Redes sociales: el fútbol como catarsis o campo de lucha
23/09/2010
- Opinión
Comunicaciones Futbol Club es el mejor equipo de Guatemala, pero increíblemente perdió hace una semana contra un conjunto innombrable y detestable que lo administran unos cubanos de Miami que se vinieron a Guatemala en la época de los regímenes militares. Ese equipo innombrable fue fundado en tiempos del dictador Jorge Ubico, quien tenía una fascinación por los ingleses y de algún modo quería también un equipo de futbol como los que en los años treinta y cuarenta del siglo pasado había en aquella península europea.
De ese equipo innombrable sólo diré que le dicen "los Rojos" y representa las infamias de la dictadura ubiquista y lo más detestable del anticomunismo que asesinó a millares de personas en Guatemala. En cambio, al Comunicaciones le dicen "los Cremas" y representa la pureza y los ideales de la Revolución de 1944, ya que fue fundado durante la primavera democrática que inauguró el Doctor Juan José Arévalo.
Esto lo había colgado yo en las redes sociales el lunes pasado cuando de súbito se conectó Rúbens desde Barcelona: "Me enteré que perdieron los Cremas y me dolió tanto como la lesión de Messi. Acá en España el Barcelona representa los ideales progresistas mientras que el Real Madrid es la decadente expresión de la realeza y de los caprichos del abominable tirano Francisco Franco". Manolo respondió enseguida: "No te metáis con el franquismo porque podéis ofender a José María Aznar y a su mecenas guatemalteco Dionisio Gutiérrez".
Sara se enfadó: "Muchá, ya van a comenzar a hablar de futbol, que asqueroso y deprimente ese tema, mejor deberíamos hablar de cosas más importantes como el homosexualismo de John Travolta que recién acaba de descubrir la revista Intimate life´s". Teresa, una barcelonista de pura cepa, respondió de inmediato: "No seáis frívola, Sara, la mayoría de cantantes gringos son homosexuales. No te extrañéis por lo de Travolta y no habléis mal del fútbol porque es un negocio de que le da de comer a mucha gente".
Aquí, en este lado del planeta, mi amiga Sofía salió en defensa del deporte de las patadas y los cabezazos: "Tere tiene razón, a mí me encanta el fútbol porque cada vez que hay un gol a mi marido se le antoja hacer el amor. Por eso me disfruté la goleada que le dieron a los Cremas y por eso detesto a los equipos que son muy defensivos". Vicky le hizo segunda: "A mí también me encanta el fútbol porque a mi marido le gusta verlo por la tele que tenemos en alto en nuestra habitación y cuando queremos hacer el amor sin dejar de que él mire el partido pues se pone boca arriba y así gracias al futbol podemos cambiar de posición aunque sea sólo los fines de semana".
Ángel intervino: "A mí no me interesan las intimidades de nadie, lo que me molesta es que hablen mal de los anticomunistas porque ellos salvaron al país de los comunistas como Arévalo y Árbenz". Ana Lucía se enfadó: "Como que no fuera suficiente la violencia que nos agobia todos días... Si los Estados Unidos no hubieran invadido Guatemala, nuestra país no estaría como está". En este punto, Gabriela preguntó: "Oigan ustedes, ¿Y Arévalo y Árbenz eran guapos?". Carmen le aclaró la duda: "Arévalo era un semental, aunque no era tan guapo. En cambio Árbenz era bello, hermoso". Y entonces dijo Gabriela: "Pues entonces yo soy comunista misiliana patria o muerte". Teresa intervino enseguida: "No digáis 'misiliana', lo correcto es 'miliciana, Patria o muerte, ¡venceremos!".
"Ya ven -se quejó Ángel- el Comunicaciones y el Barcelona son los equipos de futbol de los comunistas. Si los tuviera enfrente ahora les descargaría mi 9mm".
Esto ya era el colmo. Coherente con mi forma de ser paciente y tímida no quise decir nada. Sólo recordé una frase de uno de los hombres más nobles y tiernos que la vida le ha dado a la humanidad: el Capitán Pedro Sarría: "Las ideas no se matan". Pero me animé a comentar, aunque sólo colgué esto: "Eduardo Galeano: El futbol a sol y sombra, Las venas abiertas de América Latina y Memoria del fuego". Por supuesto, muy poca gente comprendió qué era lo que yo quería decir.
Jerónimo disparó su verborrea: "Yo detesto el fútbol porque mi mujer se va siempre al estadio y regresa con edentina a cerveza y tufo a cigarro y cuando estamos en la cama y yo le exijo mis derechos masculinos no aguanta más que un primer tiempo y se queda dormida la muy ingrata". ¡Vaya, vaya! Ingrid se metió ipso facto a la discusión: "Con que esas tenés no desgraciado, no que me dijiste que no tenías mujer, sólo te aprovechaste para hacerme el daño. Al diablo con vos y al diablo con el fútbol". Elena hizo el coro: "Ah vaya, cabrón, con que casado y con amante...".
Aquí todo comenzó a degenerarse en insultos. El debate se extendió por más de cinco horas y entonces comprendí otra vez la importancia que tienen las redes sociales, pues una plática de fútbol que comenzó como una catarsis terminó en un intercambio de datos confidenciales sobre la vida íntima de estas mujeres que ojalá no se vayan a ver en persona porque pueden liarse a golpes por culpa de un hombre indiscreto que nos arruinó una interesante y trascendente conversación sobre un tema tan sano como lo es el deporte. Última entrega: "Redes sociales: del amor y otros delirios".
https://www.alainet.org/es/articulo/144373
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