Compromiso histórico

25/08/2010
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Aunque a pasos muy lentos, la justicia va aproximándose a las mujeres y comienza donde están más vulnerables: en el área rural, donde empezarán a funcionar los juzgados especializados en femicidio y otras formas de violencia contra la mujer, un proceso impulsado por varias actor(as)es y liderado por Thelma Aldana, magistrada de la Corte Suprema de Justicia.
 
Va asomándose tímidamente hacia el espacio público, un drama que estaba encerrado en una caja herméticamente cerrada: el hogar, en donde ocurren innumerables atrocidades de las que usualmente no se habla. Muchas mujeres han tenido que cargar a cuestas y en silencio la violencia impuesta por el sistema y aplicada por sus compañeros de vida; otras han perecido a manos de conocidos, en la mayoría de los casos y, en otros, ha sido causada por malhechores que no han sido descubiertos ni castigados, debido a la fragilidad del sistema y por la falta de sensibilidad en relación al femicidio, hoy tipificado como delito.
 
La noticia crea expectativas, más aún al saber que jueces y magistrados de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Belice y República Dominicana se comprometieron a implementar la perspectiva de género en su trabajo, así como a no discriminar, excluir ni revictimizar a las sobrevivientes de la violencia machista, sobre todo a las que han sufrido violencia sexual. Este compromiso fue asumido en el marco del Primer Encuentro Regional por el Acceso de las Mujeres a la Justicia en casos de Violencia de Género, con énfasis en la Violencia Sexual, realizado la semana pasada en Antigua.
 
Esta resolución debe ser aplaudida y registrada en nuestras mentes, es fruto de luchas de feministas, de organizaciones de mujeres, de entidades internacionales, así como de la conciencia que sacudió a quienes tienen en sus mentes y en sus manos el deber de la aplicación de la justicia. Este evento podría ser la inauguración de una nueva época que busca la paz y la equidad, y que lleva implícito el repudio de la violencia contra las mujeres.
 
Imaginamos el momento en que las víctimas ya no sean burladas, que no se revictimicen, endilgándoles culpas ajenas, aconsejándolas que se porten bien para no ser objeto de malos tratos, que los oficiales de los juzgados o los agentes del Ministerio Público ya no las regresen a sus casas a revivir el suplicio, expuestas a perder la vida; ellas demandan y merecen respeto, protección y prevención y, sobre todo, acceso a la justicia, derecho humano que ancestralmente ha sido violentado, lo que limita el pleno goce de su ciudadanía.
 
La instalación de los tribunales requiere, además, jornadas de capacitación y sensibilización hacia los magistrados, jueces, operadores de justicia, estudiantes de leyes y abogados en ejercicio sobre las normas que tipifican la violencia contra las mujeres, la violencia sexual, la violencia intrafamiliar, que no se resuelven en el ámbito privado, ya, igual que el femicidio, son constitutivas de delito.
 
Dado que el entorno sistémico establece modelos machistas de comportamiento hay una dimensión subjetiva que debe ser combatida, en hombres y en mujeres, ya que la violencia contra ellas no es algo natural.
 
Para honrar su compromiso, el Organismo Judicial deberá invertir más recursos en la desconcentración de la justicia, aplicada con perspectiva de género, para que la medida efectivamente sea un disuasivo para la violencia machista.
 
Guatemala, 25 de agosto de 2010
 
-          Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA. http://cerigua.info/portal/
 
https://www.alainet.org/es/articulo/143656
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