Hacerse mayor
29/07/2010
- Opinión
El maltrato a las personas mayores es la violencia doméstica menos detectada y también la más olvidada en la sociedad española. Cada día, miles de ancianos sufren algún tipo de violencia que ellos mismos llegan a asumir como algo “normal”. Un maltrato silencioso que va haciendo mella en su dignidad.
Sesenta mil personas mayores son víctimas de malos tratos en España. Sin embargo la mayoría de la población cree que la cifra real es mayor y que los protocolos detectan sólo una parte. Cerca del 5% de los cuidadores admiten que en alguna ocasión han tenido una conducta de maltrato hacia los ancianos, según un estudio realizado por Isabel Iborra para el Centro Reina Sofía. Los expertos se encuentran con muchos problemas a la hora de dar una cifra, ya que es difícil detectar estas conductas agresivas.
La violencia contra las personas mayores se puede dar de varias formas: maltrato físico, psicológico, negligencia, abuso económico y abuso sexual; y se da en diferentes ámbitos. Puede ser en la residencia, en el hospital y en el seno familiar, una de las fórmulas más duras para la víctima y la más común porque, en España, todavía los ancianos son cuidados por sus familiares. Se estima que, en el 90% de los casos, el causante es un miembro de la familia, generalmente cónyuge o hijo adulto.
El maltrato psicológico es el más común y supone prácticas como el rechazo, insultos, terror, aislamiento, gritos, humillaciones, amenazas. Los ancianos son ignorados o privados de afecto en su propia familia. Son tratados como un autentico estorbo, lo que los hace sufrir mucho y que hace que poco a poco se vayan apartando, y en silencio pasen los días intentando molestar lo menos posible.
A esto también se le suma en la mayoría de los casos el abuso económico. El agresor utiliza dinero de la víctima sin su consentimiento, le obliga a modificar su testamento, a cambiar de nombre la vivienda, etc. Otro tipo de maltrato muy frecuente es proporcionar dosis inadecuadas de medicación tanto por exceso como defecto o una medicación errónea, privar de las necesidades básicas de alimentación, calor, higiene, ropa, o incluso llegar al abandono.
Por último, están las agresiones físicas, las únicas visibles para médicos, trabajadores sociales y autoridades. Aunque también es difícil detectarlo, porque las circunstancias de los ancianos a veces inducen a error; por ejemplo marcas y moretones que le puede salir en un brazo por el simple hecho de agarrarle fuerte para evitarle un resbalón.
El miedo y la vergüenza hacen que la víctima de malos tratos no denuncie su situación. La violencia en el hogar intimida, degrada, humilla y destruye la autoestima. Es difícil que una persona mayor pueda salir de una situación que se repite y aumenta. Son situaciones que cualquiera puede detectar en su entorno. El problema es que estas formas de agresión no se identifican como maltrato, como tampoco se consideraba tal el desprecio en sus múltiples variantes de los hombres hacia sus parejas antes de que se definiera la violencia machista.
Los mayores no reconocen el maltrato por tabú o porque no lo ven, porque sus vidas han sido muy duras y están acostumbrados en cierta medida. También porque sienten culpabilidad de haber sido ellos mismos los que han educado así a sus hijos. Piensan: “que habré hecho yo para que me traten así”. Muchas veces, la víctima no se rebela porque sabe que, de hacerlo, el agresor se podría meter en problemas. Estos agresores suelen ser la pareja, hijos y nietos. Personas que calan hondo en los sentimientos de los ancianos y consiguen que no denuncien ese maltrato.
Es necesario que los mayores se sientan amparados y protegidos por las leyes. Pero todavía no hay una ley que proteja a nuestros abuelos, así como existe una legislación de protección a los menores.
El maltrato a los mayores parece tema olvidado, hay más de lo que se ve y de lo que detectan los protocolos. Está en mano de todos protegerlos sólo por el hecho de ser personas y por el derecho que tienen a vivir una vejez con dignidad.
- Lorena Menéndez Ocaña es Periodista
https://www.alainet.org/es/articulo/143129
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