Medios y democracia

09/09/2010
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La temática del evento fue incluyente, se habló además sobre los medios públicos, el periodismo de investigación, los derechos culturales e identidades étnicas, así como de la necesidad de la auditoría social, los derechos de la mujer y sobre aspectos legislativos. Hubo participación diversa, se discutieron posturas divergentes, se tomó en cuenta la pertinencia cultural y la equidad de género, todo en un marco de respeto y cordialidad.

El periodismo ha sido encumbrado, aplaudido, temido o criticado, según sea el momento y los actores que participan en el escenario. Para unos, los periodistas somos un mal necesario; para otros, son los megáfonos de los que no pueden expresarse o la imagen de los invisibles. Muchos lo consideran como un verdadero poder y otros su canal de expresión y acceso a su mundo, ya sea grande o diminuto. Los políticos y las autoridades quieren tenerlo de su lado, como un espejito mágico, para que les responda quién es el más popular.

Su razón de ser trascendental radica en la función social que desempeña y que se considera como el pulso de la realidad social. El periodismo es una ciencia y un arte. Su ejercicio, por lo tanto, requiere estudios y conocimientos, pero también talento y, sobre todo, ética y honestidad, valores concomitantes a todo medio, periodista o comunicador. Convierte en profesión un derecho humano internacionalmente reconocido y engloba procesos de interacción social a través de símbolos y sistemas de mensajes que se producen como parte de la actividad humana.

Algunos analistas y estudios sobre medios aseguran que la ciudadanía ha perdido la credibilidad en la Prensa. Así se demostró en la cobertura parciales de las guerras o porque no se reflejan sus realidades en los contenidos periodísticos. Otros los acusan de manipular sus puntos de vista. Hay quienes han intentado lincharlos. La sociedad civil reclama, los gobernantes incriminan y señalan, los políticos quieren cooptar, presionar o pagar y, por lo general, se culpa a la Prensa de lo que ocurre.

La libertad de prensa es una corresponsabilidad de la sociedad, de los medios y del gobierno; se ve coartada por la censura, la autocensura o criterio editorial; por la publicidad, por lo intereses del crimen organizado o de la narcoactividad; por algunos caudillos, por autoridades de distinto nivel y por funcionarios que pretenden poner límites que la Ley no contempla, pero que muchas veces son más efectivos que los derechos protegidos.

Las libertades y la democracia sin igualdad de oportunidades y sin equidad de género, con justicia que se aplica con doble rasero, son irreales. Las tienen quienes pueden ejercerlas.

Es deseable buscar un pacto social de comunicación entre el Estado, los medios y la sociedad, para hacer prevalecer el derecho de libertad de expresión, de prensa y de opinión sin exclusiones, para la concreción de acuerdos de participación ciudadana, que instale el equilibrio y la equidad en los medios.

Guatemala, 6 de septiembre de 2010

 

-          Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA. http://cerigua.info/portal/

https://www.alainet.org/es/articulo/144027
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