Sobrediagnosticados

25/11/2010
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El Informe Nacional de Desarrollo Humano 2009-2010 está dedicado al examen del papel que ha desempeñado el Estado en la promoción del desarrollo humano en los últimos 25 años. Según los datos que ofrece, que no pueden ser concluyentes, interpreto que es casi como la extremaunción a nuestro Estado en peligro de muerte.
 
Él ha estado ausente de las dolencias, sufrimientos y necesidades en aquellos lugares en donde más se le necesita.
 
Bien dicen que ojos que no ven corazón que no siente, pues si los que nos han desgobernado se enteraran de tanta precariedad, tal vez se conmoverían e inventarían soluciones y aplicarían correctivos. Para deconstruir esta entelequia entelerida y construir el Estado que necesitamos, en primer lugar se debe tener conciencia de esta dura realidad y quererla cambiar; luego hay que tener la visión de futuro y la sensibilidad para atender los requerimientos del tan negado desarrollo humano para la mayoría de la población.
 
Esta debilidad del Estado es el componente esencial que permite la instalación de la criminalidad y la narcoactividad, tanto en su seno como en territorio nacional. Su modernización a profundidad es lo único que podría rescatarnos de esa tragedia macabra en que se ha convertido nuestra historia cotidiana. El informe ofrece muchísimos elementos para ir encontrando ese cauce.
 
Dicen que un Estado fuerte es aquel que tiene instituciones apropiadas dirigidas por un conjunto técnico/político, es decir que debe ser eficaz y eficiente, y estas son condiciones humanas, no institucionales. También debe ser legítimo, responder a esa expresión de voluntad de las mayorías, no con simulacros ni caretas engañosas; debe ser legítimo.
 
Ya construir estas dos cualidades significa un asalto al cielo para encontrar a esos que lo quieran hacer y que tengan esos atributos. Pero la condición que sigue, que es fundamental y que está más allá del firmamento, tiene que ver con su capacidad fiscal, que pasa por superar desconfianzas, avaricias y ambiciones desaforadas de los poderosos, ya que ellos son los que tienen mayores capacidades y obligaciones tributarias. Otra característica de esa fortaleza es la independencia del Estado, es decir, que esté dirigido por políticos y funcionarios técnicos que trabajen con una visión de país. Esos liderazgos seguramente existen y deben vincularse con la política, para transformarla. Si no lo hacen, la mesa continuará servida para los marrulleros de siempre. Están a tiempo, la carrera por los cargos públicos apenas empieza. ¡Decídanse!
 
La honradez, esa excelsa virtud que caracteriza a la gente decente, figura como otro atributo del manejo de la cosa pública. Pero debe ser completada por la auditoría social y el reconocimiento moral, cuando fuere el caso.
 
Todas estas construcciones se erigen sobre la base de un estado de Derecho, tan cacareado como violentado en nuestro medio, aunque algunos falsamente lo invoquen.
 
Este informe es meritorio, igual que otros, como el del Fondo de Población, enfocado en las mujeres y la juventud, el de la Comisión Interamericana sobre la Inseguridad o la investigación realizada por Asíes con propuestas sobre la carrera judicial. El problema es que los tomadores de decisiones los ignoran, las autoridades ni los conocen y a los políticos no les interesan.
 
Estamos sobrediagnosticados, no hay remedio ni quien lo aplique.
 
Guatemala, 22 de noviembre de 2010

 -          Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA.

http://cerigua.info/portal/

https://www.alainet.org/es/articulo/145770
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