Compromiso democrático suramericano
01/12/2010
- Opinión
La IV Cumbre de Unasur aprobó un protocolo de compromiso con la democracia. Se aplicará “en caso de ruptura del orden democrático, de violación del orden constitucional o de cualquier situación que ponga en riesgo el legítimo ejercicio del poder y la vigencia de los valores y principios democráticos”.
El Protocolo de Unasur tiene objetivos y mecanismos de acción similares a los de la Carta Democrática Interamericana de la OEA (2001). ¿Pero es equivalente? No.
1.- La Carta Democrática identifica democracia con democracia representativa. “El ejercicio efectivo de la democracia representativa es la base del estado de derecho y los regímenes constitucionales de los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos,” declara.
En la democracia representativa una clase política ejerce el poder en nombre de los ciudadanos; el poder de la mayoría se limita al ejercicio periódico del voto.
Pero la democracia representativa no es la única forma de democracia. Nuestra constitución establece otra, en la que el poder debería estar distribuido entre los ciudadanos: la democracia participativa.
2.- La Carta Democrática es resultado de la política exterior de los Estados Unidos. (Como lo fueron la I Conferencia de Estados Americanos [Washington, 1889-1890] y la fundación de la OEA [1948].) El Protocolo de Unasur es inherentemente suramericano.
3.- La Carta Democrática no ha sido eficaz en la defensa de la democracia. Los golpes de Venezuela en el 2002 y de Honduras en el 2009 así lo demuestran. La actuación de Unasur en la reciente intentona de Ecuador fue, en contraposición, rápida y contundente.
Podría objetarse que el poder del Protocolo de UNASUR, como el de toda declaración de principios, es esencialmente simbólico. ¿Pero no es el hombre «el animal que fabrica y usa símbolos»?
Quizás el simbolismo de Unasur nos ayude a sortear el tremedal que aún nos separa de la democracia participativa.
El Protocolo de Unasur tiene objetivos y mecanismos de acción similares a los de la Carta Democrática Interamericana de la OEA (2001). ¿Pero es equivalente? No.
1.- La Carta Democrática identifica democracia con democracia representativa. “El ejercicio efectivo de la democracia representativa es la base del estado de derecho y los regímenes constitucionales de los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos,” declara.
En la democracia representativa una clase política ejerce el poder en nombre de los ciudadanos; el poder de la mayoría se limita al ejercicio periódico del voto.
Pero la democracia representativa no es la única forma de democracia. Nuestra constitución establece otra, en la que el poder debería estar distribuido entre los ciudadanos: la democracia participativa.
2.- La Carta Democrática es resultado de la política exterior de los Estados Unidos. (Como lo fueron la I Conferencia de Estados Americanos [Washington, 1889-1890] y la fundación de la OEA [1948].) El Protocolo de Unasur es inherentemente suramericano.
3.- La Carta Democrática no ha sido eficaz en la defensa de la democracia. Los golpes de Venezuela en el 2002 y de Honduras en el 2009 así lo demuestran. La actuación de Unasur en la reciente intentona de Ecuador fue, en contraposición, rápida y contundente.
Podría objetarse que el poder del Protocolo de UNASUR, como el de toda declaración de principios, es esencialmente simbólico. ¿Pero no es el hombre «el animal que fabrica y usa símbolos»?
Quizás el simbolismo de Unasur nos ayude a sortear el tremedal que aún nos separa de la democracia participativa.
https://www.alainet.org/es/articulo/145939?language=en
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