La fantástica vida en las redes sociales

21/09/2010
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Gracias a una amiga mía que vive fuera de Guatemala me encontré de pronto en el fantástico laberinto de las redes sociales. Ella quería que mis poemas y relatos los colgara en la red en sitios como Facebook, Twitter, Badoo, Quepasa, Longerandhot, Shstyle, Babilonia, Nextgirls, Thunderbird, Myspace, y otros miles de sitios más. Aturdido y hasta cierto punto a la defensiva, le dije que no me interesaban ni la publicidad ni la pérdida de tiempo que conllevan el estar enviando y recibiendo mensajes. Pero finalmente me convenció y le dije que entonces ella se hiciera cargo de todo: Subir mis fotografías y mis textos. Y que además se ocupara de responder a quienes me escribieran, porque yo no tenía tiempo. Convincente que es la muy ingrata, me hizo comprar un teléfono celular y me obligó a que yo me hiciera cargo de por lo menos 10 redes sociales y ella de las demás. Trato y hecho y metida de daga.
 
Apenas una semana tenía de estar en esas famosas redes cuando ya tenía más de un cuarto de millón de "amigas y amigos". ¡No lo podía creer! A mi celular entraban mensajes día y noche, a cada rato, y conforme pasaban los días me era más difícil administrar mi tiempo. Incluso varias veces me libré de que algún automovilista me elevara por los aires por cruzarme las calles respondiendo a los mensajes en mi nuevo celular. Sí, por poco me atropellan unas cuantas centenares de veces, pero no me queda otra que hacerle yemas y maldecir cada vez que puedo a esta astuta amiga que me dejó más clavado que Jesucristo en la cruz. Porque ahora no duermo sino una o dos horas diarias cuando mucho.
 
A veces, como a las tres de la mañana, resuena el celular con mensajes de amigos que me escriben desde Italia contándome que ya van para el estadio a ver jugar a la Roma. ¡Por Dios santo!, me digo yo: ¿A quién chingados se le ocurre ir al estado a las tres de la madrugada? Y así, todavía con sueño, me vuelven a molestar como a las siete de la mañana para contarme que Totti acaba de anotar el 1 a 0, luego de un centro del "Emperador" Adriano. Al rato me escriben de Alemania, Suecia o Inglaterra para contarme que están tomándose unos tragos. Casi vomito al percatarme que son las siete y diez de la mañana y esos cuates ya andan echándose los tragos.
 
Pero no sólo de cosas que pasan afuera de Guatemala me entero. Sin ir muy lejos, las "amigas y amigos" de estas tierras me mandan mensajes (desde luego que por medio de las redes sociales a las que tengo acceso desde mi celular) y me cuentan cosas como éstas: "Hoy amanecí con hueva... me siento como loca". ¿Cuándo no la Fabiola? Y miles de internautas le responden solidariamente: "Que pena, Faby, te queremos mucho. Así es la vida. A veces estamos bien y a veces estamos mal. Que te recuperes, ¡ánimo amiguita!". Y entonces, muy a pesar mío, me doy cuenta que al fin y al cabo de algo sirven estas redes sociales. Por lo menos para extenderle la solidaridad a las amigas cuando amanecen de hueva.
 
Igualmente me mandan otros textos de gente que no conozco en persona: "Esta tarde tomaremos el té en la casa de Chusita de Valladares...". Y esto me lleva a reflexionar en que de veras hay gente todavía que se reúne sanamente a tomar alguna bebida, no como una plebe de cuates que ponen en el Facebook: "Hoy en la noche nos pondremos a mostaza en la house del Coche en la zona eleven cerquita de la chante del Zope". ¿Ingenio irreverente o lenguaje clandestino? Y las respuestas no se hacen esperar: "Caigo después de las duques cuando haya fondeado mi mariachi", "yo me apunto aunque no tengo pistolas", "si llega la Astrid sí voy, aunque si se cae la Gaby mejor nequis por aquello de que haya berenjenas en Sodoma". ¡Vaya, hombre, un nuevo lenguaje se ha puesto de moda gracias a las redes sociales!
 
Por lo visto, estos espacios cibernéticos contribuyen a la socialización de estados de ánimo, actividades de esparcimiento y para mantener unidas a las personas en cuestión de segundos. Nada que ver con los telegramas, cartas y teletipos que tardaban horas, días, semanas o meses en llevar un mensaje unipersonal. En cambio las redes sociales están ahí a toda hora y disponibles en cualquier latitud por medio de la computadora o el celular, que en mi caso es el medio privilegiado, ya que me paso horas y horas recibiendo mensajes que me anuncian que hay nuevos comentarios en Twitter, Facebook, Badoo, Quepasa, Longerandhot y las demás redes que mencioné, más otras que tengo y que mi amiga se encarga de responder y comunicarme permanentemente si es necesario que yo ponga un mensaje o que responda a alguna inquietud.
 
Y bien, con este preámbulo, me dispongo a dar por terminado este texto y les prometo que a partir de ahora iniciaré una serie sobre el tema que les llevará a conocer anécdotas fantásticas de la vida en las redes sociales. Demostraré todas las virtudes de esta nueva forma de comunicación humana y sus bondades (que ya son muchas y he dado ejemplos maravillosos), rogándoles por favor a quienes no quieran recibir la zaga que me manden un correo anotando en el asunto esta sencilla palabra en inglés: SING OUT.    
 
----------
Godo de Medeiros
Escritor
Guatemala, C.A.
https://www.alainet.org/es/articulo/144302
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS