Terminó la COP 16 sin consenso

11/12/2010
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Terminó en la madrugada del sábado la Cumbre en el marco de la Convención de las Partes sobre Cambio Climático.  Luego de dos semanas de negociación, entre técnicos y ministros de 194 países, de los textos sobre el futuro del Protocolo de Kioto y las Acciones de Cooperación a Largo Plazo contra el calentamiento global, en su proceso final, los desacuerdos se profundizaron y la reunión estuvo al borde del fracaso.  Solo el viernes por la tarde, los representantes de los países recibieron de manos de la presidencia mexicana de la reunión los documentos de los dos grupos de trabajo.
 
La Presidenta de la COP16 -la Canciller mexicana Patricia Espinosa- aseguró que “los textos no son de autoría mexicana, sino que provienen del esfuerzo de todos los delegados y que recogen todas las opiniones vertidas hasta el momento”.  Cuando arribaron los documentos, varias ONG -entre ellas Greenpeace y Oxfam- hicieron una lectura en general optimista, por lo que plantean una meta de reducción de emisiones causantes del efecto invernadero de entre 25 y 40 por ciento.  Ese objetivo debería ser alcanzado para 2020 a fin de estabilizar el aumento de la temperatura en no más de 2 grados Celsius, según lo recomendado por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.  Lo lamentable es que esa meta fue recogida por el documento como objetivo deseable o recomendación, no vinculante.
 
A hora avanzada de la noche del viernes, hubo la aprobación de dos documentos por todos los países, menos Bolivia, hecho que dejaría de entender que, como en Copenhague, los documentos serán tomados en nota y no adoptados, puesto que el reglamento de la CMNUCC prevé que las decisiones tiene que ser tomadas por consenso.  Al respecto, Patricia Espinosa dio una interpretación toda suya al decir que: "La regla del consenso no significa la unanimidad.  Ni mucho menos significa la decisión de que una delegación quiera imponer el veto sobre la voluntad de unas delegaciones que con tanto trabajo han venido trabajando con enormes sacrificios.  Mi obligación ha sido escuchar a todas y cada una de las partes, incluyendo a los hermanos bolivianos.  Ahora bien, yo no puedo ignorar la visión, las solicitudes de 193 Estados parte".
 
Por su parte el jefe de la delegación de Bolivia Pablo Solón, calificó como "atentado" que la cumbre aprobara un texto con su oposición: "No podemos romper las reglas que nos damos.  Aquí, la regla para la adopción es el consenso y claramente antes de que usted martillee hemos expresado que no hay consenso y que Bolivia no apoya esta decisión.  El precedente es funesto.  Hoy será Bolivia, mañana será cualquier país.  Consenso quiere decir que no puede haber ningún Estado que explícitamente manifieste su rechazo a una decisión.  Lo que va a ocurrir aquí es un atentado contra las reglas que rigen aquí, en el marco de la convención y en el marco de Naciones Unidas". "Ni en Copenhague ocurrió algo así", sentenció.  Tras la aprobación, Bolivia ha anunciado que recurrirá ante "todas las instancias internacionales" sobre la decisión adoptada.
 
La motivación de Bolivia para no aprobar textos, que incluso sus aliados de los países del ALBA aprobaron, es que -según Solón- el texto emitido “es prácticamente una copia del texto emitido en Copenhague”, en el que no se llegó a acuerdos puntuales.  A su entender no está garantizado el segundo período del Protocolo de Kioto; además, planteó que los compromisos de reducción de emisiones conocidos llevarán al planeta a un aumento de la temperatura mayor a los 4 grados Celsius.
 
El acuerdo ha conseguido el apoyo de países que partían con posturas muy enfrentadas, como Japón, EE UU y China.  Si bien el pacto incluye propuestas de todos los bloques, no hay compromisos vinculantes para nadie, y se deja para 2011 la decisión sobre si habrá un acuerdo que sustituya al Protocolo de Kioto.  Se acordó la creación de un Comité de Adaptación para apoyar a los países que diseñen planes de protección frente al cambio climático y se establecieron parámetros para financiar esfuerzos para reducir la deforestación. El acuerdo contempla también la creación de un "Fondo Verde", que pretende recoger y distribuir US$100.000 millones por año hasta el 2020 para apoyar los esfuerzos de adaptación al cambio climático en los países más pobres y facilitar el uso de tecnologías no contaminantes.  El Fondo será administrado por una junta de 24 miembros que abarca un número igual de miembros de países en desarrollo y países desarrollados; la representación de países Partes en desarrollo incluyen representantes de organismos pertinentes de las agrupaciones regionales de las Naciones y los representantes de los Pequeños Estados Insulares y los Países Menos Adelantados.  Pero en el documento se lee también que “se invita al Banco Mundial para servir como administrador provisional del Fondo Verde”.
 
Según Pablo Solón, países como Rusia y Japón se aseguraron que los tratados sean formulados de una forma que les permita evadir la extensión en la reducción de emisiones de los acuerdos vinculantes del Protocolo de Kioto, lo que hubiese implicado a la vez que éste tenga un futuro real, una de las demandas fundamentales de los países en vías de desarrollo. Es más, el "Fondo Verde" incluirá en principio al Banco Mundial como miembro del consejo de administración, como habían solicitado Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, mientras que para Bolivia se trata de lograr un mayor equilibrio entre países desarrollados y en vías de desarrollo a través de la creación de un nuevo organismo.
 
Además de las posturas de Bolivia, el acuerdo fue saludado, aunque sin entusiasmo, por ecologistas, que si bien coinciden en señalar que los acuerdos no son suficientes para combatir de forma efectiva el cambio climático, han mostrado satisfacción porque el texto incluye alusiones a la gravedad del calentamiento y alude a la reducción de emisiones que pide el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). En la Cumbre de Bali, de 2007, la UE insistió en que se incluyera el rango de reducción de emisiones (entre el 25% y el 40%) para los países desarrollados que pedía el IPCC.  La oposición de la Administración de George Bush dejó el texto en un pie de página.  Ahora, tres años después, el IPCC sale del pie de página y pasa al texto del acuerdo.  Aunque el texto pide limitar el calentamiento a dos grados centígrados, deja abierta la puerta a que se revise más adelante para limitarlo a 1,5 grados, una petición de los pequeños estados isla.  Greenpeace calificó de señal esperanzadora el documento final de la cumbre.  "El resultado es mejor de lo que muchos aquí llegaron a temer.  Sin embargo se trata sólo del principio.  Ahora comienza el verdadero trabajo", dijo el director de la política climática internacional de Greenpeace, Martin Kaiser.
 
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirmó que los resultados de la conferencia de Cancún sobre cambio climático brindan importantes herramientas, pero advirtió que aún queda mucho por hacer. El año que viene los países seguirán trabajando hasta la Cumbre de Durban (Sudáfrica) de 2011.
 
- Elvira Corona es periodista italiana.
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/146187
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