medio ambiente
- Opinión
Eduardo Calvo, científico peruano especializado en ciencias ambientales, es vicepresidente del Grupo de Trabajo II sobre Vulnerabilidad, Impactos y Adaptación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) que sigue con minuciosidad las complejas negociaciones que caminan hacia la 16ª Conferencia Internacional sobre Cambio Climático —conocida oficialmente como Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP16) —, a realizarse en Cancún, México, del 29 noviembre al 10 de diciembre.
Ramiro Escobar, colaborador de Noticias Aliadas, conversó con Calvo sobre el rol de América Latina y el Caribe en las negociaciones sobre el cambio climático y la necesidad de llegar a compromisos efectivos en cuanto a reducción de gases de efecto invernadero.
¿Son importantes América Latina y El Caribe en el debate mundial sobre cambio climático?
América Latina y El Caribe han ejercido un papel preponderante dentro de las negociaciones, tanto por tener a uno de los países más responsables a nivel global de las emisiones por deforestación, que es Brasil, como por tener economías industrializadas, como es el caso de México. También por ser una región con dinamismo económico, en la que se está buscando un desarrollo que conduzca a sociedades bajas en emisiones de carbono.
¿La región tiene un impacto real en la toma de decisiones?
Sin duda, y ello queda manifiesto cuando vemos que la costarricense Christiana Figueres ha sido designada [el 17 de mayo] para que ejerza la secretaría ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
¿Cómo va la región en cuanto a emisiones de gases invernadero? ¿La situación hace que cada país tenga un enfoque distinto frente al problema?
Digamos que todos los países de la región reconocen que tienen alta vulnerabilidad y que los impactos son serios para cada uno de ellos. Pero sus estrategias de mitigación y sus visiones sobre cómo abordar el problema difieren. En países más industrializados, como Brasil y México, o países con fuerte producción ganadera, como Argentina y Paraguay, hay enfoques de acuerdo con su situación. También varía el enfoque por la orientación política. Hay países que tienen proclividad liberal, o pro-mercado, como algunos de América del Sur o América Central. Y está la corriente encabezada por países como Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela, que enfatizan el deber de los países desarrollados frente a una deuda histórica, ecológica, contraída con el resto de la humanidad.
¿Cuáles son las mayores fuentes de gases invernadero en la región?
En común con todo el resto del planeta, el consumo de energía, tanto para la generación de electricidad como para el transporte terrestre marítimo y aéreo, es muy importante. Pero la problemática central es la deforestación. Tenemos que recordar que América Latina es una de las regiones que más tarde han comenzado el proceso de trasformación de uso del suelo. En algunos países la agricultura es muy significativa, mientras que en países como Ecuador, México y Venezuela, la producción de hidrocarburos es también una fuente significativa de emisiones.
¿Eso hace que haya disensos frente al tema?
Sí, la heterogeneidad del grado de desarrollo dentro de América Latina y el Caribe hace que no sea tan fácil llegar a un consenso, como sí ocurre en África, una región más homogénea. Asimismo, se complica el consenso porque, si bien hablamos mayoritariamente español o portugués, algunos países del Caribe se comunican en inglés o francés. Eso genera una pequeña barrera idiomática.
¿Qué sería lo mejor para que América Latina contribuya con la toma de decisiones efectivas frente al problema del calentamiento global?
Yo creo que debe seguir con su rol proactivo. La generación de propuestas es lo más importante y la falta de ellas lo más negativo. Si bien algunas propuestas no coincidirán, de cada una de ellas se pueden recoger aspectos que tengan elementos valiosos, y finalmente podríamos llegar a un consenso.
¿Está cerca el día en que América Latina tenga que limitar sus emisiones?
Las economías más grandes, y que forman parte del G20 [Grupo de los 20, de países industrializados y emergentes], ya reciben presión para limitar sus emisiones. A este grupo pertenecen Argentina, Brasil y México. Sin embargo, otras economías también sienten presiones. Es el caso de Chile, que ha ingresado a la OCDE [Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, que agrupa a las principales economías del mundo], o el Perú, que está mostrando un dinamismo económico. Hay una solicitud del resto del mundo para que colaboremos con la reducción de emisiones. Y hay países que voluntariamente lo hacen, como Costa Rica.
¿En la región ya debería estar resuelto el debate entre medio ambiente y desarrollo para asumir esos compromisos?
Creo que la mayor parte de países ha asumido que el desarrollo debe ser respetuoso del medio ambiente. Sobre el grado y la forma en que se debe manifestar este respeto, hay múltiples matices. Pero no creo que en América Latina y el Caribe haya un solo país que no reconozca que esto debe hacerse poniendo el máximo esfuerzo. Y eso nos queda claro cuando vemos que las autoridades le dan a este tema un nivel de importancia dentro del debate político.
Entonces en Cancún la voz de América Latina y el Caribe será importante.
Sí, indudablemente. Primero porque la región va a tener, con México, la presidencia de la conferencia. La canciller mexicana Patricia Espinosa organizará las negociaciones y realizará sus mejores esfuerzos para avanzar hacia un acuerdo global, aunque es un año sumamente complejo. La presencia de China, la crisis en la Unión Europea y la dinámica política en el seno de EEUU hacen que sea muy complicado llegar a ese acuerdo. Requeriría una fuerte dosis de optimismo y bastante suerte. En todo caso, yo creo que el gobierno mexicano está preparado para llegar a un resultado. Y si no se pudiera, al menos hay que allanar el camino, a fin de que sea alcanzable a la brevedad posible.
Pero los años pasan y el problema crece…
Este proceso ya se extiende por 18 años. Desde la aprobación en 1992 de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático han pasado 18 años. La primera reunión [de la COP] ocurrió en 1995 y por eso la de Cancún vendría a ser la reunión núm. 16. Al mismo tiempo, va a ser la 6º Reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto, que entró en vigencia el año 2005.
El debate está tan caliente como el planeta.
El debate va a ser muy caliente, pero la comunidad global es cada vez más clara. Hoy no hay ningún país que niegue la importancia del problema. Lo que divergen son las formas de cómo abordarlo. Pero ya las dudas han quedado atrás. —Noticias Aliadas.
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